Las antinomias de Antonio Gramsci
eBook - ePub

Las antinomias de Antonio Gramsci

Perry Anderson

Compartir libro
  1. 176 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Las antinomias de Antonio Gramsci

Perry Anderson

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Publicado hace cuatro décadas por vez primera, explosivo análisis de los conceptos estratégicos centrales del célebre pensador sardo, Las antinomias de Antonio Gramsci ha sido objeto de infinidad de ataques por haber desentrañado las vacilaciones y contradicciones presentes en el uso, altamente original, que hacía Gramsci de dicotomías clave como Oriente y Occidente, dominación y dirección, hegemonía y dictadura, estado y sociedad civil, y de guerra de posiciones y guerra de maniobra. En lúcido homenaje a la fecundidad de la obra de Gramsci, Las antinomias muestra cuán profundamente arraigadas estaban estas ideas en los debates revolucionarios candentes en la Rusia zarista y en la Alemania guillermina. Así, se entrecruzaban una y otra vez en los razonamientos de Plejánov, Lenin, Kautsky, Luxemburgo, Lukács y Trotsky, con ecos posteriores en Brecht y Benjamin.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Las antinomias de Antonio Gramsci un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Las antinomias de Antonio Gramsci de Perry Anderson en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Política y relaciones internacionales y Historia y teoría política. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

capítulo I
Alteración
Ningún pensador marxista posterior a la época clásica es, en general, tan respetado en Occidente como Antonio Gramsci. Tampoco existe ningún término tan libre o diversamente invocado en la izquierda como el de «hegemonía», acuñado por él. La reputación de Gramsci, aún local y marginal al principio de los años sesenta fuera de su Italia natal, se ha convertido, una década más tarde, en fama mundial. El homenaje debido a su empresa en la cárcel se rinde ahora por fin, plenamente, treinta años después de la primera publicación de sus cuadernos. La falta de conocimiento o la escasez de discusión han dejado de ser obstáculos a la difusión de su pensamiento. En principio, todos los socialistas revolucionarios, no sólo en Occidente –aunque especialmente en Occidente–, pueden en adelante beneficiarse del patrimonio de Gramsci. Pero, al mismo tiempo, la expansión de la fama de Gramsci no ha venido acompañada hasta ahora por una profundización correspondiente en la investigación de su obra. La misma extensión de las invocaciones que ahora se hacen a su autoridad, desde los sectores más contrapuestos de la izquierda, indican los límites del estudio o la comprensión atenta de sus ideas. El precio de una admiración tan ecuménica es necesariamente la ambigüedad: interpretaciones múltiples e incompatibles de los temas de los Cuadernos de la cárcel.
Existen, por supuesto, buenas razones para ello. Ningún trabajo marxista es tan difícil de leer precisa y sistemáticamente, a causa de las particulares condiciones de su composición. Para empezar, Gramsci sufrió la suerte normal de los teóricos originales, de la cual ni Marx ni Lenin estuvieron exentos: la necesidad de trabajar en dirección a conceptos radicalmente nuevos con un vocabulario viejo, ideado para otros propósitos y tiempos, que oscurecía y desviaba su significado. Así como Marx tuvo que pensar muchas de sus innovaciones en el lenguaje de Hegel o Smith, y Lenin en el de Plejánov y Kautsky, Gramsci tuvo a menudo que producir sus conceptos dentro del arcaico e inadecuado aparato de Croce o Maquiavelo. Este conocido problema se mezcló, sin embargo, con el hecho de que Gramsci escribió en la cárcel, en condiciones atroces, con un censor fascista que escudriñaba en todo lo que producía. Al disfraz involuntario que el lenguaje heredado impone tan a menudo a un pionero se le sobrepuso, de este modo, un disfraz voluntario que Gramsci asumió para eludir a sus carceleros. El resultado fue un trabajo censurado dos veces: sus espacios, elipsis, contradicciones, desórdenes, alusiones, repeticiones son el resultado de este proceso de composición excepcionalmente adverso. La reconstrucción del orden oculto de estos jeroglíficos está por hacer. Esta difícil empresa apenas se ha iniciado. Es necesario un trabajo sistemático de recuperación para averiguar qué escribió Gramsci en el texto verdadero, borrado, de su pensamiento. Es necesario decir esto como advertencia contra todas las lecturas fáciles o complacientes de Gramsci: todavía es, en gran medida, un autor desconocido para nosotros.
Ahora, sin embargo, se ha hecho urgente reexaminar serena y comparativamente los textos que han hecho famoso a Gramsci. Pues los grandes partidos comunistas de masas de Europa occidental –en Italia, Francia y España– están ahora en el umbral de una experiencia histórica sin precedentes para ellos: la asunción de funciones gubernamentales dentro del marco de los Estados democrático-burgueses, sin la fidelidad a un horizonte de «dictadura del proletariado» ante ellos, que fue una vez la piedra de toque de la Tercera Internacional. Si hay un linaje político más amplia e insistentemente invocado que cualquier otro para las nuevas perspectivas del «eurocomunismo», este es el de Grams­ci. No es necesario acreditar ninguna visión apocalíptica del futuro inmediato para comprender la importancia de las pruebas que se acercan para la historia de la clase obrera en toda Europa occidental. La actual coyuntura política exige una clarificación seria y responsable de los temas de la obra de Gramsci, ahora comúnmente asociados al nuevo designio del comunismo latino.
Por supuesto, al mismo tiempo, la influencia de Gramsci no está confinada de ninguna manera a esos países donde existen grandes partidos comunistas que se preparan para entrar en el gobierno. La adopción de conceptos de los Cuadernos de la cárcel ha sido, de hecho, especialmente marcada en el trabajo teórico e histórico de la izquierda inglesa en los años recientes y, en menor medida, de la izquierda americana. El fenómeno repentino de la amplísima apropiación de Gramsci en la cultura política anglosajona proporciona un segundo incentivo, más casero, para reexaminar su legado en estas páginas. New Left Review fue la primera revista socialista en Gran Bretaña –posiblemente la primera en cualquier lugar fuera de Italia– en hacer uso, deliberada y sistemáticamente, de los cánones teóricos de Gramsci «para analizar la propia sociedad nacional y para debatir una estrategia política capaz de transformarla». Los ensayos que trataron de llevar a cabo este proyecto fueron publicados en 1964-1965[1]. Entonces la obra de Gramsci era poco familiar en Inglaterra: los artículos en cuestión fueron generalmente disputados[2]. En 1973-1975, los temas y nociones gramscianos de un tenor similar eran omnipresentes. En particular, el concepto central de «hegemonía», utilizado por primera vez como leitmotiv de las tesis de la NLR a principios de los sesenta, ha gozado ulteriormente de singular fortuna. Historiadores, críticos literarios, filósofos, economistas y científicos políticos lo han utilizado con una frecuencia siempre creciente[3]. Sin embargo, en medio de la profusión de empleos y alusiones, se ha dado una investigación relativamente escasa de los textos mismos en los que Gramsci desarrolló su teoría de la hegemonía. Ahora está pendiente una reflexión más directa y exacta sobre ellos.
El propósito de este ensayo será, pues, analizar las formas y funciones del concepto de hegemonía de Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel y establecer su coherencia interna como discurso unificado, examinar su validez como consideración de las estructuras típicas del poder de clase en las democracias burguesas de Occidente y, finalmente, sopesar sus consecuencias estratégicas para la lucha de la clase obrera por conseguir la emancipación y el socialismo. Su procedimiento será, necesariamente, ante todo filológico: un intento de establecer con mayor precisión qué dijo y qué quiso decir Gramsci en su cautiverio; localizar las fuentes de las que derivó los términos de su discurso, y reconstruir la red de oposiciones y correspondencias en el pensamiento de sus contemporáneos en la que se insertaron sus escritos –en otras palabras, el verdadero contexto teórico de su obra–. Estas investigaciones formales son la condición indispensable, como se argumentará, de cualquier juicio sustantivo sobre la teoría de la hegemonía de Gramsci.
Cabría comenzar recordando los pasajes más célebres de los Cuadernos de la cárcel: los fragmentos legendarios en los que Gramsci contrastó las estructuras políticas de «Oriente» y «Occidente», y las estrategias revolucionarias pertinentes a cada una de ellas. Estos textos representan la síntesis más convincente de los términos esenciales del universo teórico de Gramsci, que, por otra parte, están dispersos y desperdigados por todos los cuadernos. Estos no introducen inmediatamente el problema de la hegemonía. Sin embargo, reúnen todos los elementos necesarios para su surgimiento en una posición dominante en su discurso. Las dos notas centrales se concentran en la relación entre Estado y sociedad civil, en Rusia y en Europa occidental, respectivamente[4]. En cada caso, lo hacen por medio de la misma analogía militar.
En el primero, Gramsci discute las estrategias rivales de los altos mandos en la Primera Guerra Mundial y concluye que sugieren una lección crucial para la política de clase tras la guerra:
El general Krasnov afirma (en su novela) que la Entente no quería la victoria de la Rusia imperial por miedo a que la cuestión oriental quedara resuelta definitivamente en favor del zarismo y, por tanto, obligó al Estado Mayor ruso a adoptar la guerra de trincheras (absurda, a la vista de la enorme longitud del frente desde el Báltico hasta el mar Negro, con vastas zonas pantanosas y bosques), mientras que la única estrategia posible era una guerra de maniobra. Esta afirmación es, sencillamente, disparatada. En realidad, el ejército ruso intentó una guerra de maniobra y de incursiones imprevistas, especialmente en el sector austriaco (aunque también en Prusia oriental) y obtuvo éxitos tan brillantes como efímeros. La verdad es que no se puede elegir la forma de guerra que uno quiere, a menos que, desde el principio, se tenga una superioridad aplastante sobre el enemigo. Es bien sabido cuántas pérdidas se sufrieron a causa del terco rechazo de los estados mayores a reconocer que la guerra de posiciones se «imponía» por el conjunto de la relación de fuerzas en conflicto. Una guerra de posición no está, en realidad, constituida simplemente por trincheras propiamente dichas sino por todo el sistema organizativo e industrial del territorio situado tras el ejército en campaña. Está impuesta, ante todo, por la rápida potencia de tiro de los cañones, ametralladoras y fusiles, por la fuerza armada que puede ser concentrada en un punto determinado, así como por la abundancia de suministros que hacen posible la rápida sustitución del material perdido tras una penetración enemiga o una retirada. Otro factor es la gran masa de hombres en armas; tienen aptitudes muy desiguales y, precisamente, tan sólo pueden actuar como una fuerza de masas. Puede verse cómo, en el frente oriental, una cosa era hacer una incursión en el sector austriaco y otra en el sector alemán, y cómo, incluso en el sector austriaco reforzado por tropas alemanas escogidas y bajo el mando de alemanes, las tácticas de incursión acababan en desastre. Lo mismo pasó en la campaña polaca de 1920; ...

Índice