TTIP

La gran amenaza del capital

Jorge Alcázar González

• Editorial: Ediciones Akal
• Año: 2015
• ISBN del libro electrónico: 9788496797925
• Edición: 1
• Categoría: Business
• Categoría: International Business

La manera oprobiosa en que se está negociando el TTIP entre la Unión Europea y EEUU –caracterizada por la desinformación y una insultante falta de transparencia– no nos exime de responsabilidad a la hora de informarnos y librar la batalla contra su aplicación en los términos en que se está planteando. Batalla para la que esta perfecta síntesis nos pertrecha maravillosamente.

CAPÍTULO IV

La fase posterior del capitalismo y el TTIP

Como hemos visto, la filosofía de la Comisión Europea para con el TTIP se articula alrededor de tres grandes áreas: a) el acceso a los mercados; b) los problemas de reglamentación y las barreras no arancelarias; y c) las normas, los principios y los nuevos modos de cooperación para abordar los retos y las oportunidades comunes en el ámbito del comercio mundial.

El escenario de liberalización profunda en todos los aspectos comerciales contemplados en estas tres áreas es una condición prácticamente innegociable, de cara a que las negociaciones sobre este acuerdo comercial lleguen a buen puerto. Así, los estudios e informes emitidos por la oficialidad señalan la necesidad de generar marcos comunes de trabajo en ámbitos tan amplios que abarcan desde las regulaciones en materia sanitaria o fitosanitaria hasta la regulación armónica de la industria y el comercio. Esto se motiva del hecho –según estos estudios– de que sólo en escenarios de ruptura de barreras arancelarias y no arancelarias las predicciones emitidas en materia de creación de empleo, aumento del volumen comercial, de la productividad y de la inversión serían válidas.

Por otra parte, también hemos señalado a lo largo de las anteriores páginas que las barreras arancelarias al comercio entre Estados Unidos y los países miembros son ya de hecho muy reducidas. En este sentido, la misma opinión de la Comisión Europea nos dice que las barreras arancelarias para el comercio suponen una media del 5,2 por 100 para la Unión Europea y del 3,5 por 100 para Estados Unidos (según datos de la OMC). Sin embargo, recalcan que, dada la magnitud del volumen comercial entre ambos, estas barreras suponen una cantidad nada desdeñable. De la misma forma, llama la atención el énfasis que los documentos y actitudes de la oficialidad demuestran cuando se trata de eliminar las llamadas barreras no arancelarias. En este sentido, básicamente la cuestión podemos traducirla a la homologación de normativas y regulaciones en los dos marcos: el europeo y el norteamericano. Vaya por delante en esta línea que esa «armonización» para el caso europeo en muchos sectores se hará a la baja, pues las normativas y regulaciones en muchos de los aspectos contemplados en el TTIP son más laxas del lado norteamericano que del lado europeo. Y, en cuanto a la tercera componente, a través de las filtraciones producidas en los últimos meses, hemos llegado a comprobar (como más adelante se explica) la pista de aterrizaje que se le prepara al desembarco liberalizador de las finanzas y las inversiones.

Una cuestión que no plantean los documentos oficiales y que a nuestro juicio es fundamental es la de observar y estudiar en un sentido crítico cuáles son las condiciones actuales del comercio y las finanzas, el mercado laboral y las regulaciones, a un lado y otro del Atlántico. Esto es, puesto que estamos ante un hito social, eco­nómico y político para nuestras vidas, ¿de qué condiciones iniciales parte el sistema al cual se van a aplicar acuerdos de tamaño calado?

Para empezar, conviene recordar que tanto en Estados Unidos como en los países miembros de la Unión Europea se impone un modelo económico de libre comercio. Así, en el ámbito europeo, los aranceles y la libre circulación de capitales y mano de obra son un hecho consumado tiempo atrás. Los artículos del 63 al 66 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, complementados posteriormente por los artículos 75 y 215, fundamentan jurídi­camente esta posición económica para los Estados miembros. Es un hecho consumado que la economía europea se desenvuelve en un mercado único. Por otra parte, vivimos en un mundo totalmente globalizado, de forma que finanzas, inversiones, industria, comercio o comunicaciones están hoy fuertemente interconectadas a nivel mundial.

EL LIBRE COMERCIO Y LA CONSTRUCCIÓN EUROPEA

A lo largo de los últimos setenta años, esto es, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la vieja Europa ha ido cohesionando un marco común de comercio y actividad económica cuya garantía legal han sido los diferentes tratados y acuerdos suscritos por las naciones europeas. Desde el Tratado de Roma, signado el 25 de marzo de 1957, en el que se empezaron a sentar las bases de una economía europea unida, hasta el Tratado de Lisboa, firmado el 13 de diciembre de 2007, por el cual se fortalecían y ampliaban las competencias de órganos como el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, Europa ha ido construyendo una suerte de alianzas y estrategias comunes que han dado como producto la actual construcción de Europa.

En todo este proceso, muchos han sido los aspectos políticos, sociales y económicos que han influido de una u otra forma en la actual concepción europea. Las crisis financieras, la crisis del petróleo, las particularidades nacionales, las guerras situadas en el mismo contexto europeo o en el contexto internacional, o el desmoronamiento de todo un sistema político, económico y social como el soviético, han venido a intervenir en el fenómeno de Europa que hoy contemplamos. Para muchos ciudadanos y ciudadanas europeos, Europa ha sido durante mucho tiempo sinónimo de prosperidad y avance, sinónimo de vanguardia y derechos, sinónimo de justicia. En su proceso de construcción, una legión de hom­bres y mujeres ha volcado las esperanzas de generaciones enteras que pretendían huir de la marginalidad, el desempleo, la precariedad laboral y la pobreza, en una idea de Europa unida. En España, por ejemplo, Europa era la ecuación que resolvía el problema del franquismo, del atraso económico, del aislamiento y el caciquismo que, durante siglos, el pueblo español padeció. Y esta ecuación, adap­tada a las particularidades y singularidades de cada nación, territorio o Estado, insertas en la misma piel de las necesidades sociales que fluían por toda Europa, vino a convertirse en el modelo teórico que encajaba en las necesidades nacionales, económicas y sociales de nuestros países. La idea de Europa posibilitó que políticas apriorísticamente contrapuestas confluyeran en un mismo objetivo, que los tejidos productivos y los sectores nacionales movilizados entendieran la necesidad de construir una alternativa unitaria con la que juntos, los Estados europeos y sus sociedades, saldrían fortalecidos en defensa del bienestar común y de los derechos sociales. Sin embargo, esta idea de Europa nació enferma o, por decirlo mejor, por encima de los ideales y las esperanzas; el sonar rotundo de una visión económica y de unos intereses de clase fue moldeando la idea original, progresivamente, para destruir la visión de la Europa de los Derechos Humanos y las libertades. Cuando se escriben estas líneas, esta misma construcción e ideología sojuzga y somete al pueblo griego a través de sus herramientas coercitivas. Vilipendia y pretende ridiculizar a un gobierno elegido democráticamente por los griegos, y chantajea a este y a los propios ciudadanos helenos hasta la miseria, a la par que pretende aleccionar a otras sociedades que osen seguir por el mismo camino. La Europa de la Democracia, de la libertad de acción y expresión, la Europa de los derechos sociales y laborales, hoy es una entelequia, acaso una suerte de fábula cuya moraleja se encargan eso que se ha venido a denominar como mercados económicos y financieros a diario de representarnos. Europa no es sino la máxima expresión de un capitalismo insaciable que debe devastar derechos y oportunidades de una mayoría social en beneficio de las elites económicas, principales actores escondidos tras las bambalinas de ese teatro llamado mercado. Europa hoy es la Europa de los mercaderes mundiales.

La razón principal que ha ido imponiéndose en cada uno de los acuerdos adoptados en todo este proceso de construcción euro­pea por los Estados miembros, y que hoy es abrazada tanto por la derecha conservadora como por la socialdemocracia europea, es el libre comercio. Así, dentro de los círculos económicos, académicos y políticos oficiales, el libre comercio es sinónimo de crecimiento y prosperidad, n...

Índice

• Portada
• Portadilla
• Legal
• Prólogo
• Introducción
• Capítulo I. ¿Por qué es necesario conocer el TTIP?
• Capítulo II. Las fuentes oficiales
• Capítulo III. Una revisión crítica del TTIP
• Capítulo IV. La fase posterior del capitalismo y el TTIP
• Capítulo V. La Troika y la deuda como mecanismos de extorsión al servicio del capital
• Capítulo VI. ¿Qué hacer?
• Epílogo. El TTIP o la Unión Europea como un engranaje más de la estrategia imperialista de EEUU