Mayo del 68: cuéntame cómo te ha ido
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Mayo del 68: cuéntame cómo te ha ido

Conversaciones

  1. 240 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Mayo del 68: cuéntame cómo te ha ido

Conversaciones

Descripción del libro

Han pasado 50 años desde las revueltas de Mayo del 68, cuando las protestas de un grupo de jóvenes estudiantes generaron una onda expansiva de tales dimensiones que transformó la historia de Occidente. Lo sucedido en Mayo del 68 no puede reducirse a una revolución cultural, artística o sexual. Sus consecuencias han alcanzado incluso a los aspectos más cotidianos de nuestra vida: derribó costumbres, modificó nuestra manera de entender la educación, la percepción de nuestra identidad y hasta las estructuras económicas.Este libro aborda, a partir de conversaciones con relevantes personalidades españolas y europeas —protagonistas todas ellas de aquellos acontecimientos—, diferentes aspectos fundamentales de aquel frenético mes de mayo, tales como la experiencia revolucionaria vivida, la transformación de la política y de las relaciones, el nuevo rol adquirido por la mujer o los cambios en la Iglesia.

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Información

Año
2018
ISBN del libro electrónico
9788490558553
Edición
1
Categoría
Historia

La experiencia revolucionaria

ALAIN KRIVINE

Alain Krivine (París, 1941) fue uno de los ideólogos capitales de Mayo del 68 y el fundador de la Juventud Comunista Revolucionaria, una organización de tendencia trotskista que consiguió permear el mundo universitario y los liceos franceses.
Cuando estallaron las revueltas en París puso sus conocimientos como activista político al servicio de los revolucionarios organizando las barricadas, preparando las tácticas de combate contra la policía y ayudando a los jóvenes a protegerse de los gases lacrimógenos y de los envites de las fuerzas del orden. También fue él quien dio un importante paso adelante para evitar que los más radicalizados se armaran, lo que habría convertido unos altercados ya de por sí violentos en una masacre.
Trotskista y antisoviético, Krivine representa como nadie el enfrentamiento ideológico del 68 que llevó a la decadencia de los partidos comunistas europeos. Nunca abandonó su compromiso político y hoy se ha convertido en una importante figura del Partido Anticapitalista francés, llegando a ser candidato a la Presidencia de la República y parlamentario europeo.
Nos recibió en Montreuil, un barrio de la periferia parisina marcado por ese aspecto gris que el filósofo Emmanuel Mounier destacó de los suburbios obreros. Gentes que se sientan solas en cafés feos y descuidados, calles abarrotadas de apatía y muchas tiendas coreanas, chinas, árabes y de toda condición.
Charlamos en el piso de arriba de la gran imprenta en la que se publica el semanario El Anticapitalista. Mientras hablamos, debajo de su despacho los trabajadores se pasean entre enormes máquinas adornadas con ikurriñas y carteles de estética revolucionaria. La gran pared del fondo está presidida por una vieja pancarta, recuerdo de aquel mayo francés y rebelde. En ella se puede leer: «La belleza no ha abandonado las calles».
Se afanan en construir un mundo distinto, que todos esperan mejor.
«En cualquier momento todo puede explotar como sucedió en el 68»
Señor Krivine, cuando uno repasa su familia se queda sorprendido: grandes matemáticos, directores de orquesta, violinistas y mucha, mucha implicación política. ¿Cómo fueron los años de formación en su juventud?
Éramos cuatro hermanos, todos trotskistas y todos en el partido comunista. Mi padre era cirujano dentista y, desde luego, era un hombre de izquierdas.
Con 16 años el Partido Comunista (PC) me envió, junto a uno de mis hermanos, al VI Festival de la Juventud y de los Estudiantes que se celebraba aquel año de 1957 en Moscú. Los dos éramos estalinistas entonces, pero yo evolucioné durante la guerra de Argelia.
¿Qué supuso esa guerra para usted?
Mi madurez política. Me politicé mucho durante el conflicto, mientras ayudaba al Frente de Liberación Nacional (FLN), que había conocido en Moscú, en su lucha por la independencia. Mi hermano, mellizo mío, me llevaba a reuniones clandestinas del FLN que organizaban los trotskistas. Así conocí el trotskismo y me adherí a la IV Internacional en 1961.
Pero se mantuvo en el Partido Comunista.
Me quedé, pero haciendo el «entrismo» [1], y así llegué a ser Secretario de los Estudiantes Comunistas de la Sorbona, donde teníamos 300 o 400 militantes. Más tarde fui excluido del PC y creé la Juventud Comunista Revolucionaria (JCR), que jugaría un papel importante en Mayo del 68 especialmente entre los estudiantes, a los que yo representaba.
Después de los sucesos del 68 fuimos disueltos por el gobierno y creamos la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), donde teníamos un periódico que se llamaba Rouge, y mucho después el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) que es el que ahora existe y que publica el semanario El Anticapitalista.
¿Cómo era la vida cultural que influyó en los jóvenes del 68?
Siempre se dice que Mayo del 68 fue una revolución cultural y sexual, pero para mí fue antes que ninguna otra cosa una gran huelga general. Quienes quieren olvidar esto ven sobre todo los aspectos culturales y sexuales, pero hay que decir que los cambios en estos campos fueron posteriores, aunque se dieron gracias a Mayo del 68.
También se habla mucho de la influencia de la música, pero no fue tan importante para mí, porque yo siempre he escuchado sobre todo música clásica. Me gustaban, eso sí, algunos cantautores conocidos, como Yves Montand, Jacques Brel, Aznavour o Jean Ferrat.
JCR
Manifestación de la Juventud Comunista Revolucionaria en Berlín, enero de 1968. Alain Krivine está bajo la pancarta, el segundo por la izquierda. [Collection RaDAR - association-radar. org].
Maurice Grimaud, el entonces Prefecto de la Policía de París, publicó un libro titulado En Mai, fais ce qu’il te plaît («En mayo, haz lo que te dé la gana») en el que afirma que usted es la persona más importante de aquellos sucesos, porque se ocupaba de la estrategia de las manifestaciones y demás acciones populares. Dice, además, que usted consiguió que la Juventud Comunista Revolucionaria estuviese infiltrada en numerosos ámbitos estudiantiles, tanto en la universidad como en las Escuelas de Secundaria. ¿Hacia dónde quiso usted dirigir el 68?
Grimaud siempre ha tenido hacia mí palabras de agradecimiento. Él pertenecía entonces al Partido Socialista, además de ser Prefecto de la Policía. Consiguió evitar que los antidisturbios dispararan contra la multitud —como sí sucedió en México y en otros lugares—. Hubo algunos muertos, pero no podemos decir que fuese por culpa de la policía.
Si nosotros no hemos sufrido los fenómenos terroristas que surgieron tras el 68 en Alemania o en Italia fue en parte gracias a nuestra organización, porque la Juventud Comunista Revolucionaria —y hoy el NPA— era a la vez radical y anticapitalista, pero nunca lo que se entiende por «izquierdista». Estábamos en contra de todo lo que sonara a comunismo, a estalinismo.
Nosotros ejercimos sobre el gobierno toda la presión que pudimos, pero sabíamos que había un límite que no estábamos dispuestos a traspasar. Mientras otros como Cohn-Bendit o Alain Geismar creían estar en medio de la revolución, nosotros no pensábamos igual. Sabíamos que no era una revolución porque no se daban los elementos necesarios, pero al mismo tiempo no sabíamos hacia dónde iba todo aquello. Cohn-Bendit y Geismar hablaban de la «acción directa» y de ese tipo de cosas que, para mí, no son más que estupideces.
La izquierda francesa se fragmentaba en una amplia gama de tendencias. ¿En qué se diferenciaba el trotskismo?
Era y es realmente diferente. En la extrema izquierda estábamos sobre todo los trotskistas y los maoístas, y en cada una de esas corrientes había diversos grupos. El grupo trotskista al que yo pertenecía se había adherido a la IV Internacional y se caracterizaba por ser radical y por luchar por la desintegración revolucionaria del capitalismo pero, al mismo tiempo, buscábamos la unidad y rechazábamos el sectarismo.
Esa búsqueda de una acción unitaria era lo que más me atraía y lo que nos ha hecho fuertes, tanto a la JCR, como a la LCR y hoy al NPA, porque seguimos siendo una organización radical anticapitalista pero, a la vez, muy consciente de la importancia de la unidad. Hay otros grupos que tienen la palabra revolución en la boca constantemente pero que son sectarios. Ser a la vez unitarios y anticapitalistas es lo que nos ha dado nuestra fuerza en Francia.
Cohn-Bendit y usted tienen personalidades muy distintas y, como ha señalado, divergían en muchas cuestiones políticas importantes. ¿Cómo fue su relación?
Yo conocí a Cohn-Bendit cuando él era un dirigente estudiantil en la Universidad de Nanterre. En aquella época él era... no diré que anarquista pero sí libertario. Había constituido junto a otros el Movimiento del 22 de marzo, que surgió al día siguiente del ataque a las oficinas del Banco American Express. En aquella acción también detuvieron a un camarada nuestro, Xavier Langlade, y como repulsa por los arrestos surgió el Movimiento del 22 de marzo que dirigía Cohn-Bendit junto a otro compañero de la Juventud Comunista Revolucionaria, el filósofo Daniel Bensaïd. Este grupo de Nanterre tenía ya las características que después encontramos en Mayo del 68.
COHN-BENDIT
Daniel Cohn-Bendit el 22 de mayo de 1968
[Jac. de Nijs / Anefo].
Cohn-Bendit había dirigido un colectivo que luchaba a la vez por el carácter mixto de las residencias universitarias y en contra de la Guerra del Vietnam, que es por lo que participó en el ataque al American Express. Fue uno de los dirigentes de Mayo del 68, junto a Geismar y a Jacques Sauvageot.
Nunca he sido amigo de Cohn-Bendit, porque él siempre fue un tipo muy especial, un embaucador. En el 68 hablaba muy bien por la radio —la televisión todavía estaba débilmente desarrollada— y buscaba siempre los micrófonos. Era un buen orador y su figura resultaba muy representativa del ambiente estudiantil.
Al cabo de los años lo encontré en el Parlamento Europeo, donde él también era Diputado. Delante de los periodistas —y siempre que le interesara dejarse ver con un hombre de izquierdas— me abrazaba efusivamente, pero cuando yo no le era útil prefería correr a sentarse en las rodillas de François Bayrou [Presidente entonces de la Union pour la Démocratie Française, partido de centro-derecha]. Ahora está con Macron y no coincidimos nunca.
Usted fue el principal protagonista del 3 de mayo de 1968, que suele señalarse como el principio de la revuelta estudiantil en París. ¿Cómo recuerda aquel día?
Yo ya no era estudiante. Trabajaba en la Editorial Hachette, en una colección de Historia, pero cuando los estudiantes se reunieron en La Sorbona dejé el trabajo y me fui hacia allá, donde todos me conocían por haber sido Secretario de los Estudiantes Comunistas. Inmediatamente me di cuenta de que el ambiente entre los universitarios había cambiado. Poco antes no mostraban interés por los pasquines con consignas revolucionarias pero en ese momento, como diría Trotski, «se habían vuelto irreconocibles». De repente esas mismas consignas se gritaban en la puerta ...

Índice

  1. Presentación: Mayo del 68 contado por sus protagonistas
  2. 1. La experiencia revolucionaria
  3. 2. Entender Mayo del 68
  4. 3. La mujer ante un cambio de época
  5. 4. Mayo del 68 y los nacionalismos
  6. 5. Mayo del 68 y el mundo católico
  7. A modo de conclusión: ¿Qué ha significado Mayo del 68?