Trabajar la Convivencia en centros educativos
eBook - ePub

Trabajar la Convivencia en centros educativos

Una mirada al bosque de la convivencia

Pedro Mª Uruñuela

Compartir libro
  1. 248 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Trabajar la Convivencia en centros educativos

Una mirada al bosque de la convivencia

Pedro Mª Uruñuela

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

La construcción de la convivencia positiva y fraterna en el espacio escolar, que produce una actitud proactiva en las relaciones con los demás, es el contenido central de este libro que está organizado en dos partes, ambas teórico-prácticas y con sugerentes iniciativas para trabajar la convivencia en el ámbito escolar, con el alumnado, entre el profesorado y también con las familias.La primera parte se centra en una reflexión general sobre las razones para trabajar la convivencia, la definición de la misma, las situaciones de quiebra de la convivencia, el mundo de los conflictos, las estrategias generales para abordar los problemas y la autoridad del profesorado.La segunda parte es eminentemente práctica y plantea ocho posibles actuaciones concretas para el trabajo: normas positivas para la convivencia, la gestión del aula, el plan de convivencia, los planes para el éxito escolar de todo el alumnado, el desarrollo de la inteligencia interpersonal, la transformación pacífica de los conflictos, la participación tanto del alumnado como de las familias, y la apertura al entorno a través de la metodología del aprendizaje-servicio.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Trabajar la Convivencia en centros educativos un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Trabajar la Convivencia en centros educativos de Pedro Mª Uruñuela en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Pedagogía y Educación general. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2017
ISBN
9788427722934
Edición
2
Categoría
Pedagogía
II
ACTUACIONES PARA FOMENTAR LA CONVIVENCIA
9
Las normas para una convivencia positiva
Necesitamos una escuela y una educación para aprender a estar en el planeta: a vivir, compartir, comunicarse, a comulgar, a ser.
Necesitamos desarrollar una ética de la comprensión entre las personas, de la solidaridad y de la responsabilidad.
EDGAR MORIN
“Es el primer día de clase en el Instituto. Los alumnos y alumnas han sido citados por grupos y, una vez en su aula, el tutor o la tutora les dan la bienvenida, les anuncian el horario de clases y les entregan copia del reglamento del centro o, por lo menos, de las normas más importantes para el buen funcionamiento de las clases y del instituto. Se aclaran las dudas que pudiera haber y, a partir del día siguiente, comienza el funcionamiento normal de las clases. Pero pronto empezarán los problemas con determinados alumnos, casi siempre chicos, y se impondrán los primeros partes y sanciones”.
Esta breve narración puede resumir lo que sucede habitualmente en la mayoría de Institutos el primer día de clase. Puede decirse que son excepción los que dedican más tiempo y plantean un trabajo específico sobre las normas desde la tutoría.
No es de extrañar que enseguida empiecen los problemas. ¿Por qué? Se da por hecho que las normas son fundamentales para el funcionamiento del centro y del aula, se redacta un reglamento que recoge lo que no está permitido (pocas veces dice qué es bueno hacer), se les entrega a los alumnos y alumnas y se piensa que ya es suficiente, que con estas actuaciones se comportarán de la forma adecuada. La sorpresa viene cuando se ve que no es así y empiezan los primeros comportamientos disruptivos.
Muchos estudios señalan que octubre y noviembre son los meses en los que tienen lugar un mayor número de partes y de sanciones por conductas disruptivas.
Es necesario revisar nuestra práctica sobre las normas, analizar la forma en que se informa sobre ellas, ver el papel que el alumnado tiene en su redacción y aplicación y llegar a revisar también a fondo las ideas que como profesorado tenemos de lo que deben ser las normas. Son varias las preguntas que se hace el profesorado y que vamos a intentar contestar:
¿Cuál es el sentido, el “para qué” de las normas? ¿Qué características deben tener?
¿Cómo se establecen las normas, qué pasos se deben seguir?
¿Cómo hacer el seguimiento de las normas? ¿Cuál es la responsabilidad del profesorado, la tutoría, Jefatura…?
¿Cómo “convencer” a los alumnos y alumnas para que acepten las normas y las cumplan? ¿Por qué tienen lugar los incumplimientos?
¿Qué alternativas puede haber a las sanciones más habituales (expulsión, expedientes, etc.).
LAS NORMAS DE CENTRO Y DE AULA: PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS
Muchas veces en distintos cursos de formación he preguntado al profesorado por qué son necesarias las normas y para qué sirven. La respuesta mayoritaria, casi unánime, venía a decir que servían para poder llevar a cabo su tarea principal: poder dar clase y explicar su materia. Muy pocos eran los que señalaban alguna otra función de más largo alcance, relacionada con la educación integral del alumnado. Predomina, por tanto, una visión instrumental de las normas frente a una visión más sustantiva de las mismas. Su valor proviene de su utilidad, de que valen para hacer posible la tarea principal, la de enseñar. Pero, fuera de este enfoque, apenas se le encuentra otro valor.
De ahí que, frecuentemente, en el planteamiento de las normas predomine un enfoque puramente reactivo y punitivo-sancionador, ampliamente desarrollado en el capítulo 7. Lo importante es tener un buen catálogo de normas, el llamado “reglamento de régimen interior”1, cuyo nombre, por sí solo, ya lo dice todo. En el mismo figuran las conductas que están permitidas y, sobre todo, las que están prohibidas, así como las sanciones que se deben imponer en caso de incumplimiento. Por otro lado, se considera que con darlo a conocer e informar al alumnado sobre el mismo ya es suficiente, sin tener en cuenta cómo se pueden apropiar cognitiva y emocionalmente los alumnos/as de las normas y qué valoración ética y práctica hacen de las mismas.
Un enfoque proactivo de las normas las sitúa en una perspectiva más amplia, relacionada con el sentido general de la educación que se quiere para el alumnado. Las normas son un elemento de organización de los centros y del aula y, como todo elemento organizativo, tienen una doble dimensión: por un lado, sirven para conseguir los objetivos planteados; a la vez, son transmisores de determinados valores, muchas veces de forma no intencional. De ahí que las normas deban estar al servicio de los objetivos educativos, formar alumnos y alumnas autónomos, capaces de dirigir su vida con sentido. Y, a la vez, deben transmitir los valores acordes con dicho objetivo, los valores de responsabilidad, respeto al otro, capacidad de decisión, autocontrol, etc.
De ahí la cita con la que empezaba el capítulo. En el mundo educativo toda norma tiene que tener un trasfondo, una justificación ética2: necesitamos una escuela y una educación para aprender a ser y aprender a convivir, y es en este marco ético donde deben ser entendidas todas las normas.
Tanto en su contenido como en su forma de implantación y aplicación, las normas deben contribuir a la formación de un alumnado autónomo, que comprende su sentido y necesidad y que, poco a poco, va haciendo el tránsito de estar controlado desde fuera a desarrollar su propia responsabilidad, el paso de la heteronomía a la autonomía. Y esto sólo puede hacerse desde un enfoque proactivo, como ya quedó explicado.
Las normas son necesarias y, de hecho, están presentes en todos los grupos humanos, aunque éstos sean grupos informales e incluso paralegales. Pero no cualquier norma es buena y debe ser aceptada. Hay que analizar sus características, sus objetivos, su forma de implantación. Así, es necesario llevar a cabo un análisis del sentido que tienen las normas en el propio centro, cómo han sido definidas, quiénes son sus receptores, cómo se corrigen los incumplimientos, etc.; incluso cómo entendemos los distintos profesores y profesoras lo que son las normas y para qué sirven.
Este análisis puede ser el punto de partida para un análisis a fondo de las normas y para iniciar un trabajo de consenso sobre las mismas.
Como guía para la discusión, se propone la siguiente definición de las normas, propuesta por Villaoslada, y que intenta recoger los múltiples matices que se pueden encontrar en las diversas opiniones: “son pautas de conducta necesarias para mejorar la convivencia, propiciando el respeto mutuo. Permiten organizar el grupo y constituyen un modo de resolver conflictos. Para ello, deben corresponderse con los derechos y deberes, y por tanto pueden ser asumibles”. Su objetivo, como queda indicado, no es el orden por el orden, es la convivencia, la educación en el respeto, la garantía de los derechos, la asunción de los deberes y la adecuada transformación de los conflictos. A definir, concretar e implantar este tipo de normas deben ir dirigidos todos nuestros esfuerzos.
Inclusividad y participación
Las normas así definidas deben reunir dos características fundamentales: deben ser inclusivas y deben ser elaboradas y gestionadas de forma participativa. En primer lugar, inclusivas, es decir, que deben buscar la integración, la recuperación de todo el alumnado; deben plantearse que nadie quede fuera del grupo, que, aunque su conducta no sea la correcta y adecuada, se le intente recuperar. Una norma, una medida educativa sólo puede ser inclusiva si satisface adecuadamente las necesidades de todo el alumnado.
En nuestros centros educativos se encuentran en estos momentos alumnas y alumnos muy diversos, con muy diferentes motivaciones, actitudes, capacidades y expectativas. El reto principal de los centros hoy día radica en cómo atender la diversidad del alumnado, algo que todavía no se ha sabido plantear adecuadamente. Por otro lado, la inclusividad de las normas exige un cambio de planteamiento en el profesorado: es necesario cambiar el enfoque y entender las conductas del alumnado como expresión de nuevas necesidades educativas insatisfechas. Suele predominar en el profesorado el enfoque que considera estas conductas desde el punto de vista de la transgresión, del incumplimiento. Es necesario que en el primer plano se sitúe el enfoque basado en las necesidades, en el reto educativo que está planteando un determinado alumno a través de dicha conducta.
Desde luego que las conductas contrarias a la convivencia deben ser erradicadas y no deben permitirse. La discrepancia viene en cuanto al método que se debe seguir. No se trata de formular un conjunto de normas a las que todo alumno o alumna debe acomodarse y aplicar una sanción en caso de transgresión. Se trata, más bien, de preguntarse por qué un alumno se comporta de esa manera, qué necesidad educativa está manifestando y ver la manera de responder a la misma para conseguir la integración e inclusión de este alumno o alumna en el centro. Desde un planteamiento punitivo-sancionador l...

Índice