La gestión de incidentes críticos en la universidad

Carles Monereo, Manuel Monte, Paola Andreucci

• Editorial: Narcea Ediciones
• Año: 2017
• ISBN del libro electrónico: 9788427722682
• Edición: 1
• Categoría: Didattica
• Categoría: Amministrazione nella didattica

Quince relatos de académicos universitarios que tratan de retratar distintas formas de ser profesor universitario. Quince historias extraídas de la vida misma en las que se produce un incidente crítico, un conflicto que marcará un antes y un después en la identidad profesional de esos docentes. Libro está escrito por profesores experimentados que analizan esas historias desde tres miradas distintas y complementarias: desde la investigación sobre la docencia universitaria (C. Monereo), desde la literatura y el arte en educación (M. Monte), y desde la psicología y la psicoterapia (P. Andreucci). Tres miradas que diseccionan la complejidad de una profesión en crisis y que aportan un modelo de análisis, una pauta para analizar incidentes críticos (PANIC), útil para repensar la propia identidad profesional. Una obra recomendada para profesores que empiezan, para académicos veteranos que aún piensan en mejorar, y para aquellos profesionales interesados en la formación, orientación y asesoramiento del profesorado universitario.

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El primer día de clase

Cómo coordinarse con los compañeros de asignatura

No te preocupes, lo harás bien.

La frase de Isidro rebota en la asepsia del blanco de la mesa redonda que la distribuye pesadamente por todo el espacio libre del despacho. Para Alex decir eso es como no decir nada pero ocupando un tiempo, como el ruido familiar de la cerradura cuando entra Blanca quien, antes de sumergirse en su ordenador, les sonríe.

Pero este año la responsabilidad es de todo un curso, dice Alex.

El joven está nervioso. El año pasado solo hizo sustituciones y no le fue mal. No le fue mal con los apuntes que le dejó Isidro. No es miedo. Lo que esta situación está provocando tiene más que ver con el ego de Alex. Hoy ve que no es tan sencillo, que no se pueden saltar las etapas impunemente.

No es miedo, pero claro, me preocupa no dominar suficientemente el tema, que noten que no estoy seguro.

¿Miedo de la asignatura? A Isidro estas conversaciones le retrotraen a un espacio/tiempo remoto, mucho antes de que dejara de mostrar sus debilidades. Muchísimo antes de que comprendiera la necedad de hacerlo. —Si es la misma del año pasado. Siempre hacemos lo mismo.

El año pasado leía los powers. Alex quiere insistir, pero su precaución lo está dejando sin palabras.

Isidro quiere ir al grano. Así que decide dejar al joven colega en su laberinto. Llama a Blanca y cuando ella se ha incorporado a la pequeña reunión, Isidro empieza a hablarles a los dos en un tono más íntimo, casi con afecto.

Bien, lo que tenemos que hacer ahora es ponernos de acuerdo en cómo vamos a evaluar. La clase ya la hará cada uno como más le guste, pero la evaluación sí que tiene que ser la misma para todos ¿De acuerdo? Porque si no, los alumnos se van a quejar de que los exámenes son más difíciles en su clase que en la de al lado, etc. Ese tipo de cosas, ¿me explico?

Alex y Blanca no hacen preguntas pero no por las mismas razones. Él preguntaría, de hecho necesita urgentemente saber cómo será el examen, pero espera que lo haga Blanca. Ella está esperando una señal aunque todavía no sabe de qué, pues hay muchos frentes abiertos. A lo largo de los años, desde que fuera su alumna en tercero y cuarto curso de facultad, hasta ahora que comparten responsabilidades en la coordinación de los programas del curso, Blanca se ha ido distanciando de Isidro, de su interpretación de lo que ella llama responsabilidad docente y a lo que él con cierto cinismo, se refiere como «tema clases» o incluso «intervalos administrativos que interrumpen nuestra investigación».

Yo os propondría, prosigue Isidro, ya que ahora está de moda esto de la evaluación continua, que nuestros estudiantes entreguen un trabajo a mitad de cuatrimestre y al final que hagan un examen. El trabajo lo podemos llamar «Análisis de caso» y puede ser sobre una institución. Lo que explicaba el otro día Blanca sobre las «evidencias». ¿De acuerdo? He traído lo que hago cada año para que lo miréis. Pero lo importante es la fecha. La fecha exacta. Isidro hace una pausa para consultar en su agenda un momento. Por ejemplo, el trabajo el 25 de noviembre, un viernes. Y el examen el 25 de enero.

Cuando deja de hablar, cierra la agenda y se cruza de brazos. Alex mira a Blanca y Blanca que ya ha dado con la señal, empieza a hablar.

Coincido contigo en que es importante que nos pongamos de acuerdo en cómo ha de ser la evaluación. El primer trabajo me parece bien, pero no tanto el examen y me explico. Tu propuesta es hacer más o menos lo mismo que se hizo el año pasado, un examen tipo test de carácter memorístico. Como este año soy la coordinadora de titulación me he tenido que estudiar el tema Bolonia a fondo y para trabajar las competencias que nos piden, creo que sería mejor como prueba final plantear el análisis de un caso lo más real posible. Y con apuntes. Y si queréis, añade mirando a Isidro, podemos incluir alguna de tus preguntas.

Isidro mira su reloj de pulsera. Desearía ir concluyendo. Si queréis cambiar alguna cosa la cambiáis, dice. Por mi parte ya os he dicho lo que voy a hacer. Su expresión se ha endurecido, su rostro está rígido, opaco, quiere mostrar abiertamente a Blanca la decepción que le está produciendo. Pero ya os adelanto que afectará a las ratios. Ya ha pasado. Soy bastante exigente y se están apuntando menos alumnos a mis clases a causa de estas divergencias. Y os recuerdo que el año pasado ya tuvimos un incidente y hubo que montar una comisión de evaluación a última hora para revisar una nota final.

Y como era hijo de su padre, el Decano decidió aprobarlo. Es Blanca quien ha dicho esto.

Sí, señora. Por eso tenemos que ponernos de acuerdo. No podemos dejar pasar a cualquiera de cualquier manera. Si pusierais un examen como yo, esto no pasaría nunca. Mira a sus colegas. Alex sigue sin saber qué decir, sin saber qué le conviene decir o si es conveniente que diga algo. Desearía que le dieran su copia del examen y acabar ya.

Blanca siente cierta tristeza, pero no va a darle la razón. Estamos formando a futuros profesionales, los alumnos deben afrontar problemas reales. Quiere expresarse con claridad, con calma, pero Isidro la interrumpe.

Eso no está mal en teoría, pero el «problema real» de nuestros alumnos es que llegan sin base cultural. Por no saber no saben ni escuchar. Antes de llegar a ser profesionales, estaréis de acuerdo conmigo en que se les habrá de educar la mente. Si no leen ¿cómo van a estudiar? Con todo ese cuento de que la memoria no sirve para nada nos estamos yendo al otro extremo. Hay estudiantes que no saben ni hablar. Pero a mí a estas alturas ya todo me parece bien. Llevo muchos años en el convento. Así que si queréis meteros en ese jardín de las competencias, cuando esté listo me pasáis la copia y tan amigos.

* * *

Por la tarde de ese mismo día, repartidos entre tres aulas contiguas unos doscientos alumnos esperan en su primer día de clase, la aparición del profesor.

Isidro entra en su aula quince minutos tarde y manda silencio con un gesto breve pero taxativo, de consumada eficacia dramática. Cada año le produce un breve placer comprobar dicha eficacia con sus nuevos alumnos. Seguidamente se presenta a la vez que escribe su difícil segundo apellido en la pizarra. Después pasa a explicar la evaluación. Lo que más les interesa ¿no es cierto? Risas.

A continuación les presenta el programa de la materia sin dar muchos detalles. Aconseja comprar su libro. Si además lo leen… Risas.

Un alumno se anima y le pregunta si es fácil aprobar.

Bien. Ahora quiero que escuchen con atención. Fuera bromas. Y les dice que con él hay que esforzarse. No les va a regalar la nota.

Contesta otra pregunta. La asistencia no es su problema, pero hay que superar el examen para aprobar.

Otro estudiante le pide ejemplos de cómo van a ser las pruebas. Pueden encontrar ejemplos en la biblioteca.

Se acaban las preguntas. Isidro deja pasar unos segundos y da por terminado su primer día de clase.

* * *

Alex entra en su aula puntual y se presenta. Se hace el silencio, cosa que lo tranquiliza pero nada más empezar se confunde de archivo y mientras busca en su ordenador, la inicial expectación de los alumnos se transforma en un tenue murmullo de dispersión. Alex se cree obligado a imponer silencio pero eleva excesivamente la voz. Se da cuenta al instante. Entonces recupera un tono más calmado pero ya le comienzan a sudar las manos y no se reconoce en la voz que sale de su garganta. Penosamente, aunque con extrema meticulosidad, va enumerando los objetivos, el temario y la bibliografía de la asignatura hasta que un alumno lo interrumpe y pregunta por la evaluación.

Alex, sin saber de dónde puede haber salido, se impone a sí mismo una idea: no quiere parecer antipático el primer día. Por lo que decide detener la explicación y contestar esa pregunta. Avanza el power point hasta el apartado de las pruebas.

Pero entonces, una alumna de la primera fila le pide por favor que continúe explicando los temas y seguidamente, un joven alza la voz desde el fondo del aula iniciando otra pregunta.

Silencio, grita Alex. No voy a responder a más preguntas hasta que acabe de explicarlo todo. Pero cuando lo dice le tiembla ostensiblemente la voz y los alumnos han enmudecido. Ahora todos han bajado la vista hacia sus agendas, folios, carpetas con un inverosímil y compasivo interés.

Entonces Alex prosigue con su explicación durante veinte tensos minutos. Cuando termina de hablar apaga el proyector y abre el turno de preguntas. Silencio.

Pues si no hay dudas ni preguntas… Tras una silenciosa desbandada, Alex se queda solo delante de su aula vacía.

Blanca se ha preparado sus apuntes antes, en el despacho, y los lleva bien ordenados. Llega puntual, pero les explica que siempre esperará cinco minutos de cortesía antes de empezar. Confía en que ellos correspondan, a cambio, prestando atención desde el principio hasta el final de la clase.

Después de una breve explicación sobre el sentido global de la materia en relación con la especialidad, les reparte fotocopias de evaluaciones de años anteriores y atiende todas las preguntas.

Quizás os parezca muy difícil, pero pensad que os he enseñado los mejores trabajos, y es porque quiero que todos lo hagáis bien. Mi interés es que todos aprobéis porque realmente hayáis llegado a aprender, a adquirir las competencias que necesitareis en vuestro futuro profesional. Aprobar quiere decir hacerlo bien y trabajar. En ese orden.

La clase transcurre así hasta que todos han podido expresar sus inquietudes y antes de darla por finalizada les recuerda las primeras lecturas que han de traer preparadas para el próximo día.

A última hora de la tarde intercambian brevemente las primeras impresiones. El primer día siempre es corto, ¿verdad? Es Isidro quien habla. ¿Qué tal tus muchachos?

Pues les he explicado todo el programa, dice Alex, y no ha habido preguntas.

Blanca se une a la conversación. Dentro de unos días, cuando entren en materia se interesarán más.

Los míos como siempre, solo estaban interesados en aprobar, en saber cómo va a ser la evaluación. Creo que la asignatura les da un poco de miedo. Saben que conmigo hay que esforzarse. Isidro ha dicho esto último con toda la intención, para él aun está en el aire la decisión sobre los cambios en la prueba final, aunque no se engaña sobre lo que probablemente harán sus colegas.

Yo los he encontrado bastante desmotivados, dice Alex, que no percibe estos matices, concentrado como está en construir una versión aceptable de su realidad. Desmotivados y despistados, un grupo muy cerrado. Ya veré como los dinamizo. Explica que ha sido un inicio rutinario, distanciado, de vomitar toda la información a un grupo mudo. No ha habido preguntas ni interés en las explicaciones. Al principio les ha costado concentrarse… Supongo que es lo que suele pasar.

Blanca les explica que su impresión inicial ha sido diferente, cree que tiene un buen grupo este año.

Por otra parte, es comprensible que quieran saber todos los detalles de la evaluación. Por eso ella, si fuese posible, eliminaría las notas finales. Así el esfuerzo sería genuino y no sucedería lo que pasa cada vez con más frecuencia: que las eva...

Índice

• Cubierta
• Título
• Dedicación
• Índice
• PRÓLOGO. Cuando las visiones se contraponen
• INTRODUCCIÓN. Los incidentes críticos y su gestión
• 1. EL PRIMER DÍA DE CLASE: Cómo coordinarse con los compañeros de asignatura
• 2. EL TIBURÓN: Cómo sufrir el plagio y mantenerse incólume
• 3. SIOUX: Cómo ejercer justicia en un tribunal de tesis doctoral
• 4. DISCONTINUIDADES: Cómo enseñar en el lugar equivocado
• 5. POST-IT GRADUADOS: Cómo sobrevivir a la emigración académica
• 6. METÁSTASIS: Cómo denunciar a un mediático corrupto
• 7. ACADÉMICOS A LA BOLOÑESA: Cómo soportar las presiones para que gane un candidato
• 8. EL UNIVERSITARIO PROMOTOR: Cómo resistirse a la mercantilización de la universidad
• 9. A PRIMERA SANGRE: Cómo publicar cuando tu adversario es el director
• 10. NEGARÍA EL SANTO SACRAMENTO EN EL MISMO MOMENTO QUE ELLA ME LO MANDE: Cómo gestionar el chantaje emocional de tu becaria
• 11. DI-VULGA-CIÓN: Cómo no caer en la vulgarización de la Ciencia
• 12. EL EX: Cómo volver a tu departamento, tras formar parte del equipo rectoral
• 13. DE LA MISMA PIEL: Cómo aceptar ser criticado en público por tu mejor alumna
• 14. HASTA LUEGO COCODRILO, NO PASASTE DE CAIMÁN: Cómo plantear la última conferencia, el día de tu jubilación
• 15. PRE-MORTEM: Cómo organizar un congreso sobre tu obra, poco antes de tu muerte
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