Diarios de clase
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Diarios de clase

Un instrumento de investigación y desarrollo profesional

Miguel A. Zabalza

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Diarios de clase

Un instrumento de investigación y desarrollo profesional

Miguel A. Zabalza

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El autor destaca, de forma reflexiva y con múltiples ejemplos prácticos, la importancia de escribir y utilizar los Diarios, tanto en el proceso de formación profesional como de investigación cualificada de la práctica diaria. Describe pormenorizadamente el modo adecuado de tomar notas, escribir sobre el trabajo realizado, elaborar los diarios de clase, evaluar su contenido y sacar las conclusiones pertinentes; todo ello con el objetivo de lograr un mejor conocimiento del alumnado y para conseguir la mejora de la práctica escolar.

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Información

Año
2020
ISBN
9788427724860
Edición
1
Categoría
Education

1

Los diarios de clase: aspectos generales

DIARIOS: CONCEPTO Y TIPOLOGÍA
Aunque pudiera considerarse una cuestión sencilla, no puede darse por supuesto que exista un acuerdo general sobre qué es un diario de clase o de qué estamos hablando cuando nos referimos a los diarios de clase.
Comencemos por señalar que existen diversas denominaciones para referirse a esta técnica de documentación: diarios, diarios de clase, historias de aula, registro de incidentes, observaciones de clase, etc. No todas ellas se refieren exactamente al mismo tipo de proceso ni acaban en un documento similar pero tienen muchos puntos en común y con frecuencia se utilizan de forma indiscriminada. Y otro tanto sucede en el sentido inverso: muchas veces se emplea el mismo término para referirse a procesos y actividades diversas3. Digamos, por otra parte, que tampoco resulta fácil hacer una traducción correcta del término cuando se pretende trasladarlo a otro idioma. Los condicionantes culturales de cada término acaban desvirtuando el sentido que se le quiere dar.
Los diarios de clase, al menos en lo que se refiere al sentido que reciben en este trabajo, son los documentos en los que los profesores y profesoras recogen sus impresiones sobre lo que va sucediendo en sus clases. La definición resulta voluntariamente abierta para dar cabida a los diversos tipos de diarios, tanto por el contenido que recogen las anotaciones como por la forma en que se lleva a cabo el proceso de recogida, redacción y análisis de la información.
Algunas observaciones pueden resultar clarificadoras para entender mejor esa definición:
Los diarios no tienen por qué ser una actividad diaria. Cumplen perfectamente su función (y se hace menos costosa en tiempo y esfuerzo su realización) aunque su periodicidad sea menor: dos veces por semana, por ejemplo, variando los días para que la narración resulte más representativa. Lo que sí resulta sustantivo es mantener una cierta línea de continuidad en la recogida y redacción de las narraciones, es decir, que no sea una actividad intermitente y que sólo se lleva a cabo de vez en cuando y sin ninguna sistematicidad.
Los diarios constituyen narraciones realizadas por los profesores y profesoras (tanto en activo como en formación). Sin duda, serían igualmente interesantes (y abrirían nuevas posibilidades técnicas de contraste entre percepciones y análisis de las situaciones entre colectivos diversos) iniciativas en que los diarios fueran desarrollados también por los alumnos.
El contenido de los diarios puede ser cualquier cosa que, en opinión de quien lo escribe, resulte destacable. El contenido de las narraciones puede quedar plenamente abierto (a iniciativa de quien hace el diario) o venir condicionado por alguna consigna o planificación previa (cuando se delimita qué tipo de asuntos deben ser recogidos en el diario).
El marco espacial de la información recogida suele ser el ámbito de la clase o aula (por eso se le denomina “diario de clase”) pero nada impide que otros ámbitos de la actividad docente puedan ser igualmente reflejados en el diario.
Desde el punto de vista metodológico, los “diarios” forman parte de los enfoques o líneas de investigación basadas en “documentos personales” o “narraciones autobiográficas”. Esta corriente, de orientación básicamente cualitativa, ha ido adquiriendo un notable relieve en la investigación educativa de los últimos años.
En una interesante revisión de las aportaciones realizadas desde este enfoque metodológico, González Monteagudo (1996)4 llega a identificar hasta diez líneas de investigaciones diferentes: los estudios sobre ciclos vitales y fases en la carrera docente5; los trabajos de Goodson6 sobre la experiencia vital de los profesores y su incidencia en la práctica profesional; los estudios sobre autobiografías docentes y sus aportaciones al desarrollo profesional7; los estudios sobre la relación entre itinerario personal (momentos e incidencias de la vida por los que va pasando cada persona) e itinerario profesional8; los estudios sobre la construcción de la identidad profesional de los profesores9; la reconstrucción autobiográfica a través de entrevistas10 o de las aportaciones del tutor11; los estudios etnográficos aplicados a las carreras docentes12; los estudios feministas que tratan de rescatar las voces del colectivo más fuerte y numeroso dentro de la profesión docente13 y, finalmente, los diarios14.
Lo interesante de este tipo de trabajos es que aunque no abundan las referencias en la literatura especializada, se trata de un tipo de aproximación a la actuación de los profesores que goza de una gran vitalidad y presencia. Seguramente su capacidad de penetración en los ámbitos subjetivos e individuales, la función de empowerment metodológico que ejerce sobre los profesores que participan en la investigación, su ductilidad y su fácil complementación con otras técnicas le convierten en un instrumento útil y eficaz en los procesos de formación del profesorado.
Diversas modalidades de diarios
Los diarios pueden variar: por el contenido que recojan, por la periodicidad con que se escriben y por la función que cumplen.
Holly (1989)15 identifica diversos tipos de diarios en función de la modalidad de narración que se emplea:
-Journalistic writing: de naturaleza fundamentalmente descriptiva y siguiendo las características propias del periodismo.
-Analytical writing: el observador se fija en los aspectos específicos y/o en las diversas dimensiones que forman parte de la cosa que se desea observar.
-Evaluative writing: es una forma de abordar los fenómenos descritos dándoles un valor o enjuiciándolos.
-Ethnographic writing: el contenido y sentido de lo narrado (aun permaneciendo en el marco de las descripciones) toman en consideración el contexto físico, social y cultural en el que se producen los hechos narrados. Los eventos narrados aparecen como parte de un conjunto más amplio de fenómenos que interactúan entre sí.
-Therapeutic writing: el contenido del diario y el estilo empleado sirven para descargar las tensiones de quien lo escribe, es un proceso de catarsis personal.
-Reflective writing: cuando la narración responde a un proceso de thinking aloud tratando de clarificar las propias ideas sobre los temas tratados.
-Introspective writing: el contenido del diario se vuelva sobre uno mismo (nuestros pensamientos, sentimientos, vivencias, etc.).
-Creative and poetic writing: la narración responde no solamente a los criterios de reflejar la realidad (como en el modelo periodístico) sino a la posibilidad de imaginar o recrear las situaciones que se narran.
Como puede suponerse, no todas estas modalidades de diarios de clase tienen el mismo sentido en la investigación ni similar capacidad de impacto en el proceso de desarrollo profesional de los profesores. Pero son un buen reflejo de la gran versatilidad del instrumento y de las distintas formas de presentación que puede adoptar.
Desde mi punto de vista, son dos las variables básicas que nos interesa destacar en los diarios:
La riqueza informativa que el diario aporta y que es tanto más rica cuanto más polivalente sea la información que se ofrece en él. Los diarios sólo descriptivos resultan pobres para acceder a la dimensión personal. Los diarios sólo introspectivos pierden sentido al no quedar establecido el marco de referencia externo en el que los hechos o vivencias narrados acontecen. Lo bueno de un diario, lo que le convierte en un importante documento para el desarrollo personal, es que en él se pueda contrastar tanto lo objetivo-descriptivo como lo reflexivo-personal.
La sistematicidad de las observaciones recogidas. La principal aportación de los diarios con respecto a otros instrumentos de observación es que permiten hacer una lectura diacrónica sobre los acontecimientos. Con ello se hace posible analizar la evolución de los hechos.
ÁMBITOS DE IMPACTO FORMATIVO DE LOS DIARIOS
Como he señalado en un punto anterior, quisiera destacar aquí algunas de las posibilidades del trabajo con diarios en las iniciativas de formación continuada (life-long learning) del profesorado.
Como sucede con cualquier instrumento técnico perteneciente al ámbito de la investigación educativa, los diarios pueden emplearse tanto con una finalidad más estrictamente investigadora como con una finalidad más orientada al desarrollo personal y profesional de los profesores. Con frecuencia ambas misiones se combinan y complementan.
Pretendo referirme aquí a cuatro ámbitos que están recogidos en el cuadro siguiente.
Image
Cuadro nº 1: Ámbitos de impacto de los diarios
Acceso al mundo personal de los docentes
Como señalé en la introducción refiriéndome a mi propia experiencia en Brasil, los diarios permiten a los profesores revisar elementos de su mundo personal que frecuentemente permanecen ocultos a su propia percepción, mientras están involucrados en las acciones cotidianas del trabajo.
Esta dimensión “personal” de nuestro trabajo constituye un área normalmente “opaca” a los instrumentos de observación habituales. Resulta difícil acceder a ella. Y si ese acceso viene condicionado por el propio instrumento utilizado (por ejemplo, cuando se emplean cuestionarios) la “versión” ofrecida puede resultar poco “natural”. Los diarios sí permiten franquear esa “opacidad” (Gúrpide, Falcó y Bernard, 2000).16
También constituye una dimensión prácticamente inaccesible a la formación. Pese a que todo el mundo reconoce su importancia en el ejercicio profesional, pocos modelos de formación de profesores han logrado introducir mecanismos capaces de impactar en esa zona del desarrollo personal. Se diría que la Universidad, como instancia formativa, renuncia a “formar” la personalidad de los futuros profesores y se contenta con “ilustrarlos” en las diversas disciplinas.
Gardiner17 ha remarcado esa dicotomía entre los modelos de formación refiriéndose a “modelos centrados en los aprendizajes públicos” (aquellos que centran la formación en los contenidos de las diversas disciplinas) y “modelos centrados en los aprendizajes personales” (que conceden importancia al desarrollo personal y a los significados que cada futuro profesor va dando a su experiencia).
También Bullough y Gitlin18 señalan la enorme importancia que en los procesos de formación de maestros tiene el hecho de que los estudiantes tengan la posibilidad de identificar y revisar sus propias teorías y creencias personales sobre los diversos aspectos que están vinculados a su futura profesión (los niños, la educación, el aprendizaje, la disciplina, etc.).
Es fácil darse cuenta de la gran importancia que tienen los diarios en esta segunda orientación como instrumento para propiciar el conocimiento y desarrollo personal.
Miles (1998)19 recuerda lo importante que ha sido ese reto para la investigación educativa. En la revisión que realiza de las etapas por las que ha pasado la innovación educativa en los últimos cincuenta años, experiencias que él ha vivido personalmente, hace referencia constante a cómo desde la primera etapa de los años 50-60 los cambios en educación estaban ligados a un mejor conocimiento de las dimensiones personales de los profesores.
Mi experiencia en el caso de los profesores de la Educación Infantil no sólo confirma sino que hace más importante y dramática la importancia de esta dimensión personal. La implicación personal de los profesores (la forma en que ellos mismos como personas se van a ver envueltos en el trabajo, así como la medida en que este trabajo se va a ver condicionado por las características y cualidades personales de los profesores) está en relación directa con el grado de vulnerabilidad y dependencia de las personas con las que trabajan. De ahí que los profesores de niños pequeños, o quienes atienden a sujetos con deficiencias o minusvalías desarrollen, por lo general, un nivel de implicación personal mucho más fuerte20.
Es justamente en esas “experiencias fuertes” cuando el diario cumple un papel importante como elemento de expresión de vivencias y emociones. Escribir sobre sí mismo trae consigo la realización de los procesos a los que antes he hecho alusión: se racionaliza la vivencia al escribirla (lo que tenía una naturaleza emocional o afectiva pasa a tener, además, naturaleza cognitiva con lo cual se hace más manejable); se reconstruye la experiencia y con ello se tiene la posibilidad de descentrarse de ella y analizarla; y, en caso de desearlo, se facilita la posibilidad de socializar la experiencia compartiéndola con un asesor personal o con el grupo de colegas.
Explicitar los propios dilemas
Los diarios son un estupendo recurso para elicitar (hacer explícitos) los propios dilemas con respecto a la actuación profesional.
Ya he desarrollado ampliamente el concepto de dilema en trabajos anteriores. Pero quisiera recordar aquí algunos de sus aspectos básicos que sirvan como referente conceptual al trabajo con los diarios.
Por lo que se refiere a este trabajo voy a utilizar el concepto de dilema para referirme a todo el conjunto de situaciones bipolares o multipolares que se le ofrecen al profesor en el desarrollo de su actividad profesional. Es un dilema por ejemplo cómo compaginar las exigencias de los programas oficiales con las necesidades concretas de nuestros alumnos; y lo es también cómo desarrollar la evaluación de una alumna concreta a la que no queremos le quede una impresión negativa de sus resultados pese a ser éstos claramente insuficientes.
En cada una de esas situaciones problemáticas (que pueden ser puntuales o generales) el profesor ha de optar, y de hecho lo hace, en un sentido u otro (en la dirección de uno u otro de los polos del dilema). Ni el proceso de identificación ni el de resolución de los dilemas es siempre consciente para el profesor. Y es claro que cada profesor es más sensible (y por eso se centra más en ellos) a unos dilemas que a otros y centra su actuación y su relato de esa actuación (es el caso de los diarios) en torno a unos dilemas concretos. Leyendo los diarios de los profesores se va viendo con claridad unas veces, entre líneas otras, cuáles son los dilemas que más preocupan a ese profesor, y en relación a qué situaciones dilemáticas de la acción instructiva desarrolla su procesamiento de la información y toma de decisiones.
Ese ha sido uno de los propósitos de mi trabajo cuando contacto con profesores que los habían realizado: identificar los dilemas que iban apareciendo en el diario e inferir cuáles eran los procesos deliberativos y de resolución práctica que los profesores ponían en marcha con respecto a dichos dilemas.
Dos aspectos del concepto de dilema so...

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