Introducción al Nuevo Testamento
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Introducción al Nuevo Testamento

Un estudio histórico, literario y teológico

  1. 560 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Introducción al Nuevo Testamento

Un estudio histórico, literario y teológico

Descripción del libro

Mark Allan Powell, destacado erudito bíblico, está convencido que la iglesia necesita prestar más atención a la población hispánica que está creciendo en los Estados Unidos. La iglesia tiene que ayudar a los líderes del futuro ministrar a las personas quienes hablan español. Esta edición en español de la introducción al Nuevo Testamento de Mark Allan Powell es excitante y entreteniente. También es una crítica amigable a la fe, es profusamente ilustrada, e incluye una variedad de ayudas pedagógicas.

Powell fundó y dirige el programa Spanish for Ministry en Trinity Lutheran Seminary, y él viaja cada verano a un país latinoamericano diferente. La edición en inglés de su libro de texto sobre el Nuevo Testamento ha sido bien recibida. El interior es hermoso y a todo color y contiene arte fino del mundo que demuestra el impacto del Nuevo Testamento en historia y cultura. Muchas ayudas pedagógicas--incluyendo barras laterales, mapas, tablas, cuadros, gráficos, y sugestiones para leer--ayudan a los estudiantes a aprender la materia. Videos en español del autor son disponibles por Textbook eSources.

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Información

Año
2020
ISBN de la versión impresa
9780801099694
ISBN del libro electrónico
9781493422401
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Bridgeman Images

1
Contexto del Nuevo Testamento

El mundo romano
filacteria: una pequeña caja que contenía textos de las Escrituras y que los judíos piadosos portaban en la frente o en el brazo izquierdo, como obediencia a Éxodo 6:8; 11:18.
El mundo del Nuevo Testamento puede ser un lugar desconocido para el principiante. La gente se golpea el pecho (Lc. 18:13; 23:48), se rasga su ropa (Mr. 14:63), habla en lenguas (Hch. 2:4-13; 1 Co. 14), y se lava los pies entre sí (Jn. 13:3-15). Algunas personas usan filacterias, que Jesús cree que deben ser angostas no anchas (Mt. 23:5). Cuando la gente come, no se sienta a la mesa; se acuesta en el suelo (Jn. 13:23, 25). Cuando las personas quieren elegir a un líder importante, no vota; echa suertes (Hch. 1:26).
echar suertes: práctica semejante a una «lotería», que se usaba para elegir a una persona para determinada tarea: las «suertes» eran piedras marcadas, similares a los dados (véase Hch. 1:26).
Según nuestros estándares, ese mundo frecuentemente es riguroso. Cuando una mujer quiere pedirle algo a un hombre, se arrodilla en la tierra y espera que él le ceda la palabra (Mt. 20:20); cuando un hombre se atrasa en el pago de una deuda, a su esposa e hijos los venden como esclavos (Mt. 18:25). Es un mundo brutal, en el que los ladrones pueden ser clavados desnudos en palos de madera y colgados en público, donde la gente pueda ver que mueren lentamente (Mr. 15:27). Es un mundo en el que algunas personas creen que una mujer que comete adulterio debe ser arrastrada por la calle y lapidada hasta que muera (Jn. 8:2-5).
También es un mundo lleno de sorprendente ternura y dignidad. La gente habla libre y afectuosamente de cuán profundamente se aman unos a otros (Fil. 1:3-8; 4:1). Se valora a las familias, se atesoran las amistades y la hospitalidad hacia los extranjeros casi se puede dar por sentada. Es un lugar donde la fe, la esperanza y el amor son valores fundamentales (1 Co. 13:13) y donde la conservación u obtención de honra supera a todas las otras metas de la vida. Ese es también un mundo con una pauta moral muy bien ajustada, con algunas nociones ampliamente aceptadas de lo que constituye la virtud y lo que constituye el vicio (véase, p. ej., Ro. 1:29-31; 13:13; 1 Co. 5:10-11; 6:9-10; 2 Co. 6:6-7; Gá. 5:19-23).
Todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por personas a quienes llamaríamos cristianos, así que, para entenderlas, tenemos que saber unas cuantas cosas acerca de lo que estos cristianos creían: lo que ellos valoraban, lo que temían, cómo vivían. Pero, para ser un poco más específicos, todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por cristianos romanos, es decir, que vivían en el Imperio romano. Además, aunque todos estos libros fueron escritos por cristianos, no todos fueron escritos acerca de cristianos. Jesús, Juan el Bautista, la Virgen María y muchas otras personalidades célebres del Nuevo Testamento no eran cristianas sino judías. Para ser más específico, ellos eran judíos romanos, es decir, judíos que vivían en el Imperio romano.
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Mapa 1.1. El Imperio romano
Entonces, para entender el Nuevo Testamento, debemos estar conscientes de tres mundos distintos: el mundo cristiano, el mundo judío y el mundo romano. En todos los escritos del Nuevo Testamento, estos tres mundos convergen.
El gobierno romano durante la era cristiana
a. e. c.: abreviatura que significa «antes de la era común»; en los estudios académicos a. e. c. se usa típicamente para fechas en lugar de a. C. («antes de Cristo»).

e. c.: abreviatura que significa «era común»; en los estudios académicos, e. c. se usa típicamente para las fechas en lugar de d. C. («después de Cristo»).
Jesús nació durante el reinado del primer gran emperador romano, César Augusto (27 a. e. c.-14 e. c.), y llevó a cabo su ministerio durante el reinado del siguiente emperador, Tiberio (14-37 e. c.). Roma estaba distante de Jerusalén, pero la presencia del emperador siempre se sentía. Posteriormente, a medida que el cristianismo salió al mundo que rodea el mar Mediterráneo, la fe nueva llamó la atención de los emperadores de maneras que invitaban a la participación directa. Por ejemplo, el historiador romano Suetonio relata que el emperador Claudio expulsó a los judíos de Roma alrededor de 49 e. c., debido a un disturbio sobre alguien conocido como «Cresto» (probablemente una referencia a Cristo mal pronunciada). El sucesor de Claudio, Nerón, persiguió violentamente a los cristianos, y los asesinó de maneras sádicas que generalmente eran repugnantes para el público romano.
Sin embargo, para Jesús y sus seguidores en Palestina, los gobernantes romanos locales tenían más importancia inmediata que los emperadores de la lejana Roma. Cuando los romanos conquistaban un país, típicamente establecían un rey, gobernador o algún otro mandatario en la tierra, pero también trataban de conservar algunas instituciones del gobierno nativo. De esa manera, según el Nuevo Testamento, el concilio de líderes judíos, el Sanedrín, tenía autoridad en Jerusalén en algunos asuntos (Mr. 14:55-64; Hch. 5:21-40), pero las autoridades romanas siempre tenían la palabra final (cf. Jn. 18:31). Un poco de conocimiento de estas autoridades romanas es importante para entender el Nuevo Testamento, por lo que aquí consideraremos brevemente a algunos de estos gobernantes.
Herodes el Grande
Herodes el Grande gobernó en toda Palestina de 37 a. e. c. a 4 a. e. c. Fue nombrado primero por el rey Marco Antonio, pero después fue confirmado en ese puesto por César Augusto, el archirrival de Antonio. El hecho de que obtuvo el apoyo de estos dos líderes rivales indica que era experto en las maniobras políticas (cambiaba de lado exactamente en el momento preciso). Herodes también llegaría a ser conocido como un experto constructor; entre sus proyectos están un puerto en Cesarea y una cantidad de fortalezas (como Masada, Maqueronte y Herodión). Él reconstruyó la antigua ciudad de Samaria en la metrópolis griega Sebaste y, tal vez más importante aún, fue responsable de la expansión y renovación del templo judío en Jerusalén. En la época de Jesús, este «templo herodiano» se consideraba como una de las siete maravillas del mundo antiguo; su pináculo era el punto arquitectónico más alto del mundo.
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Mapa 1.2. Palestina en la época de Jesús
magos: astrólogos o brujos relacionados con la religión persa.
A Herodes, que étnicamente era idumeo, se le consideraba «medio judío», pero el pueblo judío lo veía como extranjero y colaborador romano. Aunque Herodes el Grande parece haber sido un gobernante competente en muchos aspectos, todo el mundo sabía que era paranoico hasta el punto de que en realidad inspiró un proverbio romano atribuido a César Augusto: «Es mejor ser un cerdo que un hijo en la casa de Herodes» (a los romanos les parecía cómico el hecho de que no comiera cerdo, pero sí mató a tres de sus hijos cuando sospechó que ellos querían usurpar el trono). Herodes también asesinó a su esposa judía Mariamna, cuando sospechó que ella confabulaba en su contra, y este incidente inspiró muchas leyendas (p. ej., cuentos de cómo permaneció desesperadamente enamorado de ella o que era acechado por su espíritu). Herodes era gobernador de Palestina en el tiempo en que Jesús nació (Mt. 2:1), y sigue siendo conocido por los cristianos por la historia bíblica en la que confronta a los magos y ordena una masacre de bebés en Belén (Mt. 2:1-18).
Herodes Antipas
tetrarca: gobernante de la cuarta parte de una provincia o región.
Herodes Antipas gobernó Perea y Galilea desde 4 a. e. c. hasta 39 e. c. En la literatura romana, frecuentemente se refiere a él como simplemente «Antipas», pero los Evangelios del Nuevo Testamento constantemente lo llaman «Herodes», y eso puede llevar a un poco de confusión, ya que a Herodes el Grande también se le llama «Herodes» en el Nuevo Testamento. De cualquier manera, Herodes Antipas gobernó en menos territorio que Herodes el Grande (cuyas tierras se dividieron cuando murió), y solamente era tetrarca, no rey. Aun así, su período fue largo, e incluye todo el tiempo de la vida y ministerio de Jesús en Galilea.
Alrededor de la época en la que Jesús comenzó su ministerio público, Juan el Bautista criticó a Antipas por casarse con su sobrina Herodías, que ya estaba casada con otro tío. Antipas hizo que arrestaran a Juan y, posteriormente, lo decapitó a petición de Herodías (Mr. 6:14-29). El Evangelio de Lucas narra que Antipas también tenía un interés siniestro por Jesús, quien se refería al gobernante como «zorro» (13:31-33), probablemente una referencia a su gusto por la violencia (los judíos consideraban a los zorros animales rapaces, que mataban no solo por comida sino también por deporte). Según Lucas, Antipas escuchó especulaciones de que Jesús podría ser Juan el Bautista que había resucitado (9:7-9) y examinó brevemente a Jesús cuando fue arrestado en Jerusalén, esperando ver que Jesús hiciera un milagro (23:6-12).
Poncio Pilato
prefecto: en el Imperio romano, el magistrado o alto funcionario cuyos deberes y nivel de autoridad variaban en contextos distintos.

procurador: gobernador nombrado por el emperador romano para administrar una provincia por un período indefinido.
Poncio Pilato gobernó Judea como prefecto o procurador entre los años 26 y 36 e. c. En esencia, fue un gobernador que fungía como representante de César. A Pilato se le representa en alguna literatura (notablemente en los escritos de Filo de Alejandría) como un gobernador cruel, que odiaba a los judíos y no entendía su religión. Algunos eruditos creen que este vilipendio quizá sea exagerado, pero muchos relatos sí indican que el período de Pilato en el puesto estuvo empañado por episodios de conflicto y violencia. Durante su primera semana en el poder, buscó instalar estandartes imperiales en Jerusalén, lo cual precipitó una crisis entre los judíos, quienes veían los estandartes como idolátricos. Avergonzado, Pilato retiró los estandartes como respuesta a protestas virulentas y amenazas de disturbios. Más adelante, usó dinero del templo para financiar un acueducto, y eso precipitó más protestas, pero esta vez él no dio marcha atrás; envió a soldados (disfrazados como civiles) entre la multitud de manifestantes y, a una señal preestablecida, hizo que golpearan y mataran a la gente al azar. El Nuevo Testamento narra que Pilato fue el gobernador que sentenció a Jesús para que fuera crucificado, en tanto que también lo declaró inocente (Mt. 27:1-26; Mr. 15:1-5; Lc. 23; Jn. 18:28-19:26). Algunos años más tarde, a Pilato se le recordaba por haber usado la fuerza extrema para suprimir un avivamiento religioso dirigido por un profeta samaritano. Otros dos procuradores de Judea figuran en historias posteriores del Nuevo Testamento: Félix (53-60 e. c.) y Festo (60-62 e. c.), que mantuvieron a Pablo preso en Cesarea y presidieron sus audiencias allí (Hch. 23-25).
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Figura. 1.1. La muerte de un profeta. Marcos 6:14-29 narra la historia de un banquete repugnante en el que Herodes le regala a su hijastra «en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista», después de que su madre, Herodías, la impulsa a pedir eso como recompensa por complacer al gobernante ebrio con su danza. (Bridgeman Images)
Herodes Agripa I
Herodes Agripa I gobernó Galilea (al igual que Herodes Antipas) desde 37 e. c. a 41 e. c. y después llegó a ser rey de toda Palestina (al igual que su abuelo Herodes el Grande) desde 41 a. e. c. a 44 e. c. También se le llama simplemente «Herodes» en el Nuevo Testamento, que puede ser confuso para los lectores que no se dan cuenta de que hay tres personas distintas que tienen ese mismo nombre; por otro lado, la persona llamada «Agripa» de Hechos 25:13-26:32 no es Herodes Agripa sino un gobernador posterior de Galilea a quien los historiadores llaman «Herodes Agripa II». Herodes Agripa I fue un gobernante políticamente popular y exitoso, pero persiguió al movimiento cristiano incipiente en Jerusalén, y mató al discípulo de Jesús, Jacobo, y encarceló a Pedro (Hch. 12:1-3). Finalmente, tuvo una muerte un poco atroz, que el Nuevo Testamento atribuye a la ira divina (Hch. 12:20-23).
Filosofía y religión en el mundo romano
Todos los que vivían en el mundo que produjo el Nuevo Testamento fueron influenciados directa o indirectamente por distintos patrones de pensamiento que los griegos y romanos llevaron a las tierras que dominaron y ocuparon. La gente de esa era fue heredera de los tres filósofos griegos más grandes: Sócrates (ca. 470-ca. 399 a. e. c.), Platón (ca. 428-ca. 348 a. e. c.) y Aristóteles (384-322 a. e. c.), y, hasta cierto punto, el pensamiento de la mayoría de la gente estaba formado por lo que estos maestros habían enseñado. Por cierto, se podría decir que el pensamiento de la gente hoy día todavía se ha formado con las ideas expuestas y exploradas por estos pensadores influyentes.
Sin embargo, los eruditos del Nuevo Testamento centran más su atención en ciertos movimientos filosóficos que eran populares durante el período en el que se escribieron los documentos del Nuevo Testamento. Entre ellos están los siguientes:
  • El cinismo: La orientación que hacía énfasis en la autenticidad radical, el repudio a la vergüenza, la simpleza en el estilo de vida y en el deseo de pos...

Índice

  1. Cubierta frontal
  2. Anteportada
  3. Página de título
  4. Página de Copyright
  5. Dedicatoria
  6. Contenido
  7. Mapas
  8. Prefacio
  9. Introducción al nuevo testamento
  10. 1. Contexto del Nuevo Testamento
  11. 2. Contexto del Nuevo Testamento
  12. 3. Los escritos del Nuevo Testamento
  13. 4. Jesús
  14. 5. Los Evangelios
  15. 6. Mateo
  16. 7. Marcos
  17. 8. Lucas
  18. 9. Juan
  19. 10. Hechos
  20. 11. Las cartas del Nuevo Testamento
  21. 12. Pablo
  22. 13. Romanos
  23. 14. 1 Corintios
  24. 15. 2 Corintios
  25. 16. Gálatas
  26. 17. Efesios
  27. 18. Filipenses
  28. 19. Colosenses
  29. 20. 1 Tesalonicenses
  30. 21. 2 Tesalonicenses
  31. 22. Las cartas pastorales: 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito
  32. 23. Filemón
  33. 24. Hebreos
  34. 25. Santiago
  35. 26. 1 Pedro
  36. 27. 2 Pedro
  37. 28. Las cartas juaninas: 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan
  38. 29. Judas
  39. 30. Apocalipsis
  40. Glosario
  41. Créditos del arte
  42. Índice
  43. Cubierta posterior