Guerras irregulares en el Caribe
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Guerras irregulares en el Caribe

Laura Muñoz, María del Rosario Rodríguez, José Abreu, Laura Muñoz, María del Rosario Rodríguez, José Abreu

  1. 500 páginas
  2. Spanish
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Guerras irregulares en el Caribe

Laura Muñoz, María del Rosario Rodríguez, José Abreu, Laura Muñoz, María del Rosario Rodríguez, José Abreu

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Guerras irregulares en el Caribe es un libro colectivo que ofrece 20 miradas al tema de las guerras en el Caribe con el objetivo de deconstruir mitos nacionales e ir más allá de la tradicional historiografía militar nacionalista. Los textos reunidos dan voz a otros actores, ponen atención en otros acontecimientos, se fijan en otras formas de luchar (con mapas, fotografías y textos, por ejemplo) y deteniéndose en otras perspectivas (las locales). Se han buscado miradas innovadoras, enfoques comparativos, así como estudios de casos concretos: el ejército español de la conquista, visto desde ambos lados del Atlántico; navegantes y estrategas, batallas militares examinadas desde la hermenéutica de la frontera;estudios acerca de qué y cómo murieron los miles de jóvenes que integraron el ejército colonial español en la última contienda de independencia de la mayor de Las Antillas; tres experiencias en torno al 1898; la labor de espías y corresponsales de guerra; Cuba y la primera guerra mundial; la fotografía y los mapas como armas de guerra; los submarinos nazis, la Legión del Caribe, la prensa a favor de la revolución cubana; la crisis de los cohetes desde la perspectiva de un miliciano cubano, entre otros temas.

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Información

Año
2020
ISBN
9786078611546

El bloqueo alemán del Caribe en 1942 y sus efectos en Puerto Rico

Ligia T. Domenech Abréu
Oficialmente, Estados Unidos se unió al bando aliado en la segunda guerra mundial el 7 de diciembre de 1941. Tal acción fue el resultado del devastador ataque japonés a su base militar en Pearl Harbor, Hawaii. Los submarinos alemanes no constituían una gran preocupación para Estados Unidos o el Caribe porque en aquel momento se pensaba que estos no podían operar tan lejos de la costa francesa sin recargar combustible en alguna posesión que Alemania todavía no controlaba.1 El ataque más temido en la región era uno aéreo o naval. Según Gaddis Smith, al momento las condiciones de las defensas estadunidenses eran “desastrosas” y consistían de una marina “deshabilitada”; un ejército poco profesional, inexperto y pobremente equipado; y una industria de guerra incipiente.2
Tan temprano como el 29 de diciembre de 1941, analistas de la Inteligencia Británica detectaron cinco submarinos alemanes que se desplazaban a lo largo de la costa atlántica de Estados Unidos. Pertenecían a la Operación Paukenschlag3 que marcó el inicio de las actividades de los submarinos alemanes en América a mediados de enero de 1942. El objetivo de esta operación militar era atacar barcos en la costa estadunidense. Pronto cambiaría la idea general sobre las posibilidades tácticas de los submarinos alemanes y Winston Churchill reconocería luego en sus memorias: “Lo único que realmente me asustó durante la guerra fue el peligro representado por los submarinos alemanes”.4

Los submarinos alemanes o “U-boats”

Las operaciones de los submarinos alemanes eran dirigidas desde Alemania por el gran almirante Karl Döenitz, comandante de la flota submarina (Führer der Unterseeboote). En su diario, Döenitz escribió: “Voy a demostrar que los submarinos alemanes por sí mismos pueden ganar la guerra… ¡No hay nada imposible para nosotros!”.5
Poco antes de que los submarinos alemanes atacaran el Caribe, Döenitz solicitó 25 submarinos del Modelo ix-c.6 Pero el líder alemán Adolfo Hitler no entendió la importancia de detener el flujo de materiales provenientes del Caribe y denegó el pedido y mantuvo en reserva veinte submarinos alemanes por si los británicos atacaban Noruega.7 Por tal razón, sólo cinco submarinos cruzaron el Atlántico para iniciar Paukenschlag.
La batalla submarina ha sido comparada con la guerra de guerrillas porque ambas descansan en el ataque sorpresivo y porque en ambas una pequeña fuerza penetra el territorio enemigo sin ser detectada. Esto resulta en serios daños a sus fuerzas y a sus comunicaciones. Luego estas fuerzas de penetración suelen escapar sin bajas provocando frustración en el bando enemigo.8 En las estrechas rutas marinas del Caribe, los submarinos alemanes generalmente atacarían de forma independiente.
Los submarinos alemanes nunca salieron de cacería al azar; siempre operaron controlados desde un centro de comando en Alemania al cual tenían que reportarse con regularidad. Desde febrero de 1942 los alemanes se comunicaban con una nueva máquina llamada “Enigma” que los británicos todavía no podían decodificar. Pero el 30 de octubre de 1942 los británicos, mediante una secreta operación de criptoanálisis denominada Ultra, lograron descifrar el código de “Enigma” tras capturar los libros de códigos del u-559 justo antes de su hundimiento.
Esta importante ventaja resultó en considerables victorias navales aliadas en diciembre de 1942 y los alemanes nunca sospecharon que su valioso código secreto había sido descubierto.

Los principales objetivos de los submarinos alemanes en el Caribe

Las actividades de los submarinos alemanes se concentraban en la desembocadura del río Mississippi y en tres áreas principales en el Caribe, por las cuales los barcos mercantes debían pasar, convirtiéndose en “puntos de asfixia”: el pasaje de Barlovento, el pasaje de Curazao-Aruba, y el área de Trinidad. El objetivo alemán era bloquear el flujo de materiales de guerra esenciales para los aliados como el cromio refractario, níquel y tungsteno suplidos por Cuba exclusivamente a Estados Unidos; la bauxita de la Guyana Británica y la Holandesa (hoy Surinam) necesaria para la producción de aluminio y, por tanto, para la manufactura de aviones;9 el algodón de hebra larga usado en la manufactura de paracaídas y globos de barrera; y el cobre, y algo de oro y plata, producidos en el Caribe y de vital importancia estratégica en tiempos de guerra.10 De acuerdo a Karl Döenitz, su meta en este periodo era “hundir tantos barcos de carga enemigos tan rápidamente como pudiéramos”.11

El impacto de la Operación Neuland12 en el Caribe

Alemania inició la Operación Neuland en el Caribe el 16 de febrero de 1942 como una ofensiva separada de Paukenschlag, y los submarinos que participaron en esta eran adicionales a los que operaban en la costa este de Estados Unidos. La Operación Neuland comenzó con el ataque del U-156 al puerto y la refinería de Aruba.13
Los capitanes de los submarinos alemanes que participaron en Neuland se sorprendieron al notar que las costas caribeñas y los barcos mercantes que navegaban el Caribe estaban completamente iluminados y que no codificaban sus comunicaciones. Los ataques eran continuos y el temor general fue tal que las tripulaciones de los tanqueros se amotinaron y se rehusaron a embarcar a menos que fueran escoltados por fuerzas navales.
Frecuentemente los ataques eran tan rápidos y violentos que los barcos atacados no tenían tiempo ni para enviar un mensaje S.O.S. y desaparecían sin dejar rastro del barco hundido o de su tripulación. Las historias y leyendas acerca de los ataques alemanes mantenían en permanente estado de tensión a los marinos mercantes y a la población civil de las islas.14
La Operación Neuland duró 28 días durante los cuales los cinco submarinos alemanes permanecieron intactos mientras destruían 41 barcos, de los cuales 18 eran tanqueros. La carga hundida alcanzaba los 201 985 millones de toneladas métricas. El éxito de la Operación Neuland pasó entonces a desarrollarse en la Campaña del Caribe.
El comandante de la frontera del Mar Caribe localizada en San Juan, Puerto Rico, el vicealmirante John H. Hoover, se sentía indefenso ante el masivo ataque alemán. Sus fuerzas consistían de “algunas corvetas británicas, dos cascos de la holandesa y […] algunas unidades de la armada brasileña”.15 Por otro lado, Estados Unidos todavía no implementaba el sistema de convoyes o el oscurecimiento de las costas, y continuaba sus comunicaciones de radio usando procedimientos regulares de tiempos de paz, algo mortal en tiempos de guerra.
Así, el error más analizado y criticado del alto comando estadunidense fue su renuencia a adoptar el sistema de convoyes que había probado ser exitoso para los británicos en el Atlántico Norte durante la primera guerra mundial. El comandante naval de Estados Unidos, el almirante Ernest J. King, declinó implementar el sistema de convoyes porque se rehusaba a permitir que los británicos lo lideraran y estuvieran a cargo de las tácticas navales. King justificó su oposición al sistema de convoyes afirmando que era preferible no organizar ninguno sin la escolta adecuada.16 Su obstinada actitud duró meses y significó la pérdida de miles de vidas, además de tonelaje de carga vital para los regimientos aliados y para la ahora aislada población civil en las áreas en conflicto, como era el caso del Caribe. Sólo la intervención directa y enérgica del presidente Roosevelt le hizo cambiar su negativa actitud.17
Entretanto, Döenitz calculaba que, si sus submarinos lograban hundir 63 503 toneladas métricas de carga al mes, Alemania podía ganar la batalla del Atlántico. Para él, esta era una batalla de volumen de carga destruido. Para los estadunidenses, por el contrario, era una económica de producción, y la estrategia era construir más barcos mercantes que los que los submarinos pudieran hundir.18 Por supuesto, la estrategia estadunidense ignoraba el costo en vidas. Entre mayo y junio de 1942 los alemanes hundieron barcos en el Caribe en una proporción que doblaba la de los barcos construidos en territorio estadunidense. Enfrentados a esta desoladora realidad, Estados Unidos finalmente decidió establecer el sistema de convoyes en el Caribe.

La vida en Puerto Rico durante el bloqueo submarino alemán

Incluso antes de la guerra, tan temprano como el 25 de febrero de 1939, 175 aviones sobrevolaron San Juan en un ejercicio de simulación de bombardeo preparando las defensas de la isla para un posible ataque aéreo con la intención de apoderarse de Puerto Rico. Poco después se inició la construcción de carreteras militares y de bases aéreas y navales. Estas medidas eran dirigidas y cuidadosamente planificadas por el entonces gobernador de Puerto Rico, el almirante William D. Leahy (1939-1941).
En 1941 Leahy se unió al gabinete ejecutivo del presidente Roosevelt y Puerto Rico pasó a ser gobernado por Rexford Guy Tugwell (1941-1946). Debido a la emergencia del bloqueo alemán, el gobernador Tugwell consideró necesario, al menos durante la guerra, el excluir a Puerto Rico de las disposiciones de la Ley de Cabotaje que desde 1917 requería (y todavía requiere) que todos los bienes transportados por vía marítima entre puertos de Estados Unidos sea cargada en barcos de bandera estadunidense, construidos en el mismo territorio, cuyos dueños sean ciudadanos estadunidenses, y cuyos tripulantes sean exclusivamente ciudadanos estadunidenses o residentes permanentes.19 Librados de las disposi...

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[author missing] (2020) Guerras irregulares en el Caribe. [edition unavailable]. Instituto Mora. Available at: https://www.perlego.com/book/2052682/guerras-irregulares-en-el-caribe-pdf (Accessed: 15 October 2022).

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