Hace un tiempo viene sonando el concepto de sociedad 5.0 pero nunca imaginamos que de manera tan caótica y apresurada se iba a hacer tangible. El concepto parte de la meta de utilizar la tecnología para crear un futuro mejor. La sociedad 5.0 es una sociedad conectada y súper inteligente donde el big data (la Internet de las cosas), la inteligencia artificial (IA) y los robots se encuentran completamente integrados con el objeto de proporcionar una infraestructura digital y física para la vida cotidiana de las personas de la comunidad. Es así como la integración sofisticada del ciberespacio (la información) y del espacio físico (el llamado mundo real) conforman la Sociedad 5.0 centrada en los humanos, en nosotros.
Muchos hacen alusión a una sociedad centrada en lo humano que equilibra el progreso económico con la resolución de problemas sociales mediante un sistema que integra de forma avanzada el ciberespacio y el espacio físico.
Bajo el escenario del Coronavirus (COVID-19), fenómenos que parecían ser ciencia ficción cobraron vida, poniendo en evidencia la aparición de una sociedad súper inteligente (y en otros casos, la necesidad de la misma…). China fue el primer ejemplo con medidas como las fumigaciones con drones que sobrevuelan las ciudades, la obligatoriedad de llevar mascarilla, las patrullas en las calles con carros-termómetro y aplicaciones para celulares donde se informa de los casos más cercanos. Claramente se ve cómo la tecnología queda al servicio del hombre, la sociedad se beneficia de su potencia y permite lograr control y protección en un fenómeno de crisis.
El concepto fue desarrollado en Japón durante los últimos años como una alternativa de respuesta a sus principales problemas: envejecimiento, natalidad y competitividad. Recordemos que Japón tiene la mayor proporción de personas mayores del mundo: en el 2017, 26,3% de su población tenía 65 o más años.
Su nombre deviene a una superación de instancias anteriores. Si hacemos historia, vamos a encontrar a la Sociedad 1.0 de caza y recolección; la Sociedad 2.0, agrícola; la Sociedad 3.0, industrial; y la Sociedad 4.0, de la información. Para Keidanren , comparada con la Sociedad 4.0, la Sociedad 5.0 se caracteriza por “la solución de problemas, la creación de valor, la diversidad, la descentralización, la resiliencia, y la sostenibilidad y la armonía medioambiental”.
Es así como ahora aparece una nueva categoría, “las máquinas al servicio de lo humano”. ¿Cómo hacer que la inteligencia artificial esté al servicio de la sociedad? Aquí se entraña la idea provocadora de esta nueva sociedad. Esto también generaría una necesidad de re-skilling de habilidades en el mundo del trabajo y en las instituciones que se encargan de la producción de conocimientos. En consecuencia, los principios de la Sociedad 5.0 son mejorar el trabajo humano, la capacidad y la creatividad (sociedad aumentada o empoderada a través de las máquinas).
Por otro lado, en cuanto a la educación, la alfabetización y la privacidad, la población necesita ser educada ampliamente sobre la inteligencia artificial (IA) y también sobre los derechos individuales de todos a la privacidad en un mundo cada vez más similar a un Gran Hermano, de peligro de vigilancia total. El Estado es el ente encargado de proteger a los ciudadanos contra ataques cibernéticos y el espionaje, pero también toman protagonismo la responsabilidad social, la transparencia y el impulso de la innovación.
La visión de una Sociedad 5.0 está centrada en el ser humano, y no en la tecnología. Esto supone que la revolución asociada a la transformación digital y de datos pueden llevar a escenarios positivos de los cuales se puede crear una mejor sociedad. Por esta razón la imaginación, la diversidad y la creatividad necesitan estar en simbiosis con la transformación digital para forjar un mejor futuro.
En contraste con el actual desarrollo de la tecnología y la vida humana descrito como tecnocéntrico, el nuevo proyecto concibe la sociedad superinteligente como una sociedad donde el consumidor humano se encuentre en el centro de la prestación de servicios, desde la asistencia sanitaria hasta la logística pasando por la movilidad.
Vamos a empezar desarrollando el concepto de Human Resources Agile (HR Agile) y las distintas transformaciones que implica sobre la manera tradicional de hacer HR. La primera pregunta que siempre nos hacemos en la comunidad de HRs es cómo hacemos para no desaparecer. Debemos partir de cuestionarnos si seguimos usando las mismas técnicas y herramientas de los años 50 en este mundo tan distinto. Entonces nos planteamos cómo evolucionar hacia el futuro para poder encontrar nuevas y mejores formas de gestionar y que HR no desaparezca.
Lo primero que surge de la mano del mindset ágil es cómo logramos esa transformación; es decir, cómo nos adaptamos a las nuevas condiciones. La agilidad nos va a decir que tenemos que empezar poniendo el foco en la entrega de valor.
La entrega de valor es la entrega de un producto o servicio que cumple con las expectativas del cliente o usuario.
Este es un concepto central que vamos a estar explorando con el correr de las páginas. A partir de allí vamos a revisar de manera distinta las tendencias, las prácticas y los ejercicios que queramos implementar en el ciclo que nos toque planificar porque quien sentencia el producto es el usuario y no quien lo genera.
Esta transformación empieza entonces con el corazón de la agilidad. El corazón nos presenta cuatro grandes momentos:
- La colaboración, que implica un cambio de paradigma de la organización piramidal, de la concentración del poder a una jerarquía distribuida para poder acompañar y maximizar la colaboración y la transparencia en nuestros equipos de trabajo.
- La entrega de productos, de valor, de experiencias y de prácticas de una manera pro-activa y no reactiva. Muchas veces nos preguntan qué hacer con un problema que se genera. Nosotros decimos que hay que pensar cómo hacer para que ese problema no se genere y estar antes. Cuando se generó el problema, desde la organización no nos preguntan cómo lo vamos a resolver, sino qué vamos a hacer.
- La reflexión, que se compone de dos momentos: la realización de una planificación de tiempos cortos que nos permite hacer ciclos interactivos, y, por otro lado, la reflexión en cuanto a los datos, una deuda pendiente en los últimos 20 años de HR.
- La mejora continua. Es preciso entender que HR tiene que evolucionar y que la evolución es incremental y permanente, de eso se trata este viaje de transformación.
El mundo digital llegó para quedarse, pero es parte de nosotros entender que no simplemente nos modifica algunos hábitos y costumbres, sino que nos atraviesa enteramente. La tecnología es el cómo del cambio, pero los humanos somos el porqué. Lo puramente humano es donde se crea el verdadero y duradero valor. La nueva forma de trabajar es adaptar la tecnología, pero no convertirse en ella. De esto va el mindset digital, es un cambio en el pensamiento hacia un proceso de iteración, adaptabilidad y desarrollo permanente, modificando estructuras y hábitos; pero también involucra pensar los avances tecnológicos como adaptaciones del ser humano, como extensiones de nuestros sentidos. Las aplicaciones de ubicación, las aplicaciones sobre el rendimiento de nuestro cuerpo y la información sobre el clima son algunos ejemplos de ello. En estas intervenciones vamos dejando datos permanentemente, información que luego será aprovechada.
Estamos en presencia, entonces, de un cambio del mundo VUCA (volátil, incierto, cambiante, ambiguo, las siglas son en inglés), al mundo GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) que se compone de huellas digitales. Este mundo tiene un objetivo y un medio para conseguirlo.
En este mundo nuevo, todos nuestros comportamientos en lo digital están modelados por un algoritmo. Cada vez que nosotros agarramos un dispositivo digital, dejamos una huella que la red toma, guarda y, según comportamientos similares, va creando un algoritmo para seguir enviándonos contenidos e información que se corresponda con nuestro recorrido previo y nuestras preferencias. Pero, además, este mundo tiene una planificación estratégica de nuestra distracción: puja constantemente por llamar nuestra atención con notificaciones, sugerencias y contenidos. Es una batalla constante por lograr tenernos más tiempo con las pantallas prendidas. Es decir, desde los distintos aparatos digitales se intenta captarnos con múltiples estímulos, y así saber qué hacemos, qué pensamos y poder predecir nuestro comportamiento en base a los datos que se extrajeron sobre nosotros. Aquí se unen entonces las dos cruzadas que tiene el mundo digital, los algoritmos y nuestra atención. Basta con ver lo que sucede cuando termina un capítulo de una serie de Netflix de manera casi instantánea nos avisan que está comenzando el siguiente, sin tiempo para ir a buscar un poco más del helado que nos espera en el freezer. O también, al descargar una aplicación al celular, que pide permiso para poner acceder a tu galería, tus contactos y demás usos del aparato para te...