1. Conseguir la confianza en un grupo
2. Yo y los demás: el sentido de identidad
3. Expreso mis emociones y mis sentimientos
4. Soy responsable de mis elecciones
5. Aprendo a escuchar
6. Mis necesidades y mis demandas
7. Autoestima, autoafirmación y confianza en sí mismo
8. Gestionar los conflictos, resolver los problemas
9. El pensamiento positivo: lo que elijo pensar
10. Sé lo que quiero: me pongo objetivos
11. El trabajo interior: respirar, relajarse, visualizar
12. Desarrollar el sentido de la cooperación y del trabajo en equipo
13. Creatividad y autogestión
14. El vínculo con la naturaleza y el entorno
1. Conseguir la confianza en un grupo
La condición principal para que las sesiones de educación emocional se desarrollen favorablemente es una atmósfera positiva y segura que favorezca el entusiasmo y la implicación activa de los participantes. Esto empieza por una actitud adecuada por parte del dinamizador o dinamizadora, un tono y un lenguaje teñidos de atención, apoyo y preocupación constante por reconocer y respaldar a todos. A continuación, el educador deberá haber integrado no solo los juegos y actividades, sino también las estrategias pedagógicas, la conducta apropiada y por supuesto las diversas competencias psicosociales. Esto no se improvisa. Una formación resulta obviamente útil para establecer estas condiciones y la confianza necesaria con tal de utilizar correctamente las herramientas de la educación emocional.
La manera en que se introduzca la programación al principio tendrá unas consecuencias importantes en la creación de un buen clima. Si hay tensiones en el grupo, se recomienda tomar tiempo para abordarlas previamente con el objetivo de responder a las necesidades, allanar las dificultades y permitir que cada uno se sienta incluido y aceptado.
Siempre que sea posible, elegimos el círculo para los espacios de encuentro y de puesta en común, porque es el formato más adecuado para que todo el mundo tenga la sensación de inclusión sobre una base de igualdad. Este formato es el que más contribuye a la creación de un clima de seguridad. Esfuércese por implicar a los participantes, dejar que se expresen y obtener un consenso. Y, sobre todo, haga uso de actividades simples y divertidas que contribuyan a la creación de un clima alegre y distendido. Según las necesidades del grupo, los primeros juegos se elegirán con el fin de «calentar» la atmósfera.
Hay una gran cantidad de juegos que pueden simplemente divertir, «romper el hielo», hacer que los participantes se conozcan, creen lazos entre sí, se familiaricen unos con otros, establezcan vínculos con una despreocupación natural. Señalamos algunos:
• Juegos de nombres: por ejemplo, cantar o bailar su nombre.
• Juegos para divertirse: juegos de perseguirse, carreras, mímica (diferentes equipos compiten para hacer mimo con una lista de palabras) y muchos más.
• Juegos de confianza: juegos que persiguen establecer relaciones positivas entre los alumnos.
Actividades
| | Jugar con los números | (7 años y más) |
Los niños tienen un valor de 3, y las niñas un valor de 2 (o al revés).
Formar grupos lo más rápido posible que sumen 10, luego, 9, luego 8, 7, 6, 5, etc.
| | Ordenarse por fecha de nacimiento | (8 años y más) |
El grupo entero se pone en círculo.
Explique a los niños: «Este juego es silencioso. Está prohibido hablar y también susurrar. Solo se permiten las señales con gestos. El juego consiste en ordenarse según la fecha de nacimiento de cada cual, de mayor a menor, sin equivocarse. Si algunos habéis nacido el mismo día deberéis identificar la hora exacta.
Cuando todos hayáis encontrado vuestro sitio (¡en silencio!) vamos a comprobar las fechas de nacimiento por orden. Aquellos que se hayan equivocado de sitio deberán bailar en el centro o hacer una payasada.
| | Nudo de grupo | (5 años y más) |
Formar grupos de 10 a 12 personas y pedirles que se coloquen en círculo estrecho, codo con codo.
Pedir que escuchen atentamente: «Estirad los brazos hacia delante y dad un paso hacia el centro del círculo de manera que todas las manos se toquen. Voy a contar hasta tres, y entonces con cada una de vuestras dos manos tomad otra (solo una) y no la soltéis. Debéis tener cuidado con no tomar las dos manos de una misma persona, ni las de uno de vuestros compañeros contiguos. ¿Se entiende?
Uno, dos, tres… Agarrad dos manos… No puede ser la misa persona, ni tampoco puede ser el compañero de al lado… Bueno, ¡ya estáis atados! Ahora el objetivo es desenredaros sin soltaros las manos. Os toca encontrar las mejores soluciones para volver a formar el círculo.
Nota: Puede ocurrir que haya dos o tres círculos. En dicho caso, es imposible volver a formar uno solo y el juego se termina cuando los varios círculos están claramente diferenciados. Si el nudo parece que no puede desenredarse de ninguna manera, intentar buscar qué dos manos —un solo par— serían las que podrían desenmarañar el nudo si se soltaran un solo instante para volver a unirse.
Variante: para los más pequeños: pedir a uno de los niños que salga del círculo para ser el que desenreda. Los demás jugadores forman un círculo y se dan las manos. Explique: «Sin soltaros las manos, enredaros cuanto más mejor. Podéis pasar por encima y por debajo de los brazos…». Cuando ya están todos bien enmarañados, el que desenreda debe intentar reconstruir el círculo inicial.
| | La carrera ciega | (8 años y más) |
Por turnos, cada jugador se sitúa en el extremo de una de las diagonales de la sala y se prepara para correr el trayecto de esa diagonal con los ojos vendados. En el otro lado, un grupo de 5 jugadores por lo menos se encarga de pararlo. Quien corre debe correr lo más rápido posible confiando en que el grupo lo pare.
Se recomienda pedir a los jugadores que sean prudentes, puesto que se trata de un ejercicio de confianza, no de riesgo.
| | Forjar la conciencia de grupo | (8 años y más) |
1. En subgrupos de 5 o 6, los participantes responden a las siguientes preguntas, en un primer momento individualmente y por escrito, y luego, compartiendo y comparando sus respuestas:
– Mi apodo o ...