El mundo de las emociones
eBook - ePub

El mundo de las emociones

Ivonne Klein

Compartir libro
  1. 72 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

El mundo de las emociones

Ivonne Klein

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Somos seres sensibles y a pesar de que la dimensión socioemocional permea todos los aspectos de nuestra vida, desde la construcción de nuestra identidad, nuestras relaciones interpersonales, laborales, profesionales hasta el balance general que realizamos de nuestra vida, ha sido hasta años recientes que las emociones han adquirido la importancia que tienen y han empezado a entrar en el espacio escolar con un tratamiento académico, científico e intencional.En esta lectura se aborda diferentes descubrimientos que se han hecho sobre las emociones, en particular que podemos aprender a conocerlas y a autorregularlas, es decir, que podemos educarnos socioemocionalmente, podemos aprender a vivir mejor y aquí la comunidad escolar y su intención formadora desempeña un papel fundamental.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es El mundo de las emociones un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a El mundo de las emociones de Ivonne Klein en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Education y Student Life. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Ediciones SM
Año
2021
ISBN
9786072440630
Edición
1
Categoría
Education
Categoría
Student Life
pg041a
Los primeros intentos para entender las emociones
Los filósofos presocráticos, entre los siglos vi y iv a. C., hicieron las primeras reflexiones en torno a las emociones, las relaciones con el cuerpo y con el universo. Empédocles sostuvo que existían dos fuerzas que movían al mundo: las del amor, que unían, y, las del odio, que separaban; Anaxágoras estableció relaciones causales entre el dolor y el placer con algunas sensaciones fisiológicas; para Hipócrates las reacciones emocionales se debían a la acción de los humores sobre el cerebro, así observó que el miedo aumenta las palpitaciones mientras que la alegría no tiene una ubicación específica, pues se expande por todo el cuerpo.
Después vinieron los llamados filósofos socráticos: en primer lugar, Sócrates, del año 470 al 399 a. C., su discípulo Platón, y el discípulo de este, Aristóteles hicieron amplias reflexiones sobre las emociones. No pretendemos en este espacio agotar toda la historia sobre el estudio de las emociones, sino señalar algunas aportaciones, que muchos años después fueron comprobados por la neurociencia.
Platón tocó el tema de las emociones desde su propuesta de trilogía básica que compone la mente humana: la naturaleza cognitiva (racional), la afectiva (emociones) y la espiritual.
Para Aristóteles, las emociones o pasiones constituían experiencias psicofísicas ligadas al placer o al dolor; así, por ejemplo, observó que la ira calienta la sangre, mientras que el temor causa temblor y palidez; habló además de pasiones complejas, la ira por ejemplo, que aunque no produce placer, genera un sentimiento de venganza, que sí lo genera. También advirtió que las creencias pueden generar emociones, si consideramos que una persona sufre inmerecidamente, experimentamos compasión. Las emociones además fortalecen nuestra percepción moral, conmovernos y condolernos con el sufrimiento ajeno nos da la pauta para distinguir que no todo da igual para lograr la buena vida. Las emociones, además, pueden cultivarse mediante la educación. Aristóteles decía que “educar la mente sin educar al corazón es no educar en absoluto”.
La Edad Media
Por toda la influencia religiosa que permeó a esta etapa, las emociones, llamadas pasiones, adquirieron una connotación negativa, asociada con la parte irracional del ser humano, de la cual teníamos que cuidarnos si queríamos lograr una buena vida. Las emociones podían ser fuente de pecado, y este podía desviarnos del camino de la vida virtuosa.
San Agustín acentuó el carácter activo que tienen las emociones al resaltar la importancia que tiene la voluntad como herramienta para enfrentar las emociones dolorosas, como el miedo y la tristeza y, asimismo, resaltó como la voluntad podía dirigir la alegría. Santo Tomás consideró que las emociones constituían principios de acción, tanto para bien como para alejarnos del bien.
La época de la Modernidad
Para Descartes, en el siglo xvii, una emoción es algo que siente de una manera infalible, pues no es posible sentir algo y equivocarse en lo que se siente. Para él la emoción era lo que llamaba pensé, entendida como una percepción o algo de lo que somos inmediatamente conscientes; es decir, las emociones constituían modos de la autoconciencia. Y distinguió emociones activas, que respondían a nuestra voluntad, y pasivas, que eran independientes de nuestra voluntad.
David Hume, en el siglo xviii, confiado en el método científico, propuso explorar y medir las emociones con el mismo rigor que se aplicaba a la ciencia, introdujo en su valoración la dimensión cognitiva, además de la fisiológica, al destacar que las ideas y creencias pueden ser generadoras de emociones. Para Hume, las emociones -adelantándose a todos los descubrimientos de la neurociencia en el siglo xx podían explorarse y medirse de igual forma que se hacía con los fenómenos físicos, o sea, observándolos desde un punto de vista científico.
La genialidad de Darwin
A pesar de que las teorías de Charles Darwin sobre las leyes de la evolución humana a partir de la selección natural son las más conocidas, en 1873 publicó La expresión de las emociones en los animales y el hombre, y sentó las bases para el estudio psicológico de la emoción. Darwin estudió la expresión emocional en animales cercanos al ser humano, en seres humanos ciegos de nacimiento que nunca habían podido ver la expresión facial de las emociones en niños y en personas de etnias y culturas diferentes, y concluyó que las emociones se expresaban de manera similar cuando se experimentaban situaciones similares; esto es, que eran respuestas innatas de nuestro organismo. Llorar cuando nos sentimos tristes constituye una reacción natural, como la reacción de confrontación cuando nos enojamos o de huida cuando tememos algo. Muchos años después, en el siglo xx, Paul Ekman, psicólogo especialista en el estudio de las emociones, observó y estudió las expresiones faciales en distintas culturas y desarrollaría una teoría que comprobaba las teorías de Darwin: las emociones básicas que encontró se expresaban de manera similar en todas las culturas, los músculos faciales que se movían eran los mismos. Cuando los seres humanos experimentaban tristeza, enojo, alegría, sorpresa, asco o miedo, movían los mismos músculos de la cara, independientemente de la cultura de que se tratara.
Lo que marcó la diferencia
En 1990, cuando Peter Salovey y John Mayer publicaron el artículo “Emotional Intelligence”, se estableció por primera vez la importancia que las emociones y su manejo tienen en nuestras vidas. El artículo hubiera pasado inadvertido si no fuera porque otro investigador, Daniel Goleman publicó, cinco años después, en 1995, un libro con el mismo título en el que retomó la propuesta de Mayer y Salovey. El libro de Goleman se convirtió en un best seller mundial y con esto se empezó a darle a las emociones la importancia que tienen.
Mayer y Salovey expusieron que la inteligencia emocional estaba constituida por tres tipos de habilidades emocionales:

  1. El reconocimiento y expresión de las emociones propias y ajenas. Es la habilidad para identificar las emociones propias y las ajenas. Esta habilidad supone desarrollar una gran capacidad de observación para decodificar asertivamente las emociones, lo cual implica observar el comportamiento corporal y actitudinal de uno mismo y de los demás. Muchas veces sucede que una persona puede afirmar que está bien pero, si la observamos detenidamente, podemos captar que está enojada, triste o preocupada. Al captar las emociones nuestras y de los demás las entendernos mejor para establecer relaciones más satisfactorias. ¿Cuántas veces hemos experimentado el “no escucharnos a nosotros mismos” y vivir situaciones que nos lastiman?
    Esta habilidad constituye una invitación al autoconocimiento, a observarnos para saber cómo muestra nuestro cuerpo lo que sentimos, implica ir más allá de las palabras que expresa nuestro interlocutor.
    El reconocimiento de emociones también contribuye a entender la naturaleza de las diferentes emociones, así como sus relaciones. Por un lado, podemos decir que entre más vocabulario emocional desarrollemos, más nos conoceremos y mejor funcionaremos. Por ejemplo, la molestia, la irritación, el enojo, la ira no son equivalentes. Por otro lado, muchas veces manifestamos enojo cuando en el fondo estamos preocupados o con miedo. Esto sucede muchas veces en la comunicación que se da entre padres e hijos adolescentes cuando estos no acatan lo acordado. Cuando un padre le reclama a su hijo por no haber regresado a tiempo a casa, más que enojado, está preocupado y con miedo. Con la comprensión emocional también nos percatamos de la transición que experimentamos en las emociones, a veces estamos alegres y pasamos, aparentemente de manera inexplicable, a la tristeza, otras vec...

Índice