Pedagogía hospitalaria
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Pedagogía hospitalaria

Claves teóricas y enfoques para la práctica

María Cruz Molina Garuz

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Pedagogía hospitalaria

Claves teóricas y enfoques para la práctica

María Cruz Molina Garuz

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En esta obra se presentan las bases conceptuales y teóricas fundamentales, así como los enfoques metodológicos que se requieren para una acción de calidad, educativa, sanitaria y social. La finalidad es ofrecer a los profesionales implicados, profesorado y alumnado universitario, así como a aquellas personas que se interesen por la pedagogía hospitalaria, fundamentos teóricos y enfoques que son claves para el desarrollo práctico de la profesión.Se plantea una perspectiva conceptual amplia de lo que significa la pedagogía hospitalaria que incluye su caracterización como disciplina, el planteamiento de la educación como un derecho, la perspectiva a lo largo de la vida, el foco de la atención en la persona y su familia, el enfoque positivo centrado en las necesidades y capacidades y, por último, su propósito: la calidad de vida. La evolución del concepto de PH comporta la amplitud de contextos de actuación y, por tanto, de profesionales.Se aportan los componentes de la pedagogía hospitalaria de calidad, la introducción de la pedagogía hospitalaria en el sistema educativo inclusivo y la promoción de la resiliencia en situación de enfermedad. Esta forma de entender la PH requiere el compromiso y la corresponsabilidad de profesionales, gobiernos y sociedad, en general, para garantizar los derechos a la educación y a la salud, los derechos sociales y humanos, que constituyen la base de la equidad.

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Información

Año
2021
ISBN
9788418615412

Capítulo 1. Salud, enfermedad y hospitalización

1.1. La salud y la enfermedad en el ciclo de vida

Los conceptos salud y enfermedad han ido evolucionando paralelamente, de modo que han alcanzado el significado de procesos dinámicos en continuo cambio, en función de los factores determinantes que van incidiendo durante el ciclo de la vida.
La constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue un paso significativo en la reformulación del concepto de salud. De hecho, podemos decir que la enfermedad fue un concepto anterior al de la salud, puesto que esta estaba supeditada a la anterior. La salud se entendía como opuesta a la enfermedad y se medía mediante indicadores de morbilidad (frecuencia de enfermedad en relación con el total de la población) o mortalidad (número de muertes en relación con el total de la población).
La OMS, en su Carta Fundacional de 1946, define la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» (OMS, 2020, p. 7).
Esta forma de entender la salud aportó una perspectiva distinta por referirse a componentes positivos como el bienestar y multidimensionales de la persona como ser biopsicosocial (Molina, 1998). Sin embargo, la definición de la OMS fue cuestionada por utópica, al referirse a «completo bienestar», estática por considerarla un estado y supuestamente superficial en relación con el término bienestar. Posteriormente, en un intento de resolver esas cuestiones, fueron apareciendo diversas definiciones con el fin de encontrar la más completa y acertada (figura 1).
Figura 1. Evolución del concepto de salud.
Fuente: Elaboración propia.
Cabe destacar la definición que aportó Gol (1977) como resultado de un trabajo de reflexión colectiva en el X Congreso de Médicos y Biólogos de lengua catalana, que concibe la salud como aquella «manera de vivir, autónoma, solidaria y gozosa»1 (p. 1025). En ella se introducen unos elementos fundamentales:
  • La salud, una manera de vivir, o cualidad dinámica de la vida. Una persona con enfermedad puede vivir de una manera más o menos saludable, dependiendo de su capacidad inmunológica, por ejemplo, pero también de su forma de afrontarla, de su proyección hacia la vida, de los apoyos familiares y sociales, etc.
  • Autónoma, como contrario a la dependencia física, psíquica y social, así como en relación con la capacidad de decidir.
  • Solidaria, puesto que la persona es un ser social y, por tanto, corresponsable.
  • Gozosa (dichosa), en cuanto a la satisfacción de la persona con su realidad interior y exterior y desde una perspectiva más profunda que el bienestar.
Terris (1980) introdujo el carácter dinámico de la salud, en contraposición al enfoque estático de la OMS, entendiendo la salud y la enfermedad como un continuum donde se pueden dar distintas situaciones o niveles de salud o de su pérdida, desde un extremo: el nivel óptimo de bienestar, al otro extremo: la muerte prematura o evitable. La enfermedad entendida también como un proceso dinámico representa un factor o situación que incide en el avance de la persona hacia niveles de pérdida de salud. Por otro lado, este autor incorporó un componente objetivo: la capacidad de funcionar.
Otros autores contemplaron una visión más compleja de la salud; entre ellos, San Martín (1984), que aportó la «dimensión psico-ecológico-social» (p. 13), entendiendo la salud como un proyecto de vida colectivo y el resultado de la interacción entre la persona y el medioambiente. Considera como aspectos sociales de la salud la adaptación y el trabajo socialmente productivo. Con todo ello, la salud y la enfermedad no es responsabilidad exclusiva de los profesionales sanitarios, puesto que «siempre están relacionados con el ambiente de vida de la población y del individuo, con su cultura y educación, con los comportamientos sociales y con el nivel de desarrollo social» (San Martín, 1985, p. 82).
Desde esta perspectiva, la enfermedad también se concibe como un proceso que, en su desarrollo y evolución, pueden mediar factores diversos que podrán aumentar o reducir el nivel de salud o de su pérdida.
En el lenguaje anglosajón encontramos tres términos que definen la enfermedad desde diferentes ópticas: disease, illness y sickness (Amezcua, 2000; Eisenberg, 1977).
  • Disease: concepto objetivo biomédico (enfermedad). Se refiere a las alteraciones en la función y la estructura del cuerpo. Representa la percepción del profesional sanitario.
  • Illness: concepto subjetivo (padecimiento). Contempla la experiencia personal, interpersonal y cultural de la persona, el estado de bienestar, los roles percibidos y las creencias. Representa la percepción del paciente (persona que padece).
  • Sickness: concepto biopsicosocial. Integra ambas dimensiones y añade lo social y cultural. Implica enfoques sociales, culturales y multifactoriales explicativos de un fenómeno complejo y global.
Esta perspectiva nos lleva a considerar que la salud y la enfermedad vienen condicionadas por diversos factores que interaccionan entre sí, y que dependen de variables biológicas, psicológicas y sociales. Nos alejamos por tanto de los modelos unifactoriales que explicaban la enfermedad mediante una sola causa, lo que ha llevado al desarrollo de diversos modelos de determinantes de la salud. Destacamos el modelo de Lalonde (1974) que distribuyó los factores determinantes en cuatro tipos de variables: biológicas, asistenciales, estilos de vida y ambientales. Concluyó que los estilos de vida y las condiciones ambientales eran los factores más influyentes en la salud. Dahlgren y Whitehead (1991) aportaron un modelo ecológico que ha sido un referente en la salud pública, pues contempla los factores individuales en el núcleo que interactúan con los estilos de vida, y a su vez con las condiciones de vida ambientales, laborales, la educación y otros servicios, siendo los más distales los que dependen del contexto social, cultural y político.
Hamilton y Bhatti (1996) presentaron un modelo tridimensional (qué, cómo y quién) en forma de cubo, como guía para la toma de decisiones basada en la evidencia, a partir de tres fuentes (investigación, aprendizaje experiencial y evaluación). El modelo da respuesta a tres cuestiones: sobre qué debemos tomar medidas (determinantes de la salud), cómo debemos actuar (estrategias) y con quién debemos actuar (ámbitos):
  • Determinantes de la salud: ingresos y estado social, redes de apoyo social, educación, empleo y condiciones de trabajo entorno físico, dotación biológica y genética, prácticas de salud personal y habilidades de afrontamiento, desarrollo infantil saludable y servicios de salud.
  • Ámbitos de intervención: individuo, familia, comunidad, sectores del sistema y sociedad
  • Estrategias de intervención para la promoción de la salud según la Carta de Otawa (OMS, 1986): desarrollar una política pública saludable, crear entornos saludables, fortalecer la acción comunitaria, desarrollar habilidades personales y reorientar los servicios de salud.
Los avances en la investigación han aportado evidencias sobre la importancia de los factores sociales en la salud, lo que ha permitido desarrollar el modelo de los determinantes sociales de la salud y corroborar que son los que más influyen, «ya que son los que hacen que las personas enfermen y necesiten atención médica para empezar. No obstante, el acceso universal a la atención médica es sin ninguna duda uno de los determinantes sociales de la salud» (Wilkinson y Marmot, 2006, p. 7). Por otro lado, estos mismos autores señalan la influencia de estos factores en los primeros años de vida incidiendo en «el desarrollo temprano y la educación cuyo impacto en la salud dura toda la vida» (p. 14).

1.2. El impacto biopsicosocial de la enfermedad y la hospitalización

La enfermedad es un proceso derivado de la interacción de un conjunto de factores de riesgo individuales y sociales, que tiene como resultado la alteración de una o más funciones corporales. Ariza (2017) la concibe como «el final de todo un proceso de exposición a las causas o factores que generan el riesgo de padecerla» (p. 66).
La forma en que cada persona responde a la enfermedad varía en función de características personales, familiares, sociales y culturales. La construcción del significado de la enfermedad viene condicionada por el contexto social y cultural en que la persona se desarrolla. Desde esta perspectiva, el sociólogo Parsons acuñó el concepto de «rol de enfermo» (sick role) como el conjunto de derechos y deberes que asigna la sociedad a la persona enferma. Como derecho, le exime de ciertas responsabilidades sociales y le asigna la necesidad de buscar ayuda para mejorar la situación no deseada (Crossman, 2018; Galán et al., 2001).
El rol que cada grupo social atribuye a la enfermedad influye en gran medida en la forma de responder de la persona ante esta. Por esta razón surgió el concepto «conducta de enfermedad» (illness behavior) por parte de Mechanic (1962 y 1986), definido como la forma en que la persona responde ante la enfermedad según cómo los síntomas son percibidos, interpretados y evaluados. Implica la manera en que una persona atiende a su cuerpo y la búsqueda o no de remedio y de ayuda. Para comprender el comportamiento frente a la enfermedad, este autor diferencia cuatro enfoques: como disposición de la persona (acostumbra a ser un patrón bastante definido, por ejemplo, algunas personas buscan ayuda para síntomas menores, mientras que otras son reacias incluso en situación de gravedad); como resultado de una interacción entre factores personales y ambientales en las poblaciones; como un proceso de toma de decisiones, o como una respuesta al sistema de servicios de salud. Depende...

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