El libro de los muertos tibetano
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El libro de los muertos tibetano

Anónimo del siglo XIII, Ramon N. Prats

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Anónimo del siglo XIII, Ramon N. Prats

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El libro de los muertos tibetano («La liberación por audición durante el estado intermedio» o «Bardo Thödol») es el tratado escatológico que con mayor precisión ha descrito todos los fenómenos que encontraremos tras nuestra muerte. Basándose en la doctrina del «estado intermedio», esta importante obra de la literatura religiosa universal, descubierta en el siglo XIII, sostiene que, después de morir, todas las personas nos vemos proyectadas a un vórtice de espantosas visiones y sensaciones que son el resultado y la manifestación de nuestro último karma. Para exhortar al difunto a rememorar la verdad de esta doctrina, cuyas enseñanzas habrá recibido y practicado en vida, se le leen las indicaciones expuestas en este libro. Es con esta lectura, según la hermenéutica tibetana, como se logra ayudar a los difuntos a orientarse en el curso del estado intermedio, que es el periodo que transcurre desde la agonía que antecede a la muerte hasta que tiene lugar un nuevo renacimiento o bien la iluminación espiritual definitiva.La presente edición, cuidadosamente traducida y anotada por Ramon N. Prats, estudioso internacionalmente reconocido, es la primera traducción directa que se realiza al castellano de esta obra fundamental de la literatura sagrada del Tíbet.

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Información

Editorial
Siruela
Año
2016
ISBN
9788416749928
Edición
1
Categoría
Budismo

El libro de los muertos tibetano

La liberación por audición durante el estado intermedio

[Libro primero]

Perteneciente a la autoliberación por el entendimiento de la profunda doctrina
de las deidades apacibles e iracundas, ésta es
la suma liberación por audición: orientaciones
sobre el estado intermedio del Absoluto
Om
Ante Nang-ua-tha-ye, el de la luz incomensurable, [alegoría del] Cuerpo de Eseidad,
ante las deidades apacibles e iracundas [de la clase búddhica] del Loto, [alegoría del] Cuerpo de Perfecta Beatitud,
ante Pema-djung-ne, que vino para proteger a todos los seres,
ante los lamas[, hipóstasis] de los Tres Cuerpos, ¡[ante todos ellos] me postro!
Tres son las partes del método de liberación durante el estado intermedio, [llamado] La suma liberación por audición, [especialmente indicado] para los yoguis de capacidad media: el proemio, el cuerpo fundamental y el epílogo.

Proemio

El proemio [hace referencia] al método de liberación [espiritual] de los seres corpóreos. Ante todo hay que realizar los distintos niveles de instrucciones prácticas [del buddhismo tántrico], mediante las cuales los [yoguis] de capacidad superior ciertamente conseguirán liberarse.
Si uno no ha conseguido liberarse [en vida], en el curso del estado intermedio que antecede a la muerte tendrá que practicar la autoliberación consciente[, aplicando la técnica] de la transferencia [del principio causal de conciencia], mediante la cual los yoguis de capacidad media ciertamente conseguirán liberarse.
Si uno sigue sin haber conseguido liberarse, en el curso del estado intermedio del Absoluto tendrá que aplicar con empeño [las enseñanzas de] La suma liberación por audición. A este respecto, cuando el yogui haya comenzado a advertir [la proximidad de] su deceso a través de la sucesión de los síntomas de la muerte, deberá analizar éstos siguiendo [el texto de] La autoliberación por las señales [premonitoras]1. Luego, cuando tenga la seguridad de que dichos síntomas se han completado, tendrá que aplicar la [técnica de la] autoliberación consciente de la transferencia [del principio causal de conciencia].
Si ha logrado efectuar la transferencia, resulta innecesario leerle [el presente texto sobre] la liberación por audición. Si[, por el contrario,] no ha llevado a efecto la transferencia, habrá que leer en voz alta junto al difunto dicha liberación por audición, con voz límpida y clara.
Si el cadáver no está presente, hay que situarse en la cama o en otro lugar [que el finado soliera ocupar] y, proclamando el poder de la verdad [del Dharma, hay que] convocar al principio causal de conciencia [del difunto], visualizando [a éste] enfrente de nosotros, como si estuviera escuchando. [A continuación] se pasa a la lectura [del presente tratado]. En tales circunstancias es perjudicial que los parientes y los amigos queridos [del finado] empiezen a sollozar y a lamentarse; por eso, hay que evitarlo.
Si el cuerpo del moribundo se halla presente, en el momento en que cese su respiración, y antes de que se extinga su pulso interno2, un lama, un hermano espiritual3, un amigo fraterno que contara con su confianza o con el que congeniaba, etc., acercándose a su oído, mas sin tocarlo, debe leer en voz alta La suma liberación por audición.
A este respecto, [vamos a] exponer la auténtica [doctrina de la] liberación por audición:
Si nos es posible, debemos hacer abundantes ofrendas a los [Tres] Excelsos4. Si no tenemos esta posibilidad, hay que utilizar entonces todos los soportes visuales5 de que se pueda disponer, efectuando con el pensamiento innumerables ofrendas simbólicas.
Luego hay que recitar –siete o[, por lo menos,] tres veces–, la plegaria de aspiración [titulada] La ayuda de los buddhas y bodhisattvas. A continuación, siempre [en voz alta y] bien articuladamente, se recitan las siguientes plegarias de aspiración: La protección de los temores del estado intermedio, La liberación de las angosturas del estado intermedio y los Versículos basilares de los [seis] estados intermedios. Después se pasa a la lectura, en voz alta –siete o tres veces, o [las que sea posible] conforme al tiempo [de que se disponga]–, de[l cuerpo fundamental de] La suma liberación por audición, que consta de tres partes: las indicaciones sobre la luz clara [que se revela] durante el estado intermedio que antecede a la muerte, la aplicación de las magnas indicaciones orientativas sobre el estado intermedio del Absoluto y las amonestaciones para evitar ingresar en una matriz[, o en otra entidad generadora,] durante el estado intermedio del devenir.

[Cuerpo fundamental]

[Indicaciones sobre la luz clara durante el estado intermedio que antecede a la muerte]

Usando el presente [texto], cualquier tipo de persona que haya recibido [dichas] instrucciones prácticas, [ya sean] aquellas que si bien poseen un buen entendimiento no han identificado [la realidad última], o las que la han identificado pero tienen poca experiencia [yóguica], lograrán identificar la luz clara fundamental [del Absoluto] y alcanzarán directamente, sin pasar por el estado intermedio, el Cuerpo de Eseidad increado.
En cuanto al método de aplicación [de estas enseñanzas], lo ideal es que [para llevarlo a cabo] esté presente el lama principal de quien [el difunto] hubiera recibido las enseñanzas esotéricas; si no está presente, [que lo haga entonces] un hermano espiritual [del difunto] que posea sus mismos votos iniciáticos; y si ni siquiera éste se halla presente, un amigo espiritual del mismo linaje religioso6. Si ninguno de ellos se hallara presente, debería leer este escrito –en voz alta y numerosas veces– alguien que pueda hacerlo con voz límpida y de manera bien inteligible. De tal forma, en cuanto [el difunto] consiga rememorar el sentido de las indicaciones que le había dado su lama, identificará la luz clara fundamental y se liberará sin lugar a dudas.
Respecto al momento [adecuado] para aplicar [este método, téngase en cuenta lo siguiente]: en cuanto cesa la respiración [del moribundo], el flujo de su energía vital afluye al canal sutil central [de su cuerpo, que es la sede] de la sabiduría prístina, y entonces aflora, en modo absolutamente connatural, la luz clara del conocimiento. Posteriormente, el flujo de energía vital se invierte, regresando a los canales sutiles derecho e izquierdo [de su cuerpo]7, manifestándose entonces la retahíla de visiones propias del estado intermedio. [En este lapso de tiempo que va desde que el flujo de energía vital afluye al canal sutil central] hasta que se revierte a los canales sutiles de derecha e izquierda, [es cuando] hay que hacer uso [del presente tratado]. A partir del momento en que cesa la respiración, el pulso interno [del difunto] se mantiene aproximadamente lo que se tarda en consumir una comida.
En cuanto al método de aplicación [de este tratado], lo mejor es que se efectúe la transferencia [del principio causal de conciencia] cuando la respiración está a punto de cesar. Si no se ha logrado efectuarla, dígase:
«¡Oh, hijo dilecto8, llamado ***! Ha llegado para ti el momento de buscar la senda [de la liberación espiritual]. En cuanto cese tu respiración [aparecerá] ante ti la denominada “luz clara fundamental” de la primera fase del estado intermedio, cuyo sentido te había indicado tu lama. Al cesar la respiración aflorará tu conciencia trascendente, impoluta y desadornada, [esencia de] lucidez y vacío, sin foco ni límites, y [a través de ella] se hará patente el Absoluto, vacío y desnudo como el espacio etéreo. Cuando llegue el momento, reconoce tú mismo [aquella luz clara] y permanece en ese estado. Yo también te la indicaré [para ayudarte] en dicha ocasión.»
Hay que repetir numerosas veces [estas palabras] a oídos [del moribundo], antes de que cese su respiración, para que se graben en su mente. Entonces, cuando la respiración está a punto de detenerse, hay que colocarle recostado sobre el lado derecho, en la postura del león9, y comprimir las arterias [carótidas] pulsantes [a ambos lados del cuello], presionándolas con fuerza hasta que sobrevenga en él un estado parecido al del sueño y cesen de latir. El flujo de energía vital afluirá entonces al canal sutil central y, sin volver a invertirse, saldrá ciertamente por el orificio de Brahma10.
Inmediatamente después hay que seguir dando [al difunto] las indicaciones [pertinentes]. Es el momento de la primera fase del estado intermedio, llamada también «luz clara del Absoluto», [durante la cual] el entendimiento inequívoco del Cuerpo de Eseidad aflora en el continuo mental de todos los seres. El intervalo que va desde que cesa la respiración hasta que lo hace el pulso interno es cuando el flujo de energía vital afluye al canal sutil central, lo que comúnmente se denomina «pérdida de conciencia». Su duración no es segura, dependiendo de la calificación [espiritual de cada persona] y del grado de [dominio que haya conseguido sobre] el flujo de energía vital y los canales sutiles. Puede durar considerablemente en aquellos que han practicado mucho [las técnicas específicas del yoga superior] y que han alcanzado una condición de quiescencia11, y cuyos canales sutiles están en buenas condiciones. En este caso, hay que repetir dichas indicaciones, con creciente empeño, hasta que se produzca una supuración amarillenta por las aberturas de [algunos de] los órganos sensoriales [del difunto]. [Sin embargo,] en aquellos que están cargados de vicios y cuyos [conocimientos y dominio sobre los] canales sutiles son malos, [esta fase] puede durar menos de lo que dura un chasquido de dedos. En otros casos dura aproximadamente lo que se tarda en consumir una comida. Comoquiera que la mayor parte de los sutras y de los tantras afirman que [esta fase] dura tres días y medio, si la mayor parte [de los difuntos] permanece [en la misma] tres días y medio, habrá que insistir [durante todo este período de tiempo] en [transmitirle] las indicaciones sobre la luz clara.
En cuanto al método de aplicación, si [el moribundo] está en condiciones de hacerlo, debería intentar por sí mismo poner en práctica [esas indicaciones] desde el principio. Si no lo logra, un lama, un discípulo suyo, un hermano espiritual o un amigo íntimo deberá permanecer junto a él y describirle, con claridad, la secuencia de los síntomas [de la muerte]:
«Esa [sensación inicial de tremenda pesadez corporal que se transforma en la sensación de sentirte bañado ...

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