Guerreros aztecas

Marco Antonio Cervera Obregón

• Editorial: Nowtilus
• Año: 2011
• ISBN del libro electrónico: 9788499670386
• Categoría: Historia
• Categoría: Historia de Norteamérica

Los estudios sobre la capacidad bélica de los aztecas han sido subordinados por los estudios sobre sus enfrentamientos con los colonos, sin embargo el poderío militar de los aztecas fue terrible y les permitió construir un imperio. Existen pocos trabajos que aborden la historia militar de los aztecas desde una perspectiva tan completa, el reciente revisionismo histórico obliga a mirar las fuentes sobre las guerras en la América precolombina con otros ojos. Guerreros aztecas mezcla en sus fuentes la arqueología, los documentos pictográficos y la antropología física para poner ante nuestros ojos todo el poder y el horror que los ejércitos aztecas podían desarrollar. Descubriremos datos tan curiosos como que los guerreros mexicas (aztecas) usaban cascos en forma de águila y jaguar, que los lanzadardos eran capaces de perforar las corazas de los españoles o que los sacrificios eran parte de los ritos previos a las guerras florales mientras que la antropofagia era una práctica común con los prisioneros rivales. No rehuye Marco Antonio Cervera ningún tema por polémico que sea y afronta todos los aspectos militares de los aztecas con profundidad y rigor, pero de modo que la profusa información sea accesible a cualquier lector. Arte en la obra de una revisión de las fuentes y de la historiografía creada sobre el tema para sentar las bases sobre las que la obra va a descansar. Una vez cimentada la argumentación señalará los dos modos de guerra que existía en la época: las guerras de conquista y las guerras floridas que generan, a su vez, dos modos de ver el conflicto. El avituallamento de las tropas, la jerarquía de mando o las maniobras, que en el caso de los mexicas buscaban la invisibilidad, son factores determinantes que se tratan en la obra.

Capítulo VI

Las armas

Para comprender a fondo la problemática que implica la interpretación del armamento mesoamericano debemos iniciar por saber qué es un arma. Existe una paradoja conceptual que permite reconocer lo que es un arma de lo que no, en sí, esta es es un artefacto que está diseñado para ofender o defender bajo diversas circunstancias.

Tenemos que clasificar este concepto en tres partes: las armas que sirven para cazar, las armas de corte simbólico y las armas de guerra. Ello quiere decir que las armas no son de uso exclusivo para la guerra. Tenemos muchos ejemplos en la historia donde se fabricaron armas de corte simbólico que nunca tuvieron en su haber alguna víctima. Pero aquellas que sí tienen un fin en el combate estaban diseñadas bajo diversos motivos para la aniquilación de los oponentes.

Desde la perspectiva de las armas propiamente para la guerra podemos clasificarlas desde varios puntos de vista; uno de ellos es el de su origen. En este sentido podemos dividirlas en dos: aquellas que fueron desde un principio diseñadas para la guerra y aquellas que originalmente tenían otros fines y que fueron adaptadas para la guerra.

En el caso de armas que originalmente fueron diseñadas para otros fines tenemos ejemplos de verdaderas herramientas para el trabajo de la madera, tal es el caso de las hachas, que fueron adaptadas para fines militares. Los ejemplos más comunes los podemos ubicar en los ejércitos mixtecos, representados en los códices pero que al momento de tratar de identificarlo en el material arqueológico resulta un tanto difícil de comprobar, a menos que se traten de estudios de gran profundidad sobre huellas de uso y arqueología experimental.

Otro caso similar lo tendríamos en los cuchillos, que en realidad tenían fines religiosos, como el sacrificio humano, pero que seguramente debieron también emplearse en la guerra.

Sin embargo, dentro del conjunto de armas o herramientas que originalmente se usaron para otros fines fueron especialmente relevantes las usadas para la cacería, como el arco y flecha, el lanzadardos y la honda, que se adaptaron muy bien al uso militar.

Son verdaderamente pocas las armas de las que tenemos constancia que fueran originalmente diseñadas exclusivamente para el combate, como son el macuahuitl, el ichcahupilli, el quauhulolli y la lanza del tipo teputzopilli.

Existen otros casos como la llamada arma curva que parece que desde un principio tuvo funciones de tipo contundente a manera de arma complementaria para los guerreros que portaban sobre todo armas de largo alcance como el átlatl. La diferencia es que este tipo de armas han sido registradas en su uso de los guerreros toltecas más que propiamente de los mexicas.

Desde otra perspectiva más común y referida exclusivamente al armamento usado ya dentro de los contextos netamente bélicos, debemos clasificarlas con respecto su función, siendo muy común dividirlas en ofensivas y defensivas, independientemente de que su origen sea distinto.

Dentro de las armas ofensivas se pueden considerar dos rubros: las armas de choque y las de largo alcance. Las armas de choque son aquellas que permitían al guerrero combatir cuerpo a cuerpo frente a los enemigos, como el macuahuitl, el quauhololli, la lanza, el cuchillo y las hachas. Entre las armas de largo alcance están el lanzadardos, el arco y flecha, lanzas arrojadizas y la honda.

En torno a las armas defensivas se encuentran básicamente dos: el escudo y los petos de algodón. No está del todo claro si podemos integrar los yelmos o cascos en este ámbito, ya veremos cuáles son los pormenores de todo ello. En el epígrafe siguiente analizaremos algunas de estas.

LAS ARMAS OFENSIVAS

El macuahuitl

Ya en otras ocasiones hemos definido a gran escala qué era el macuahuitl y sus características (Cervera, 2006). Se trataba de un bastón de aproximadamente setenta centímetros de largo de acuerdo con los documentos pictográficos, elaborado seguramente de madera de pino, al cual le insertaban navajillas prismáticas de obsidiana con diversas resinas de huizache, pino o mezquite.

Algunas fuentes escritas mencionan que existía una tipo de macuahuitl denominado «de a dos manos» muy parecido en tamaño a lo que los españoles llamaban montante. Esto significa que había un tipo de ejemplar de esta arma mucho más largo y que seguramente se empleaba efectivamente de a dos manos, quizá de metro y medio de largo.

Desafortunadamente, los códices no revelan un tipo de arma de estas características, la única evidencia material clara que se tenía de este artefacto provenía de la Real Armería de Madrid, que identifica a un macuahuitl de esta largura y que, sin embargo, presenta algunas características decorativas que nos hacen dudar de su autenticidad.

De acuerdo con algunos registros históricos del momento, se encontraba decorado con una serie de círculos de color dorado. El color dorado como pintura realmente no se conocía en el México antiguo, por lo que se hace suponer que este macuahuitl que llega a la Real Armería de Madrid, tan mencionado en varios trabajos y del que sólo se conocía una ilustración, posiblemente se trate o de una falsificación, o fuese elaborado por motivos desconocidos en la Época Colonial.

Es interesante resaltar que este supuesto original, como muchos lo han calificado, fue destruído junto con una lanza teputzopilli por un incendio en el siglo XIX en dicha armería, por lo que los únicos registros que nos quedaron son una ilustración y unas fotografías que amablemente el doctor Donald la Rocca del Museo Metropolitano de Nueva York me hizo llegar. En dichas ilustraciones se encuentra uno de los bocetos que desarrolló el ilustrador de los comentados dibujos, en los cuales describe las características decorativas del arma.

Llama nuestra atención, ya que en uno de ellos claramente dice «la base del artefacto es de color rojo y los diversos motivos circulares parecidos a un chalchihuite son de color dorati» que traducido del italiano significa «dorado». ¿Dorado usado en época prehispánica? Cabe resaltar este hecho, ya que más información al respecto no tenemos, y que de acuerdo con Álvaro Soler del Campo, este artefacto efectivamente es original. La información que me brinda es la siguiente:

Las armas mexicas también fueron fotografiadas entre 1860 y 1880, antes de su destrucción en el incendio de 1884. Nosotros no tenemos duda de su autenticidad. Fueron guardadas, inventariadas y descritas desde finales del siglo XVI, por error, como armas japonesas que llegan con el regalo de Toyotomi Hideyosi de 1584. Por eso se montaron con las armaduras japonesas junto con algunos elementos turcos procedentes posiblemente de la batalla de Lepanto (1571). A los armeros de Felipe II debieron parecerles objetos exóticos, sin procedencia, que inmediatamente asociaron a las de Japón.

Comunicación personal de Álvaro Soler del Campo

a Marco Antonio Cervera Obregón

Sin demeritar la gran autoridad del doctor Soler, sí debemos apuntar que el color dorado nunca fue usado por los antiguos mesoamericanos, lo que sin duda nos hace dudar de la autenticidad del artefacto comentado. Y lo más extraordinario es que esta arma estaba acompañada de una segunda, una teputzopilli o lanza mexica con navajas de obsidiana de igual manufactura y decoración.

Por otro lado, Salvador Mateos Higuera tenía reportado un original que fue extraído durante las exploraciones del metro en los años setenta. Incluso en una reciente conferencia que impartí en el Museo Nacional del Virreinato, la entonces restauradora del proyecto arqueológico que sacó el artefacto me confirmó haber tenido el arma en sus manos.

Sinceramente, desconozco si actualmente se encuentra en la bodega del Museo Nacional de Antropología de México. Durante algún tiempo estuve buscándolo en dichas bodegas y el antiguo curador de la sala mexica, el maestro Felipe Solís me confirmaba el desconocimiento del paradero de este artefacto.

Posible macuahuitl original que había ingresado a la Real Armería de Madrid y fue destruido por un incendio. Único ejemplar fotográfico de un arma mexica de estas características. Algunos de los bocetos que el dibujante italiano realizó previo a la quema de los ejemplares en el siglo XIX. (Archivo Marco Cervera).

Es muy claro su ...

Índice

• Portada
• Portadilla
• Créditos
• Dedicatoria
• Índice
• Introducción
• Capítulo I. La guerra compleja y el Estado mexica
• Capítulo II. Estado general de la cuestión
• Capítulo III. Las fuentes de investigación
• Capítulo IV. Formas de ver la guerra en el México antiguo
• Capítulo V. La estructura del ejército
• Capítulo VI. Las armas
• Capítulo VII. El problema táctico
• Capítulo VIII. Guerra y religión
• Capítulo IX. Poliorcética
• Capítulo X. Las grandes batallas del México antiguo
• Capítulo XI. El reconstruccionismo histórico
• Capítulo XII. Líneas futuras de investigación y consideraciones finales
• Bibliografía selecta
• Contracubierta