
eBook - ePub
Disponible hasta el 16 Feb |Más información
Ficción-historia
La nueva novela histórica hispanoamericana
This book is available to read until 16º febrero, 2026
- 200 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Disponible hasta el 16 Feb |Más información
Descripción del libro
La renovación de la novela histórica responde al deseo de los lectores de conocer la historia entre telones y a los personajes históricos en la intimidad. El autor sostiene que la nueva novela histórica es decididamente subjetiva. Se trata de llenar los huecos de los libros de historia, aprovechando los rumores que los historiadores descartaron.
Este libro reúne diferentes textos escritos por Juan José Barrientos durante una década, 1986 a 1996, en los cuales presentó en foros internacionales y revistas especializadas su análisis de la renovación de la novela histórica latinoamericana, que a la vez es una revisión de la novela histórica clásica universal.
Preguntas frecuentes
Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
- Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
- Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Ficción-historia de Juan José Barrientos en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literature y North American Literary Criticism. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.
Información
Año
2021ISBN del libro electrónico
9786073041775Categoría
LiteratureCategoría
North American Literary CriticismAguirre y la rebelión de los marañones
En 1560 una expedición que había organizado y mandaba el capitán Pedro de Ursúa partió del Perú en busca de El Dorado por el río de las Amazonas, llamado en esa época Marañón;1 los expedicionarios, desilusionados, asesinaron más tarde a Ursúa, desconocieron al Rey y proclamaron a don Fernando de Guzmán, que acababa de cumplir veinticinco años, príncipe de Tierra Firme y Perú y gobernador de Chile. Los cronistas atribuyen las ideas que inspiraron y animaron la rebelión a un expedicionario amargado llamado Lope de Aguirre, que no creía en leyendas y que obligó a los otros a continuar río abajo hasta el Atlántico con el propósito de volver al Perú y apoderarse de la colonia. No lo logró porque las fuerzas reales lo derrotaron en Venezuela y uno de sus “marañones” lo mató de un arcabuzazo. Su historia consta de varios relatos pues, para empezar, no le faltaron cronistas, como Francisco Vásquez, cuya versión ha sido publicada varias veces y figura en la colección Austral con el título de Jornada de Omagua y El Dorado: Historia de Lope de Aguirre, sus crímenes y locuras; nos quedan además los testimonios de Diego de Aguilar y de Córdoba, publicados hace unos años por Elías Amezaga en su libro Yo, demonio, y otras relaciones de españoles que participaron en esa entrada, así como la de Toribio de Ortiguera, escrita posteriormente, pero basada en las declaraciones de los participantes y que se ha publicado casi tantas veces como el texto de Vásquez.2 Los historiadores han interpretado esas crónicas de manera muy diferente, y ello ha dado lugar a varias polémicas.3 Finalmente, la historia entró a la literatura y hay, además de varias novelas, una película estupenda.4
La historia misma tiene ya rasgos literarios. En sus últimos momentos, Aguirre se encontró solo y completamente desesperado, pero “en lugar de arrepentirse, hizo otra crueldad mayor que las pasadas con que las selló todas”, pues “entró en un aposento donde se alojaba y estaba su hija, y… le dio de puñaladas, diciendo que no había de quedar entre sus enemigos… para que la llamasen hija del traidor” (Amezaga: 338-339). Ese asesinato es sin duda uno de los momentos más dramáticos de la sangrienta jornada.
La expedición, además, comenzó de un modo que anunciaba ya la tragedia. Pedro de Ursúa desoyó los consejos y advertencias de sus amigos, que le pedían que se deshiciera de algunos acompañantes considerados muy peligrosos y que, más tarde, lo mataron; también le rogaban que no llevara consigo a doña Inés de Atienza que era una chola (o mestiza) considerada la mujer más bella del Perú, con la que se había amancebado. Pedro de Ursúa no les hizo caso, como tampoco Julio César leyó el pliego que le entregaron camino al Senado para avisarle que ahí lo aguardaban los puñales de sus amigos.5
Una recreación de Uslar Pietri
Arturo Uslar Pietri trabaja estos y otros hechos por el estilo en los primeros capítulos de su novela El camino de El Dorado (1947) y logra crear una atmósfera ominosa, cargada de presagios y de malos augurios. Su relato es sobre todo notable por la manera en que el autor regula la información mediante la adopción de un punto de vista restrictivo, y en el primer capítulo tenemos ya un buen ejemplo de su técnica. Lo que ahí se cuenta es el secuestro del padre Portillo, que era el párroco de Moyobamba, un pueblo situado no muy lejos del astillero donde Pedro de Ursúa había hecho armar algunas embarcaciones para la expedición; este cura había prometido a Ursúa que le prestaría dos mil pesos a cambio de que lo nombrara vicario de la jornada, pero luego se arrepintió y no quiso participar en la entrada ni proporcionar el dinero, por lo que el gobernador, que ya contaba con él, buscó la manera de quitárselo; de acuerdo con Vásquez, “por concierto hecho con el gobernador, el Pedro de Miranda, una noche muy oscura, á medianoche, desnudo, en camisa, fué a casa del Clérigo y llamando á la puerta á muy gran priesa, con grandes golpes fingiendo alteración le dijo que el D. Juan de Vargas se estaba muriendo, que le rogaba por Dios que le fuese á confesar; y el Clérigo le creyó y salió de su casa medio desnudo á mucha priesa, y llegando a la iglesia que está fuera de la conversación de las casas del pueblo, los soldados… con arcabuces y las mechas encendidas, le tomaron en medio, dentro de la iglesia, y con temor de que le matasen, le hicieron firmar un libramiento de dos mil pesos, que ellos traían hecho, para un mercader en cuyo poder el Clérigo tenía los dineros, y ansí desnudo como estaba sin le dejar volver a su casa ni hablar con nadie, lo hicieron subir en un caballo y aquella noche contra su voluntad, lo llevaron a los Motilones” (Mampel: 205). En cambio, Uslar Pietri relata el incidente, no desde la perspectiva de los secuestradores, sino desde la del secuestrado, pues el padre Portillo oye que tocan a su puerta una noche, abre, ve al mulato que le dice que Vargas se está muriendo y pide confesión, lo acompaña y sólo cuando ya es demasiado tarde se da cuenta de que ha caído en una celada. Y así, lo que en las crónicas se sabe de entrada, aquí sólo se descubre al final.
Del mismo modo se dramatizan otros episodios. Asegura Vásquez que Pedro de Ursúa anduvo año y medio por el Perú preparando la expedición y que mientras tanto los carpinteros y la gente de mar que había dejado en el astillero “hicieron once navíos grandes y pequeños, y entre ellos… un género de barcas muy anchas y planudas, que llaman chatas” (Mampel: 206-207); desafortunadamente, “por lo mucho que digo que el Gobernador se detuvo, y por la ruin maña que se dieron los oficiales y los que allí quedaron, o porque la tierra es muy lluviosa, se pudrieron de suerte que al echarlos al río se quebraron los más dellos” (207); en cambio, en la novela esto sólo se sabe al final del capítulo cuarto cuando Aguirre y otros llegan a Topesana, junto al río delos Motilones, y se encuentran a la gente “como amotinada” (43), porque las embarcaciones se habían hundido. También emplea Uslar Pietri la misma técnica en el capítulo decimosegundo, donde don Fernando de Guzmán “se asomó por una rendija y vio que, frente a su casa, estaba congregado todo el campamento” (106), pues entonces escucha con angustia creciente el discurso en que Aguirre pide que se le reconozca y obedezca como a príncipe y señor natural; de momento, se queda sin saber qué hacer, pues únicamente después habría de reaccionar y asumir el papel que se le imponía. Lo que cuenta Vásquez es que Aguirre
hizo juntar un día toda la gente delante de la puerta de D. Femando, su General, y, según dijeron algunos, sin comunicarlo con él, ni ser él sabedor de ello; y según otros quisieron decir, que, inducido por un Gonzalo Duarte, que era su mayordomo y por Lorenzo de Çalduendo, capitán de su guarda, dio a ello consentimiento (Mampel: 223).
Pero Uslar Pietri prefiere la versión de los que sostenían que a don Fernando lo tomó desprevenido su proclamación y al relatar el episodio desde la perspectiva del paciente, no del agente, lo presenta como un pelele y realza en cambio la figura de Aguirre.
En general, Uslar Pietri supo convertir en una novela las crónicas de la rebelión de los marañones, sobre todo mediante la acertada elección de un punto de vista restrictivo, pero también mediante el desarrollo en escenas de lo que Vásquez y otros cronistas sólo relatan de manera sucinta; sin embargo, no ofrece ninguna interpretación de los hechos que rebase la de las crónicas, pues sólo se dice que peleaba para que “el reino [del Perú] quede de una vez para siempre para los que lo conquistaron y poblaron” (21). El camino de El Dorado empieza de noche (con el secuestro de Portillo) y al final Custodio Hernández corta la cabeza a Lope de Aguirre, que ha sido abatido a arcabuzazos, y sale de la casa en que se hallaba precisamente en el momento en que amanece. Por eso todo lo que se cuenta en la novela, parece una pesadilla. Además, Hernández lleva la cabeza colgada “como un farol apagado” (259). Así, Aguirre aparece como un hombre fuera de lo común, pero en cierto modo también como el iniciador de la emancipación americana, un fuego, que volvería a prender.
Las explicaciones de Ramón J. Sender
Ramón J. Sender se propuso ante todo explicar en su novela la rebelión de los marañones; esa rebelión era una especie de escándalo y para entenderla no bastaba con recordar que su protagonista principal era conocido en el Perú como Aguirre, el Loco. Es cierto que Sender parece recoger esta tesis al relatar que, cuando nació su hija Elvira, Lope de Aguirre “salió de su casa para avisar al cura y bautizarla y, habiéndose olvidado por el camino, se fue a beber con el primer conocido que topó” (25), así como que, después de asesinar a Çalduendo en presencia de Guzmán, entró al bohío de doña Inés de Atienza y la mulata María. “Pero no había nadie, y entonces recordó que había dado órdenes de que las mataran” (219), todo lo cual revela un desarreglo mental. Lo importante, sin embargo, es que Aguirre “publicaba que se había alzado porque había servido á Su Majestad veinte y cuatro años en el Perú, y que no había habido remuneración de sus servicios” (Mampel: 27), ya que así todos sus actos se explican por un deseo de reivindicación. En otras palabras, Sender recoge una de las tesis reseñadas por Emiliano Jos en su libro Ciencia y osadía sobre Lope de Aguirre,6 pues éste recuerda que los alienados razonantes se caracterizan “por la persistencia de su lucidez y el carácter lógico de su delirio que se traduce por un deseo de reivindicaciones más o menos quiméricas, obsesionantes, persistentes, [que acaban] conduciéndo [los] a la agresión peligrosa y al crimen” (16); aunque estos personajes son “teatralmente interesantes cuando no sanguinarios… solamente conducen a movimientos o hechos inútiles o prematuros” (14) por lo general, comienzan por sobrevalorar ciertas ideas que los llevan a pensar que se ha cometido una injusticia con ellos y a buscar un culpable, hasta caer en el delirio de reivindicaciones. A pesar de que no tienen ideales y sólo tratan de vengar supuestos agravios, “No es raro que sus concepciones delirantes se comuniquen a quienes los acompañan” (16), pues sobre todo “las épocas de intensas y extensas convulsiones históricas, provocan la ascensión a la superficie de la vida colectiva, de personalidades psicológicamente mórbidas, las cuales comunican a los acontecimientos una nota vesánica, que en épocas normales sería simplemente delictuosa y privada” (14). Por su parte, Ramón J. Sender hace suya esta observación cuando escribe que “en tiempos confusos el más extremista suele arrastrar consigo las opiniones de los otros, y Lope de Aguirre lo era. Tenía, pues, no pocos partidarios” (151); también señala que “Entre todas las palabras que [Aguirre] relacionaba con su estado había una que le parecía especialmente adecuada: venganza… Pero había otra mejor para Lope: reivindicación” (67). Sin embargo, Sender no se limita a repetir la tesis mencionada, pues recuerda que Aguirre había pasado a las Indias con el deseo de “valer más” y se da cuenta de que el caudillo quería por lo menos ganar fama; por eso en su novela el rebelde piensa que “Gente más ruin que yo hay en el mundo y con todo y eso han prosperado y algunos han salido adelante con títulos del reino y con muchos millones de pesos de oro fino” (67); es cierto que “Algunos sólo sacaron fama y reputación, pero alg...
Índice
- Agradecimientos
- Nota
- La nueva novela histórica hispanoamericana
- Colón, personaje novelesco
- América, ese paraíso perdido
- Aguirre y la rebelión de los marañones
- Regreso a Omagua Carlos Saura y Lope de Aguirre
- Reinaldo Arenas, Alejo Carpentier y la nueva novela histórica hispanoamericana
- El grito de Ajetreo
- Una novela desmangada
- Del Paso y la historia como ready made
- Apéndice
- Colón en la pantalla
- El impermeable de Colón
- Aviso legal