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Los 65 errores más frecuentes del escritor
Descripción del libro
Los grandes relatos provienen también de la detección de los errores. De eso trata este libro. Habrás comprobado que no basta con tener buenas ideas y que lograr un texto atrapante depende también de varias cuestiones que se contemplan en este libro. La meta: un libro que los lectores se reomienden entre sí. Como dice Ciryl Connolly: «Todo lo que no sea escribir para intentar una obra maestra es una pérdida de tiempo».
Consulta tu problema y encontrarás el remedio entre éstas páginas: «Noto que algo falla y no sé qué es.» «He llegado hasta aquí y no sé cómo continuar.» «No sé cómo redondear la idea brillante que se me ha ocurrido.» «Quiero sopesar posibilidades antes de ponerme a escribir.» «Quiero valorar todas las posibilidades tral el punto final.» Y muchos más.
Preguntas frecuentes
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Información
Error n.o 1: sabotearse, sinónimo de bloquearse
Uno de los síntomas frecuentes: «Me falta tiempo para escribir».
¿El bloqueo es un error? Sí, lo es cuando quien lo padece lo considera un producto de su incapacidad en lugar de buscar el remedio contra la parálisis, la angustia y la descalificación personal que provoca.
A sus 31 años, Tolstói le escribió a Vasili Petróvich: «¡Estoy acabado como escritor! Es definitivo». Poco tiempo después escribió Guerra y paz y Anna Karénina.
Los casos (entre otros)
–No valgo para esto.
–Me falta «inspiración» para seguir.
–Todo lo que escribo es mediocre.
–Me faltan ideas.
–No sé cómo completar las escenas.
–Tengo tantas ideas que no sé por dónde empezar.
Remedios (claves y secretos)
Los escritores se dividen entre los que siempre pueden escribir y los que cada tantos días o minutos se bloquean. Evitar el bloqueo es también una cuestión de actitud. No sufras, actúa.
Los que siempre pueden escribir se dan permiso, saben que escribir es tan sencillo (aunque no tan simple) como apuntar palabras o tomar nota de lo que desencadena un aroma, del soñar despierto, de las suposiciones, de las observaciones, de las dudas o las dificultades. Después seleccionan y ajustan la trama. Los otros gestionan las condiciones para no poder escribir, generalmente sin percatarse de que las gestionan, mientras los fantasmas, que pugnaban por salir, se hacen el festín en la mente y en el corazón del sufriente creador imposibilitado de crear, asoma en ellos el crítico antes que el inventor, el resultado es la frustración.
Primera recomendación. Evita la autoexigencia exagerada. A fuerza de querer obtener frases perfectas, corres el riesgo de desanimarte y abandonar. Te recomiendo la técnica de las tres lecturas:
En la primera, te colocas en la piel de un lector jovial, al que le encanta tu novela y destaca todos los puntos positivos. En la segunda, en la de un lector despectivo, que destaca los puntos negativos del relato. En la tercera, en la de un lector neutro, que intenta ser lo más objetivo posible y que descubre el estilo, y controla y mejora los errores antes de dárselo a leer a un tercero.
Segunda recomendación. Presta atención a las prescripciones contra esos estados peligrosos de la mente y el alma:
No escribas en orden lógico (principio, medio y final), escribe partes aisladas del total, así sea una novela, un ensayo, un artículo o un cuento.
En lugar de buscar ideas en la mente, búscalas entre lo que has escrito hasta ahora, una palabra, una frase que te provoque una asociación, y confecciona una lista de ocurrencias. Llegará un momento en que no podrás parar. Les pasa a mis talleristas.
Si te frenas porque hay cosas que no te atreves a decir ni siquiera en tu diario íntimo, trata de averiguar si lo que tienes es miedo de escucharte. ¿Es eso? Escribe sobre el miedo y verás que tu mundo interno se reacomoda en nuevas direcciones.
El pudor es un aspecto muy común que impide avanzar y que para no correr el riesgo de ser criticados ha llevado a muchos a la decisión de camuflar eso que presiona en su interior, o que algún implicado en su relato se ofenda aunque lo coloquen en un personaje de ficción. Sin embargo, he comprobado que si los implicados lo leen, generalmente no se reconocen en el texto. La represión verbal se traduce en grumos internos. Seguramente, ya sabes de qué estoy hablando. Te aseguro que si te arriesgas, será saludable para ti y llegarán las compensaciones.
Considera que lo que escribes en los primeros intentos son borradores, no pretendas que sean textos acabados: los borradores son continuaciones del pensamiento y con ellos le haces frente al saboteador. Mientras tanto, no pierdas tiempo revisando, sigue adelante.
Deja algo «en el tintero» para el día siguiente, siempre que puedas, como hacía Hemingway, que de ese modo no se bloqueaba.
Y si de pronto decides que ya no puedes más, que no das la talla y estás a punto de abandonar, relee alguno de tus mejores párrafos y recuerda en qué circunstancia lo escribiste, tal vez también te resultó difícil hacerlo y estuviste a punto de abandonar. Eso te levantará el ánimo.
«No tengo tiempo para escribir» es un pretexto inaceptable. Es imposible que no dispongas de diez minutos cada día. Piénsalo, y encuentra tú mismo o tú misma la respuesta. Si tu placer es escribir, escribe.
Toma ideas. Así lo consiguen...
Italo Calvino: «Cuando escribo, procedo por series: tengo muchas carpetas donde meto las páginas escritas, según las ideas que me pasan por la cabeza, o apuntes de cosas que quisiera escribir. Tengo una carpeta para los objetos, una carpeta para los animales, una para las personas, una carpeta para los personajes históricos y otra para los héroes de la mitología; tengo una carpeta sobre las cuatro estaciones y una sobre los cinco sentidos; en una recojo páginas sobre las ciudades y los paisajes de mi vida, y en otra, ciudades imaginarias, fuera del espacio y del tiempo. Cuando una carpeta empieza a llenarse de páginas, me pongo a pensar en el libro que puedo sacar de ellas».
Raymond Carver: «Me puse a escribir una historia cuya primera frase me dio la pauta a seguir. Durante días y más días pensé mucho en esa frase: “Él pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono”. Sabía que la historia estaba allí, que de esas palabras brotaba su esencia. Sentí hasta los huesos que a partir de ese comienzo podría crecer, hacerse cuento, si le dedicaba el tiempo necesario. Después de esa primera frase escrita de buena mañana, brotaron otras para complementarla, como si escribiese un poema: una línea y otra debajo y otra más. Maravillosamente pronto vi la historia y supe que era mía, la única por la que había esperado ponerme a escribir».
Haz la prueba
No sabes cómo seguir. Con frecuencia, las semillas que dan buenos frutos están contenidas en lo que ya hemos escrito antes.
El ejercicio adecuado es:
- Identifica las palabras que te resuenan.
- Identifica las frases que te resuenan.
- Identifica algún diálogo en especial que llame tu atención, una descripción u otro componente del relato que te provoque resonancias.
Tira de allí para avanzar. Si te resuenan es porque contienen semillas, vuelve a sembrarlas y espera, seguro que dan nuevos frutos: escen...
Índice
- Servicio de urgencias literarias (secretos, ejemplos y ejercicios)
- Sala de operaciones
- Error n.o 1: sabotearse, sinónimo de bloquearse
- Error n.o 2: un comienzo en el que no empieza nada
- Error n.o 3: no situar al lector (de ficción o no ficción)
- Error n.o 4: el final no convence, no ilumina, no conmueve
- Error n.o 5: olvidarse de lo esencial que es crear un mundo propio
- Error n.o 6: no saber de qué quieres hablar
- Error n.o 7: uso desafortunado del punto de vista
- Error n.o 8: cambiar de narrador arbitrariamente
- Error n.o 9: carencia de matices tonales
- Error n.o 10: recurrir a un narrador decimonónico
- Error n.o 11: saber poco acerca de tu protagonista
- Error n.o 12: el personaje resulta esquemático
- Error n.o 13: no otorgarles funciones a los secundarios
- Error n.o 14: perder de vista el hilo central
- Error n.o 15: los desvíos no pertinentes interrumpen la unidad de la trama
- Error n.o 16: una trama endeble
- Error n.o 17: no insinuar líneas temáticas
- Error n.o 18: no dosificar la acción con acierto
- Error n.o 19: sin armonía no hay una buena estructura
- Error n.o 20: capítulos que no son capítulos o que cojean
- Error n.o 21: no poder resistirse a la tentación de añadir
- Error n.o 22: escatimar información
- Error n.o 23: girar en torno a una idea sin variaciones
- Error n.o 24: detenerse en la profusión de datos irrelevantes y abandonar otros por el camino
- Error n.o 25: sin suposiciones no hay misterio ni suspense
- Error n.o 26: creer que la acción dramática es un agregado más
- Error n.o 27: los personajes no hablan a su manera
- Error n.o 28: la intriga no avanza. La progresión brilla por su ausencia
- Error n.o 29: ninguna crisis, cero tensión
- Error n.o 30: usar una casualidad para resolver un problema
- Error n.o 31: olvidarse de retomar
- Error n.o 32: no trascender lo anecdótico
- Error n.o 33: informar en lugar de sugerir
- Error n.o 34: la estructuranarrativa no cumple su función
- Error n.o 35: la descripción es pobre o poco funcional
- Error n.o 36: la historia ocurre en ninguna parte
- Error n.o 37: sin ambientación el mundo creado no se sostiene
- Error n.o 38: echar mano del paisaje o de la meteorología de forma mecánica
- Error n.o 39: escenas desangeladas
- Error n.o 40: carencia de detalles esenciales
- Error n.o 41: recurrir a las abstracciones, no mostrar lo concreto
- Error n.o 42: prescindir de los sentimientos
- Error n.o 43: incluir objetos que no aportan algo más al relato
- Error n.o 44: no reparar en las funciones que ejerce el tiempo
- Error n.o 45: olvidarse de las conexiones y las transiciones
- Error n.o 46: olvidarse de los contrastes
- Error n.o 47: el conjunto está desequilibrado y falla la unidad
- Error n.o 48: confiar en el qué más que en el cómo
- Error n.o 49: no controlar el ritmo particular
- Error n.o 50: sombras que tapan la claridad
- Error n.o 51: el título no invita a entrar en el libro
- Error n.o 52: no regular la desmesura
- Error n.o 53: las reiteraciones y la redundancia brillan por su exceso
- Error n.o 54: perder de vista la efectividad de la palabra: sufrir de ceguera léxica
- Error n.o 55: desaprovechar el aporte de la sintaxis
- Error n.o 56: frases enfermas
- Error n.o 57: el empacho lingüístico: el tópico
- Error n.o 58: no reparar en que hay sustantivos más narrativos que otros
- Error n.o 59: caer en la trampa que tienden los adjetivos
- Error n.o 60: síntomas de los tiempos verbales
- Error n.o 61: enfermedades graves del discurso: porqueísmo y dequeísmo
- Error n.o 62: puntuación
- Error n.o 63: la coma comestible
- Error n.o 64: no reparar en la correlación entre género y lenguaje
- Error n.o 65: ponerse a corregir todo a la vez
- Créditos
- ALBA