La fiesta en el jardín
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La fiesta en el jardín

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  3. Disponible en iOS y Android
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Descripción del libro

Los Sheridan preparan una fiesta en el jardín de su casa. Laura la hija pequeña se entera de la muerte de su vecino Scott. ¿Se suspenderá la fiesta en el jardín? Eso es lo que espera la joven. Relato sutil y prodigioso, el último que publicó en vida la magnífica autora neozelandesa considerada por muchos como una de las más importantes escritoras de relatos de todos los tiempos. La delicadeza que transfiere a los personajes de sus cuentos y su capacidad para condensar en gestos e imágenes una pluralidad de conciencias y sentimientos, todo ello entrelazado con meditaciones sobre las diferencias entre clases sociales, la vida y la muerte, la ilusión y la realidad.

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Información

Año
2019
ISBN del libro electrónico
9788417651640
Categoría
Literatura
Y hacía un tiempo ideal. No habrían encontrado un día mejor para celebrar una fiesta en el jardín ni si lo hubiesen encargado. Sin viento, cálido, ni una nube en el cielo. Solo velaba el azul una tenue bruma dorada, como ocurre a veces a inicios del verano. El jardinero, que se había levantado al amanecer para cortar y rastrillar el césped, había dejado resplandecientes la hierba y los rosetones oscuros y chatos donde antes estaban las margaritas. En cuanto a las rosas, daba la sensación de que sabían muy bien que eran las únicas flores capaces de impresionar a los invitados; son las únicas flores que todos conocen. Cientos, sí, literalmente cientos se habían abierto durante la noche; los verdes rosales se doblegaban bajo su peso como si los hubiesen visitado unos arcángeles.
No habían terminado de desayunar cuando llegaron los hombres que iban a levantar la carpa.
—¿Dónde quieres que la pongan, mamá?
—Querida mía, no hace falta que me lo preguntes. Este año he decidido dejarlo todo en vuestras manos. Olvidad que soy vuestra madre y tratadme como a una invitada de honor.
Pero Meg no podía atender a los trabajadores. Se había lavado el pelo antes de desayunar y tomaba el café tocada con un turbante verde y un rizo oscuro y mojado estampado en cada mejilla. Jose, la mariposa, siempre bajaba a desayunar vestida con unas enaguas de seda y la chaqueta de un quimono.
—Tendrás que ir tú, Laura, que eres la más artística.
Y allá fue Laura, con su pan con mantequilla en la mano. Era fantástico tener una excusa para comer fuera, y además le encantaba organizar las cosas; siempre le parecía que lo hacía mejor que nadie.
Cuatro hombres en mangas de camisa aguardaban en el sendero del jardín. Llevaban postes cubiertos con rollos de lona y unas grandes bolsas de herramientas les colgaban del hombro. Estaban impresionantes. Laura deseó no llevar en la mano aquella rebanada de pan con mantequilla, pero no sabía dónde dejarla y no le parecía bien tirarla sin más. Se ruborizó e intentó adoptar una expresión severa, e incluso algo miope, mientras se acercaba.
—Buenos días —dijo, imitando la voz de su madre. Pero sonaba tan espantosamente afectada que se avergonzó, y balbució como una niñita—: Hum…, haaan…, ¿han venido por el asunto de la carpa?
—Pues sí, señorita —dijo el hombre más alto, un tipo larguirucho y pecoso que se cambió la bolsa de hombro, se echó hacia atrás el sombrero de paja y le sonrió—. Por ese mismo asunto.
Su sonrisa era tan espontánea y amable que Laura se sintió mejor. Qué ojos tan bonitos tenía, ¡pequeños, pero de un azul tan intenso…! Y luego vio que los demás también sonreían. «Anímate, que no mordemos», parecían decirle con su sonrisa. ¡Qué trabajadores más agradables! ¡Y qué mañana tan preciosa! Pero no debía mencionar la mañana; tenía que parecer profesional. La carpa.
—¿El prado de los lirios? ¿Servirá?
Y señaló el prado con la mano que no sostenía la rebanada de pan. Ellos se volvieron y miraron en aquella dirección. Un hombrecillo gordo torció el labio inferior y el hombre alto frunció el ceño.
—No me gusta, apenas se ve —le dijo, y se volvió para hablarle con su naturalidad característica—. Verá, lo que interesa con las carpas es ponerlas en un sitio que se vea mucho, como un buen bofetón en los ojos, no sé si me entiende.
La educación que Laura había recibido le hizo preguntarse si era respetuoso que un trabajador le hablase de aquel modo; pero entendió muy bien lo que le decía.
—En un rincón de la pista de tenis —sugirió—. Pero la orquesta ocupará el otro extremo.
—Caray, conque hasta tendrán orquesta, ¿eh? —dijo otro trabajador. Era pálido y escrutó la pista de tenis con expresión exhausta. ¿Qué estaría pensando?
—Será una orquesta muy pequeña —dijo Laura con suavidad. Si la orquesta era pequeña, quizá a aquel hombre no le importase tanto.
Pero entonces intervino el hombre alto.
—Mire, señorita. Ese es un buen sitio, delante de aquellos árboles. Allí se verá bien.
Delante de los karakas. Pero entonces no se verían, y eran unos árboles tan hermosos, con sus amplias hojas lustrosas y sus racimos de fruta amarilla… La clase de árboles que imaginamos en una isla desierta, altivos y solitarios, con sus hojas y frutos alzados al sol en una suerte de silencioso esplendor. ¿Y tenía que ocultarlos una carpa?
Pues sí. Los trabajadores ya se habían cargado los palos al hombro y se dirigían hacia allí. Solo se había rezagado el hombre alto. Se inclinó, pellizcó una ramita de lavanda, se llevó el índice y el pulgar a la nariz y aspiró el aroma. Al ver el gesto, Laura se olvidó por completo de los karakas, maravillada de que a aquel hombre le interesaran cosas así, que le gustara el aroma de la lavanda. ¿Cuántos, entre sus conocidos, habrían hecho algo semejante? Qué trabajadores tan extraordinarios, pensó. ¿Por qué no podía tener como amigos a trabajadores como aquellos, en lugar de los muchachos bobos con los que bailaba y que venían a cenar los domingos? Ella se llevaría mucho mejor con hombres así.
La culpa de todo, decidió mientras el hombre alto dibujaba algo en el dorso de un sobre, algo ...

Índice

  1. Portada
  2. La fiesta en el jardín
  3. La fiesta en el jardín
  4. La señorita Brill
  5. Promoción
  6. Sobre este libro
  7. Sobre Katherine Mansfield
  8. Sobre Carmen Bueno
  9. Créditos
  10. Índice
  11. Contraportada