Toronto
Ontario
El hombre que acaba de salir al escenario en el Sony Centre de Toronto no se da cuenta de que no es un hombre en absoluto.
Es el sueño de un niño que está de pie en una trepidante vía de tren.
El niño y el hombre se sueñan el uno al otro.
Se recuerdan el uno al otro.
Cogidos de la mano, salen bajo los focos. Caminan hasta el borde del mundo. El sonido es ensordecedor. La tierra tiembla bajo sus pies. Miran hacia abajo, a las profundidades cósmicas.
*
Hemos cruzado fronteras.
Hemos atravesado barrios marginales regenerados, barrios marginales en proceso de regeneración y barrios marginales moribundos.
Hemos cruzado el país, sobre campos de trigo, campos de mostaza, campos de maíz, campos de judías y campos de girasoles.
Hemos viajado junto a grandes masas de agua moviéndose libremente: el río Cumberland, el Ohio, la confluencia de los ríos Kansas y Missouri, el Milwaukee, el St. Croix, el Mississipi, el South Platte, el Elbow y el Bow, el Saskatchewan, el Fraser, el Duwamish, el Willamette, el San Francisco, el Los Ángeles, el Colorado, el Potomac, el Schuylkill, el Hudson, el Detroit, el Delaware, el Don y el St. Lawrence.
Nos hemos perdido en ciudades de gran belleza arquitectónica. Hemos ido por la sombra y nos hemos dejado ver por la noche. Hemos contemplado, maravillados, siluetas urbanas distantes.
Hemos conversado en templos masónicos, parques, granjas de trescientas hectáreas, teatros señeros, teatros construidos en estilo barroco español, teatros construidos en estilo barroco francés e italiano, teatros construidos en estilo renacentista italiano y teatros construidos en estilo gótico español. Hemos conversado en teatros neoclásicos hechos con caliza de Alabama, en teatros neorrenacentistas, en teatros de vodevil, en grandes cines reconvertidos en multisalas, en centros de artes escénicas, culturales y comunitarios, en iglesias de la Unificación, en salas de concierto construidas en estilo neomorisco y en inmensos auditorios al aire libre.
Hemos recorrido miles de kilómetros en autobuses, furgonetas, taxis, limusinas y todoterrenos. Hemos ido en trenes, en tranvías y en trolebuses. Hemos caminado por calles atestadas de gente y por calles vacías.
Hemos volado por el cielo en British Airways, Delta Air Lines, Air Canada, Alaska Airlines, United Airlines, American Airlines, Southwest Airlines y hemos esperado en las salas de embarque de los aeropuertos internacionales de Minneapolis-St Paul, Denver, Edmonton, Portland, San Francisco, Los Ángeles, Austin-Bergstrom, Louis Armstrong New Orleans, JFK y Toronto Pearson.
Nos hemos alimentado con comida de panaderos artesanos, carniceros orgánicos, pescadores de anzuelo, franquicias de comida rápida, puestos de tacos y de pollo, bufés de ensaladas, cintas transportadoras de sushi, cajas de pizza, restaurantes abiertos toda la noche, restaurantes de cinco estrellas, bares de carretera, establecimientos de centros comerciales, mercadillos de agricultores, servicios de catering a domicilio, minibares, comedores de hoteles, cadenas de cafeterías, delicatessens, restaurantes, bares, hamburgueserías, puestos de perritos calientes. Hemos hecho uso del servicio de habitaciones.
Nos hemos sentado en vestíbulos abovedados, diseñados siguiendo el modelo del Panteón de Roma y construidos con setecientas toneladas de mármol rosa. Nos hemos sentado en el backstage, en camerinos malolientes y desoladores.
Hemos visitado estudios de televisión y emisoras de radio sin guardar ningún recuerdo de ello.
Hemos estado tumbados en una cama del Hotel Sheraton de Nashville mirando el techo. Hemos escrutado el espejo del cuarto de baño del Hotel Intercontinental de Kansas City y hemos vomitado marisco en un lavabo del Grand Hotel de Minneapolis. Hemos escrito listas de la ropa que hay que dar al tinte en el Fairmont Hotel Macdonald de Edmonton y en el Ritz-Carlton de Washington. Nos hemos masturbado en el Hotel Bowery de Nueva York y en el Sunset Marquis de West Hollywood. Nos hemos sentado en el jardín de rosas del Ritz-Carlton de San Francisco a fumar un cigarrillo tras otro. Nos han hecho proposiciones sexuales en el vestíbulo del Hotel W de Austin. Hemos visto la tele durante toda la noche en el Four Seasons de Denver. Nos han hecho la manicura en el spa del Shangri-La de Vancouv...