Andreu Espasa
Historia del New Deal
Conflicto y reforma durante la Gran Depresión
colección investigación y debate
Serie Estudios norteamericanos
© Fotografía de cubierta: [Group (Bonus Army?) in front of U. S. Capitol, Washington D. C.], Harris & Ewing, 1932. Fuente: Library of Congress Prints and Photographs Division (Washington D. C., 20540 USA).
© Andreu ESPASA DE LA FUENTE, 2020
© instituto universitario de investigación en estudios norteamericanos BENJAMIN Franklin, 2020 Universidad de AlcaláCalle de la Trinidad 1 28801 Alcalá de Henares (Madrid)Tel. 91 885 52 54 www.institutofranklin.net
© Los libros de la Catarata, 2020
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www.catarata.org
HISTORIA DEL NEW DEAL.CONFLICTO Y REFORMA DURANTE LA GRAN DEPRESIÓN
ISBN: 978-84-1352-100-8
E-ISBN: 978-84-1352-138-1
DEPÓSITO LEGAL: M-28.224-2020
thema: NHK/NHT/3MPBGJ-US-K
este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.
A Pere de la Fuente Collell (1946-2012)
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Introducción
Un mundo en crisis
La memoria de la Gran Depresión parece más viva que nunca. Ante la Gran Recesión iniciada en 2007-2008 y la crisis del coronavirus, han abundado las comparaciones con la que, hasta la fecha, sigue siendo considerada una de las peores crisis de la historia del capitalismo. A pesar de las diferencias de contexto histórico, sin duda los años treinta presentan muchas analogías con el tiempo actual. Probablemente la similitud más importante es el carácter múltiple de ambas crisis. Lo que empezó en 1929 como una crisis económica derivó en muchos países en una crisis de representatividad política, con una rápida disminución del número de regímenes democráticos, y, en el ámbito exterior, en una fuerte crisis geopolítica, que terminaría provocando el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Ochenta años después, durante la Gran Recesión, la debacle económica también generó una dura crisis de legitimidad política para muchos Gobiernos. En los últimos años, el populismo de derechas ha logrado sorprendentes victorias electorales en países como Brasil, Estados Unidos y el Reino Unido. En el plano geopolítico, asistimos a un enfriamiento en las relaciones entre Moscú y Washington y a una guerra comercial con Pekín. A la crisis económica, democrática y geopolítica, en la actualidad hay que sumar también una crisis ecológica que amenaza con terminar con las condiciones de habitabilidad del planeta.
Es natural, pues, que, en nuestro tiempo de crisis, haya un creciente interés por las lecciones que se puedan extraer del gran programa de reformas económicas y políticas impulsado por el presidente Franklin Delano Roosevelt para sacar a Estados Unidos de la profunda depresión en la que se encontraba. Sin duda, la popularidad de su programa, el New Deal, resulta inseparable del carácter mítico de la figura de Roosevelt, quien enfrentó con éxito los dos mayores retos del siglo XX: la Gran Depresión y el fascismo internacional. La Administración Roosevelt (1933-1945) puso los cimientos para la creación del estado del bienestar norteamericano y el inicio de una recuperación económica de larga duración, al mismo tiempo que asumía los riesgos y las contradicciones de elevar a Washington a su nueva posición de primera potencia mundial. Las circunstancias particulares de su muerte, todavía en el cargo y a pocas semanas de lograr la rendición nazi, contribuyeron a engrandecer el mito. Mientras el presidente Wilson había fallecido en 1924 tras haber sido derrotado en sus intentos por lograr el ingreso de Estados Unidos a la Sociedad de Naciones, Roosevelt, en cambio, murió en 1945 con las botas puestas, lo que sin duda hizo volar la imaginación contrafactual de sus seguidores. De ahí la extendida creencia de que, en caso de haber vivido unos años más, quizás Roosevelt hubiera podido evitar la dinámica de confrontación mundial que se impuso durante la Guerra Fría.
Con el paso del tiempo, la memoria del New Deal ha evolucionado, no sin presentar algunas ironías históricas. En la actualidad, el New Deal ya no es la bandera de los demócratas con sensibilidad social, sino la de los que, viniendo de una tradición obrerista, aprovechan la derechización de la mayoría del Partido Demócrata para reclamar un espíritu radicalmente reformista que permita romper con los grandes consensos neoliberales de las últimas décadas. El caso más relevante de esta tendencia es el famoso Green New Deal. Sus máximos defensores —el senador Bernie Sanders y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez— se definen como socialistas democráticos y defienden un modelo de transición energética que permita la simultánea reducción de los gases de efecto invernadero y de la desigualdad social. Fuera de Estados Unidos, las referencias al New Deal se han vuelto cada vez más frecuentes. Incluso el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, con una formación muy nacionalista y poco dado a invocar ejemplos del extranjero, ha citado a Roosevelt y su New Deal como fuente de inspiración para su proyecto de transformación nacional.
Hoy por hoy, el New Deal se suele entender como la versión estadounidense de la revolución keynesiana que transformó la forma de comprender la ciencia económica y, sobre todo, la intervención del Estado en la economía. Aunque la influencia del pensamiento de Keynes en importantes sectores de la Administración Roosevelt resulta innegable, esta percepción tiende a simplificar un fenómeno histórico necesariamente complejo. En este caso se confunden los resultados duraderos de la presidencia Roosevelt con el abanico de posibilidades y contingencias que marcaron el desarrollo de la respuesta gubernamental a la Gran Depresión. Este libro se propone explicar la historia del New Deal como un proceso que, lejos de pretender aplicar una teoría concreta, estuvo marcado por un fuerte grado de experimentalismo, con numerosas improvisaciones, fracasos parciales y rectificaciones constantes, ya fuera por insatisfacción ante los resultados económicos o por las constantes exigencias del contexto político del momento.
Para comprender el desarrollo del New Deal es necesario enmarcar este episodio como un capítulo decisivo en la historia de la democracia en Estados Unidos. Se ha escrito mucho del siglo XX como un siglo muy ideológico, marcado tanto por la influencia del comunismo soviético como por las distintas respuestas que generó este desafío, especialmente el fascismo de entreguerras. En las grandes narrativas del siglo XX, ocupa también un lugar destacado el fin de los grandes imperios europeos y el proceso de descolonización. Obviamente, no han faltado análisis sobre el ascenso de Estados Unidos como primera potencia mundial y la consiguiente caracterización del “siglo americano”. Estas narrativas suelen centrarse en el desarrollo de la política exterior estadounidense y su papel determinante como motor de desarrollo capitalista y como eje central del proceso de globalización y de las instituciones que garantizan la gobernanza mundial del capitalismo. Sin embargo, se ha dedicado poca atención a la historia del sistema democrático en Estados Unidos. Quizás este olvido tenga que ver, paradójicamente, con el carácter hegemónico de la ideología americanista. No hay nada más naturalizado que aquello que se considera inmune al paso del tiempo. El hecho de que Estados Unidos siga funcionando con un texto constitucional del siglo XVIII, de que siempre haya celebrado sus elecciones presidenciales cada cuatro años independientemente de cualquier contingencia bélica o de que los dos principales partidos políticos sean nominalmente los mismos desde hace más de siglo y medio, alimenta la falsa sensación de que la democracia estadounidense funciona como un reloj suizo.
A su vez, el estudio del New Deal también nos permite entender mejor un proceso histórico que trasciende los límites de la historia estadounidense: la difícil coexistencia entre el capitalismo y la democracia, especialmente cuando el primero no da los resultados necesarios para lubricar sus inevitables conflictos con la soberanía popular. También puede enriquecer nuestra visión del siglo XX como un periodo marcado por grandes movimientos sociales que lograron democratizar parcialmente la organización política y económica en sus respectivos países, especialmente en momentos de grandes crisis como la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Muchos historiadores han señalado de forma convincente la importancia del miedo provocado por la Revolución soviética para entender las impresionantes conquistas sociales en los países del centro capitalista durante el siglo XX. Sin embargo, la historia del estado del bienestar moderno no puede entenderse solamente como ...