El derecho a entender
eBook - ePub

El derecho a entender

La comunicación clara, la mejor defensa de la ciudadanía

Mario Tascón, Estrella Montolío

Compartir libro
  1. 190 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

El derecho a entender

La comunicación clara, la mejor defensa de la ciudadanía

Mario Tascón, Estrella Montolío

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

¿Ha recibido algún documento o notificación de la Administración o de alguna compañía que no haya entendido? ¿Ha necesitado explicaciones telefónicas para comprender el mensaje o sus implicaciones? A la ansiedad que nos genera vernos obligados a solicitar aclaraciones, se añade el desánimo que experimentamos ante pantallas ingratas, plagadas de botones y textos sinuosos cuya aceptación terminamos pulsando.Hace ya más de cincuenta años que los movimientos civiles norteamericanos empezaron a reclamar el derecho de los ciudadanos a entender a su Administración, a recibir una comunicación que puedan comprender sin dificultad.Este libro analiza el concepto del derecho a entender, su desarrollo histórico y la protección que ya se le otorga en numerosos países; las implicaciones que ese derecho exige en la era de Internet y la normativa que lo ampara, particularmente en la Unión Europea. Además, y este es quizá el mayor valor de esta obra, aporta la metodología con la cual lograr una comunicación clara que sitúe a las personas en el centro.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es El derecho a entender un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a El derecho a entender de Mario Tascón, Estrella Montolío en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Filología y Estudios de comunicación. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2020
ISBN
9788413520018


CAPÍTULO 1

La historia reciente de un derecho

Juristas, escritores y políticos
en defensa de la claridad
Somos deudores de los romanos en muchos aspectos, incluida la exigencia de claridad de los textos legales. La expresión acuñada en el derecho romano In claris non fit interpretatio tiene su origen entre los siglos II y III a. C., en pleno apogeo de las escuelas jurídicas romanas. La expresión significa que cuando un precepto es claro, no precisa interpretación y, por tanto, es fácil aplicarlo. Si bien el derecho a entender no aparece como tal en la historia, podríamos considerar esta aportación de la cultura romana como el germen de dicho derecho.
Conviene recordar no solo las referencias a la claridad que el derecho romano introdujo tanto en los textos como en la comunicación oral o en el rico hilo de reflexiones sobre el tema en la tradición retórica o en los tratados de predicación medieval, sino las que siglos después también han propuesto estudiosos de la escritura y del estilo. La creciente complejidad del mundo y la revolución tecnológica han puesto de nuevo sobre la mesa la importancia de la claridad en la comunicación.
En la era moderna y en el ámbito de la claridad lingüística, las investigaciones anglosajonas han sido pioneras. Los precursores del estudio de la redacción son los filósofos británicos del siglo XIX. Así, Herbert Spencer publicó en 1852 The Philosophy of Style, obra en la que recomendaba redactar con frases cortas y palabras sencillas.
Por su parte, y también en el mundo anglosajón, en Estados Unidos el profesor William Strunk Jr. y su alumno E. B. White escribieron en 1919 la primera —y considerada durante mucho tiempo la mejor— guía de estilo en lengua inglesa, The Elements of Style, que fue seleccionada en 2011 por la revista Time2 entre los cien libros de no ficción más influyentes escritos en inglés desde que se fundó la publicación. La guía, claro está, se ha quedado obsoleta en cuanto al uso de determinadas palabras, pero las pautas de escritura clara, concisa y concreta que aporta para favorecer la comprensión de los textos siguen siendo válidas en buena medida.
Si nos centramos en España, en 1897 apareció el artículo “Hablemos claro” de A. Sánchez Pérez en la revista La ilustración ibérica, semanario científico, literario y artístico publicado en Barcelona. El autor criticaba el uso indiscriminado de anglicismos y galicismos sin una finalidad comunicativa, por pura moda. De sus líneas deducimos que Sánchez Pérez defendía el derecho a entender: “¿Queréis escribir bien? Pues decid siempre lo que penséis y decidlo de manera que las personas a quienes os dirigís lo comprendan”. También aludía a la evolución de la lengua con una mentalidad abierta, pero sin perder el foco en la claridad: “No nos obsti­­nemos en cerrar las puertas de la patria a los neologismos, siempre necesarios y ahora más necesarios que nunca, […]; pero, señor, hablemos claro, si es que hablamos para entendernos”3.
La defensa de la claridad del lenguaje se amplió a la política a mediados del siglo XX gracias a la mano de dos notorias figuras británicas que manejaban de forma ejemplar la lengua inglesa: el escritor George Orwell y el estadista Winston Churchill. Ambos coincidieron en propugnar la importancia de la claridad en el lenguaje.
Winston Churchill redactó en 1940 una petición titulada I call for brevity, en la que pedía a su equipo que redactara de manera sintética los informes que le iban a ser entregados. Las tropas británicas estaban luchando junto con los aliados en la Segunda Guerra Mundial, y la eficacia comunicativa era crucial. En ese sucinto documento oficial, Churchill enumeró varias indicaciones para mejorar los textos: las cuestiones principales debían aparecer en párrafos cortos, ordenados y separados; las estadísticas o los análisis complejos irían en un apéndice; y debían rehuirse las frases pomposas y huecas. “No tengamos miedo a utilizar frases cortas y expresivas, aunque suenen informales”, afirmó en esas pocas líneas fechadas el 9 de agosto de 1940.
A pesar de la contundencia con la que el primer ministro había exigido brevedad a su gabinete, no debió de tener demasiado éxito. Once años después, el 20 de noviembre de 1951, repitió el mensaje en una carta, todavía más breve. I call again for brevity, decía, en la que insistía en que no solo los documentos oficiales eran demasiado largos y difusos, sino incluso los telegramas.
El otro impulsor de la claridad en el lenguaje, George Orwell, publicó en 1946 un ensayo muy crítico sobre el mal estado del inglés moderno y el peligro de la utilización de un lenguaje oscuro en la política. Lo tituló Politics and the English Language. El escritor acababa de publicar Rebelión en la granja y era muy consciente de los peligros que conlleva un uso manipulador del lenguaje. En ese texto, Orwell revisa ejemplos reales, analiza errores comunes y ofrece consejos para una escritura fiel a la verdad.
Orwell escribió en ese ensayo que el gran enemigo del lenguaje era la falta de sinceridad. En palabras del autor: “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas y el asesinato, respetable […]. Uno no puede cambiar esto en un momento, pero puede al menos cambiar sus propios hábitos y, de vez en cuando, tirar algunas expresiones desgastadas e inútiles a la basura, que es donde deben estar”.
La sociedad civil reivindica en las calles
más claridad en la información
Además de juristas, escritores, lingüistas y políticos, la sociedad civil también ha reclamado históricamente más claridad en la información. Por un lado, la Administración pública y, por otro, el mercado y los derechos de los consumidores han sido ámbitos en los que la necesidad de entender ha generado no solo protestas, sino también acciones enfocadas a mejorar la comunicación.
En este sentido, en 1948 el funcionario británico Ernest Go­­wers escribió una guía para trabajadores públicos con el fin de evitar una redacción pomposa y demasiado complicada en los documentos administrativos. Se titulaba Plain Words, a guide to the use of English. En 1951 escribió la continuación, The ABC of Plain Words, y en 1954 publicó un libro con lo mejor de ambas guías: The Complete Plain Words. Curiosamente, las fechas coinciden más o menos con las publicaciones de Churchill y Orwell.
Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, también aparecieron en la misma época escritos que reclamaban un lenguaje claro. Después de la Segunda Guerra Mundial, John O’Hayre escribió Gobbledygook Has Gotta Go (El discurso sin sentido debe acabar), un libro ilustrado de 110 páginas que compila varios ensayos sobre las carencias y fallos en la redacción de los documentos del Gobierno. Asimismo, muestra varios ejemplos de mal uso de la jerga administrativa que se conocen con el nombre que da título al libro: government gobbledygook, algo así como “la jerigonza del Gobierno”.
A pesar de estos intentos encomiables por reclamar claridad, fueron las revueltas cívicas que se iniciaron en los años cincuenta y se extendieron hasta finales de los setenta las que marcaron un punto de inflexión en el derecho a entender. Las reivindicaciones de la sociedad civil crearon una corriente imparable en la defensa de la claridad. Estos movimientos cívicos luchaban por la igualdad de derechos de todos los ciudadanos, especialmente de la población afroamericana. Reclamaban el derecho al voto, a una vivienda decente, a un trabajo digno y a una educación adecuada.
Sin duda, los años sesenta fue el periodo más cruento de la guerra de Vietnam. Miles de jóvenes eran llamados a filas y miles morían en la jungla vietnamita. La población civil empezó a movilizarse para reclamar la paz y ofrecer resistencia. Desde las universidades se animaba a los jóvenes a objetar, y muchos huyeron a Canadá a través de túneles construidos ex profeso para tal fin. El grupo de resistencia más activo apareció en Seattle, el Draft Resistance-Seattle; y fue en esa ciudad, en 1964, donde los estudiantes universitarios llamados a filas quemaron sus t...

Índice