Miguel Ángel Díaz Camacho
Arquitectura y cambio climático
Ilustraciones de Clara Nubiola
Colección editada conjuntamente por Fundación Arquia y Los Libros de la Catarata
Arquitectura y cambio climático
© MIGUEL ÁNGEL DÍAZ CAMACHO, 2018
DISEÑO DE CUBIERTA E ILUSTRACIONES: CLARA NUBIOLA
© Fundación Arquia, 2018
Calle Barquillo, 6, 1º izq.
28004 madrid
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© Los libros de la Catarata, 2018
Fuencarral, 70
28004 Madrid
Tel. 91 532 05 04
www.catarata.org
ISBN (arquia): 978-84-09-04319-4
isbn (catarata): 978-84-9097-524-4
E- ISBN (CATARATA): 978-84-9097-772-9
DEPÓSITO LEGAL: M-27.964-2018
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Introducción
La conciencia ambiental se propone como una condición irrenunciable de nuestra cultura, que afecta a todas nuestras acciones y dejaciones, sistemas y disciplinas. La cultura ambiental se explica en ocasiones en términos negativos, discursos desesperados como consecuencia del agotamiento de los recursos naturales (ecología), el cambio climático (ciencia), el Antropoceno (geología) o incluso desde el advenimiento de un tiempo póstumo (filosofía), una vez alcanzado nuestro fin como civilización en continuo desarrollo y progreso. La cultura ambiental también se expresa en términos positivos y optimistas ante las emergencias y retos contemporáneos, al proponer respuestas y soluciones desde la creatividad del diseño ambiental, la economía circular, la biotecnología o las comunidades sensibles surgidas en torno a la sociedad de los cuidados. ¿Cuál debe ser la posición y la contribución de la arquitectura en esta nueva configuración cultural del mundo?
El actual sector de la construcción se presenta como un gran consumidor de energía y recursos, así como un poderoso generador de residuos a nivel global, hecho agravado por la consideración de la arquitectura como un producto de consumo rápido, ligado a los ciclos económicos y a las frivolidades de la cultura del espectáculo. La época del urbanismo especulativo, los edificios icono y los arquitectos del star system obvió cualquier tipo de análisis ambiental y eludió la responsabilidad del sector en casi el 40 por ciento de emisiones contaminantes, el 30 por ciento de los residuos sólidos y el 20 por ciento de la contaminación de las aguas a nivel planetario. Tampoco la formación del arquitecto parece haberse renovado en estos últimos años en relación con estos impactos; al contrario, los planes de estudio se suceden y multiplican desde aproximaciones diversas y preocupaciones legítimas, pero alejados en muchos casos de la variable ambiental.
En este contexto, la Unión Europea ha establecido una hoja de ruta hacia una economía baja en carbono para el año 2050, momento en el que las emisiones de gases de efecto invernadero se deberán haber reducido un 80 por ciento en relación a los niveles de 1990. Para la edificación se prevé una reducción casi total de emisiones, en torno al 90 por ciento, mediante la aplicación de tecnologías pasivas tanto en la obra nueva como en la rehabilitación, como veremos, y sustituyendo los combustibles fósiles por la electricidad asociada a fuentes de energía renovable: la arquitectura se presenta como un activo ambiental, la ciudad como un sistema más próximo al bosque que a la fábrica. ¿Podrá el sector de la construcción asumir un reto de esta magnitud?
La principal hipótesis de este libro propone que la arquitectura debe constituir un un activo ambiental ante el cambio climático. Así sucedía en la arquitectura vernácula, que atendía a cuestiones sociales, ambientales, materiales, económicas o energéticas desde su propia especificidad, operando desde una sabiduría e inteligencia colectiva que ha evolucionado progresivamente durante siglos. Esta cultura del vínculo, profunda y genuinamente humana, la ilustra de forma magistral Eduardo Galeano (2012) en el cuento de Los tres ciegos y el elefante, procedente de la cultura popular en América Latina. En él tres ciegos están ante un elefante, y a cada uno de ellos se le pregunta qué es lo que reconocen: el primer ciego, situado frente a la trompa, adivina una especie de manguera; el segundo, ante la imponente mole del cuerpo, piensa que está ante una pared; el tercero, junto a la cola, cree estar sujetando una cuerda. Este breve cuento nos sirve para ilustrar que cualquier intervención, por muy parcial que sea, requiere de una lectura holística y transversal de la realidad en su conjunto.
El mundo que habitamos evoluciona como la serpiente, que muda su piel cada cierto tiempo para crecer y liberarse de parásitos, roces o mordeduras. De manera inevitable, la idea de una sociedad en progreso y crecimiento económico infinito languidece, se extingue fat...