Economía pyme

Pensar en grande siendo pequeños

Damián Di Pace

• Editorial: Eudeba
• Año: 2020
• ISBN del libro electrónico: 9789502330082
• Categoría: Negocios y empresa
• Categoría: Estrategia empresarial

El libro analiza el entorno competitivo de las pequeñas y medianas empresas en Argentina, así como también muestra cuáles son los espacios donde hay oportunidad de desarrollar nuevos valores y propuestas para dinamizar el sector y superar las dificultades actuales. Está escrito con un estilo explicativo simple y focalizado en el pequeño empresario o potencial emprendedor. Abundan los ejemplos con casos de empresas conocidas de distintos sectores –tecnología, comercio, agroindustria, entre otros– y los informes comparativos con otros países.

Capítulo II

Barreras a sortear en el microsistema emprendedor empresario

Al revisar el tablero de comando para el desarrollo del sistema empresario argentino hay varias ventanas dentro de la pantalla que están quedando abiertas, sin resolución por el momento. Uno de los grandes inconvenientes para el crecimiento y desarrollo del sistema empresariado es la presión impositiva. Según el informe del World Economic Forum, (1) en la Argentina la tasa impositiva total alcanza el 137,3%. Asombrosamente es más del 100% de las ganancias corporativas. El impuesto sobre el volumen de negocios (turnover tax) de las empresas por sí solo absorbe casi el 90% de los beneficios, antes de añadir impuestos sobre salarios y transacciones financieras.

La tasa impositiva total es calculada por el Banco Mundial sobre la cantidad total de impuestos, en la que suma cinco tipos diferentes de contribuciones que se pagan tras deducciones y exenciones (ganancias o el impuesto sobre la renta; contribuciones sociales y laborales a cargo del empleador; impuestos sobre transmisiones patrimoniales; impuestos sobre el volumen de negocios, y otros pequeños impuestos).

Esto significa que si una empresa debe pagar como corresponde todas las contribuciones impositivas al Estado por realizar su actividad económica empresaria, la cuenta de resultados terminará indicando que el Estado deberá subsidiar la actividad resignando impuestos o devolviéndolos mediante subsidios para que tenga un flujo de fondos positivo.

La presión sobre PBI real del 2003 al 2015 fue: del 2003 al 2007 pasó de 22,9% al 24% del PBI, de 2008 al 2011 pasó del 25,8% al 28,9% del PBI y del 2012 al 2015 pasó del 30,6% al 38% (CEU-UIA sobre la base del Ministerio de Economía de la Nación y Cuentas Nacionales del INDEC). En 2016 se pudo reducir 1,6%. A los ciudadanos argentinos no les va mucho mejor, ya que para sostener el Estado deben pagar 96 impuestos diferentes.

Los agentes económicos son racionales, y cuando tienen alta presión tributaria respecto de las ganancias que le genera la actividad empresaria donde se desempeñan, van a evadir, finalizar su emprendimiento o desplazarse hacia un sector con menor presión tributaria y menos riesgos, como podría ser la venta ilegal en la Argentina. Sin embargo, Kenneth Arrow, (2) a través de su Teoría de la imposibilidad, intenta demostrar que no se pueden diseñar reglas que determinen las decisiones sociales o políticas que tengan como parámetro el criterio de la racionalidad. En su Teorema de la ventaja, Arrow demostró que los mercados perfectos son eficientes y que los resultados eficientes pueden alcanzarse usando un mercado competitivo, ajustando el punto de partida.

Supongamos que los empresarios de nuestro país se disponen a correr una carrera de 100 metros llanos. ¿Será lo mismo esa competencia para un microemprendedor, una empresa pequeña o mediana que para una grande? Seguramente el corredor más rápido, es decir, la empresa con mayor musculatura económica y financiera terminará ganando la carrera. Si queremos buscar equilibrios en los mercados competitivos, claramente el grado de contribución impositiva diferencial para cada caso puede ser muy favorable a los fines de que cada uno corra la carrera en mejores condiciones.

Arrow sostendría que, si deseásemos que todos los corredores cruzaran la meta juntos, deberíamos cambiar las reglas de juego, ordenándoles a los corredores más rápidos que reduzcan la velocidad o que todos se tomen de las manos para llegar a la meta. También podríamos desplazar algunos tacos de salida hacia delante y otros hacia atrás, de modo que el más rápido debería hacer un recorrido adicional al más lento para alcanzar la meta. Por eso, lo que se propone es retrasar los tacos de salida a las grandes empresas incorporándoles un impuesto sobre la renta y las ventas con diferentes escalas de acuerdo con su nivel de facturación, y un impuesto de suma fija o sobre la renta y las ventas, pero con menor contribución impositiva en términos comparativos al nivel de facturación para microemprendedores, pequeños y medianos empresarios.

En marzo de 2017 la Secretaría de Emprendedores y de la Pequeña y Mediana Empresa (SEPYME) actualizó los montos de facturación, ya en 2016 había incluido subcategorías para el acceso de las pymes a regímenes especiales de promoción para este segmento empresario. La nueva categorización quedó en montos de ventas anuales de $3 millones para las del sector Agropecuario; $10,5 millones en Industria y Minería; $12,5 millones en Comercio; $3,5 millones en Servicios; y $4,7 millones en Construcción. Esto, de alguna forma, viene a reducir la brecha en lo que internacionalmente se denomina “vacío intermedio”, que es la distancia que hay entre las microempresas y las grandes empresas. La novedad es que en 2016 se incluyó una subdivisión entre empresas medianas tramo 1 y tramo 2 para ofrecer condiciones especiales de acceso al financiamiento, promoción laboral, etcétera.

Tabla 2. Categorización de pymes según montos de facturación

Construcción	Servicios	Comercio	Industria y minería	Agropecuario
$4.700.000	$3.500.000	$12.500.000	$10.500.000	$3.000.000	Micro
$30.000.000	$21.000.000	$75.000.000	$64.000.000	$19.000.000	Pequeña
$240.000.000	$175.000.000	$630.000.000	$520.000.000	$145.000.000	Mediana tramo 1
$360.000.000	$250.000.000	$900.000.000	$760.000.000	$230.000.000	Mediana tramo 2

Fuente: SEPYME (2017).

Sin embargo, la presión impositiva sigue siendo muy alta para este segmento en relación con la rentabilidad obtenida por el desarrollo de su actividad económica. Como bien señalamos antes, los agentes económicos intentan ser racionales y cuando perciban una alta presión tributaria respecto de sus márgenes de ganancia y rentabilidad tenderán hacia la evasión o modificarán su conducta, ya que los incentivos para el cambio de conducta tendrán un costo menor que la insistencia en ignorar los perjuicios sobre el “bolsillo”.

Entre algunos de los ejemplos históricos y centenarios que nos brinda la historia económica a nivel mundial se encuentra el denominado “Efecto de Nueva Orleans”. Si visitan esta ciudad, que es la más grande en el Estado de Luisiana en el sur de los Estados Unidos, podrán observar la alta presencia de las casas denominadas “jorobas de camello”, que comenzaron a construirse hacia fines del siglo XIX. En aquel momento, los impuestos que se pagaban por las casas se correspondían con el número de plantas en el frente que poseían los hogares. Como la población de Nueva Orleans consideraba injusto ese tributo, comenzó a diseñar las casas con joroba de camello, es decir, con un ingreso de planta baja en el frente y un piso superior en la parte trasera.

Otro de los impuestos considerados más injustos de la historia se dio entre 1696 y 1851, incorporado en Inglaterra por el rey Guillermo III ante la necesidad de contar con recursos adicionales, fue el denominado “window tax” (impuesto a la ventana) por el cual se gravaba a las viviendas según la cantidad de ventanas, con una tasa única de 2 chelines por cada casa y un cargo adicional de 4 chelines sobre casas que tenían entre 10 y 20 ventanas, u 8 chelines sobre casas que tenían más de 20 ventanas. ¿Qué hicieron los ingleses y escoceses? Comenzaron a tapiar las ventanas para eludir el pago del impuesto, a construir nuevas viviendas que no tenían casi ventanas. Así, las enfermedades propiciadas por ambientes cerrados se propagaron durante los 150 años de existencia de este tributo hasta que decidieron eliminarlo. Hoy, en las escuelas de economía inglesas y francesas, se estudia este caso como emblema de fracaso en materia de política fiscal-tributaria.

En la ciudad de Bucarest, en Rumania, las actividades económicas esotéricas están a la orden del día: en 2011, tiempos de penurias fiscales, aprobaron un impuesto que obligaba a los adivinos y brujas a pagar un 16% de sus ingresos, además de realizar los aportes al servicio de salud y jubilación. La medida generó tantos reclamos por parte de los proveedores del servicio y de los clientes que debió ser anulada.

Otro caso de un impuesto sumamente controvertido es el “Tax Game Cards”, que existe en Maryland, Estados Unidos, donde se debe pagar 10% por la compra de un mazo de 54 cartas de póker, y a su vez, el comerciante debe abonar una licencia de US$3 al año más US$1 al Estado de Alabama en concepto de honorarios. Seguramente estaremos pensando “que no se metan con el truco en la Argentina”. La realidad es que los tributos generan la indignación del contribuyente cuando invaden prácticas culturales y sociales muy internalizadas en un territorio, cuando están dirigidos hacia el consumidor y cuando afectan en forma excesiva la ganancia en la actividad empresaria sin dejar margen para las reinversiones y sin contemplar los ciclos económicos que no son siempre equilibrados en ninguna economía del mundo. A su vez, la flexibilidad y el análisis estratégico para su tributación pueden generar incentivos o desincentivos increíbles para el desarrollo de determinadas actividades empresarias que pueden convertirse en sustento económico de un país a lo largo del tiempo.

El economista Arthur Laffer participó de las “Reaganomics”, dentro del consejo asesor de política económica norteamericana entre 1981 y 1989, durante la presidencia de Ronald Reagan. Las bases de dicha política eran reducir el gasto público, los impuestos hacia el trabajo y el capital como impuesto sobre la renta y las ganancias de capital, disminuir la regulación de la actividad económica, controlar la oferta monetaria y reducir la inflación. Laffer sostenía que cuanto más tenga que pagar la gente en impuestos, más incentivos tendrá para evitar pagarlos o para trabajar con menos ahínco. Su tesis, que se conoce como la Curva de Laffer, sostiene que unos impuestos más bajos pueden incrementar la recaudación del gobierno. La curva de campana de Arthur Laffer mostraba que entre el 0% y el 100% había un punto en que la recaudación era la máxima para el gobierno. En economías como Estados Unidos y Reino Unido, los tipos marginales impositivos son del 70%. Es decir, la gente se queda con el 30% de sus ingresos en sus bolsillos. Durante el Gobierno de Reagan los impuestos sobre la renta se redujeron del 70% al 28%. Sin embargo, los impuestos sobre los empleados durante ese período, es decir, la población con menores ingresos, crecieron a los efectos de financiar la seguridad social, creyendo en la teoría del derrame donde la disminución impositiva sobre la cúspide de la pirámide genera mayor inversión, más empleo y mejor distribución de la riqueza.

Los incentivos en la Argentina

Durante el año 2016 se sancionó en la Argentina la Ley de Promoción Pyme, que viene a mejorar el flujo financiero y crear incentivos para la inversión de las pequeñas y medianas empresas, aunque aún ha dejado terreno pendiente para relajar impositivamente al sector. Mediante esta medida se crearon una batería de incentivos para un escenario de crecimiento de la economía, entre ellos:

• La eliminación del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta por el cual, a pesar de que el producto del país caía, el Estado presumía con anticipación que las empresas ganarían.
• El Impuesto a los créditos y débitos bancarios (impuesto al cheque) se compensa en un 100% como pago a cuenta de Ganancias para micro y pequeñas empresas, y en un 50% para las medianas tramo 1.
• Se difiere el pago del IVA de 30 a 90 días y los saldos pueden ser compensados por un bono fiscal.
• Se creó el Régimen de Fomento de Inversiones para Pymes, previsto para las inversiones productivas (bienes de capital u obras de infraestructura) con plazo hasta el 31/12/2018, que otorga estabilidad fiscal, ya que las pymes no podrán sufrir incrementos en su carga tributaria total. Además, se habilita a estas firmas a desgravar del Impuesto a las Ganancias hasta el 10% de las inversiones productivas realizadas y, por otro lado, se otorga un crédito fiscal por el IVA de las inversiones productivas.
• Mediante el Programa REPRO de recuperación productiva se les otorga ayuda económica a las pymes en situación de crisis. Se elevaron los montos de asistencia a estas empresas en un 50%.
• Se propone crear el Consejo de la Competitividad Pyme para revisar la actualización anual del cuadro de categorías pyme, entre otras.
• Se ofrecen más garantías para las pequeñas y medianas empresas mediante el Fondo de Garantías Pymes. Se mejoran los instrumentos financieros (pagaré y las obligaciones negociables).
• Se amplió la Línea de Inversión Productiva, que incrementó el stock de créditos para el sector. El Banco de Inversión y Comercio Exterior lanzó la línea Primer Crédito Pyme para todas las pymes a una tasa del 16%.
• Las microempresas (68% de las pymes) reciben por esta ley su Certificado de No Retención de IVA de manera automática, mientras que para el resto de las empresas (pequeñas y medianas) los requisitos serán más flexibles.
• Se elevaron los umbrales de retención impositiva de hasta 135% para el IVA y 400% para Ganancias.
• Para el caso de las pymes exportadoras se efectuó una extensión de 180 a 365 días el plazo para el ingreso de divisas para todos los productos y posiciones arancelarias.

Algunas de las variables que traban la generación de empleo en el sector son el costo impositivo salarial y la industria del juicio que ha terminado con emprendimientos productivos de décadas de historia. De acuerdo con un relevamiento de la OCDE, el impuesto al trabajo en la Argentina tiene una carga del 34,6%, mientras el promedio de América Latina y el Caribe es del 21,7%. Es importante señalar que la carga impositiva salarial debería ser progresiva entre los saltos de dimensión empresaria, teniendo en cuenta la potencial generación de empleo. El motivo fundamental es que cada empresa, de acuerdo con su volumen de producción, tiene economías de escala muy diferentes, por lo cual no pueden distribuir de la misma forma el costo salarial en sus costos de producción. Lo que genera este tipo de situación es que las pymes queden en desventaja c...

Índice

• Portadilla
• Prólogo de Fabián Tarrio
• Prólogo de Jonatan Viale
• Capítulo I. Pymes y emprendedores: un punto de partida
• Capítulo II. Barreras a sortear en el microsistema emprendedor empresario
• Capítulo III. Hacia la economía colaborativa: qué puede aprender la Argentina del resto del mundo
• A modo de cierre
• Bibliografía