Cinco dramáticas comedias
eBook - ePub

Cinco dramáticas comedias

Eduardo Grilli

Compartir libro
  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Cinco dramáticas comedias

Eduardo Grilli

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Son muy ricos los textos de Eduardo para un actor. Nos permiten trabajar, jugar, probar, sumar, y eso se agradece. Hemos hecho con Las mujeres que (m)aman demasiado cinco años de funciones ininterrumpidas. Recuerdo con mucho amor la primera temporada de Las mujeres…, en donde Eduardo llevó el doble rol de autor y director. Luego vino Dónde está el Warhol en el teatro Fray Mocho, Río en el espacio TBK, Alquilé tu vientre, La teoría de la mariposa y Las mujeres…, todas en el Paseo La Plaza. Al recordarlas vienen a mi mente muchos años de trabajo en conjunto, personajes inolvidables y un gran crecimiento humano. Así es él, así son sus obras. Exhaustivas, detallistas, con armas y explosiones, conlargos monólogos, llenas de imágenes ingeniosas y siempre con la puerta abierta para salir a jugar.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Cinco dramáticas comedias un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Cinco dramáticas comedias de Eduardo Grilli en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Littérature y Théâtre. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Eudeba
Año
2017
ISBN
9789502326580
Categoría
Littérature
Categoría
Théâtre
Dónde está el Wharhol
Foto de Daniel Bericua.
Dónde está el Warhol se estrenó el 5 de septiembre de 2010 en el Teatro Fray Mocho con las actuaciones de Susana Giannone, Verónica Parra, Leticia García y Federico Gibert, y la dirección de Eduardo Grilli, asistencia e dirección Tamara Arce, sonido Leandro Aste y Ernesto Giannone y fotografía de Daniel Bericua.
Personajes:
Renata.
Polimena.
La Maga.
Nota: El Narrador puede personificarse con una voz en off o puede ser un cuarto personaje, ocupando lugares en el espacio, con entradas y salidas eventuales. Teniendo esta segunda opción la preferencia del autor y la que ha llevado a cabo en las puestas realizadas.
NARRADOR —La siguiente es una historia que se podría presentar de diferentes formas. Como toda historia. Como todo cuento. Como toda cosa que pasa. Para comenzar vamos a ubicar a los personajes. El lugar no importa. Tenemos una mujer que en este caso vamos a ponerle el nombre de Renata. A unos metros de ella, ausente de lo que estuviere pasando, descubriríamos a otra mujer, a la cual vamos a ponerle el nombre de Polimena. Una de las posibles formas de comenzar a contar esta historia sería esta:
Un ambiente sencillo, sin ninguna característica especial, casi minimalista. Renata extrae un revolver de entre su ropa, apunta y le dispara a Polimena. (Apagón.)
NARRADOR —Podría llegar a ser un poco violenta, y el espectador se preguntaría ¿Por qué una muerte de entrada? ¿Se justificará en el desarrollo de la trama?... Veamos otra posibilidad de empezar a deambular los sucesos:
POLIMENA —Si no entendés lo que te quiero decir cuando te digo “te entiendo pero no te entiendo”, es porque no entendés nada. ¿Entendés o no entendés?
RENATA —¿Me seguís tomando por estúpida, no?
POLIMENA —No te tomo por estúpida, estoy tratando de... (Renata le lanza un cachetazo que Polimena alcanza a frenar en el aire.) Con la violencia no vamos a ningún lado Renata.
RENATA (Casi con rabia.) —Sos tan...
POLIMENA —Pensá lo que quieras... Pero nunca te vi así. Me das miedo. Si tuvieras un revolver ahora, serías capaz de dispararme también… (Apagón.)
NARRADOR —En esta opción como vemos, la historia empezaría con un dialogo ya empezado y tendría alguna relación con la opción uno. Pero veamos una tercera opción. En esta alternativa Renata estaría sola, esperando nerviosa, y luego ingresaría Polimena, agitada.
POLIMENA —Lo que tenía que pasar, lo que las dos sabíamos que iba a pasar, finalmente pasó. Ya sé que es una mierda, una cagada, pero hay cosas que tarde o temprano tienen que reventar como un grano con pus... y acá pasó eso. Si querés yo soy la pus... No tengo otra cosa para decir... O si te hace bien, también si querés, ahora y acá mismo me corto las venas… Si te hace bien (Saca una Gillette de un bolsillo, Renata la mira con carea de nada. Apagón.)
NARRADOR —Tres opciones, cada una de ella con una gran carga dramática y con alguna relación entre las tres… Pero hemos decidido empezar a contar esta historia de la siguiente forma:
Luego de un oscuro total, lentamente van subiendo las luces. Renata se encuentra profundamente dormida. Ingresa Polimena, la despierta.
POLIMENA —¡Pst!... ¡¡¡pst!!!... la maté.
RENATA (Despabilándose.) —¡¿¿¿Qué???!
POLIMENA —Lo que oíste.
RENATA —¿Cómo la mataste?
POLIMENA —La envenené.
RENATA —: No cómo de “cómo”. “Cómo” de cómo la mataste, cómo te atreviste. (Polimena no dice nada, deambula.)... Polimena decime que es un chiste, que todavía estoy durmiendo, que estoy soñando...
POLIMENA (Dramatiza.) —A mí también me gustaría que fuera un sueño. Que la vida misma fuera un sueño, una fantasía donde nosotras pudiéramos decidir el momento donde nos quisiéramos despertar. Pero basta que alguien que tenés cerca te pellizque para darte cuenta que la realidad es tan dolorosa como el pellizco mismo. Igual todavía yo no pierdo las esperanzas que un día soñemos nuestro sueño imposible y cuando te pellizquen, mires la mano del que te está pellizcando y lo que sientas en lugar del dolor sea una caricia del alma, un mimo que te hace el destino, un…
RENATA —¡Seguí delirando, dale! Yo no lo puedo creer… Pellizcame porque no lo puedo creer (Polimena se acerca y la pellizca.)... ¡¡Aaaayy!!... ¡Nunca te pedí que la mataras, sos tan...!
POLIMENA —¿Tan qué?... ¿Tan práctica? ¿Tan inteligente? ¿Tan decidida?... Decimeló… De vez en cuando me gustaría escuchar que de tu omnipotente bocaza salga algún elogio para tu amiga.
RENATA: ¿Querés un elogio? ¡Bien, bárbaro, felicitaciones!... Me sacaste un peso de encima y ahora tenemos que cargar con tu muerto. Porque no sé si te enteraste que ahora tenés UN muerto en tu mochila.
POLIMENA —Tenemos... ¿Tenías alguna otra solución a mano para terminar con esa obsesión enfermiza que no te deja vivir?
RENATA —Sí.
POLIMENA —¿Cuál?
RENATA —La solución final.
POLIMENA —¡Ay, pero no te hagás la nazi, querés! Tus soluciones son nada más que la puerta de entrada para seguir metiéndonos en quilombos. Y ahora empecemos a pensar en lo que a las dos nos importa. Acá se hizo lo que se tenía que hacer y punto.
RENATA —“Lo hiciste”, no “se hizo”. Te repito.
POLIMENA —¿Me vas a dejar sola?
RENATA —No. Tal vez la que se quede sola sea yo.
POLIMENA —¿Por qué? ¿Me vas a matar a mí también?
RENATA —Ganas no me faltarían. Mirá, no me tientes…
Pausa.
RENATA —Y eso de “también, también”… A ver: hay algo que todavía no sé si llegó a quedar bien en claro: Yo no-lo-quise-matar-a-Vinicius. Fue-un-accidente.
POLIMENA —¿Accidente? Accidente es cuando te pisa un tren. Cuando te ahogás porque se te quedó atragantado un huesito de pollo, como le pasó a Berni, el pintor. Esos son accidentes.
RENATA —¿A quién?
POLIMENA —Berni. El pintor. ¿No sabías?
RENATA —No. Contame.
POLIMENA —Resulta que estaba pintando un óleo y comía, o sea comía y pintaba a la vez, entendés... ¡Ay, pero que carajo te cuento si ni te interesa! ¿Ves cómo sos? Querés escaparte, desviar la conversación, evitar problemas... Problemas que después tengo que solucionar yo...
RENATA —… matando a una pobre infeliz.
POLIMENA —Ahora es una infeliz. Hasta ayer era la hija de puta que no podías ni ver (Pausa larga.)... Y que se cogía a Vinicius.
RENATA (Asombrada.) —Repetí eso.
POLIMENA —Aterrizá chiquita.
RENATA —¿Cómo que se cogía a Vinicius?
POLIMENA —Te explico. Ella se acostaba y abría las piernas así. Él se bajaba los lienzos...
RENATA —¡¡Pará!!... No sigas… (Se sienta en posición hindú, cierra los ojos y hace como si meditara.)
POLIMENA —¿Qué hacés?
RENATA —Concentrándome. No debo dejar escapar la agresión, que es lo que estás buscando... Alejate de mí por las dudas que no funcione ya que no terminé el curso con los Hare Krishna porque los turros me duplicaron la cuota... Y aparte tengo miedo que de los nervios me agarre otra vez el tic que tanto te jode... Alejate.
POLIMENA (Después de observarla unos segundos.) —¿Te parece que estamos para chistes?
RENATA —¿Qué chiste? Estoy hablando en serio... (Pensativa.) Entonces es verdad que hacían el amor, que hacían el amor, que hacían el amor… Ahí me agarró el tic.
POLIMENA (Tentada de reírse.) —Sí... si te alivia el dolor calificarlo así, sí... aunque hacer el amor para mí es otra cosa... Y esta se lo garch… eh, digo le hacía el amor nada más que por interés.
RENATA —¿Cuándo lo hiciste?
POLIMENA —Vengo de hacerlo.
RENATA —O sea que recién. ¿Estamos a tiempo para esconder el cadáver?
POLIMENA —No hace falta.
RENATA —¿Ya lo escondiste, o más o menos el cadáver sabe cómo esconderse solo?
POLIMENA —¿No confías en mí, no? La Maga se suicidó.
RENATA —¿Me querés volver loca? Volver loca, volver loca.
POLIMENA —Estuve toda la noche trabajando, preparando el escenario, planeando la estrategia... Todo va a llevar a que quien la descubra, deduzca que se tomó por equivocación algo que no era precisamente su medicación habitual.
RENATA —¿Por qué no me pediste mi opinión primero? Mi opinión primero...
POLIMENA —¡¡¡¡No, pará, te calmás!!!... No estoy en condiciones para soportar tu mambo de repetir las palabras. Sabés que me pone nerviosa.
RENATA —¡¡Y vos sabés esto que me pasa cuando YO estoy nerviosa!! Y VOS ahora me estás poniendo nerviosa, poniendo nerviosa, poniendo nerviosa.
POLIMENA —Bueno, calmate. Eso. Respirá profundo… No te pedí tu opinión porque si dejaba pasar más tiempo seguramente vos ibas a querer ir a matarla. Y TUS “estrategias” son lo más parecido a un pasaporte para una cadena perpetua.
RENATA —¿Estoy ahora yo pudriéndome en una cárcel, eh?... Te lo voy a repetir hasta convencerte: lo de Vinicius, con comillas o sin comillas, fue un accidente, fue un… (Polimena le tapa la boca.)
POLIMENA —Seguro... Un accidente (Apagón.)
NARRADOR: Hay algo que aún estas dos amigas no saben aún. La mujer que han mencionado y que se encargaron de bautizar como La Maga, goza en estos momentos de una excelente salud. El supuesto asesinato cometido por Polimena, el envenenamiento tan prolijamente pensado no finalizó con el resultado esperado. La Maga, la tercera en cuestión en esta historia, en estos momentos está subiendo a un ascensor que la depositará en el departamento de Renata. El lugar en el cual estas dos amigas están discutiendo. Polimena, un poco cansada de sostener este dialogo con Renata sumado al desagrado que le produce escuchar el tic de repetición de palabras de la misma, se excusa y dice que va recargar su celular. Sale. Se van a escuchar ocho golpes en la puerta del departamento.
RENATA —¿No tenés llaves? (Va y abre la puerta. Se queda estupefacta. Comienza a caminar hacia atrás, muda. Ingresa La Maga y la observa, curiosa.)
LA MAGA —¿Te sentís bien? ¿Renata? ¿Qué viste, un fantasma? (Renata cae desmayada.) ¿Y a esta qué bicho le picó? (Cuando se dispone a ayudarla, escucha que la puerta se abre, intenta esconderse pero Polimena ya ingresó y observa toda la escena.)
NARRADOR —La historia nos presenta ahora un escenario donde uno de los personajes se va a encontrar inmerso en una disyuntiva. “Pero si yo la maté”. “¿Qué salió mal?” “¿Qué va a hacer?”. “¿Se habrá dado cuenta?”. “¿Me va a matar?” “¿Mató a Ren...

Índice