
eBook - ePub
Disponible hasta el 15 Mar |Más información
El arte de llevar una vida creativa
This book is available to read until 15º marzo, 2026
- 168 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Disponible hasta el 15 Mar |Más información
El arte de llevar una vida creativa
Descripción del libro
Sean diseñadores, publicistas, artistas o artesanos 2.0, los profesionales de la creatividad parecen tener trabajos de ensueño donde solo hay espacio para la ideación, la experimentación y la novedad. Pero detrás de esta fachada de cristal se esconden personas que deben aprender a conciliar su yo creativo con el exceso de trabajo, el miedo a la hoja en blanco, las rutinas y las prosaicas exigencias de la vida real.
Este libro te enseña a llevar una vida creativa que armonice con éxito tu yo artístico con la cotidianidad. Con la lucidez y el buen humor que ya caracterizaron a su best seller precedente, Psicología para creativos, en este nuevo título Frank Berzbach te ofrece una serie de recursos y técnicas para recuperar la espiritualidad sin que el estrés, el pensamiento negativo y, en definitiva, el lado más tedioso del trabajo hundan en lo más profundo de tu ser el verdadero sentido que te llevó a tomar la decisión de dedicar tu vida a la creatividad. ¡Aprende a llevar una auténtica vida creativa!
Preguntas frecuentes
Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
- Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
- Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a El arte de llevar una vida creativa de Frank Berzbach, Susana Andrés Font en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Desarrollo personal y Superación personal. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.
Información
Editorial
Editorial GGAño
2017ISBN de la versión impresa
9788425230431ISBN del libro electrónico
9788425230455Creatividad
y espiritualidad
ALCANZAR LA FELICIDAD
El ser humano aspira a la felicidad, en eso están de acuerdo muchos maestros, desde los filósofos de la Antigüedad hasta el dalái lama. Aunque un leve sufrimiento también puede servir de impulso, las personas de carácter alegre resuelven mejor y más deprisa sus problemas, tienen más ideas, una mayor capacidad para la visualización espacial y, en general, están más sanos y son más creativos. Los resultados de los estudios científicos sobre la felicidad pueden resumirse de este modo: “La creatividad es favorable para el éxito profesional y se ve fomentada por estados de ánimo alegres [...]. Las personas dichosas también producen más a menudo asociaciones no habituales”, escribe el psicólogo Anton Bucher en su manual de referencia Psychologie des Glücks [Psicología de la felicidad]. Tras extensas investigaciones, también Daniel Goleman y su equipo llegan a la conclusión de que la “alegría, la responsabilidad y la confianza [componen el] lenguaje universal de la creatividad”. La felicidad aumenta la flexibilidad
“Un secreto de las personas felices
consiste en pensar poco en la
felicidad y en sí mismas.”
consiste en pensar poco en la
felicidad y en sí mismas.”

ANTON BUCHER
cognitiva y con ello la fuerza creativa. Pero ¿cómo llegar a ser feliz? Esta pregunta fundamental del arte de vivir filosófico puede investigarse de forma práctica. Cavilar en exceso constituye un obstáculo para alcanzar la felicidad personal. Los pensamientos negativos sobre tu pasado, que ya no puedes cambiar, o sobre tu futuro, que todavía no ha llegado, te impiden sentirte satisfecho con la situación en que te encuentras en ese mismo momento: el presente. Darle vueltas a la cabeza disminuye además tu capacidad de concentración y con ello también la creatividad. “Un secreto de las personas felices consiste en pensar poco en la felicidad y en sí mismas”, escribe Anton Bucher. El desdichado da vueltas alrededor de sí mismo buscando la felicidad.
Sin embargo, el resultado más importante obtenido en las investigaciones sobre la felicidad es “que solo un 10 % de nuestra felicidad depende de las condiciones exteriores; es decir, de si somos pobres o ricos, de si estamos sanos o enfermos, de si somos feos o guapos, de si estamos casados o separados, o de lo que sea”, escribe Sonja Lyubomirsky, una profesora de psicología que lleva 20 años estudiando la cuestión de qué es lo que puede hacernos felices. Los datos de casi todas las investigaciones apuntan en una dirección: “Lo que pensamos sobre nosotros mismos y sobre el mundo influye más sobre nuestra felicidad o infelicidad que nuestras condiciones reales de vida”, resume Lyubomirsky. En primer lugar, este resultado contradice nuestra forma de pensar cotidiana. ¿Acaso no nos hace felices que nos toque la lotería? ¿Una enfermedad grave no nos provoca una depresión? Sí, pero las investigaciones demuestran que, tras un breve período de tiempo, el estado de felicidad vuelve a situarse en el nivel anterior, y en el caso de los acontecimientos felices es frecuente que incluso por debajo. El ser humano es un animal de costumbres y, una vez uno se ha casado con la pareja de sus sueños y ha colmado sus aspiraciones materiales, vuelve a la normalidad, y enseguida aumentan las demandas y la envidia por quien todavía tiene más. Así pues, pensar que nuestra propia desdicha desparecería si nuestras condiciones de vida cambiasen parece ser un error generalizado pero fundamental. Según Lyubomirsky, para ser más felices debemos hacer caso de las antiguas enseñanzas que casi suenan ridículas: pensar menos, ser más optimistas, cuidar las relaciones sociales, no compararnos con otros, ponernos metas y ocuparnos de los demás. “La gratitud es algo así como el camino real hacia la felicidad”, escribe la psicóloga, y recomienda probarlo: da las gracias más a menudo y escribe cartas de agradecimiento a quienes te han dado mucho. Comprobarás qué sorprendentes efectos tiene esta simple forma de actuar.
Para la misma psicóloga, dedicada al estudio de las ciencias naturales, resultaron sorprendentes los efectos de las técnicas serias de meditación budista en el incremento de la felicidad. Pero los resultados hablan por sí mismos. Anton Bucher los resume:
Se presentan de forma regular efectos psicológicos, dignos de desear, que eliminan realmente el estrés:
— un empleo mejor del oxígeno y aceleración del metabolismo,
— descenso del nivel de cortisol,
— reducción de la tensión arterial,
— descenso del nivel de colesterol,
— aumento de ondas alfa y zeta que indican relajación,
— fortalecimiento del sistema inmunológico,
— cambios en los neurotransmisores, en especial aumento de dopamina y serotonina.
En conjunto, la carga de estrés físicamente mesurable disminuye claramente. Ya los griegos antiguos sabían que los efectos sanadores sobre el cuerpo afectan positivamente a la psique. Tras la doctrina de la kalokagathia se esconde el supuesto de que en un cuerpo sano se halla una mente sana.
Se calcula que estos efectos secundarios positivos aparecen al cabo de ocho semanas, cuando la meditación diaria ya forma parte de nuestros hábitos. Ejerce influencia positiva sobre nuestras capacidades físicas, anímicas y mentales, mejora la capacidad de concentración y reduce la cavilación. La meditación tiene “efectos positivos [...] en atributos aparentemente inalterables, como la inteligencia, la creatividad y la flexibilidad cognitiva”, sostiene Lyubomirsky. Las culturas budistas, de las que procede la técnica, parten de la base de que la mente adquiere flexibilidad gracias a la meditación, al igual que el cuerpo lo hace a través del yoga. Los pensamientos molestos no desaparecen, al igual que no desaparece el sufrimiento, pero interponemos una distancia con ambos y ya no nos vemos obligados a abandonarnos a merced de cualquier idea molesta o cualquier sentimiento desagradable. La suma de todo ello ejerce una gran influencia sobre el bienestar y la felicidad. Dado que la práctica continuada de ejercicios de conciencia plena se orienta hacia lo cotidiano, los asuntos corrientes —ya sean en el marco laboral o de ocio— adquieren mayor significado. La mente no se distrae continuamente, sino que podemos concentrarnos mejor en lo que estamos haciendo en ese momento, y es probable que lo hagamos mucho mejor, con mayor fluidez y de forma más satisfactoria. Una actividad primordial que provoca sobre el cuerpo y la mente efectos positivos similares y comprobados científicamente es caminar, en especial en la naturaleza. Con ello no nos referimos al deporte, el campo a través o subir montañas, actividades en las que de nuevo solo se trata de rendir. Alois Schöpf escribe: “Gracias a que camino transformo la condición de mi ser, me convierto en otra persona. No se camina para llegar a una meta concreta, solo para transformarse y, como ser transformado, vivir otra vida, una vida mejor, más sana, más feliz y más bella. En qué consiste ese estar mejor, más sano y más feliz se percibe a través de la misma transformación, no antes. De ahí que no pueda ser la misma meta”. Caminar, en especial por la montaña, lo confronta a uno con la inagotable belleza y silencio de la naturaleza, y parece ser que ese encuentro posee un efecto sanador. Las montañas, los valles y los lagos hacen que los problemas parezcan mucho más pequeños. Junto a nadar e ir en bicicleta, supone una carga moderada para el cuerpo, y sin duda es de lo más sano. Al igual que distintas bebidas alcohólicas producen distintos tipos de ebriedad, también los diversos ejercicios físicos producen distintos tipos de agotamiento. Caminar exige un esfuerzo de todo el cuerpo y lleva a un agradable cansancio. En los Alpes todavía es costumbre que la gente que se encuentra caminando por encima de los mil metros se tutee. Ahí arriba uno está “en otro lugar”.
Las investigaciones científicas acerca de la felicidad confirman lo que los filósofos y maestros religiosos llevan años afirmando: una vida virtuosa en torno a la “sabiduría y el conocimiento, el valor, el amor y la humanidad, la igualdad, el comedimiento, la espiritualidad y la trascendencia” fomentan la felicidad, como escriben los psicólogos C. Peterson y M. E. P. Seligman. Y también lo que la impide es bien conocido: el enfado.
VENGA, NO TE ENFADES
Nos pueden encolerizar los clientes, los compañeros de trabajo y los jefes, nuestros comensales, los peatones, la pareja, los hijos… y la gente en general; también el tiempo, los partidos de fútbol o el ordenador. En realidad no hay nada que objetar, pues es un fenómeno sumamente habitual. La furia acumulada debe salir por algún lado. Sin embargo, pudiera ser que esta idea fuera errónea. La furia desmedida se contagia y hace que los demás también se pongan furiosos. La furia deforma la percepción, perdemos el contacto con el mundo y solo vemos lo que queremos ver. “La ira malbarata el conocimiento, la indulgencia lo acumula” escribía en el siglo IV Evagrius Ponticus, uno de los padres cristianos del desierto.
Las causas externas de enfado nunca van a disminuir. A menudo empiezan poco después de despertarnos: la botella de leche está vacía, nuestro hijo pequeño se niega a ponerse la chaqueta y tengo que llevarlo a la guardería, perdemos el tren. El jefe me recrimina que he llegado tarde y el ordenador manda unos mensajes de error incomprensibles. Suena el teléfono y el cliente exige unos cambios que ni
Las causas externas de enfado
nunca van a disminuir.
nunca van a disminuir.

un superhéroe podría satisfacer. La comida del mediodía no sabe a nada, aunque es cara. Por la tarde, en casa, nuestro hijo sigue igual de terco, y el perro y el gato parecen haberse vuelto locos. Un amigo músico me pregunta si le puedo diseñar gratis la cubierta de su nuevo CD porque no tiene dinero, y de paso las invitaciones para su boda. Recibo una llamada de mis padres llena de quejas. Las relaciones de amistad y el amor oscilan entre la pasión, los reproches, las expectativas y la libertad, de modo que por todas partes surgen disgustos y ofensas. Da igual cómo y dónde actuemos, el perfeccionista que llevamos dentro dicta su terrible sentencia. ¿Cómo contener las continuas contrariedades de cada día?
Hay que agradecer a los budistas que la psicología haya modificado su idea en relación a la cólera y examine de forma más crítica las emociones destructivas. En las culturas budistas, las emociones negativas se manifiestan mucho más discretamente que en Occidente. Encolerizarse a menudo se considera una debilidad de carácter. Tampoco se trata de que estemos todo el día riéndonos sin razón. Y al revés, nuestros frecuentes ataques de cólera, ya sea en el despacho o en la ventanilla de correos, culturalmente parecen salirse de los límites establecidos. Pero ¿de dónde viene tanta rabia? Thích Nhát Hanh comienza su notable libro sobre la ira con una observación a primera vista asombrosa. Afirma que recogemos el enfado del entorno:
La ira y la cólera, la frustración y la desesperación tienen mucho que ver con nuestro cuerpo y con lo que comemos. Debemos desarrollar una estrategia de la comida y del consumo para protegernos de la furia y la violencia. La comida es un rasgo característico de la civilización. Cómo estructuramos nuestra alimentación, qué tipo de alimentos ingerimos y cómo los consumimos es una cuestión de civilización, pues la elección que hagamos puede contribuir a la paz y aliviar el sufrimiento. Lo que comemos puede desempeñar una función muy importante en relación con nuestra furia. Es frecuente que nuestra comida ya contenga furia. Si es cierto que todo tiene que ver con todo, puede concluirse, por ejemplo, que la cría de animales a gran escala tiene consecuencias negativas. Pese a ello, insistimos en esconder los mataderos en naves insonorizadas y sin ventanas —¿quién, si no, iba a comer esa carne?—, pero eso no significa que no vaya a tener consecuencias. Al comer, ingerimos con el alimento el origen y los sufrimientos de los animales, ¿o no registramos esa cólera? Cada uno es libre de actuar y de resolver de una forma sencilla un contexto complicado. Lo que comemos determina el proceso de intercambio más importante entre la naturaleza y nosotros: transformamos la naturaleza en energía vital.
Nos enfadamos cuando el mundo no responde a las ideas y expectativas que han aparecido en nuestro cerebro. A menudo confirmamos que otras personas no se atienen al guion que hemos escrito para ellas. Incluso nosotros no siempre nos comportamos como queremos. Estamos convencidos de saber cómo debe transcurrir el día, pero la decepción suele estar programada de antemano. Sabemos que al mundo le da igual lo que pensemos, pero, aun así, no conseguimos relajarnos y montamos en cólera. “Cuando te enfadas y entras en cólera tiendes a buscar la razón de tu descontento, la culpa de tus
A menudo confirmamos que otras
personas no se atienen al guion
que hemos escrito para ellas.
personas no se atienen al guion
que hemos escrito para ellas.

sufrimientos, en otra persona”, sostiene Thích Nhát Hanh. Sin embargo, pocas veces son los otros el motivo. Echar las culpas a los demás no es más que uno de los juegos favoritos de nuestra mente. Buda compara la ira con un trozo de carbón incandescente que sostenemos en las manos para lanzárselo a otro, no sin antes habernos quemado nosotros. La infelicidad, como también la dicha, tiene un fuerte componente social: se contagia. Así pues, lo primero que debemos hacer es encargarnos de nuestras propias penas para que no se extiendan a nuestro entorno. La rabia solo podrá controlarse cuando se advierta qué dolor es el que se esconde tras ella. Que montes en cólera porque el tren no llega a tiempo solo depende en parte de la compañía ferroviaria; a fin de cuentas, en el andén hay muchas otras personas a las que les ha sucedido lo mismo y no se han puesto furiosas. Incluso tú mismo has vivido otras experiencias similares con mayor o menor irritación. Thích Nhát Hanh compara con un jardín la capacidad que tenemos de ocuparnos de nuestra vida interior y de averiguar lo que nos encoleriza: “Cada uno de nosotros es un jardín y cada practicante de meditación debe volver a su jardín y ocuparse de él. A lo mejor hace tiempo que no lo cuidas. Deberías saber exactamente en qué estado está tu jardín y ordenarlo cuanto esté en tus manos. Deberías volver a implantar la belleza y la armonía en tu jardín, pues hay muchas personas que disfrutarán de él si está bien cuidado”. Y no solo esto: menos cólera significa más felicidad, y ser más feliz significa tener un suelo fértil y abonado para el crecimiento y la creatividad.
PEQUEÑAS HISTORIAS DE LA CREATIVIDAD
Quien es creativo se convierte en un pequeño creador. Esto no tiene nada de profano. “La creatividad no se desprende [...] de sus raíces religiosas. Si bien se pueden formular condiciones [...], queda una última e inexplicable grieta, dicho teológicamente: un milagro”, escribe el sociólogo Ulrich Bröckling. Pese a las investigaciones del cerebro y la psicología cognitiva, ningún científico ha podido descifrar el misterio del proceso creativo. La creatividad no revela su secreto, pero no por eso debemos dudar de ella. Parece tratarse de algo que tiene que ver con una realidad mayor. Todo ese fusionarse en algo, como se experimenta en un estado de flujo, plantea la pregunta de con quién o con qué somos uno. Por re...
Índice
- Cubierta
- Título
- Créditos
- Índice
- Introducción
- La vida como taller
- El arte de trabajar
- La creatividad es un quehacer silencioso
- Vivir y sufrir
- Creatividad y espiritualidad
- Un cuenco de té
- Bibliografía
- Agradecimientos