Color
Los opuestos se atraen Los contrastes marcados de color añaden energía visual a este denso montaje físico elaborado con flores. El azul y el púrpura destacan sobre el rosa, el naranja y el rojo. Nancy Froehlich y Zvezdana Rogic.
Todos los colores son amigos de sus vecinos y amantes de sus opuestos. Marc Chagall
El color puede transmitir un estado de ánimo, describir la realidad o codificar información. Palabras como “sombrío”, “soso” o “brillante” traen a la mente un clima diferente de colores, una paleta de relaciones. Los diseñadores usan el color para resaltar ciertos elementos —como sucede en las señales de peligro— y para hacer que otros desaparezcan —como en el caso del camuflaje—. El color sirve para diferenciar y para establecer conexiones, para subrayar y también para ocultar.
Hubo un tiempo en el que el diseño gráfico estaba considerado como una empresa eminentemente en blanco y negro. Ese ya no es el caso. El color se ha convertido en parte integral del proceso de diseño y la impresión a color, en otros tiempos un lujo, es hoy la norma. Un espectro infinito de tonos e intensidades ha insuflado vida a los medios y soportes modernos con el resultado de haber revigorizado la página, la pantalla y el entorno constructivo y haberlos dotado de sensualidad y significado. El diseño gráfico y el color han convergido definitivamente.
Según la tradición clásica, la esencia del diseño yace en las estructuras lineales y en las relaciones tonales (dibujo y sombras), y no en efectos ópticos fugaces (tono, intensidad, luminosidad). El diseño solía entenderse como la armadura abstracta que subyace bajo las apariencias. El color, en cambio, se consideraba como algo subjetivo e inestable.
Y, de hecho, lo es. El color existe, literalmente, en el ojo del observador. No podemos percibirlo hasta que la luz es reflejada por un objeto o es emitida por una fuente y penetra en el ojo.
Nuestra percepción del color depende no solo de la pigmentación de las superficies físicas, sino también de la intensidad y el tipo de luz ambiente. Además, percibimos un determinado color con relación a los demás que están en su entorno. Por ejemplo, un tono claro parece aún más claro enfrentado a un fondo oscuro que si se enfrenta a uno pálido.
De forma similar, el significado de los colores cambia de una cultura a otra. Los colores entrañan diferentes connotaciones en diferentes sociedades. El blanco indica pureza y virginidad en Occidente, pero es el color de la muerte en las culturas orientales. El rojo, vestido por las novias en Japón, está considerado como picante y erótico en Europa y Estados Unidos. Los colores se ponen de moda y pasan de ella y ha surgido toda una industria que trata de guiar y predecir su curso.
Con todo, decir que el color es un fenómeno variable, tanto física como culturalmente, no implica que no se pueda describir o comprender. A lo largo del tiempo se ha establecido un preciso vocabulario que hace posible que los diseñadores, los sistemas de software, los impresores y los fabricantes se comuniquen entre sí con cierto grado de claridad. Este capítulo esboza los fundamentos básicos de la teoría del color y ofrece diversos métodos para construir relaciones significativas entre los colores.
Teoría básica del color
En 1665, sir Isaac Newton descubrió que, al atravesar un prisma, la luz se descompone en lo que se ha llamado el espectro de colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Newton los organizó en torno a una rueda, muy parecida a la que utilizan hoy día los artistas para describir las relaciones entre colores.1
¿Por qué la rueda de colores supone una herramienta útil de diseño? Los colores próximos en el espectro o en la rueda son análogos. Al usarlos juntos, se obtiene un contraste cromático mínimo y una armonía innata, en tanto cada color tiene algún elemento en común con otros de la secuencia.
Los colores análogos también tienen una temperatura cromática relacionada. Dos colores situados frente a...