Mi hermano Benjamín, más allá del exilio
eBook - ePub

Mi hermano Benjamín, más allá del exilio

  1. 222 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Mi hermano Benjamín, más allá del exilio

Descripción del libro

Este relato es un trozo de la historia de nuestra España. Guiados por el punto de vista del narrador compartimos la vida de su familia, una familia republicana que con motivo de la Guerra Civil se enfrenta a una serie de acontecimientos que cambiarán el rumbo de sus vidas para siempre. Asistiremos al episodio de la huída, al de su enraizamiento en una tierra que no era la suya y en la que en ningún modo eran esperados, al de los sufrimientos provocados por la Ocupación alemana.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Mi hermano Benjamín, más allá del exilio de Alva Carcé, Aurora Cuadrado Fernandez en formato PDF o ePUB. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2021
ISBN de la versión impresa
9788416197521
ISBN del libro electrónico
9788417486556

SEGUNDA PARTE


I

Los campos en Alemania... Los campos nazis, campos de sufrimiento y de muerte... Sólo Dios sabe todo lo que se habló sobre ellos desde el momento mismo en que acabó la guerra cuando se descubrió todo lo que había pasado en ellos.
Numerosos relatos nos cuentan la miserable y dolorosa vida en aquellos campos dirigidos por fanáticos nazis y por tarados sádicos. Se difundieron algunas imágenes que terminaron por crear como una obsesión, una visión de pesadilla, una especie de horror siempre presente en los espíritus.
Hubo campos en los que los malos tratos y la muerte alcanzarían las peores proporciones y fueron más siniestros, más mortíferos que otros; pero ¿cómo separar, distinguir, graduar cuando estamos hablando de horror y de crimen? Todos esos campos son un mismo periodo, las mismas desgracias, los mismos males, los mismos horrores; son universos “de concentración” y todos tienen que ver con la misma herida, son el mismo atentado contra la dignidad humana.
¿Cómo pudo ese pueblo convertirse en el marco de tales infamias? ¿Cómo pudo el pueblo alemán llegar a ser cómplice de crímenes tales, de semejantes monstruosidades y a tolerarlos, cuando menos? Hitler fue la tentación al hablarles de unidad germánica y de grandeza cuando aún se sentían humillados y al prometerles la prosperidad cuando el paro los estaba castigando duramente. El nazismo iba a ser avalado por el éxito... Pero llegaron las dificultades y las derrotas y la necesidad de emplear métodos cada vez más bárbaros. Y entonces fue cuando apareció lo que era la verdadera alma del nazismo, la depravación fascista. Los alemanes antinazis la habían visto con sus propios ojos, ya en 1933, y los pueblos de Europa iban a descubrirla después. Las democracias europeas occidentales, los gobiernos inglés y francés de los años treinta tuvieron una responsabilidad de peso en la llegada del nazismo. Por debilidad, por pusilanimidad, por ceguera, dejaron que se instalase y se desarrollase un régimen que iba a sembrar el terror y la muerte por toda Europa cuando, además, hubiera sido relativamente fácil parar y controlar a las empresas de Hitler y de sus acólitos desde el principio. Ya en 1935, se podía ver perfectamente la ambición dominadora de Hitler, su fanatismo antisemita, antidemocrático, su voluntad de someter a todos los pueblos de Europa a la ideología nazi y, de igual modo, también podía verse la naturaleza intrínsecamente perversa de dicha ideología. Bastaba con leer el Mein Kampf, ampliamente difundido por el dictador alemán en todos los países, en todas las lenguas, antes de la Segunda Guerra Mundial.
Violando el tratado de Versalles, el 7 de marzo de 1936, Hitler ocupó Renania con tres batallones. Ni Francia ni Inglaterra supieron reaccionar...
En julio de 1936, la España republicana se convirtió en el terreno de operaciones del ejército alemán, quien experimentaría tácticas, técnicas y material militar mientras contribuía al aplastamiento de la República española y a la instauración del régimen fascista del general Franco. Los gobiernos inglés y francés, dejándose engañar (más o menos conscientemente) por el pacto de “no intervención”, no acudieron a ayudar a la joven república democrática agredida.
En el transcurso de la guerra de España tuvimos, por parte de las potencias occidentales, de Estados Unidos y, muy especialmente, del Reino Unido una política de cortas miras que fue un error fundamental en cuanto a asuntos exteriores. El desencadenamiento de la guerra mundial permitió que muchos se dieran cuenta las trágicas consecuencias de la guerra de España.
En marzo de 1938, cuatro años después del asesinato de canciller Dollfuss, la Alemania de Hitler se anexionó Austria...
El 30 de septiembre de 1938, la anexión le tocó a Checoslovaquia. El mundo democrático, en la euforia de los acuerdos de Múnich, seguía creyendo en la palabra de Hitler. Se tapó los oídos y cerró los ojos...
El uno de septiembre de 1939, tomando como pretexto un falso incidente de frontera inventado por las SS, Hitler lanzó sus tropas sobre Polonia, desencadenando, con este hecho, la Segunda Guerra Mundial.
Entre tanto, en Alemania se habían instalado los campos de concentración. Ya en marzo de 1933 Himmler anunció la apertura del primer campo de concentración para los detractores alemanes. Entre 1935 y 1938, se contaron, en Alemania, 1 750 000 detenciones políticas, 150 000 exilados políticos y raciales.
Y se creó un universo “de concentración” a la medida de la expansión nazi.
* * *
El 26 de abril de 1933 es la fecha en la que Hermann Goering creó la policía secreta del Estado, la Geheime Staatspolizei, que es el nombre completo de la Gestapo. Un año más tarde, Goering delegó sus poderes en Himmler, quien se convertiría en el jefe de todo el sistema policial alemán. La nueva organización se inspiró en la idea de que el adversario del régimen nacionalsocialista era un enemigo tanto político, como racial, como criminal de derecho común.
Bajo la autoridad de Himmler, Reichsführer de las SS, la Gestapo estuvo también a las órdenes de su adjunto Heydrich, si bien Henreich Müller se encargó de su administración a partir de 1939. En esas fechas, la Gestapo se convirtió en la Oficina Central de Seguridad del Reich, esa enorme máquina policial desde donde ejerció el poder ejecutivo en materia política. El 14 de junio de 1940 llegaron a París sus primeros hombres, camuflados, como miembros de la policía militar de la Wehrmacht.
Pero, pronto, los servicios parisinos de la Gestapo se desarrollaron, se instalaron en la calle Saussaies y crearon “antenas” en Burdeos y en diez ciudades más de la zona ocupada.
En diciembre de 1941 Hitler dictó el decreto “Nacht und nebel”, es decir, “Noche y niebla” que fue promulgado por el Mariscal Keitel y aplicado y ampliado por Himmler.
Mediante esa disposición, a cualquier individuo sospechoso de ser culpable de infracción contra el Reich o contra las fuerzas armadas alemanas, es decir, capaz de oponerse, de criticar, de quejarse, simplemente, de la ocupación; a cualquier individuo que, una vez juzgado por un tribunal militar por esos supuestos delitos, no hubiera sido condenado a muerte en los ocho días siguientes a su detención, se le clasificaba con las iniciales NN (noche y niebla) y se le transportaba, en secreto, a Alemania donde, sin dejar rastro, desaparecía en un campo de concentración cualquiera.
Como las actividades de la Resistencia seguían desarrollándose, en abril de 1942 Himmler obtuvo del Führer que los poderes de la policía en Francia les fuesen retirados a los militares y confiados a Karl Oberg, general de la policía de las SS. Sería el mismo Heydrich en persona quien se encargaría de venir a instalar a Oberg en París.
A las órdenes de Oberg, la Gestapo contó, desde entonces, con plenos poderes policiales en tanto que ocupante. Absorbió los servicios de la policía secreta de campaña, reforzó considerablemente la acción de sus mil quinientos policías alemanes, aproximadamente, con la colaboración de más de cuarenta mil auxiliares franceses de toda procedencia.
Una misiva de Berlín del 10 de junio de 1942, refiriéndose a los “interrogatorios reforzados”, que convirtió en su abominable especialidad, recomendaba el uso de la tortura. Procedió a un considerable número de detenciones (cuarenta mil en 1943) sin contar las redadas masivas tales como las de Clermont-Ferrand, Marsella, Grenoble y Cluny; encarceló a sus víctimas en Fresnes y en las cárceles de la Santé y del ChercheMidi; en provincias, en las cárceles locales; y fomentó las ejecuciones de rehenes, particularmente las del Mont Valérien. A los prisioneros juzgados por delitos mayores así como a los judíos capturados en masa durante las redadas los envió a los campos de deportación o de exterminio de Alemania.
Asestó golpes durísimos a las redes de la Resistencia. Llegó a atrapar y a “reducir” a numerosos operadores de radio clandestinos. En 1943 y 1944 desmanteló la casi totalidad de la French Section del Servicio de Inteligencia, arrestó a los jefes de la Armada secreta y de la Organización de resistencia del ejército, todos ellos resistentes, reunidos en torno a Jean Moulin.
En aquella época, la cadencia de las detenciones fue implacable.
De 1934 a 1938, Himmler, jefe de la Orden Negra de las SS, acrecentó su influencia hasta el punto de que se encargaron de la administración de los campos. De 1938 a 1942 Hitler puso en marcha su programa de extensión territorial con la anexión de territorios vecinos o mediante la invasión de los otros países europeos.
Dichas ocupaciones, realizadas de forma sucesiva, colocaron a los nazis frente a oponentes, resistentes y comunidades judías y gitanas; a partir de ese momento los internamientos se intensificaron y se ampliaron. Y, en vez de dirigir a los cautivos hacia los campos alemanes, se instalaron in situ nuevos emplazamientos.
***
El 20 de enero de 1942, tuvo lugar en la pequeña villa de lujo junto al Wannsee, cerca de Berlín, la siniestra conferencia en el transcurso de la cual se dio el paso decisivo para la “solución final” de la cuestión judía. Altos funcionarios del régimen nazi se reunieron para estudiar y decidir la manera de exterminar a las poblaciones no arias.
Hasta 1942, los judíos no tenían su lugar en el sistema de represión; se arrestaba a los judíos, pero la mayoría de las veces en función de sus opciones políticas o, incluso, porque habían cometido delitos comunes. El hecho de ser judío era, solamente, una circunstancia agravante. Aquellos veinte mil o treinta mil infelices que fueron metidos en campos de concentración después de la “noche de los cristales rotos”, en noviembre de 1938, fueron “invitados” a solicitar un visado para poder emigrar, no sin antes haber abandonado sus posesiones como exigía la “legalidad”.
La situación iba a cambiar cuando, después de la masacre desorganizada que tuvo lugar en las zonas rurales, se pusiera en marcha en el este un genocidio planificado.
Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich fueron los dos principales coordinadores de la aplicación de la “solución final”. Estos dos individuos, animados por un mismo frenesí antisemita, orquestaron las premisas de la exterminación de todo un pueblo. Después de la conferencia de Wannsee, Heydrich apenas tuvo tiempo de ver el resultado de sus planes racistas pues fue asesinado el 27 de mayo de 1942 en Praga, en un atentado organizado y llevado a cabo por los partisanos. Por su parte, el Reichsführer de las SS Himmler continuó controlando la aplicación de la “solución final” para la salvaguarda de la “etnia alemana”. Fue arrestado cuando, el 21 de marzo de 1945, intentaba salir de Alemania en Bremerhaven; se suicidó, pocas horas después, tragando una cápsula de cianuro.
Adolf Eichmann, quien también participó en la conferencia de Wannsee, en enero de 1942, quedaría confirmado en su siniestro papel de organizador. Él fue quien fundó los campos de exterminio de Belzec en marzo de 1942, de Sobibor en abril de 1942, de Auschwitz en junio de 1942, de Treblinka en julio… Aplicando su política, Eichmann atendía a los deseos de los dirigentes del Reich. Refugiado en Argentina al acabar la guerra, sería raptado, juzgado y ahorcado, en Israel, en 1962.
Los judíos fueron las principales víctimas de la barbarie nazi. La mayoría de las estimaciones evalúan en seis millones el número de los que perecieron. Se trata de un número aproximado que engloba, más allá de los muertos en los campos, a los que perdieron la vida en los traslados o fueron ejecutados por los nazis o por sus aliados. La mitad de la población judía de Europa y de la antigua Unión Soviética desapareció durante la guerra. Las grandes comunidades judías de la Europa occidental no fueron golpeadas de igual modo. La actitud de los gobiernos y de la población de los diferentes países occidentales, resultó determinante las más de las veces.
En Francia, pese al valeroso comportamiento de muchas personas...

Índice

  1. Portada
  2. Créditos
  3. Prefacio
  4. Primera parte. I
  5. II
  6. III
  7. IV
  8. V
  9. VI
  10. VII
  11. Segunda parte. I
  12. II
  13. III
  14. Epilogue - epílogo
  15. Notas