África adentro
eBook - ePub

África adentro

Voces 3

  1. 158 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

África adentro

Voces 3

Descripción del libro

Ambos aman África, pero la han vivido en momentos diferentes. A Alfonso Armada (Vigo, 1958) le marcó el genocidio de Ruanda. A Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981), las guerras de la vecina República Democrática del Congo. En África adentro, los reporteros repasan las grandes crisis que sacuden al continente y reflexionan sobre su identidad cultural, los desafíos medioambientales o el auge del ciberactivismo.La conversación entre ambos viaja por el suelo y la historia de un continente en permanente cambio. Los autores recorren la belleza y las contradicciones de África, al tiempo que se rebelan contra los estereotipos que la rodean. Piensan sobre las migraciones internas y hacia Europa. Analizan el papel de las organizaciones humanitarias.Se detienen en las grandes potencias africanas y buscan motivos para la esperanza.Con ilustraciones de Cinta Fosch.Este es el tercer volumen de la colección Voces, editada por 5W, una publicación de periodismo narrativo y fotografía con una visión crítica y plural sobre el mundo.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a África adentro de Xavier Aldekoa,Alfonso Armada en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Filología y Periodismo. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Revista 5W
Año
2021
ISBN del libro electrónico
9788412362329
Categoría
Filología
Categoría
Periodismo

Who.

Ambos aman África, pero la han vivido en momentos diferentes. Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981) y Alfonso Armada (Vigo, 1958) se presentan en estos perfiles que escriben el uno sobre el otro.

Xavier Aldekoa

Alfonso Armada sobre Xavier Aldekoa

Porque nunca he dejado de leer La Vanguardia desde que en las calles de Sarajevo entablé amistad con Plàcid Garcia-Planas, primero me hice asiduo de sus páginas de Internacional, y enseguida de su estupendo suplemento cultural, Cultura/s. Así empecé a saber de Xavier Aldekoa. Antes de conocerlo en la ciudad de Segovia, en una edición del premio Cirilo Rodríguez a la que llegó como finalista y que espero que algún día merecidamente reciba, me tenía ganado de antemano porque los que se han enamorado de África no dejan de amarla jamás, y si algo destilan las páginas que Xavi ha escrito sobre ese continente es una devoción que no ha hecho sino crecer desde hace más de una larga década. Lo que más rabia me da es que no solo sigue en la carretera, y volviendo cada vez que tiene la oportunidad de volver, sino que ya conoce cuarenta países, y a este paso dentro de unos años habrá puesto los pies, y los otros cinco sentidos, que es lo que siempre hace, en todas y cada una de las naciones de un lugar que nuestro comúnmente admirado Bru Rovira clavó cuando lo rebautizó en un libro luminoso llamado Áfricas.
Si el periodismo es una forma de estar en el mundo, la de Xavier Aldekoa pasa por y para África. No en vano cifra su tarjeta de visita, su blog, su tatuaje moral, en una sentencia que le define y determina: «Periodista en África». Si los viejos héroes del oficio (cuando el tufo de las redacciones era un perfume amasado con alcohol, tinta y humo) solían referirse al buen reportero como alguien que «tiene lo que hay que tener», Xavi lo tiene con creces, pero en otra mochila moral, que no es de poses ni de gestos, de bronco talante y de sentencias para dejar pasmado al auditorio, sino todo lo contrario. Aunque nos separen más de veinte años, y no tenga la menor vocación ni voluntad de servir de banderín ni ejemplo de nada, es como si en Xavier viera un hermano que ha sabido perseverar y persuadir con mucho más talento que yo. Lo dice en su primer y emocionante libro, Océano África, que al retratar a pie de obra el continente se retrata a sí mismo. Hablando de un campo de refugiados al que llega a media mañana, escribe: «El deseo de ser escuchado, de que alguien preste de verdad atención. Si algún sentido tiene nuestra tarea, ese es uno capital». Cuando se habla de violencia en África, cuando se habla de violencia en general, hay que meterse en el interior, escuchar, preguntar, contextualizar, que es lo que ha hecho y hace Xavier Aldekoa. Pero, además, desde el inicio de su periplo por las sendas perdidas y las autopistas africanas se empeñó en contar en toda su belleza y complejidad lo que a menudo no hemos acertado a contar aquí, donde hacemos un énfasis penoso en la desesperanza, en la muerte, en el lado oscuro de las cosas. La consagración de un estereotipo, de un prejuicio que es también una forma de racismo.
Él sabe muy bien que «África no existe, pero sí existen los africanos». Creo que eso le radiografía. Un reportero que se interna, que se asombra, que se conmueve, que busca el rasgo revelador, que se pone en el lugar del otro, que se acerca a la orilla y luego se adentra un poco más. Que se arriesga a contaminarse con el dolor, y la alegría, de los demás. Y que por eso no ha perdido la curiosidad inagotable del niño, pero enriquecida con la conciencia del adulto, del que sabe qué hay que hacer y adónde quiere ir. Con las palabras y con las imágenes, como demostró en Océano África y ahondó en Hijos del Nilo. Y si ha llegado más lejos es porque no solo escribe reportajes y libros, sino porque ha logrado que su mirada vuele en documentales como Tras los pasos de Mandela; El derbi de Sudáfrica; RD Congo, un país en tinieblas y Tensión en el subsuelo.
Nacido en Barcelona en 1981, licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, aunque se recuerda como «eterno estudiante de Ciencias Políticas», África le ha convertido en gran medida en lo que es, aunque su compañera y sus hijas han acabado de anclarle en el suelo del mundo. Cofundador de Revista 5W y de la productora social independiente Muzungu, trabaja como corresponsal africano para La Vanguardia y otros medios. Dice que es «amante de las maletas improvisadas y de abrir bien los ojos al viajar», y distingue con lucidez al reportero del viajero: «Pueden vivir en el mismo cuerpo, porque nos gusta viajar, pero para el viajero la importancia del viaje reside en uno mismo y para el reportero reside en los demás. Yo intento hablar de los demás porque, aparte de que es mucho más interesante, me ayuda a explicar lo que está pasando». Por eso puede decir sin impostar la voz: «Todos somos hijos del Nilo». Parte de una trilogía en marcha, acaba de retratar el calado de su hambre de saber y las baterías de su perseverancia. Es consciente del peligro que encierra difuminar la frontera entre activismo y periodismo, porque sabe que «periodismo también es dar voz a quien piensas que es un cabrón». Pero no le da miedo convocar términos como honestidad o justicia: «Son palabras muy grandes, pero es que nosotros trabajamos para explicar la historia de los demás, no para decir que estamos en un sitio».
Xavier Aldekoa tiene lo que hay que tener: paciencia, empatía y humildad. No va con el reportaje escrito de antemano. Por eso sigue viajando, para ver con sus propios ojos, escuchar con sus propios oídos, escribir con sus propias palabras. Para buscar la verdad: «Cuando vas corriendo es más difícil saber qué le pasa al otro. La humildad es saber que el reportaje que has ido a buscar no existe, y es más fácil de aceptar si tienes tiempo para encontrar el que realmente existe».
Si tuviera que volver a África, no lo dudaría: me encantaría que Xavi me embarcara en su esquife. Tiene el valor de los que no presumen de tenerlo, de quienes saben que el miedo es necesario. Periodista en África, a Xavi Aldekoa le seguiré acompañando donde quiera que vaya, y más ahora que hemos estrechado lazos de sangre indisolubles hablando cara a cara durante horas (para hacer un libro hablado) de la pasión que compartimos. Gracias, Xavi.
image

Alfonso Armada

Xavier Aldekoa sobre Alfonso Armada

A Alfonso Armada lo conocí mucho antes de conocerlo, porque lo leía. Él no lo sabe, pero viajaba con él. Lo descubrí con trece años, que es esa edad en la que uno busca referentes como si se muriera de sed, y yo me agarraba a las páginas de los periódicos como un náufrago a un tablón de madera. Ahí estaba Alfonso, explicando el genocidio de Ruanda en la portada de El País, que para mí entonces olía a roble recién cortado. Aún hoy, cuando llego por primera vez a algún país africano, el aroma de la tierra me transporta a aquella niñez. Por eso, cuando pisé por primera vez Sierra Leona sus caminos rojizos eran los de Miguel Gil; en Mozambique vi las huellas de Gervasio Sánchez y en Congo divisé entre la bruma las sombras de Bru Rovira o de Ramón Lobo. Para mi yo de trece años, Ruanda era la de Armada en El País.
Alfonso nació en Vigo (1958), pero le gusta decir que es portugués, que la ironía gallega alcanza incluso a quienes tienen cara de buena persona. Cuando en 1992 Gervasio Sánchez y Arturo Pérez-Reverte vieron llegar a Sarajevo, en mitad de la guerra de los Balcanes, a aquel tipo prudente, de maneras tímidas y gafas redondas, pensaron qué hacía un tipo como él en un jaleo como ese. Alfonso respondió a aquel recelo inicial como de costumbre: con trabajo, rigor, amor por el oficio, un cuidado quirúrgico con la palabra y un respeto innegociable por la víctima. También con amistad. Con Gervasio al volante —Alfonso no tiene carnet de conducir y en muchos viajes el freelance aragonés le hizo las fotos y de chófer—, forman una de las grandes parejas periodísticas de nuestro país. Son tan diferentes como complementarios. Cómplices. Casi hermanos.
Él dice que fue en Segovia, pero nos conocimos en Madrid, aunque yo aquel día estaba tan nervioso que quizá ni era yo mismo. Tanto a él como a Gervasio les había pedido si podían presentar mi primer libro en la capital, y los dos fueron generosos. Alfonso se preparó un texto hermoso que le robé descaradamente al final del acto y aún conservo en un cajón como un tesoro. Escribió: «A menudo, cuando estás sobre el terreno, sea en Sarajevo o en un poblado misérrimo de Burundi, piensas si lo que haces vale la pena, si lo escucha alguien, si cambia, aunque sea una mínima parte, el estado de las cosas. Bueno, aquí está tal vez la respuesta: en la necesidad de escuchar, de prestar atención».
Durante sus años de periodista en África y luego, ya en ABC, como corresponsal en las calles de Nueva York, donde vio estrellarse el segundo avión en las Torres Gemelas desde la azotea del edificio donde vivía, Alfonso mandó un mensaje constante a quien quisiera leerle: hay una forma de acercarse al periodismo, una actitud en la vida, que prioriza el respeto al protagonista de la historia, escuchar a la víctima y apartarse de en medio. Alfonso es periodista porque escucha. Por eso no ha necesitado nunca vestirse con el aura de corresponsal maldito o aventurero. Para qué.
Alfonso es además un tipo inquieto, que quizá es la forma más poética de rebeldía. De adolescente, se escapó de casa para ir a trabajar de camarero a Lleida y aun así el mundo se le quedó corto. Quiso ir en autostop a Nueva Zelanda y acabó en una fábrica de harinas y piensos de Holanda. Luego volvió a Madrid para seguir agrandándose el mundo, y cursó Periodismo, pero también estudios de teatro en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad). Ese interés por la escena, el cine y la literatura, por la cultura en definitiva, siguió guiando sus pasos cuando, tras la aventura neoyorquina, se empapó de savia nueva y vértigos jóvenes como director del máster de ABC primero y se bebió mil libros como director del suplemento Cultural de ABC después.
Contribuyó a la estantería con su parte. Además de subdirector de la revista Teatra y de dirigir la revista digital FronteraD, ha publicado una decena de libros, entre ellos, ay, Cuadernos africanos, y algunos acompañado de su mujer, la fotógrafa Corina Arranz. Ha escrito también obras de teatro, poesía en gallego y castellano y nutrió dos blogs, no fuera a parecer que la pereza le vencía. Durante toda la vida el gallego ha trabajado mucho y bien.
En la mirada de Alfonso aún se puede encontrar a aquel niño madrugador que recortaba con sumo cuidado las páginas de la prensa que más le gustaban y las guardaba en un álbum con comentarios al pie. No ha perdido la costumbre, ni siquiera la de madrugar. En aquellos recortes de papel está la esencia de lo que Alfonso ha querido ser. «La curiosidad del niño que abre puertas, ventanas y se mete en cuartos oscuros porque sueña con viajar a otros países es, a fin de cuentas, el principio del periodismo: viajar, ver y contarlo».
En 2017, cuando fue nombrado presidente de la delegación española de Reporteros Sin Fronteras, cerró su intervención, como no podía ser de otra manera, con poesía y periodismo. Lo hizo con unos versos de la premio Nobel de Literatura polaca Wislawa Szymborska. «Ayer me porté mal en el cosmos. Viví todo el día sin preguntar por nada, sin sorprenderme de nada».
¿Lo ven? Hay personas que se mantienen fieles a sí mismas toda la vida.
image
image

What.

¿Continente olvidado o silenciado? Para arrancar, los autores se preguntan si África es un continente olvidado o silenciado. Repasan movimientos sociales actuales y el papel de las nuevas tecnologías. Reflexionan sobre uno de los faros del continente: Sudáfrica. Y se fijan en uno de los grandes retos globales y africanos: el cambio climático y la desertización.
A.: ¿África es un continente olvidado, como tanto se dice? Es un lugar común, se ha utilizado hasta la saciedad y sirve como gancho. No sé si es exactamente así. Pero si medimos el espacio que habitualmente dan los medios a África, constatamos que la presencia es irregular, sinuosa, sujet...

Índice

  1. Portada
  2. Créditos
  3. Sobre el libro
  4. Título
  5. Contenido
  6. 1. Who.
  7. 2. What.
  8. 3. When.
  9. 4. Where.
  10. 5. Why.
  11. Títulos de la colección voces 5W