
- 308 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Los desafíos del jazz en Jalisco
Descripción del libro
En 2001, como consecuencia de la enfermedad y muerte del famoso pianista Carlos de la Torre, salen de la penumbra numerosos músicos de muy alta calidad en conciertos y homenajes. Sorprendida de que tanto talento permanezca oculto, la clarinetista y saxofonista francesa Nathalie Braux se promete contar la historia de estos grandes jazzistas. Un reto mayúsculo: sumergirse en las casi inexploradas aguas del jazz en Jalisco de los setenta y ochenta confrontan a la autora con una gran ignorancia y pobre documentación al respecto.Además de emprender una extensa revisión en la prensa de la época, recuperar programas de mano y pósteres, Braux entrevista a algunos de los más representativos maestros de la escena del jazz y jazz-rock, en encuentros filmados por Jorge Bidault. El resultado es una crónica fundamental para los entusiastas de los ritmos sincopados y para cualquier lector interesado por la cultura musical jalisciense.
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Información
Categoría
Media & Performing ArtsCategoría
Jazz MusicEl jazz en Jalisco
La agitación revolucionaria. Del jarabe al jazz
Jalisco, tierra del jarabe, busca después de la Revolución de 1910 una modernización de su mundo cultural e industrial, por ello se inspira en Estados Unidos, de donde importa música, bailes, cine y moda.
En una sociedad predominantemente conservadora como la jalisciense de los años veinte, no falta quien considere al jazz como “bajo y lleno de implicaciones eróticas, vulgar y agresivo, barato y poco estético, [pero eso sí] nuevo, liberador y sin inhibiciones”.157 A pesar de las opiniones de la gente escandalizada por la sensualidad de los bailes y quizá la negritud de esta música, en relación con los géneros musicales europeos o la percepción xenofóbica de aquellos que reniegan de las influencias norteamericanas, se queda esta música llamada jazz, todavía muy arraigada al ragtime para bailar el foxtrot, el quickstep y otras danzas de la época.
Empieza a escucharse el jazz interpretado por las grandes orquestas de categoría en los clubes, casinos, embajadas y también por otras orquestas para amenizar los bailes populares en los parques. Pronto este novedoso estilo se impone en los nuevos gustos del público y se gana un espacio en la cultura tapatía.
El periódico El Informador menciona por primera vez una jazz band en 1922, dirigida por Ignacio Nacho Pérez. Esta orquesta y las que no están citadas en la prensa, tocan un estilo de jazz que, a pesar de ser tan novedoso, agrada al público, y es propicio sobre todo para los cumpleaños, fiestas, reuniones de clubes y bailes organizados por una sociedad con cierto poder adquisitivo, que quiere demostrar su apertura a la cultura norteamericana, sin por ello olvidar el gusto por el vals, el tango y la música de baile mexicana.
En su reconstrucción histórica del carnaval de Autlán, Guillermo Tovar Vázquez, el cronista oficial de la ciudad desde 2018, nos da una idea en su blog acerca de quienes tocan en estas formaciones musicales:158
En un contexto de agitación social y política, con gavillas de bandoleros operando todavía en la región y la presencia constante de militares en el pueblo, los Carnavales autlenses se siguieron organizando regularmente, con la excepción del año de 1927. La música de estas fiestas se escuchaba en los recibimientos, bailes y serenatas, estas últimas en el kiosco del jardín Francisco I. Madero, hoy Constitución […] Podían desarrollarse en el hotel Turco (hoy Casa Universitaria), el Concordia, en el teatro Orozco o en el Mutualista. Eran amenizados por orquestas que tocaban música para bailar, popular, como sones o jarabes.
En estos mismos lugares se organizan elegantes bailes nocturnos:
Eran de gala tanto en su organización —con la presencia de ujieres159 y salones de guardarropía— como en el atuendo que se exigía a los asistentes y también en la música: se escuchaban en ellos orquestas de cuerdas y alientos que tocaban música bailable, aunque de influencia europea y norteamericana, como valses, mazurcas, chotises y foxtrot, bailados por los asistentes en un piso lleno de aserrín y “forrado con mantas restiradas y emparafinadas”, según don Jaime Llamas.
En el Carnaval de Autlán otros bailes se arman en las casas o lugares: “Netamente populares, sin etiqueta, a donde el pueblo podía llegar vestido con la ropa que le permitía su estatus social y donde se podían bailar los sones y jarabes populares, con grupos pequeños de cuerdas y alientos”.
En estos años, además de las orquestas y los bailes, la difusión del jazz en Jalisco se debe también al nacimiento de la radio jalisciense160 ya que se programa no solamente música clásica o tradicional mexicana, sino también música orquestal popular, lo que incluye el jazz que tanto gusta a la gente.
La guerra y otras batallas. Competencia entre célebres orquestas locales
En los años cuarenta se nota una nueva tendencia: seguramente influenciados por los éxitos de grandes orquestas como la de Paul Whiteman en Estados Unidos —que en los años treinta mezclaban el jazz con la música clásica europea— dos directores de orquesta, Nacho Pérez y Toño Yáñez,161 emprenden la misma aventura ya que ellos mismos tienen una formación en la música clásica. Quitan la palabra jazz al nombre de sus grupos para agregar el adjetivo sinfónico y logran el éxito esperado: Toño Yáñez —cuya reputación de violinista le vale invitaciones a tocar con la Orquesta Sinfónica de Guadalajara (OSG) creada en 1915— establece su imperio en las matinées del Hotel Imperial,162 gran edificio de la avenida Colón esquina con Prisciliano Sánchez163 y luego en El Rincón de Toño Yáñez, en la avenida Lafayette (actual Chapultepec). A la vez siguen tocando las formaciones que son anunciadas en el periódico como orquestas de jazz y se informa su lugar de presentación, pero sin mencionar el nombre del director.
Ciertos jazzistas piensan que en estos años las orquestas no son de jazz sino de baile porque los músicos no improvisan, aunque toquen la música de las grandes bandas norteamericanas.164 Creo yo que el jazz empieza mucho antes de los largos solos del bebop o del cool jazz y que son estas grandes bandas las que dieron a conocer el jazz y su sonido. El músico de una big band de jazz es ante todo un músico lector de arreglos.
Para reforzar la idea de competencia entre las orquestas y su importancia en la vida social, quisiera agregar la anécdota citada por Carlos Ceballos Silva165 en su libro De lejos y a mi alrededor, relativa al Hotel Ceballos de Colima creado por su padre:
La competencia en las terrazas era cosa seria. Las dos distribuidoras de cerveza, la de “Moctezuma” y la de “Cuauhtémoc”, se hacían toda clase de argucias, zancadillas y engaños para obtener ventajas o bien para que el contrario careciera de algo primordial para el éxito en la venta de sus cervezas […] En una ocasión yo tenía apalabrado a Nacho Pérez desde un año antes, pues su orquesta siempre había alegrado la terraza del Ceballos. Pues bien, ese año, el Viernes de Dolores, un ‘pajarito’ me dijo que Nacho esa temporada iría a tocar con la ‘Moctezuma’. De inmediato me comuniqué con el señor Octavio Macchetto, que todo mortificado y nervioso habló a Guadalajara. Parece que por investigaciones detectivescas aquí y allá se dieron cuenta que el rumor era verdad, y se pusieron a buscar otras orquestas, encontrándose que todas ellas ya tenían contratos en Chapala, Mazatlán, etcétera. Así es que ahora, tomando parte de los jefes de Monterrey como cosa de vida o muerte, contrataron a última hora la famosísima orquesta de Helen Powell, que tocaba nada menos que en el Hotel Reforma, uno de los mejores centros nocturnos de la capital. Y así fue como en ese año la terraza del Hotel Ceballos estuvo amenizada por uno de los conjuntos internacionales que solamente trabajaban en los más selectos y distinguidos centros de las grandes ciudades. Y siguiendo con el mismo tema, Nacho Pérez ya no volvió a la terraza del...
Índice
- Índice
- Agradecimientos
- Prólogo
- Introducción
- Primera parte. La historia
- El jazz desde el principio en Estados Unidos
- El jazz en México
- El jazz en Jalisco
- El desierto
- Segunda parte. Los personajes
- Los precursores del jazz jalisciense
- Luis Padilla, el cantor
- Juan José Verján, el maestro bohemio
- Roberto el Chale Hernández, el modesto
- El Copenhagen 77
- Carlos de la Torre, el fulgurante
- Pichón, el escudero
- Javier Soto, el elegante
- Beto Rivera, el timonel
- El Conjunto de Jazz del DBA
- Tanaka, el encantador de tambores
- Manuel Cerda, el multifacético
- La fusión
- Willow, el virtuoso
- Beverly Moore, la Lorelei
- El Chamaco del sax
- Jorge Salles, el imprescindible
- Vía Libre
- Memo Olivera, el baterista líder
- Mundo Pérez, fiel al jazz
- Conclusión
- Anexo. Biografías adicionales
- Fuentes de consulta y referencias