De parte de Dios y delante de Dios
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De parte de Dios y delante de Dios

Una guía de predicación expositiva

Sugel Michelén

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  1. 192 páginas
  2. Spanish
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De parte de Dios y delante de Dios

Una guía de predicación expositiva

Sugel Michelén

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Información del libro

En este volumen, Sugel Michelén, quien es conocido como uno de los mejores predicadores de habla hispana, apela a la Biblia para abogar por una predicación expositiva. Luego lleva consigo al lector al examinar un pasaje bíblico y elaborar un sermón expositivo. Al acompañarlo en esa travesía, aprendemos a hacer lo mismo. Síguenos y encuentra más libros del autor en la tienda de B&H Español. From God and Before God In this volume, Sugel Michelén, regarded as one the best preachers in the Spanish-speaking church, after making a biblical case for expository preaching, takes us with him as he examines a passage of Scripture and crafts an expository sermon. As we come along for the ride, we learn from him how to do the same.

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Información

Editorial
B&H Español
Año
2016
ISBN
9781433692062
Tercera parte
La preparación de un sermón expositivo paso a paso
8
Escoge el pasaje
“Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (Hech. 20:26-27)
No puedo ver por qué el Espíritu Santo no guiaría a un hombre a predicar una serie de sermones de un pasaje o libro de la Biblia como también guiarlo a un solo texto (Martyn Lloyd-Jones)
U na de las novelas latinoamericanas más geniales del siglo xx es Rayuela, del escritor argentino Julio Cortázar. Este libro posee la particularidad de que tiene varias posibilidades de lectura. Puedes comenzar por el capítulo 1 y leer de manera secuencial hasta el final; o puedes comenzar en el capítulo 1, llegar directo hasta el 56 y prescindir del resto; o seguir una secuencia de lectura completamente distinta sugerida por el autor al inicio de la obra.
Sin duda hay que ser un genio para escribir un buen libro que se pueda leer de tantas maneras diversas. Cortázar era un genio, yo no lo soy; por lo que recomiendo que leas este libro de manera secuencial, comenzando por el principio. Creo que el beneficio será mucho mayor si comienzas con la teoría antes de llegar a la práctica. Sin embargo, si decides saltar algunos de los capítulos anteriores, o incluso saltarlos todos, no solo respeto tu decisión, sino que aun así me entusiasmará embarcarme contigo en esta aventura de trabajar juntos en la preparación de un sermón expositivo.
Una metodología de trabajo ajustada a la medida
Debemos dar una serie de pasos para preparar un sermón y tales pasos deben seguir una secuencia lógica, pero cada expositor va a desarrollar, andando el tiempo, su propia metodología de trabajo. Si te acercas a varios predicadores que han impactado tu vida y les preguntas cómo preparan sus sermones, es probable que descubras que la mayoría de ellos trabaja de una forma diferente. Y, lo que es aún más desconcertante, este es un trabajo que tiene mucho de intuición, por lo que no les resultará fácil explicarte cómo lo hacen; es algo parecido a preguntar cómo fue que llegamos a desarrollar nuestra firma personal.
Una de las cosas que dificulta la explicación de este proceso es que la preparación de un sermón es un trabajo mental que requiere mucha meditación y pensamiento; y, como bien señala Haddon Robinson, pensar es un proceso dinámico que puede ser estorbado cuando tratamos de dar instrucciones muy detalladas acerca del proceso mismo.1 Se cuenta la historia de un abogado y un médico que solían jugar al golf periódicamente. Ambos poseían habilidades similares para el juego, por lo que disfrutaban mucho esa competencia entre iguales. Pero durante una primavera el abogado mejoró tanto en su juego que comenzó a superar al médico en todos los partidos. Por más que intentaba mejorar, el médico no podía superar al abogado. Por lo tanto, se le ocurrió una idea brillante. Compró en una librería tres manuales sobre cómo aprender a jugar golf y se los envió a su amigo abogado como regalo de cumpleaños. Al poco tiempo el juego de ambos volvió a estar parejo.2 Eso se llama “fracaso por exceso de instrucción”.
Por supuesto, de ninguna manera quisiera que este libro tuviera tal efecto nocivo sobre tu predicación. Más bien, deseo ayudarte en la tarea de prepararte para predicar, destacando los pasos que debemos dar para llegar del pasaje al sermón, proveyéndote al mismo tiempo un ejemplo concreto que te ayude en el desarrollo de tu propia metodología de trabajo. Pero es importante que entendamos que así como no existe un único estilo apropiado de predicación, tampoco existe una única metodología de preparación para predicar. Cada uno de nosotros necesita un manual ajustado a la medida. Ahora bien, sin importar la metodología que adoptes, siempre debes comenzar por el principio.
¿Cómo decidimos sobre qué predicar?
Una antigua receta para preparar un plato de conejo dice: “Primero, cace el conejo”.3 Si no hay conejo, no hay plato. Si no hay pasaje, no hay sermón. El problema es que en la predicación no es tan fácil cazar el conejo. El predicador se enfrenta a menudo con una serie de preguntas cuyas respuestas dependen de varios factores a la vez. ¿Debo predicar consecutivamente un libro de la Biblia versículo por versículo? Y si es así, ¿cuál libro? ¿No sería mejor exponer porciones extensas de un libro, como el Sermón del monte o el Discurso del aposento alto, o limitarme a textos aislados de las Escrituras? Y ¿qué de la predicación temática? ¿Acaso se debe descartar por completo de nuestro plan de predicación?
Aunque prefiero la predicación expositiva consecutiva de un libro de la Biblia, y en un momento explicaré por qué, creo que tanto la predicación de textos aislados como la predicación temática deben formar parte de la dieta de enseñanza en la iglesia, siempre que expongan con fidelidad el contenido de las Escrituras. Irvin A. Busenitz, profesor del Master’s Seminary en California, dice con mucha razón que “Así como la predicación versículo por versículo no es necesariamente expositiva, la predicación que no es versículo por versículo no es necesariamente no-expositiva. Es cierto que algunos acercamientos temáticos no son expositivos, pero ese no tiene y ciertamente no debería ser el caso”.4
Se puede predicar expositivamente un texto de la Biblia, e incluso una oración o una frase. En su serie de exposiciones en la Carta a los efesios, Martyn Lloyd-Jones dedicó uno de sus mensajes a exponer dos palabras del versículo 4 del capítulo 2: “Pero Dios…”. No creo que haya sido exagerado de su parte afirmar que, vistas en su contexto, “Estas dos palabras […] contienen el todo del evangelio” (traducido por el autor).5 También debemos ser expositivos cuando predicamos un sermón temático, como veremos en un momento.
No obstante, la predicación expositiva consecutiva tiene grandes ventajas para la vida de la iglesia. Algunos de estos argumentos se aplican también a la predicación expositiva textual.
Ventajas de la predicación expositiva consecutiva
1. Nos protege de usar los textos bíblicos como pretextos. Cuando era nuevo creyente, tenía la impresión de que muchos de los predicadores que escuchaba escribían primero sus sermones y luego buscaban los textos bíblicos que parecían encajar con lo que ellos querían decir. Tal vez era una impresión subjetiva, pero unos pocos años más tarde descubrimos la predicación expositiva de John MacArthur y pude ver claramente la diferencia. ¡MacArthur exponía el contenido del pasaje! El impacto fue tan profundo que abrazamos la predicación expositiva consecutiva como la dieta regular de predicación en nuestra iglesia hasta el día de hoy.
2. Ahorra tiempo para decidir qué predicar cada semana. La predicación expositiva consecutiva nos permite saber con bastante tiempo de antelación no solo lo que vamos a predicar la próxima semana, sino en los próximos meses. Charles Spurgeon, un firme opositor de la predicación expositiva consecutiva, comentó en cierta ocasión lo difícil que le resultaba muchas veces encontrar cada semana el texto que iba predicar el domingo siguiente. “Confieso que con frecuencia me siento y veo pasar las horas orando y esperando un asunto, y que en eso consiste la parte principal de mi estudio. He dedicado arduo y abundante trabajo a forcejear con temas, rumiar aspectos doctrinales, hacer bosquejos de los versículos para, luego, terminar enterrando todos sus huesos en las catacumbas del olvido y seguir navegando, durante leguas, sobre las aguas encrespadas, hasta ver las luces rojas a lo lejos y poder pilotar directamente hacia el puerto deseado”.6 Dicho de esa manera suena muy poético, pero no me imagino vivir en esa incertidumbre cada semana durante años.
3. Ahorra tiempo de investigación. Cada nuevo sermón no requiere un nuevo estudio sobre el autor del libro, su trasfondo, su contexto, el propósito del libro, etc.
4. Obliga al predicador a tratar asuntos contenidos en las Escrituras que difícilmente abordaríamos de otro modo. Predicando una serie en la primera carta de Pablo a los corintios tuve que exponer el capítulo 5, en el que Pablo amonesta a los miembros de esta iglesia por no aplicar la disciplina eclesiástica a un individuo que estaba teniendo relaciones sexuales con su madrastra. Es un pasaje muy instructivo, pero incómodo de exponer; lo más probable es que no lo hubiera escogido para predicar de no haber estado exponiendo esta carta versícu­lo por versículo.
5. Permite tratar temas sensibles sin dar la impresión de que estamos escondiéndonos detrás del púlpito para abordar problemas en la iglesia que no nos atrevemos a tratar cara a cara con las personas implicadas.
6. Enseña a los miembros de la iglesia a estudiar por sí mismos las Escrituras. Esta es una de las grandes ventajas de la predicación expositiva consecutiva: ayuda a los creyentes a ver cada texto en su contexto y discernir la estructura interna de cada pasaje. La Biblia, en su mayor parte, no es una colección de dichos sabios, en la que el orden no importa mucho. “La mayoría de los libros de la Escritura están organizados de tal manera que un capítulo se construye sobre los anteriores y establece las bases para el siguiente” (traducido por el autor).7
7. Reduce el riesgo de manipular a la gente. En vez de que el predicador controle el texto para que diga lo que él quiere que diga, en la predicación expositiva el texto controla al predicador, tanto en lo que dice como en la forma como lo dice.8
8. Recuerda al predicador y a los oyentes que es Dios el que transforma los corazones por medio de Su Palabra. “Reconoce que es Dios únicamente, a través de Su Espíritu, el que obra en la vida de las personas, y que no es nuestra labor cambiar a las personas a través de una comunicación ingeniosa o inspiradora” (traducido por el autor).9
9. Nos ayuda a evitar el pragmatismo. En vez de tratar de ser “relevantes” abordando las necesidades que la gente cree que tiene, dejaremos que las Escrituras suplan sus verdaderas necesidades al permitir que el texto bíblico hable por sí mismo. La Biblia posee su propia relevancia.
10. Contribuye a la humildad del predicador al recordarle que él no es un “gurú espiritual” o el “oráculo de Delfos” a quien los hombres deben acudir para encontrar sabiduría. Él es solo un portavoz de las Sagradas Escri...

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