DIARIO DEL NUEVO MUNDO
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[Ciudad de México] 4 de abril de 1940
Desde anoche estoy cambiado interiormente. Se diría que está comenzando a licuarse algo que hasta este momento era sólido.
Guite1 acaba de operarse. Esta mañana le quitan los puntos. Lógico es que empiece una nueva vida para nosotros. Una vida en que la realidad subjetiva, completamente atrofiada estos tiempos para mí, vuelva a dar señales de vida, honda, verdadera.
La tragedia española ha vencido su fase aguda. Lugar existe, pues, para que en el nuevo clima otros brotes se abran paso.
Me parece que puede avecinarse para mí, para mí en cuanto sentimiento, una resurrección. Estamos en América2. Me doy cuenta [de] que el proceso personal ha conocido en mí dos fases: amar y ser amado, tesis y antítesis de un estado de síntesis verdaderamente deseable. Y esto desde muchos puntos de vista.
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[Ciudad de México] enero de 1941
Lo judío, a partir de Egipto, es una entidad [?] colectiva.
Por eso se oponía al personalismo [?] o Cristo ya era su antítesis.
Por eso diferenciación.
Por eso [el] pueblo español recoge la esencia judía para otra vez plantear el problema, por superación de lo individual, en el plano colectivo.
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[Ciudad de México] enero de 1941
Supone la teoría de Wegener3 separar continentes. Cataclismo geofísico.
¿Se da cuenta [de] que hoy asistimos a un fenómeno complementario, separación [de] contenidos? Cataclismo geopolítico.
Los instintos de dominio han actuado en este proceso, debajo de toda la hojarasca de voluntades depuradoras de la realidad queda en su aspecto escueto esto, Equilibrio.
Todo era medio.
Por consiguiente ideas planas dejan el sitio a ideas redondas. Ideología revolucionaria, utopía.
La revolución va por otra parte.
Lo que se creyó síntesis no era sino antítesis.
Es preciso comprender, tener conciencia. Voluntad de conciencia.
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[Ciudad de México] enero de 1941
Más que en ninguna otra parte del mundo, en esta América de promisión fácil al ejercicio poético se plantea hoy imperiosamente el problema existencial de la poesía. Son miles los versos que se escriben de sol a sol en este venturoso continente. Muchos los libros de versos que salen todos los meses de las prensas. Si la tinta de los cálamos poéticos fluyera en un[a] sola bocanada, pareceríamos el relámpago deshuesado y gigantesco del calamar de la noche. Palabras, versos, estrofas, imágenes, metáforas, en enjambre aguerrido zumban por entre los intersticios de la luz, nos envuelven en una trama placentaria de desazón o dulzura, al tiempo que los poetas, suntuosos o lamentables, se van colocando escalonadamente en los [añadido a mano: graderíos] tendidos de la fama, repartiéndose los puestos que la sociedad tiene previstos para las gargantas canoras. ¿A quién no gusta tener junto a su ventana en una jaula un [añadido a mano: ave] pájaro armonioso? ¿No es este el mejor modo de atraerse las finezas del cielo azul que ha de venir a consolar a sus auratenientes? Vuelan los versos por los salones particulares o de las embajadas, por los mentideros de los cafés, por las alcobas de provincias, tramitan fervores lozanos o marchitos, prolongan adolescencias, vehiculan vanidades [añadido a mano: ambiciones], canalizando los sentimientos singulares de las almas delicadas cuando no hacen guiños estudiados a la muerte, cuyo manto apolillan dispuestos a explotar el azúcar de sus huesos. Los hay emolientes, exquisitos, untuosamente descompuestos como los buenos quesos que levantan en el paladar otoñales remolinos de tornasoles. Los hay quijarudos, apedernalados, como anárquicos molinos de aliento en que gime, se desangra, un robinsón crucificado [añadido a mano: yo]. Todos los objetos de la naturaleza, todas las imágenes pudieran servirnos para enumerar metafóricamente las variedades de este cultivo que el hombre americano hace de sus sentimientos con la esperanza de que un día su palabra acierte en el sésamo de la noche.
Sin embargo, si a todos los poetas se les reuniera en un valle de invocaciones y suspiros, en un rumoroso valle de Josafat con voz negra de erectos cactus imprecadores, si se les reuniera como yo en este instante los reúno en una marea ascendente formando la prodigiosa cauda de un cometa que no existe, la cauda que retorciéndose en forma de caracol donde resuenan las celestes esferas trata de ocultar su profunda, su definitiva realidad de un nudo en la garganta, y se oyera de improviso un gran silencio, un silencio de niágara paralizado como si sus carnes y sus fibras fueran de repente acariciadas por abiertas manos de sepulcro, si al rumor antiguo sucediera una precipitación de letras de epitafio, para mí tendría que en un rincón cualquiera de ese valle una voz ingenua y desvalida había preguntado: Hermanos, ¿queréis decirme qué es la poesía, adónde va, de dónde viene —si es que va y viene—, a qué realidades responde, qué oficio desempeña entre los pliegues de la sociedad el poeta?
Y a mí también entonces me tocaría preguntar: ¿cuál es vuestro oficio? ¿Estáis hechos acaso para apaciguar al hombre, para hacerle llevadera su tarea dolorosa como los cantos de los forzados que escanden el trabajo de los picos y las palas, cantos que sugieren bienestares lejanos, que acallan la rebeldía de los esclavos que [añadido a mano: penan], o vuestro destino es abrir puertas, romper cadenas, abrir los ojos a los raudales de la luz, desatrancar los horizontes?
Porque aquí, junto a la cabecera de este mundo que expira, tenemos necesidad de saber qué es lo que está muriendo, cuáles de vuestras voces pertenecen a aquello que vuelve su cerviz hacia la madre tierra y qué en cambio la saeta que se clava en el corazón del alba. Y tenemos derecho a saber si vuestro rumor es el de las hojas secas que el viento arremolina de labios afuera.
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[Ciudad de México] enero de 1941
Todas las experiencias occidentales son individuales: Novalis (novia muerta), Nerval (Aurelia muerta), Baudelaire (sin mujer), Rimbaud (sin mujer). Incluso Bécquer (separado).
Es decir, la vida producía este fenómeno de este modo, apoyando el acento de lo absoluto en la ausencia del otro término de la dualidad, como en los místicos, para que esto quede enteramente planteado en el terreno de lo subjetivo del yo. Se ha realizado una abstracción del individuo de la realidad exterior para sumirle en la interior, donde los dos términos de la dualidad, Dios = hombre, yo = tú, juegan por el laberinto del cerebro y se resuelven teóricamente.
Es este un proceso que acaba en la muerte. Un proceso trágico de anonadamiento. No tiene otra salida. El término de dualidad está llamado a morir inevitablemente, como está llamada a morir la civilización occidental de que es un reflejo.
Mas en esta otra orilla todo es distinto. El problema se plantea de modo diverso (por lo que me toca, Guite apareció precisamente en el momento en que en otros desaparece la mujer). Hay algo, la mujer en todo su significado, que establece el contacto con la realidad a la que hay que volver después del largo viaje.
La experiencia poética no es absoluta sino relativa.
Noche apariencia. Realidad = hacer.
Dice[n] que la conciencia del poeta reproduce el fenómeno de emanación de la conciencia universal… Está comprendido en una idea de tiempo, sin cuarta dimensión. Hipótesis falsa. [En el margen izquierdo, una línea ilegible, a la que sigue:] sino en los otros y que en cuanto instrumento de proceso tiene como finalidad inmediata la reversión sobre lo demás, ampliar la conciencia.
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[Ciudad de México] enero de 1941
La ciudad se identifica con el Orbe.
Pero para que sobrevenga es condición indispensable la creación cultural de América, el más allá de Occidente en síntesis con el Oriente.
América es por eso la esposa del Pacífico, de la representación del Hombre de la Tierra adámica.
Este es el sentido [añadido, encima: corolario] que se desprende de este sistema. Si el Verbo es su lenguaje, es preciso, concreto. No se queda en lo abstracto hablando en términos generales, amorfos, sino que articula su trayecto histórico, designa, señala, esclarece, de manera que cuanto crea en un más allá espiritual se sienta atraído por este continente y haga posible su realización.
El sueño [añadido, encima: devenir] planetario toma para eso su conducto.
La redondez de la Tierra, elemento femenino, es soñada por el espíritu masculino, de línea recta.
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[Ciudad de México] enero de 1941
América, símbolo y cifra de la ciudad [añadido, encima: unidad], del mundo. América tiene un destino, Amor. Crisol al rojo vivo donde se ha de fundir el nuevo hombre. Sin clases. Su irradiación imperiosa ha de ser de orden espiritual.
Su ideal de Libertad tiene una tendencia inmediata, obedece a una necesidad de diferenciación. Su independencia bajo ese signo de libertad es uno de los determinantes de esa su necesidad de diferenciación.
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[Ciudad de México] enero de 1941
Adscrita a la apariencia primera del fenómeno humano, a la individualidad corpórea, la cultura que de esa realidad aparencial se deriva pone en situación marginal cuanto contra ella se afirma. El sistema que así se forma es aparencial y como en el psiquismo está defendido, según expresión de Freud, quizá más justa de lo que parece, por una censura, es decir por una membrana en que se concreta la sustancia de la cultura en cuestión. La existencia de una realidad, de una esencia verbal, queda absolutamente encubierta como el movimiento de la Tierra. Se concibe en proyección la existencia de Dios, pero en un plano dual, independiente del hombre que goza de libertad absoluta.
Este ámbito aparencial establece una frontera que tiene su aduana automática. No puede penetrar allí nada que esté en desacuerdo fundamental con lo sustantivo del sistema, que tiene sus defensas. No puede penetrar una idea que lesione gravemente, mortalmente, esa realidad. Sucede entonces que lo reprimido ha de manifestarse de manera indirecta, por infiltración, como en los sueños. Se producen así las imágenes, las figuras. Pero como la barrera individual sólo deja pasar elementos individuales, he aquí que esas figuras toman forma individual, disfrázanse de individuos. Así las grandes figuras, Adán, Cristo, Pedro, etc., son elementos históricos modelados por el sueño de la conciencia correspondiente a aquel sistema. He ahí por qué la vocación de Israel el que vio a Dios. Es el elemento colectivo, desarraigado, antiindividual. Es la infiltración. Por eso en su seno persigue a su contrario, la individualidad. Por eso él es perseguido por todos los pueblos que defienden esa individualidad. Por eso su síntesis se traduce en un libro, la Biblia, su verdadera patria, manifestación del Logos, de lo universal. Por eso los elementos de ese Logos coinciden con ciertas realidades históricas cuando se refieren al despertar. Así España, así América. Queda como testigo. Y no es él el redentor sino el redimido. De otro modo se alterarían los valores, y se vería él dotado de una autoridad sobrenatural, imperialista.
Ahora bien, y este es el aspecto práctico y trascendental de la cuestión. Obedeciendo la vida histórica a su manifestación, al dispositivo de ese sistema represor fundado en la apariencia absoluta de lo individual, hasta que la claridad de la Conciencia venga a transformar el sistema, a ahuyentar los fantasmas producidos por aquella apariencia absoluta para que ipso facto se transforme la vida histórica en su aspecto más profundo. Enunciando la Realidad existencial del Verbo, de la palabra cósmica, aceptada, se modifica la sustancia del organismo y por consiguiente la censura, la criba, y por consiguiente las manifestaciones de la vida. Al dejar de ser lo represor, lo reprimido se manifiesta no ya en el disfraz de hojas que el Adán tenía que adoptar, sino en su desnudez verdadera. Por consiguiente, las líneas que componían la historia se modifican y esta se transforma: deja de ser en su modalidad anterior de progreso a lo largo para dirigirse a una dimensión distinta, hacia lo alto. Y se modifican fundamentalmente las relaciones metabólicas del individuo con el medio en el ámbito o plano de lo llamado sobrenatural. Las ideas, las imágenes, son otras. La psique se funde en el alma colectiva.
De aquí que, tan pronto como se modifica la conciencia en el individuo, se modifica su vida de relación con el medio. Este se junta con él en cuanto elemento pasivo, de un modo radicalmente diferente, empujándolo hacia su desarrollo, hacia su más allá.
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[Ciudad de México] enero de 1941
El pueblo judío que es como la proyección de la síntesis de aquella encrucijada de continentes ubicada en el Oriente mediterráneo, el ojo de aquel triángulo constituido por Asia, África y Europa. De aquí la representación divina del triángulo con el ojo, proyección de una situación planetaria, semejante a la situación generalizada. De ahí Creta y el toro de Fenicia, de fénix, el ave que renace de sus cenizas.
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[Ciudad de México] enero de 1941
América, la esposa, el vientre de la nueva generación a lo alto. La universalidad se concibe aquí, se acrisola aquí. Todo concurre, material y espiritualmente. Es decir, si el planeta es un organismo, cada parte, gozando de la calidad y perfección del todo, ha de tener su función concreta. Si no, no hay organismo. Por eso la mentalidad inorgánica experimenta graves dificultades para admitir la división de funciones históricas y orgánicas. Tiene, como amorfa que es, un concepto amorfo, suponiendo que la universalidad puede hacerse realidad concreta en cualquier parte. Como si se pudiera pensar con los pies o digerir con los riñones.
América es la psique. Lo que vive y funciona es la unidad entera del organismo, que realiza una función a través de cada uno de sus miembros. Piensa en el cerebro, digiere en el estómago, se reproduce genitalmente, anda por medio de las extremidades. Fuera un error, naturalmente, tomar esto en absoluto. Mas fuera ceguera desconocerlo por completo. América es manifestación del alma del planeta, la flor concreta de su redondez, de su preñez, la espina dorsal encargada de repartir por el organismo s...