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Lenguaje y desarrollo humano
Desde que el ser humano buscó las primeras formas de comunicarse, con gestos y sonidos al comienzo y más tarde con símbolos y palabras, logró expresar sus emociones e ideas. García Márquez, desde su visión poética, nos hace soñar con que seguramente la primera palabra que se pronunció fue una de amor. Muchas son las teorías al respecto, sin embargo, la invitación es a reflexionar acerca del papel del lenguaje en el desarrollo humano integral a partir de su naturaleza, de sus características y de su teoría.
Naturaleza del lenguaje
Cuántas veces los seres humanos no se arrepienten de no haber expresado su opinión o sus sentimientos o de no haber callado sus emociones, porque el poder del lenguaje es incalculable, en este caso, el de la palabra. Las personas se forman y se construyen a través de la palabra, de lo que piensan, de lo que dicen, de lo que escuchan; es decir, se puede descubrir el interior de un ser humano por la forma en que se comunica y actúa.
En la película Náufrago (2000), del director Robert Zemeckis, el protagonista sobrevive solitario en una isla; desesperado por la falta de comunicación, decide dibujarle con su sangre una especie de rasgos humanos a un balón de voleibol al que bautiza como Wilson y con el que habla y se convierte en su única compañía durante los siguientes cuatro años. Esta situación demuestra que la persona, como ser social, necesita expresarse y la palabra hablada o escrita es por excelencia la forma de hacerlo.
Rafael Echavarría (2003, p. 21) así lo expresa al afirmar que:
Los seres humanos son seres lingüísticos, seres que viven en el lenguaje. El lenguaje, postulamos, es la clave para comprender los fenómenos humanos. Por cuanto, es precisamente a través del lenguaje que conferimos sentido a nuestra existencia y es también desde el lenguaje que nos es posible reconocer la importancia de dominios existenciales no lingüísticos. La experiencia humana, lo que para los seres humanos representa la experiencia de existencia, se realiza desde el lenguaje.
Funciones y características del lenguaje
El lenguaje es considerado como el sistema de significación, comunicación e interpretación de la realidad propio de los seres humanos, que se practica en un contexto de construcción social. Desde la cuna, la persona desarrolla una forma de lenguaje para construir y expresar significados que responden a sus necesidades comunicativas, pues de modo constante todos los seres se comunican a través de palabras, gestos, actitudes, diversos símbolos…
En la vida del ser humano, el lenguaje desempeña diferentes funciones, entre ellas:
— Función significativa: aunque pareciera obvio reconocer como función básica del lenguaje la significación, es decir, la producción de sentido, este es un concepto relativamente nuevo. Los Lineamientos Curriculares de Lengua Castellana del Ministerio de Educación Nacional (1998, p. 47), al retomar los planteamientos del lingüista colombiano Luis Baena, le dan énfasis a la significación, porque se considera que, pese a estar en interacción con otros sujetos culturales, mediante el lenguaje es que se configura el universo simbólico y cultural de cada individuo.
Además de la significación como función esencial del lenguaje, se reconocen otras funciones relacionadas con ésta y que son también fundamentales:
— Función cognitiva: el ser humano, cuando emplea el lenguaje como mediador, desarrolla procesos de razonamiento para comprender la realidad y construir conocimiento. Por tanto, el lenguaje y el pensamiento son fundamentales en todo proceso de construcción del desarrollo personal, es lo que le permite a la persona la búsqueda y el descubrimiento de lo no conocido. Es a través del lenguaje que el ser humano expresa ideas, conceptos, raciocinios y juicios del pensamiento; pero además de poder expresarlo, el pensamiento se conserva por medio del lenguaje. Por consiguiente, el lenguaje posibilita, desarrolla, determina y conserva el pensamiento.
— Función comunicativa: posibilita la interacción social al valerse del lenguaje para establecer relaciones humanas; así, se logra el intercambio de ideas, la manifestación de sentimientos, el análisis de situaciones, la emisión de juicios, el logro de acuerdos o las discrepancias, en fin todo lo que supone la convivencia en sociedad y que lleva a la búsqueda de unos propósitos bien sea para interpretar o para transformar la realidad. Por mucho tiempo se consideró la comunicación como la función principal del lenguaje.
— Función expresiva: se manifiesta en el uso del lenguaje para crear mundos posibles y, en gran parte, está relacionado con la estética, por ejemplo, las creaciones narrativas que expresan las vivencias y fantasías de las personas. La expresividad a través de la palabra, la imagen u otra forma de lenguaje pone de manifiesto la subjetividad del individuo, su mundo interior, en fin, lo que conforma su identidad.
En efecto, el uso de la palabra y de otras formas de lenguaje le ha permitido al ser humano reflexionar acerca de lo que es y pensar el mundo que lo rodea. Es decir, permitió el significado, el razonamiento, el conocimiento. Cuando una persona se expresa no solo está describiendo la realidad, sino que la está interpretando según su propia visión del mundo, sus conocimientos, sus creencias, su sexo, su edad, entre otros. El lenguaje aporta a la creación de una cultura y a su vez a la expresión de la misma. De este modo, la persona se va construyendo a sí misma gracias al dominio del lenguaje (en especial de la palabra), junto con el dominio del cuerpo y de sus emociones.
Asimismo, los humanos, a diferencia de los animales inferiores, tienen la capacidad de planificar acciones complejas y transformar su entorno social y físico. Para esto, el lenguaje funciona como instrumento fundamental en las tareas de planeación, organización y ejecución de la acción. Por tanto, el lenguaje está directamente relacionado con la acción, pues cuando al hablar, la persona consigue que se ejecuten acciones, ya que el lenguaje genera actividad. Cuando un maestro orienta a sus estudiantes en un trabajo de clase, puede persuadirlos en favor de un determinado tema, hacerles ver aspectos o situaciones, impulsarlos a descubrir, a crear; en fin, a generar probabilidades y mundos posibles. De la misma manera, la palabra en sí es una acción, la acción de hablar o escribir, que permite desarrollar las actividades diarias; por ejemplo, por medio de la palabra hablada se puede preguntar dónde queda una oficina, hacer un pedido en la cafetería, saludar a un compañero, expresar un sentimiento, contar un chiste; es decir, se logra la interacción social al iniciar y mantener las relaciones con otras personas.
Por tanto, al hablarle o escribirle al otro y al escucharlo o leerlo se le reconoce como persona, se comunican sentidos, se expresan emociones, se generan acciones y se mantiene contacto con el mundo. De ahí que cuando una persona, por ejemplo un niño, se silencia y se aísla de los demás, los otros reaccionan con preocupación.
Además, en la vida en sociedad, el uso de la palabra ha sido considerado como un derecho individual y...