Cuadernos de todo y nada
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Cuadernos de todo y nada

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Cuadernos de todo y nada

Descripción del libro

"Yo por aquellos años lo imité, hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagio. Yo sentía: Macedonio es la metafísica, es la literatura. Quienes lo precedieron pueden resplandecer en la historia, pero eran borradores de Macedonio, versiones imperfectas y previas. No imitar ese canon hubiera sido un negligencia increíble". Jorge Luis Borges

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Información

ISBN del libro electrónico
9789500532174

ADVERTENCIA DEL EDITOR

Cuando ya habían sido colmados numerosos cuadernos y las anotaciones cubrían cuarenta y tantos años de su vida, un buen día, alguien le sugirió al autor la posibilidad de que en alguna parte pudieran alguna vez ser publicados estos apuntes. Al cabo de un tiempo, empezó a llamarlos Cuadernos de Todo y Nada, o El Sol y un fósforo. Cuesta creer que las numerosas notas cotidianas de Macedonio Fernández fueron escritas para publicarse si se piensa que hasta lo supuestamente entregado a imprenta apenas salió de la penumbra: es posible que por propia voluntad no hubiera llegado a aparecer uno solo de sus libros. Esos cuadernos se fueron acumulando sin ser nunca releídos, acaso porque la incesante tensión de todo su ser hacia la sorpresiva e inidéntica riqueza de la realidad, que él sentía como misterio y como espectáculo, no le dejara tiempo para otra cosa que el asombro y la meditación.
No para excusar sino para que no se desnaturalice su carácter debe insistirse en que se trata de apuntes para algo así como “uso privado” o “uso interno”, es decir en sustitución de la memoria, como observaciones a confirmar o reexaminar; no por una especie de placer solitario de anotar sino para confrontar la evolución de un punto de vista o para registrar alguna furtiva percepción, nexo, enigma. De este linaje de opiniones de entrecasa serían los apuntes de Macedonio Fernández, que más que escritos parecen hablados consigo mismo, sin la usual transposición de palabra común a palabra literaria que parece inexcusable en todo lo que se escribe pensando, de cerca o de lejos, en la imprenta.
De millares de notas de variada extensión y tono han sido tomadas las que forman este libro, que pudo tener el doble o triple de páginas y cualquier otro orden o desorden. Alternan opiniones cíclicas aunque de cambiante formulación, con ocurrencias fugaces, conjeturas, nadas, imágenes, chistes y hasta melodías para guitarra…
De alguna manera, este libro completa una imagen, acercando el mito a la medida del hombre, cerrando una parábola que tiene ahora en el lector su última palabra. Ninguna otra justificación podría asegurar el destino impreso de estos cuadernos de Macedonio Fernández,
Oímos para atrás y para adelante y a ambos lados y arriba y abajo, pero la vista, que es más importante, solo domina un campo, el frontal, salvo movimientos corporales. Allí la Vida fue derrotada: debiéramos tener por lo menos un ojo en la cara y otro diametral en el cráneo. ¿No se lo debiéramos comunicar, en previsión de nuevas adaptaciones o casualidades favorables? ¿Qué habrá obstado a ese progreso? Actualmente la dificultad está dada por la conformación del encéfalo, pero esto no es argumento filático: así como el cerebro anterior cambió favorablemente para otras ventajas, incluso relativas a los propios mecanismos de la visión, así pudo lograr una organización que hubiera sido infinitamente preciosa para la persistencia y defensa individual.
Teniendo en cuenta que quizás es el deseo y no la función quien crea el órgano, no sería vano desear esa economía de esfuerzo.
Hay que enseñar a creer, pero más aún a no creer.
Para que haya en cada uno un poco de bondad hacia todos es necesario que no se crea que hay mucha. El hombre que se desvive por la Humanidad y aun por su patria, es una mentira; lo verdadero y lo que se necesita y hasta para que todo ande bien es querer mucho a sí mismo, su familia y amigos, algo a sus vecinos y la ciudad, un poco de algo a su país, algo casi nada a la Humanidad, y nada a la Especie, a la Humanidad de otra época.
Es lo único que Hay realmente en la gente y con esto basta. Hay que ser presentista, y antiespecieísta y futurista. Vivir para su amor, su Hogar, sus amigos, y tener compasión y simpatía para todo prójimo que tengamos cerca en cuerpo y persona, y veamos sufrir y necesitar ayuda: no para y por los demás, no para la Humanidad.
No Hay que creer en los grandes sacrificios de nadie; se es político, negociante, sabio, artista, porque esa actividad nos entretiene no por servir a los otros (y también embromamos bastante por el vicio de escribir, predicar, politiquear, manejar negocios, manejar personas, gobernar); lo que queríamos era Hacer el trabajo que nos gusta, ni Hacer el bien ni el mal. Maestros de escuela, médicos, abogados, la tonta y alegre gente de Tribunales, mitad de la Humanidad ocupada en lo estéril y en la destrucción de lo que Hacen otros…
Un 50% menos de diplomados sabios, de comerciantes que nada crean y negocian con lo que Hacen otros, de periodistas, escritores de libros vacíos o copiados, profesionales enloquecidos por Honorarios, maestros escolares con los que la niñez pierde 6, 8, 10 años, saliendo a los 18, 20, 25 años sabiendo lo que se aprende en un año, pobres y desesperados por cobrarse tanto tiempo perdido, mientras el trabajador desde los 14 a los 25 ha producido durante 11, 12 años todos los días alguna cosa, y quizás, aunque rara vez, tiene una casita mísera pero algo.
En lugar de esa abundante máquina de Instrucción Pública que vive pesadamente del trabajo del productor y carga con mil molestias a los hogares, necesítase solo de un curso de dos años de enseñanza útil, luego 2 para licenciarse en algún oficio como médico, abogado, ingeniero, y, ya que hay diplomas, quedar habilitado para ganarse la vida.
Hay que creer en la novia, la esposa, la madre, los hijos. los amigos, amar el Presente y trabajar para ellos y nosotros con toda la paciencia posible. Y dejar que los otros hagan la comedia de salir a salvar a la Humanidad o a la Patria, o a los obreros, o a los enfermos de todo el mundo, y Hasta a la Humanidad del año 4000.
Así pues yo también si esto escribo es ante todo porque para mí es un placer estudiar y en general publicar y además porque nadie puede estar a gusto cuando ve por todas partes sufrimiento. La gente no es mala por su gusto; políticos, capitalistas, generales, obispos, periodistas, ministros, empleados, maestros y doctores de todas clases, hacen enorme mal muchas veces porque a ellos los explotan otros, y a estos otros; sin embargo mucha de esta gente que vive haciendo mal, improductiva, inútil, destructiva y mentirosa, estaría más cómoda si la sacaran de ese engranaje —que nadie sabe cómo se ha formado para calamidad de todos— y no necesitara mentir, herir, envenenar, engañar al cliente, al ciudadano, etc.
Hay que luchar contra el Dinerismo, pues al fin y al cabo todos están más o menos en la miseria después de tanto Negocio; contra el aburrido mentidero de los Santos salvadores de la Humanidad; escritores, jueces, generales, clérigos, políticos, periodistas…
Una persona se encuentra en Buenos Aires con un amigo que hace mucho no veía, pues había andado por el mundo.
—Vivo en tal parte; toma ese tranvía y mañana te presentaré a mi familia.
La familia eran él y tres hermanas. Se cumple la visita y el amigo queda muy prendado de una de ellas. Al día siguiente medita que n...

Índice

  1. ADVERTENCIA PREVIA