Nadie es inocente en San Pablo es el primer libro de cuentos de Ferréz. En él, el escritor referente de la literatura marginal de las periferias de San Pablo nos vuelve a acercar una paleta muy variada de los universos de exclusión que conviven en las favelas de dicha ciudad. Pero esta vez no lo hace a través de personajes ligados al crimen y al narcotráfico como en sus dos novelas anteriores (Capão Pecado y Manual práctico del odio); los personajes principales de estos textos son, por el contrario, trabajadores, escritores, religiosos, desempleados, pasajeros de ómnibus, ra peros, vecinos, es decir, todos aquellos que circulan de manera invisibilizada por esa gran megalópolis. Este es un libro repleto de voces, de ruidos, de sensaciones y, sobre todo, de seres que luchan por sobrevivir en una ciudad marcada por la división entre ricos y pobres donde nadie se salva.
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Escuchame bien hermano mío, te descuidé luchando por un pueblo que ni siquiera me mira con buenos ojos y de ellos heredé apenas el cinismo.
Mi cuerpo está preso en la guerra, pero mi alma camina en libertad, literatura marginal lado a lado con los guerreros de la verdad.
PROSPECTO
Los cuentos para mí siempre fueron desahogos, ¿entendés?
Si se los lee sin precaución, pueden acarrear más daños a un cuerpo ya cansado, y a una mente ya desconcertada.
Dependiendo de la intención, pueden traer alegría, o tal vez solamente una leve sonrisa.
Pero quien escribe casi nunca presencia nada de eso.
A no ser que sean interpretados en el cine o la televisión.
En el fondo son muestras gratis.
Comienzos de una novela que ya nació fracasada.
Yo pensaba que eran fáciles, por eso los descartaba.
Después apareció la dificultad, a la hora de atraparlos en un libro.
Para mí continúa siendo una forma de insultar rápido a alguien o de contar una pequeña mentira.
Algunos los hice por desesperación, una changa que alguien me ofreció.
De la misma manera que cuando pintaba la casa de alguien por dinero, mejor me salieron cuanto más me pagaron.
Pero hay una cosa de la que nunca dudé, todos salieron de acá adentro.
Alguna cosa buena tienen, siempre nacieron rápido, de un solo tirón.
La mayoría son duros, desesperanzados, porque así fueron vividos o imaginados.
Al arrastrarse el ser mutante no se contenta con ser “normal”.
Partes de vida que probé, trapos de sentimientos que junté, fragmentos de risas que robé están todos aquí, historias diversas del mismo ambiente, de un mismo país, un país llamado periferia.
Personas en su mayoría ya fallecidas, eternizadas en mi universo.
Eternos amigos que continúan contándome sus historias, que siempre están a mi lado.
El empleado que nadie percibe, el vecino que nadie quiere tener, el mendigo que nadie quiere ayudar, el niño que no consigue jugar, el reportero que tiene guetofobia.
El cuento “Pan dulce” fue publicado por primera vez en Italia, “El plan” fue publicado en la revista Caros Amigos y “Buba y el muro social” fue publicado en Folha de São Paulo.
Pero la mayoría son inéditos en el papel, pero no en la vida.
FÁBRICA DE HACER VILLANOS
Estoy cansado, mamá, voy a dormir.
Este estómago de mierda, me parece que es una gastritis.
Una frazada finita, parece una sábana, pero algún día va a mejorar.
El ruido de la música a veces molesta, pero por lo general ayuda.
Por lo menos sé que hay muchas casillas llenas, muchas personas viviendo.
Ayer terminé una letra más, tal vez el disco salga algún día, si no tendré que seguir luchándola.
Despertate, negro.
¿Qué pasó? ¿qué hay?
Despertate rápido.
Pero ¿qué pasa?
Vamos, rápido, carajo.
Ey, espera, ¿qué está pasando?
Levantate rápido, negro, y bajá al bar.
Pero yo…
Bajá al bar, carajo.
Ya voy.
Trato de encontrar mis ojotas, tanteo con el pie debajo de la cama, pero no las encuentro.
Todo el mundo está abajo, el bar de mi madre está cerrado, hay cinco hombres, se trata de Doña Yeta, la policía militar.
A ver, ¿por qué en este bar sólo hay negros?
Nadie responde, me quedo callado yo también, no sé por qué somos negros, no lo elegí.
Vamos, la puta madre, vayan hablando, ¿por qué solo hay negros acá?
Porque… porque …
¿Porque qué, monita?
Mi madre no es ninguna monita.
Callate la boca, monito, digo lo que se me antoja.
El hombre se irrita, arranca el parlante, lo tira al piso.
Hablá, monita.
Es que todo el mundo en la calle es negro.
¡Ah! ¿escuchó eso, cabo? Que todo el mundo en la calle es negro.
Es por eso que esta calle sólo tiene vagabundos, sólo tiene drogadictos.
Pienso en hablar, soy del rap, soy guerrero, pero no puedo dejar de mirar su pistola en la mano.
A ver, ¿de qué viven ustedes acá?
Del bar, amigo.
Amigo es la puta negra que te parió, yo soy señor para vos.
Sí, señor.
Mi madre no merece esto, 20 años de jornalera.
Y vos, negrito, ¿qué estás mirando? ¿estás memorizando mi cara para matarme, eh? Podés intentarlo, pero vamos a volver, vamos a quemar a los niños, prenderle fuego a las casas y dispararle a todo el mundo de esta mierda.
¡Ay, Dios mío!
Mi madre empieza a llorar.
¿Y vos de qué trabajás, monito?
Estoy desocupado.
Listo, sos un vago, ¿no querés hombrear bolsas de cemento, no?
Él tal vez no sepa que todo el mundo de mi calle es albañil ahora, o tal vez no lo sepa.
¿Sabés lo que sos?
No.
Sos una basura, mirate la ropa, mirate la cara, chupado como un negro de Etiopía, vos robás, carajo, déjate de joder.
Soy un trabajador.
Trabajador un carajo, sos una basura, basura.
Sale un escupitajo de su boca a mi cara, ahora sí soy basura.
Yo canto rap, debería responderle en ese momento, hablar de revolución, hablar de la injusta distribución de la riqueza en el país, hablar del racismo, pero…
Bueno, montañas de mierda, la cosa es así, voy a apagar la luz y le voy a disparar a alguien.
Pero oficial…
Cállese la boca, carajo, usted es de la fuerza, tiene que obedecer.
Sí, señor.
¿O hay algún familiar suyo acá, alguno de esos negros?
No.
¡Ah! Pero si ellos lo agarran en la calle, se cogen a su mujer, les roban a sus hijos sin dolor.
Seguro, oficial.
Entonces apague la luz.
Suena el disparo, abrazo a mi madre, es tan delgada como yo, tiembla como yo.
Todo el mundo grita, después todos se quedan quietos, el sonido del patrullero se va alejando.
Alguien enciende la luz.
Hijo de re mil puta, le disparó al techo, grita alguien.
EL PLAN
El plan está a mil, me tomo el colectivo a la medianoche, un viaje vueltero de la puta madre para volver, el laburo no cansa tanto, lo que más condena al trabajador es el transporte colectivo.
Mucha gente en el bondi, muchas con un pesado maquillaje, pero otras muchas con un cuaderno bajo el brazo, las mujeres de periferia son guerreras, quiero ver si hay de esas en otro lugar.
El plan viene saliendo bien, dos pibes en silla de ruedas al fondo de Capelinha 1, otro en muletas, justo después entra un ciego, ¿es o no es una guerra esta mierda?
Los pies descalzos, sucios como la mente de la elite, el plan viene saliendo bien, todos resignados, cada uno con una secuela, todos llamados desgraciados, nunca tienen en el bolsillo el doble de cinco, nunca pasaron por la calle de la Confluência da Forquilha, y, si pasaron, pararon, entraron en los departamentos, fritaron un bife, prepararon lindos platos mientras que en sus casas no les espera ni un huevo, cuidan de la seguridad de los otros y en sus casas ni eso sueñan con tener.
No me sorprende que el plan funcione, los pensamientos son vagos, al fin y al cabo esa es la suma de todo, ¿quién? ¿El rey de la parada? Ése está tranquilo, solo contando dinero. ¿Información? ¡No! El pueblo es lego, no entiende, entonces no complica, el asunto acá en la favela no venga su manual práctico del odio, solo en la Casa de los Artistas, las discusiones en la favela solo tratan de si Corinthians es o no campeón.
Nada en contra de eso, ¿ok? Pero el fútbol no es arte, el fútbol es una pelota y son hombres corriendo. Para mí no sirve para nada, le pido disculpas al que le gusta, son las reglas de la vida en un formato simple, yo quiero más, quiero reglas complicadas, quiero trazos que me lleven a una época que tal vez no viví, pero la siento, quiero palabras que generen vida, que me disculpen, loco, pero no me gusta, para mí nunca valió nada, nunca lo entendí, nunca participé, solo sé que muchas personas que quise murieron por eso, pero nunca entendí por qué morir por eso.
Mi pueblo es así, vive de la pasión, el ideal revolucionario también es pura pasión, hay muchos amantes de Lucimares, hay muchos amantes de Marías, Josefas, Doroteas, y, en la transubstanciación del dolor, un tiro mata a un empresario en la estación de servicio, el plan funciona.
¿Y quieren saber?
NADIE ES INOCENTE EN SAN PABLO
Somos culpables.
Culpables.
Culpables también.
El mundo está en guerra y la revista Época pone al Bambam de Big Brother en la tapa, pero ¿qué puto país es este?
El mismo país que se diezma con armas de fuego y las mantiene por el referendo.
¡Ah! Es verdad, el plan funciona.
Sigo todavía en el bondi y un loco me encara, andá a cagar, sos mi espejo, no voy a romper mi reflejo, pero la mayoría lo rompe, hacen lo que quiere el sistema.
Los que crean los prejuicios son los que tienen el poder, uno no existe sin el otro, el colectivo se balancea como la mierda, me saca hasta las ganas de escribir, pero conmigo el plan no funciona.
Vivir en la periferia siempre me perjudicó, cloacas, borracheras, tiros, y principalmente para conseguir algún empleo. ¿Sos de Capão? Entonces no te dan trabajo.
Hoy la quebrada2 es usada en mi contra, por mujeres como la Mirisola 3, que creen que la vida de un escritor es lo que lo define, polémico, que sepa que el León es más importante que la fauna, pero pensándolo bien voy a hablar de gente.
Por fin llegué a la parada, la puerta se abre bruscamente, bajo, todo el mundo rajando, el chofer ni espera que bajen y sale disparado, camino hasta mi casa, me voy serenando, la pizzería está abierta.
¡Vení, Ferréz!
No, tengo que resolver algunas cosas, voy a mi casa, dejo el bolso y agarro el libro del Dr. Lair Ribeiro, y miro para los costados a ver si alguien se da cuenta, tengo ganas de romperlo, pero voy a dejarlo en la biblioteca, a alguien debe servir, qué sé yo, vaya uno a saber, siempre hay un loco para todo, ¿no es así?
Agarro Memorias de un sobreviviente, eso es un libro de verdad, empiezo a hojearlo, decido ir a la casa de André, voy a tomarme el café por allá, otro, mi antiguo camarada se jodió, me decepcionó, se entregó por poca cosa, que se jod...
Índice
Prólogo. Literatura marginal de lado a lado, por Lucía Tennina