Capítulo 1
Algunas reflexiones históricas
Raíces de la ciencia y aspectos supuestamente ajenos
Las reflexiones sobre el pasado de la hoy denominada Ciencia y Tecnología (CyT) ocupan una voluminosa historiografía; relevantes historiadores, filósofos, economistas y educadores, y desde el llano los investigadores científicos, analizaron y debatieron sobre CyT desde la perspectiva de sus ideales, experiencias, certidumbres y rechazos.4, 9, 51-55, 111, 142, 203, 204, 207, 244, 304, 312, 337-339, 360, 398, 430-432, 435, 437, 457, 459, 478, 542, 587-589, 629, 710, 737, 784, 893, 895* En este capítulo, se realizan observaciones iniciales que podrían ser útiles a la hora de discutir el presente y el futuro de la ciencia, los científicos y sus instituciones. A lo largo del ensayo, el eje se orienta al desarrollo interdependiente entre las ciencias y aspectos político-sociales concurrentes que, con frecuencia, son interpretados como ajenos.
La ciencia remota
Al considerar los antecedentes de la CyT, se suele debutar con los egipcios, griegos y romanos, y desde este lado de la mar Atlántica con los mayas, aztecas e incas. Estos y otros pueblos ancestrales adquirieron conocimientos que fueron precursores de la actual CyT. Mucho antes de que el hombre de Pekín696 encendiera sus fuegos inaugurales, el primitivo ser humano ensayaba nuevas formas de solucionar problemas. Junto con la luz, el calor y la defensa que proporcionaban las primeras hogueras, vinieron la cerámica y la fabricación de instrumentos y de armas, jabalinas primero, luego arcos y flechas, y así… hasta la actualidad. En ese transcurso de cientos de miles de años, no se pensaban ni se realizaban ensayos, pruebas o experimentos para comprobar teorías sino para intentar obtener mejoras prácticas y funcionales que facilitaran la vida. Y casi todas aquellas exploraciones eran consecuencia del impulso imaginativo o de la “prueba y error”, ambos procedimientos extendidos hasta la moderna investigación científica, aunque actualizados con dialécticas filosofías y nueva retórica.
Desde hace más de 10.000 años, la subsistencia del ser humano basada en la caza y recolección, asociada al nomadismo, evolucionó hasta desarrollar la agricultura y con ella la vida sedentaria. El asentamiento en un lugar físico, seguido por la capacidad del riego y la domesticación, llevaron en pocos milenios al concepto de propiedad. En consecuencia, se fundaron aldeas –luego ciudades y Estados–, con el ulterior incremento de la competencia, la rivalidad y el poder. En el devenir surgieron los principios de la división del trabajo y se establecieron los antiguos imperios. En esta primera gran fase del desarrollo humano se consolidaron numerosas cosmogonías mitológicas y artes adivinatorias –derivadas sin grandes cambios desde tiempos prehistóricos–, que dominaron las interpretaciones del saber y del conocimiento pasado y presente, así como las predicciones sobre el futuro.
Remotos documentos, como el famoso Libro de los Muertos (4300-2500 a. C.)520 y el Papiro de Edwing Smith660 –entre otros–, permitieron conocer que los antiguos egipcios representaban la palabra “cerebro” con un jeroglífico (Fig. 1-1). Los egipcios realizaron estudios anatómicos de este órgano, sus envolturas (meninges) y del líquido cefalorraquídeo. También describieron decenas de heridas de guerra y sus tratamientos sobre bases racionales, recurriendo en pocos casos a remedios mágicos. Un aspecto sorprendente e interesante fue su anticipación en 4000 años a la mayestática opinión de Hipócrates (460-370 a. C.) –y en unos 6000 años a la actualidad–, al afirmar que el cerebro es el sitio de las funciones mentales.
Fig. 1-1. Jeroglífico de la palabra “cerebro” del Libro de los Muertos (4300-2500 a. C.), adquirido por Edwing Smith en 1862 y traducido en 1930.
Al conocer la escritura y las técnicas de construcción –con abundante mano de obra derivada de las guerras de posesión–, los sacerdotes egipcios asociados a los faraones intermediaban con sus numerosos dioses a la vez que dominaban los saberes de la época. La predicción de eclipses o el pronóstico de la crecida anual del Nilo asociada con la aparición de la estrella Sirio (Sepedet) al amanecer, eran parte de eficientes estrategias para la sumisión del pueblo.
También la antigua Mesopotamia (Asiria, Persia, Babilonia) se destacó en varias ramas de las ciencias. En Astronomía, con las medidas del tiempo, la determinación de eclipses y el estudio de los planetas; en Matemáticas, con el invento de la multiplicación y del círculo de 360 grados, las numeraciones sexagesimal y posicional,622 las raíces cuadrada y cúbica, el número Pi (π) y muchas unidades de medida, así como las normativas que integraron el famoso Código de Hammurabi (1720-1686 a. C.). En el área de la Medicina, se destacó la contribución primigenia de las Tablas de Nippur (~2100 a. C.), cuya escritura cuneiforme incluye un gran número de las primeras recetas médicas conocidas y, aunque no proporcionan referencias relevantes sobre el cerebro, ubican al hígado y al vientre como centro de las emociones, los sentimientos y la inteligencia.552
El Imperio árabe (762-1258 d. C.) también dejó un significativo legado de su mundo científico. Se les debe a sus sabios la introducción de los números, del álgebra y de muchas palabras al vocabulario castellano; inventaron el molino de viento, las lentes de aumento y el papel; descubrieron muchos componentes químicos, perfeccionaron las manufacturas del acero y el vidrio, desarrollaron fármacos y muchas interpretaciones médicas fundamentales, además de numerosos instrumentos. En la antigua medicina árabe, se atribuía al cerebro las propiedades de imaginación, reflexión y memoria.308
Al mismo tiempo que aquellas culturas, también en el futuro “Nuevo Mundo” se desarrollaron diferentes áreas del conocimiento. Hasta su aniquilación por la invasión europea, los mayas (2000 a. C.-1546 d. C.), los aztecas (1325 d. C.-1521 d. C.) y los incas (1438 d. C.-1533 d. C.) habían logrado importantes avances en diferentes áreas del saber. En Astronomía idearon un calendario exacto, anterior al calendario gregoriano, y concibieron un ciclo solar de 365 días; en Matemáticas inventaron el sistema numérico vigesimal y crearon el concepto teórico y uso práctico del “cero”, que era ignorado en la misma época por muchas civilizaciones de los viejos continentes. Son notables los registros de su escritura jeroglífica realizados sobre piedra, papel amate (corteza vegetal aplastada) y pergamino (piel de animales), aunque la mayor parte de esos testimonios realizados sobre soportes perecederos fueron destruidos por el fuego conquistador, principalmente en México y Mesoamérica.
Como en la etapa prehistórica, tanto los avances de la geometría egipcia como la matemática mesopotámica o la astronomía maya no fueron asociados a generalizaciones teóricas sino a resolver problemas prácticos, a interpretar cosmogonías y a dominar al súbdito. La referencia tradicional al conocimiento en aquellos tiempos ancestrales suele calificarlo como “pre-científico”.
En las épocas remotas, los saberes y su praxis estaban restringidos a las castas sacerdotales y a los escribas, cuya profesión era usualmente hereditaria y sus familias muy cercanas al poder de la nobleza. Por otra parte, las enseñanzas se realizaban en selectos círculos de elite y con frecuencia en esotéricos lugares, como las llamadas Casas de la Vida en Egipto, o las Casas de la Sabiduría en el antiguo Imperio árabe. Los conocimientos estaban también estrechamente asociados a los oráculos, los horóscopos y las profecías, a su vez muy vinculados con el poder político de las familias reales.589 Un hecho frecuente en muchas culturas antiguas –tanto en el “nuevo mundo” como en los “viejos mundos”– fue la verificación de haber realizado trepanaciones con fines rituales o terapéuticos.119, 128, 298, 485, 689, 697, 848, 849 (Recuadro 1-1)
Recuadro 1-1
Trepanación en la etapa “pre-científica”
Las primeras evidencias de trepanaciones se remontan a casi 10.000 a. C., una época previa al período Neolítico.128, 298, 689, 697 Además del instrumental idóneo para tales fines, fueron hallados restos de numerosos cráneos trepanados. Algunos de ellos con orificios cuadrados o circulares, de bordes muy agudos, indicio de la escasa o nula sobrevida del paciente-víctima, probablemente sometida a rituales o a curaciones en el campo de batalla (Fig.1-2A). En otros casos, los orificios presentan bordes gruesos, redondeados y suaves, claras señales de que el sujeto sometido al trépano sobrevivió al menos lo suficiente para lograr la regeneración ósea y cicatrización de la lesión (Fig.1-2B). Algunos cráneos presentan evidencias de haber sido sometidos a reiteradas trepanaciones, quizás con el propósito de tratar traumatismos, lesiones de guerra o fuertes migrañas, o expulsar fluidos o espíritus dañinos, o permitir la entrada de alguna pócima.485, 848
Fig. 1-2 A. Trepanación ancestral con un orificio cuadrado de bordes agudos, indicio de escasa o nula sobrevida. Fig. 1-2 B. La trepanación con orificio redondo de bordes suaves señala una sobrevida suficiente para alcanzar la regeneración ósea y cicatrización.
Como fue mencionado, mucho después de la original opinión egipcia, el reconocido Hipócrates (460-370 a. C.) mantenía que el estudio de la mente empieza por el estudio del cerebro. Sin embargo, en opinión de su coetáneo Aristóteles (384-322 a. C.), el centro del intelecto era el corazón, porque ocupa un lugar central, se mueve, es caliente, contiene mucha sangre, y si deja de latir, cesa la vida. Y con discutibles argumentos, el estagirita –quien no produjo tratados d...