
- 419 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
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eBook - ePub
Descripción del libro
"A base de toda mi variada y enriquecedora experiencia, he llegado a la profunda convicción de que una razonable comprensión básica de este campo no debería estar limitada a solo una pequeña banda de académicos o de expertos. Debería, al contrario, convertirse en un elemento esencial de la educación de todo individuo y de la realidad viviente de toda comunidad.No es accidental el creciente interés que se puede observar en el campo del conflicto y su resolución. Todos estamos afectados por conflictos de todo tipo —en el hogar, en el trabajo, en las calles y, en un nivel más macro y más peligroso, entre estados, grupos étnicos, sistemas de creencias y de valores—. Todos estos conflictos amenazan continuamente con destruir nuestro bienestar, e incluso nuestras vidas.De otro lado, un impresionante cuerpo de teoría y de propuestas metodológicas para la intervención de terceras partes ha emergido en el transcurso de las últimas tres décadas para ofrecernos alguna razonable esperanza de que los conflictos —aun los más altamente escalados, violentos y destructivos— pueden ser resueltos.No estamos ante una panacea, ni debemos esperar estarlo. Pero sí contamos con un sensato, cuidadosamente desarrollado y empíricamente probado marco conceptual que proporciona una guía inteligente para el manejo y la eventual resolución de los conflictos, no importa entre quiénes, a causa de qué, o cuán altamente escalados. Bien vale la pena la adquisición de una razonable comprensión básica de este marco conceptual".
Jorje H. Zalles, de la Introducción del libro "Teoría del conflicto: Orígenes, evolución, manejo y resolución"
Preguntas frecuentes
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Información
SEGUNDA PARTE
TEORÍA DEL MANEJO Y LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
CAPÍTULO 9
ALGUNAS CONSIDERACIONES INICIALES
Los caminos que conducen a la posible resolución
Cómo se puede llegar a la posible resolución de un conflicto depende de cuál de las varias posibles evoluciones siguió. Todos los posibles caminos que un conflicto puede seguir, luego de surgir, están representados en el siguiente diagrama de evolución:

El caso (a) representa un desenlace GP o PG inmediato.
El caso (b) refleja la adopción por ambas o por todas las partes de una estrategia de búsqueda de resolución y la inmediata evolución del conflicto hacia la negociación, representada por la N dentro de un círculo.
El caso (c) refleja una espiral de escalamiento autoreversante que, luego de su natural desescalamiento, permite la búsqueda de la resolución del conflicto a través de una negociación, si ésta se da. El caso (d) refleja un escalamiento con cambios estructurales que tienden a hacerlo irreversible. Cualquier futura evolución, más allá de la desaceleración, el estancamiento y la denominada “pregunta inicial” (hasta donde llegó nuestro análisis en el capítulo 8) solo puede ser el resultado de varios complejos procesos representados en el diagrama de la evolución con una línea punteada hacia abajo que termina en una posible negociación la cual, nuevamente, es posible pero no inevitable.
Dado que en el caso (a) es poco probable una mayor evolución y no puede esperarse ninguna hacia la resolución, no nos ocuparemos más de él. Luego de descartar ese caso, nos queda el siguiente diagrama de evolución que muestra los tres posibles caminos hacia una eventual resolución:

Una vez más, cómo entendemos “resolución”
Aun a riesgo de excesiva repetición, vale la pena reiterar una vez más que estamos usando el término ‘resolución’ para describir un desenlace GG, es decir, el logro de al menos alguna medida razonable de satisfacción de las necesidades, los intereses y las aspiraciones de ambas o de todas las partes, no importa cuán difícil y problemática haya sido la evolución del conflicto. Es aquel desenlace en particular — no cualquier desenlace— hacia el cual conducen los procesos que desde ahora exploraremos.
Qué viene a continuación
Aunque todo proceso de búsqueda de resolución pasa necesariamente por una negociación, como puede verse en los diagramas de evolución presentados en las dos páginas anteriores, no vamos a explorar la negociación de inmediato; más bien, vamos a aproximarnos a ella a través de varios pasos.
Primero, consideraremos: i) varios temas complementarios, relacionados a ciertos tipos de conflictos cuya resolución no está normalmente prevista y explorar una serie de problemas que requieren atención mientras no se logre mover a conflictos altamente escalados hacia el desescalamiento y la eventual resolución, y ii) también que hay mucho que se puede hacer para mejorar las posibilidades de eventual resolución de los conflictos a través de acciones preventivas que permiten crear las condiciones y estimular las creencias, los valores y las actitudes que, cuando surge un conflicto —cosa que ocurre inevitablemente— éste tienda hacia la resolución negociada desde un principio o, en el peor de los casos, luego de un escalamiento leve y autoreversante. Estos varios temas se describen en este libro como el manejo de los conflictos, que comenzaremos a explorar inmediatamente a continuación, en los capítulos 10 y 11.
Segundo, como debería estar más que claro a base de todo lo que vimos en la Primera Parte, solo son apropiadas las condiciones para llevar a un conflicto a la negociación inmediata, tan pronto como éste surge, si todas las partes adoptan estrategias de búsqueda de resolución. En los demás casos, en especial cuando se da un escalamiento de alta intensidad, una maraña de dificultades se coloca en el camino hacia la posible resolución, de modo que debemos explorar la posibilidad de deshacer esa maraña. Retomando ese camino donde lo dejamos al final del capítulo 8, en el 12 exploraremos el movimiento inicial hacia el desecalamiento y la eventual resolución de un conflicto altamente escalado.
A continuación, en el capítulo 13, exploraremos un elemento crucial tanto para iniciar como para continuar con ese movimiento: la críticamente importante intervención de terceras partes imparciales, que en este capítulo analizaremos en sus etapas previas a una negociación.
Nuestra gradual aproximación a la negociación seguirá, luego, con una exploración, en el capítulo 14, de los también críticos procesos que se describen con el término genérico de prenegociación y de las condiciones necesarias para que un proceso de negociación tenga alguna razonable posibilidad de éxito.
Finalmente, estaremos listos para explorar la negociación en sí, en los capítulos 15 y 16, para luego realizar, en el 17, un análisis de la intervención de la tercera parte imparcial en el contexto específico de ésta.
CAPÍTULO 10
EL MANEJO, TRAS LOS HECHOS CONSUMADOS, DE CONFLICTOS ESCALADOS
Se propone el término ‘manejo del conflicto’ para describir un conjunto de conceptos, métodos, procesos y actividades complementarias a la resolución, que comprende cuatro grandes componentes. Los primeros dos, que exploraremos en este capítulo, se refieren a:
1 Varias necesidades sociales que surgen del hecho que existe una clase de conflictos cuya resolución no está normalmente prevista.
2 Otras necesidades muy profundas que surgen durante conflictos altamente escalados y de prolongada duración, que requieren de atención independiente de los procesos críticos y a largo plazo orientados a intentar mover a estos hacia el desescalamiento y la eventual resolución.
Los otros dos componentes del manejo de conflictos serán explorados en el capítulo 11.
Por qué ocuparnos primero del manejo de conflictos
Es apropiada una breve explicación de por qué adentrarnos en este tema ahora, en vez de continuar directamente con el desescalamiento y la eventual resolución que explorábamos al final del capítulo 8.
Existen varias maneras posibles, todas ellas razonables, de ordenar el tratamiento de los temas que exploraremos en los capítulos venideros, así que, ¿por qué tratar primero el manejo de conflictos?
La razón más importante es la necesidad de enfatizar la importancia del tema. Nadie niega la importancia de mover a conflictos altamente escalados hacia su desescalamiento y su eventual resolución, pero el manejo de conflictos recibe escasa atención en la literatura teórica. Eso debe cambiar, y una manera importante de contribuir a ese cambio es interrumpir el flujo aparentemente más natural de la secuencia de temas a tratar.
En consecuencia, centraremos nuestra atención en este nuevo tema abordando problemas críticos de ética y de filosofía, social y política, que muchas sociedades contemporáneas están intentando enfrentar con gran dificultad. El segundo de los componentes que acá exploraremos involucra el campo tal vez más importante del pensamiento y de la acción humana: la simple y compasiva preocupación por el sufrimiento humano y la búsqueda de maneras de mitigarlo en el mayor grado posible.
Conflictos cuya resolución GG no está normalmente prevista
Es más que evidente, de nuestra propia experiencia personal y de un estudio aun superficial tanto de la historia como de la realidad contemporánea, que muchos conflictos nunca llegan a ser resueltos. Eso puede suceder porque las adopciones estratégicas de las partes y las evoluciones de los conflictos hicieron imposible su resolución, o porque, aun si se intentó resolverlos, las partes simplemente no fueron capaces de lograr ese objetivo.
El fracaso de las partes en sus intentos por llegar a la resolución de un conflicto no significa, sin embargo, que éste no pudo haber sido resuelto. Al contrario, un porcentaje sustancial de todos los conflictos que nunca lo fueron pudieron haber sido resueltos e, incluso, podrían aún serlo.
Existe, no obstante, una clase de conflictos cuya resolución no está prevista: su naturaleza esencial se opone a la “resolución” tal como estamos usando ese término y, en cambio, presupone un desenlace suma cero. Su característica distintiva es, precisamente, que encierran la confrontación socialmente legitimada cuyo desenlace esperado es GP para la una parte y PG para la otra, o, para abreviar, GP-PG.
Los varios contextos en los que esto es cierto incluyen los deportes competitivos, la justicia penal y, en las sociedades bajo el influjo del pensamiento liberal occidental que surgió a partir del siglo XVIII, los mercados libres y la política democrática. En cada uno de estos cuatro contextos, las aspiraciones de las partes son incompatibles pero una resolución GG no es el desenlace esperado ni el se consideraría correcto y apropiado.
Los deportes competitivos
A través de miles de años, los pueblos del mundo han inventado una extraordinaria variedad de juegos que ponen a prueba la fuerza, la inteligencia, la resistencia, la persistencia y/o combinaciones de estas y otras cualidades de los competidores, y que hoy en día brindan distracción, identidad grupal, héroes y heroínas y un estímulo a los sueños de miles de millones de personas.
Aunque se ha dicho que “ganar no es todo” y, en efecto, muchas personas derivan altos niveles de satisfacción de la sociabilidad, el ejercicio físico, los entornos agradables, el flujo de adrenalina, las apuestas, los refrescos después del partido y demás que con frecuencia acompañan la participación en deportes competitivos, sigue siendo cierto, al final del día, que si ganar no es todo, es muy importante, tanto para los propios competidores como para la vasta mayoría de miembros del público interesado.
Desde el punto de vista del desarrollo sicológico de un individuo, varios beneficios pueden resultar de la disciplina y del esfuerzo que demanda el éxito competitivo. Es por eso que el primer duque de Wellington declaró, luego de derrotar a Napoleón en Waterloo, que la batalla había sido ganada “en los campos de deportes de Eton”, un famoso colegio inglés en el cual se habían educado muchos de sus oficiales.
Del otro lado de la medalla, sin embargo, los deportes competitivos tienen perdedores, e, históricamente, muchos deportes —por ejemplo, el de los gladiadores en la Roma antigua, las justas medievales y hasta el boxeo—– han conllevado el desenlace GP-PG potencialmente más extremo —la vida para un contendor y la muerte para el otro— con plena aceptación y legitimación social.
La justicia penal
Aun más que los deportes competitivos, que al menos admiten los empates, la justicia penal siempre ha sido un asunto puramente GP-PG. La expectativa normal es que los conflictos entre delincuentes y sus víctimas o la sociedad tengan un desenlace GP-PG en contra de los primeros.
Al igual, o aun más, que con los deportes competitivos, la justicia penal ha sido históricamente bastante brutal, en todas partes del mundo, y sigue siéndolo en algunas. El código penal más antiguo que conocemos, el de Hammurabi rey de Babilonia del siglo XVIII a. C., se basa en el principio de la retaliación, que recoge la antigua expresión semita “ojo por ojo y diente por diente”. Hasta el momento actual, como vimos en el relato de Jan Goodwin, la ley islámica prescribe amputar la mano derecha a los ladrones y lapidar a las mujeres adúlteras. La variedad de medios e instrumentos de tortura que han sido aplicados a través de los siglos es espeluznante. Para ejecutar a un hereje condenado por la Inquisición, el verdugo lo ataba a una cruz de madera “le daba dos golpes con una barra de hierro en cada brazo y en cada pierna para romperle los huesos y lo dejaba a que muera. No obstante, la muerte era con frecuencia demasiado lenta para satisfacer al público, en cuyo caso la víctima era quemada viva”.1 Hace solo trescientos años, en el siglo XVIII, más de 200 ofensas eran castigadas con la pena de muerte en Inglaterra, entre ellas el robo de cualquier artículo de mínimo valor, el sacrilegio y la tala de árboles.2 Y aunque la pena de muerte ha sido abolida en la mayoría de países del mundo, con la notable excepción de Estados Unidos, los castigos muy duros no han desaparecido.
Los mercados libres
En la esfera económica, a través de toda la historia humana, las consecuencias para los perdedores han sido siempre desastrosas. Fue a causa de la posibilidad de pesadas pérdidas en transacciones comerciales que el censor romano Catón el Viejo lanzó su famosa advertencia “Caveat emptor” o “Que se cuide el comprador”. En 1340, el rey de Inglaterra Eduardo III se negó a pagar grandes sumas de dinero que le habían prestado varios banqueros italianos, llevándolos a la quiebra. Sobrevino, como consecuencia, una depresión económica general que duró varias décadas.3
En los más de dos siglos desde que Adam Smith proclamó que una “mano invisible” opera a través de los mercados libres para optimizar la distribución de bienes y servicios en una sociedad,4 la era capitalista se ha caracterizado por una gran cantidad de brutales conflictos GP-PG, entre competidores y entre compradores y vendedores, en diversos mercados. Los “perdedores” en economías de mercado incluyen, en primer lugar, a los empresarios que invierten sus ahorros en negocios que fracasan por diversos motivos. Según la teoría económica liberal, aún si la bancarrota...
Índice
- CUBIERTA
- PORTADILLA
- PORTADA
- CRÉDITOS
- DEDICATORIA
- TABLA DE CONTENIDO
- PRÓLOGO CÉSAR CORONEL JONES
- INTRODUCCIÓN
- AGRADECIMIENTOS
- PRIMERA PARTE: TEORÍA DEL CONFLICTO
- SEGUNDA PARTE: TEORÍA DEL MANEJO Y LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
- NOTAS
- REFERENCIAS
- TRAYECTORIA ACADÉMICA DEL AUTOR
- CONTRAPORTADA