5. Viajes y reuniones. Los intentos por parar el boicot
Un conflicto comienza y termina en los corazones
y las mentes de las personas, no en las montañas.
Amos Oz
Los viajes del expresidente Miguel Alemán
Quiso el destino que Miguel Alemán estuviera involucrado en los dos momentos más delicados entre México e Israel en la onu: como presidente de México en 1947, con la votación para la partición de Palestina, y como presidente del Consejo Nacional de Turismo en 1975, con la votación para definir al sionismo como una forma de racismo.
El expresidente Miguel Alemán no tenía una opinión muy positiva sobre Echeverría. En alguna ocasión que se vio con Jova para platicar de la debacle del boicot, al principio se refirió indirectamente a la situación política, pero a medida que la conversación continuó fue entrando en confianza y habló con franqueza. Expresó con energía su desconfianza y desestima del presidente Echeverría. Incluso contó que el expresidente Díaz Ordaz sentía que debía pedir perdón al pueblo mexicano por haber cometido el error de elegir a Echeverría como su sucesor.1
Miguel Alemán, en funciones como presidente del Consejo Nacional de Turismo, sector más directamente afectado por el boicot, intentó resolver el problema. Invitó a su casa a miembros de la comunidad judía de México para platicar del tema,2 y después de ello hizo una gira de bajo perfil por Estados Unidos tratando de reparar el daño.
Éste no era el primer contacto que Miguel Alemán establecía con las comunidades judías de Estados Unidos, pues en octubre de 1951, B’nai B’rith de México, en conjunción con el Beverly Hills Lodge, de Los Ángeles, lo había nombrado el Hombre del Año de B’nai B’rith, el primer reconocimiento de este tipo que se otorgó a un jefe de gobierno fuera de Estados Unidos.3
En la costa este de Estados Unidos se reunió con judíos de la industria de agencias de viajes de Nueva York y del área de Chicago. También viajó a Los Ángeles, donde ofreció un desayuno a los doce judíos mayoristas de viajes de California, que representaban una derrama de varios millones de dólares para México cada año.4
Asimismo, el expresidente Alemán organizó un banquete en el hotel Beverly Wilshire de Los Ángeles para los líderes judíos de las principales organizaciones judías de California. Cuando Miguel Alemán y Miguel Guajardo, coordinador general del Consejo Nacional de Turismo, llegaron al hotel, se encontraron con un mitin de protesta, los letreros decían: “Fuera México”, “No asistas a la cena que invita el expresidente Miguel Alemán”, “Firmes, en nuestra posición de boicot a México”. Estaban confirmadas sesenta personas para la cena, llegaron tan solo cuatro.5
La falta de respuesta se debió a que la mayoría de los líderes judíos había percibido la invitación como “un intento para aprovecharse de la comunidad judía”, de manera que pidieron una junta previa con Miguel Alemán. Ahí se le dijo a Alemán, de manera directa, que no les interesaba el tema de los viajes, sino saber qué podía decir el gobierno de México de manera oficial acerca de su posición en la onu. El representante mexicano respondió que el gobierno había actuado de manera “unilateral”, dijo que “el pueblo no había estado involucrado” y que, “si lo dejábamos enfriar”, las cosas podían ser resueltas con el paso del tiempo. Los líderes judíos le respondieron que si actuaban como les pedía, perderían su credibilidad frente a la comunidad estadounidense, de manera que decidieron no asistir a la cena.6
Las diversas organizaciones judías estadounidenses se enteraron de los intentos de reconciliación que realizó Alemán.7 En sus reuniones, el expresidente “compartió el sentido de incomodidad de la comunidad judía” con el voto mexicano, y les explicó que él mismo había defendido la causa judía en los círculos internos del gobierno”.8
En su defensa, Alemán argüía que México abrió sus puertas a los refugiados judíos del nazismo. Los periódicos reportaron: “Alemán ha estado enfatizando que, en el pasado, México ofreció asilo a un gran número de judíos perseguidos”.9 Seguramente no refirió que fue bajo su presidencia cuando México no votó a favor de la creación del Estado de Israel. En todo caso, en aquella ocasión México se abstuvo, el menor de los males.
El 25 de noviembre de 1975 Miguel Alemán se reunió en Nueva York con los líderes del Presidents’ Conference, para quienes organizó una cena en un hotel.10 Se refirió a la amistad de México hacia Israel y hacia el pueblo judío, y les pidió que reinstituyeran los viajes a México. También los invitó a México para discutir el problema con Echeverría.11
A su regreso, Alemán se vio con los judíos mexicanos del Comité Central para comentar lo logrado en su viaje12 y la prensa nacional publicó que Alemán había estado “tres veces en Nueva York dialogando con los representantes de las agencias judías a fin de detener el boicot turístico contra nuestro país, decretado a consecuencia del voto”.13
Las organizaciones judías estadounidenses no estaban seguras de cómo reaccionar ante la invitación para viajar a México que les hizo Echeverría por conducto de Miguel Alemán. Temían que rechazarla podría interpretarse como “mala voluntad”. Además, como quedó constatado en los archivos del Presidents’ Conference, la comunidad judía de México, “preocupada por el efecto de tal rechazo, urgía a que se aceptara la invitación”.14
Sin embargo, había resistencia a viajar a México sin alguna indicación de que el gobierno estaría dispuesto a abandonar su postura antisionista. Los líderes judíos interpretaron los esfuerzos de Alemán como expresiones de su interés personal, pues sabían que era un inversionista importante en Acapulco.15 Decidieron que aceptarían asistir a dicha reunión, sólo si recibían algún tipo de garantía de que en la junta con Echeverría éste haría declaraciones positivas en referencia al tema sionismo-racismo.16
El viaje de Miguel Alemán, presidente del Consejo Nacional de Turismo, no logró disminuir la oleada de cancelaciones, era necesario incrementar los esfuerzos por detenerla.
El desayuno con miembros de la comunidad judía de México
Como los esfuerzos de Miguel Alemán en Estados Unidos no estaban dando frutos, Echeverría decidió jugar otra carta para detener el boicot. Había llegado el momento de recibir a los judíos mexicanos, que llevaban meses solicitando una audiencia y que hasta el momento habían sido ignorados.
Emilio Rabasa escribió que fue por iniciativa del presidente que se invitó a “prominentes miembros de la comunidad judía mexicana” a un desayuno en Los Pinos.17 No explicitó que la comunidad judía pedía una entrevista desde tiempo atrás. Es evidente que el encuentro fue una consecuencia directa del boicot, pues éste forzó a Echeverría a utilizar a los judíos mexicanos como interlocutores para lidiar con el problema.
Sergio Nudelstejer informó al American Jewish Committee que Echeverría “finalmente” había aceptado encontrarse con representantes y líderes de la comunidad judía de México, y los había invitado a desayunar a Los Pinos el 27 de noviembre de 1975.18
En cuanto la invitación quedó arreglada, Echeverría envió al subsecretario de gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, a visitar al embajador de Estados Unidos en México, Joseph J. Jova, a su casa, con carácter urgente. El secretario le hizo saber a Jova que Echeverría estaba preocupado por lo que pensaba era un desgaste de las relaciones entre México y Estados Unidos y quería arreglar la situación. Gutiérrez Barrios aclaró que tanto él como Echeverría reconocían que el deterioro se debía, en gran medida, al proceder de México y que, sin duda, las declaraciones y las acciones del presidente habían jugado un papel sustancial. Afirmó que las relaciones con Estados Unidos eran cruciales para ambas partes, y que Echeverría no quería heredar a su sucesor un problema más, así que estaba dispuesto a hacer lo necesario para “poner las cosas en equilibrio”.
Jova respondió que Estados Unidos estaba “dolido y decepcionado” por las declaraciones “más hirientes” de Echeverría y en especial por algunas de las actitudes y acciones mexicanas en el campo internacional, específicamente los asuntos del antisionismo y de Corea.19
Para demostrar que el presidente estaba dispuesto a cambiar de rumbo, el subsecretario le contó a Jova que Echeverría tendría una comida con líderes de la comunidad judía el jueves siguien...