1. Libere su potencial. Nuestro potencial innato es extraordinario. En este momento, tiene usted, en su interior, la capacidad necesaria para alcanzar casi cualquier meta que pueda fijarse. Su máxima responsabilidad hacia sí mismo es invertir el tiempo que sea preciso para llegar a saber con total claridad qué quiere y cuál es el mejor medio para conseguirlo. Cuanta mayor claridad tenga respecto a sus auténticas metas, más potencial liberará, de forma definitiva, en su vida. Una de las enseñanzas más importantes de Aristóteles, el filósofo griego, es que el hombre es un organismo teleológico. La palabra griega teleos significa metas. Aristóteles llegó a la conclusión de que toda acción humana tiene un propósito de algún tipo. Somos felices cuando hacemos algo que nos conduce hacia algo que queremos. Así pues, las grandes preguntas son “¿Cuáles son nuestras metas?”, “¿Qué propósitos queremos alcanzar?”, “¿Dónde queremos acabar al final del día?”.
Todas las religiones, todas las filosofías, la metafísica, la psicología y el éxito, en resumidas cuentas, vienen a decir lo siguiente: te conviertes en lo que piensas la mayor parte del tiempo. Nuestro mundo exterior acaba siendo un reflejo de nuestro mundo interior, que nos devuelve la imagen de lo que pensamos. Cualquier cosa en que pensemos de forma continuada aflora a nuestra realidad. Se ha preguntado a muchos miles de triunfadores en qué piensan la mayor parte del tiempo. La respuesta más habitual es que, la mayor parte del tiempo, piensan en lo que quieren y en cómo conseguirlo.
2. Tome las riendas de su vida. Cuando aceptamos la plena responsabilidad de nuestra vida, damos un paso de gigante que nos lleva de la infancia a la adultez. Lamentablemente, la mayoría de las personas nunca lo dan. Conozco innumerables hombres y mujeres de cuarenta y cincuenta años que siguen gruñendo y quejándose de unas experiencias anteriores desdichadas y culpando de sus problemas a otras personas y circunstancias. Muchos siguen furiosos por algo que les hizo o no les hizo su padre o su madre veinte, treinta o incluso cuarenta años atrás. Están atrapados en el pasado y no pueden liberarse. Una vez que haya decidido aceptar la total responsabilidad de sí mismo, de su situación y de todo lo que le sucede, puede pasar a ocuparse confiadamente de su trabajo y de los asuntos de su vida. Se convierte en “dueño de su destino y capitán de su alma”.
Solo cuando se libere de las emociones negativas, asumiendo su total responsabilidad, podrá empezar a fijar y alcanzar metas en todos los aspectos de su vida. Solo cuando sea libre, mental y emocionalmente, podrá empezar a canalizar sus energías y su entusiasmo hacia delante. Sin la aceptación de su total responsabilidad personal, no es posible ningún progreso. En cambio, una vez que haya aceptado la responsabilidad absoluta de su vida, no hay límites a lo que puede ser, hacer y tener. A partir de este punto, vea y piense en sí mismo como dueño y señor de su propio destino, absolutamente al mando de su propia vida. Véase como presidente de su propia corporación de servicios personales, alguien poderoso, totalmente decidido y dirigido por usted mismo.
3. Cree su propio futuro. En más de tres mil trescientos estudios de líderes llevados a cabo a lo largo de los años, se destaca una cualidad especial, una única cualidad que todos los grandes líderes tienen en común. Es la cualidad de la visión. Antes he dicho que el descubrimiento más importante de la hi...