Relájate y educa
eBook - ePub

Relájate y educa

  1. 254 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Relájate y educa

Descripción del libro

En este libro, la autora ofrece las respuestas a las preguntas más frecuentes de los padres, sobre todos los temas de la crianza: gestión de enfados, peleas entre hermanos, los deberes, el orden en casa, las pantallas…, incluyendo además cientos de herramientas de disciplina juguetona, que se basan en el sentido del humor, el juego, las canciones y los cuentos, recursos muy eficaces para solucionar las situaciones más difíciles y complicadas del día a día, para reducir la tensión emocional y para conseguir que los niños interioricen las conductas positivas.

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Información

Editorial
Plataforma
Año
2021
ISBN del libro electrónico
9788418582639
Categoría
Pedagogía

1. Por la mañana

Cuando en mis clases pregunto a los asistentes cuál es el peor momento del día en su casa, muchos de ellos señalan las mañanas. Hay muchas cosas que hacer, hay que hacerlas rápido y, además, con elementos que juegan en nuestra contra: los niños tienen sueño, no quieren levantarse y no les apetece hacer lo que les pedimos (ni ir al cole). Gestionar nuestro estrés y la resistencia de los niños no es nada sencillo. Por eso terminamos haciéndolo mal, día tras día.
Levantarse y acostarse son las dos grandes transiciones del día. Los cambios que cualquiera de nosotros vive en ambas son fuertes: de estar tumbado a estar en movimiento, del silencio al ruido, de la inactividad a la actividad, de la luz a la oscuridad… y viceversa. Son cambios considerables, y en muchas ocasiones nuestros niños no están preparados para vivirlos con suavidad y aceptación. Podríamos decir que su cerebro se «agarra» a la situación en la que está ahora, sin querer moverse de ahí para entrar en la situación que viene.
Si lo piensas, es posible que a ti te ocurra lo mismo: remoloneas en la cama a pesar de saber que tienes que levantarte o te resistes a apagar el móvil por la noche incluso cuando tienes mucho sueño y se ha hecho tarde. Si este es tu caso, a ti también te cuestan las transiciones. Comprenderte a ti mismo te va a ayudar a guiar a tus hijos sin atacarlos, sin juzgarlos y sin criticarlos. Mi intención es que conviertas las transiciones en algo atractivo para que a tus hijos no se les hagan tan cuesta arriba.
En las próximas páginas te voy a dar herramientas para que la hora de la mañana sea más sencilla para todos.

No se quiere levantar

Juani: «Yo ya no sé cómo despertar a mis dos hijas. Entro en el cuarto, les canto una canción, les doy besos…, y ellas se enfadan y dicen que quieren seguir durmiendo. Hasta que no me enfado con ellas no consigo que se levanten. Eso todos los días».
Una de las cosas que me gustaría que aprendieras es a observar vuestros hábitos y a modificar lo que no funciona. No solo con respecto a las mañanas, sino en todos los aspectos de vuestra vida. Estamos tan ocupados que nos cuesta pararnos, observar lo que no funciona y cambiarlo.
En este caso, las propias niñas están diciendo qué es lo que no funciona: necesitan dormir más. Por eso se enfadan, por eso no quieren levantarse de la cama. ¿Podrías tú modificar vuestros ritmos y hábitos para satisfacer la necesidad de sueño de las niñas? Muchos de mis alumnos han decidido adelantar la hora de acostar a los niños y de esta manera han resuelto dos problemas: el de acostarse (cuando nos acostamos temprano, estamos todos menos cansados y se suele producir menos tensión) y el de levantarse (porque ahora sus hijos se levantan sin sueño).
Adelantar la hora de ir a la cama es complicado cuando los niños tienen extraescolares, deberes y un rato de juego o parque cada día. ¿Sería posible hacer los deberes en otro momento del día? ¿O reducir el rato del parque? ¿O reducir o eliminar las extraescolares? Te invito a que observes vuestros hábitos y rutinas y los modifiques para garantizar que tus hijas tienen la calidad de sueño que necesitan para ahorraros el conflicto de cada mañana, para mejorar su rendimiento escolar, su humor, sus relaciones sociales, su serenidad, su equilibrio emocional… Dormir bien es necesario para todos. Probablemente tú lo sepas por experiencia, los adultos con hijos dormimos muy mal durante los primeros años y eso nos impide estar bien. A los niños les pasa lo mismo.

El primer encuentro con tus hijos tiene que ser siempre desde la conexión. No les des instrucciones nada más entrar en el dormitorio. Puedes cantar, hacer una broma, darles un masaje, cosquillas suaves, sentarte o tumbarte encima de ellos…, algo que sepas que les va a gustar. También puedes contarles un cuento o hablar por boca de un muñeco si crees que así les va a resultar más sencillo despertarse. En tu agenda, reserva cinco minutos a este rato de conexión por la mañana; que las prisas no te empujen a iniciar el día de tus hijos con hostilidad y enfrentamientos.
Ajusta vuestro horario a las necesidades de sueño de tus hijos
Las estrategias para levantar a tus hijos con alegría y buen humor no te van a funcionar si ellos no duermen lo que necesitan. En muchos casos los niños están malhumorados y perezosos por la mañana porque su cuerpo no ha descansado y necesita seguir en la cama. ¡No es un capricho, es una necesidad!
En mi experiencia con muchísimas familias para quienes levantar a los niños es un problema diario, la solución incluye cambiar los horarios. Lo mejor es que los niños se despierten de manera natural, sin despertador. Para ello es necesario acostarlos antes y, en consecuencia, adelantar la hora de la cena. Pero ¿cómo adelantar la hora de la cena si tenemos extraescolares, parque y deberes? Mi recomendación en este caso es que reduzcas o elimines las extraescolares. Cuando los horarios no se adaptan a las necesidades reales de los niños, su rendimiento escolar, sus habilidades sociales y su estabilidad emocional pueden verse perjudicados; por otra parte, es posible que se produzcan momentos de mal humor y pérdidas de control.
Además, adelantar la hora de ir a la cama tiene grandes ventajas: por un lado, suele hacer el proceso mucho más sencillo porque estamos todos (incluidos los adultos) más descansados. Por otro lado, cuando acostamos a los niños antes de que estén demasiado cansados, les resulta más fácil relajarse y dormirse (cuando los acostamos una vez que ha pasado su momento natural de dormir, se sobreexcitan para poder mantenerse despiertos). Finalmente, para los adultos es fantástico disponer de un rato para sí mismos al final del día.
Si adaptas vuestros horarios a las necesidades reales de tus hijos, os podéis ahorrar el conflicto diario de la noche y el de la mañana, ganaréis en tranquilidad, tus hijos tendrán más equilibrio emocional y mejorarán su rendimiento intelectual. Para su desarrollo esto es mucho más importante que lo que puedan aprender en las extraescolares, créeme.
¿Cómo queréis que os despierte mañana?
«La hora de despertarnos para el cole ahora es un momento bello desde que te escuché lo del “masaje pizza”. Probé a hacérselo para despertarlos y les encantó, ahora todas las noches, cuando nos despedimos, me dicen de qué forma quieren despertar: de lentejas, unicornio, matemáticas, sorpresa, y yo les invento una historia mientras les doy un masaje. Te puedo decir que la sonrisa que les sale no tiene precio, mientras que antes era: “Veeeeeenga, vaaaamos, que se hace tardeeee”», Begoña.
¡En otro país ya ha amanecido!
«Para despertarlos, yo les cuento a mis hijos que en otros países ya ha amanecido y me pongo a hablar con los acentos de esos países. ¡Se mueren de la risa!», Nati.

No quiere ir al colegio

Elizabeth: «Para nosotros el peor momento del día son las mañanas, porque nuestro hijo no quiere ir al cole, y no lo entiendo, porque en el colegio se divierte y siempre sale muy contento. Pero las mañanas son horribles porque no quiere hacer nada, se enfada, no se viste, no desayuna…».
Incluso si en el colegio se siente bien, salir de casa es un gran esfuerzo. Les pasa a muchos niños, del mismo modo que a muchos adultos les cuesta ir al trabajo, incluso si una vez que están allí las cosas van bien. Es importante que te asegures de que realmente el niño está bien en el cole: con los amigos, con su profesor, con los estudios. Si no es así, tendrás que pedir ayuda para resolver lo que no está yendo bien.
Si el niño está bien y sale contento del colegio cada día, explícale que le cuesta mucho separarse de vosotros y salir de casa. ¡En casa es donde mejor se está! Tenga la edad que tenga, no intentes convencerlo de lo estupendo que es ir al colegio: su sentimiento no va a cambiar por muchas explicaciones que tú le des.
Cada día, cuando recojas a tu hijo y esté contento, dile: «Veo que tienes una gran sonrisa. Me parece que ha sido un buen día para ti, ¿es así o me equivoco?».
Cuando te despidas de él, dile: «Sé que la despedida es difícil; también sé que cuando hoy te recoja vas a estar muy contento».
A los niños los ayuda contar cada día algo positivo que hayan vivido en el colegio. Antes de despedirte puedes decirle que al recogerle le vas a preguntar por algo interesante que le haya ocurrido en el cole. ¡Al menos tiene que ser capaz de decir una cosa positiva!
A mi hija la ayudó mucho llevarse una pulsera mía al colegio y acariciarla cuando me echaba de menos. También puede ser un collar, un llavero, un pañuelo…, cualquier objeto manejable que puedan llevar encima y les recuerde a ti.
Cada día, escribe una nota especial para tu hijo y métesela en la mochila. Dile que solo puede abrirla cuando esté en su aula. De esta manera tendrá una motivación para ir a clase ilusionado. En la nota puede haber un dibujo, una frase bonita, un chiste, una suma…, algo que sepas que a tu hijo le va a hacer ilusión. Cada día tendrás que escribir una nota diferente.

Tarda en prepararse para ir al colegio

Macarena: «Mi hijo de seis años todos los días se pone a jugar y se entretiene con cualquier cosa cuando tenemos que ir al colegio y ni ha desayunado ni se ha vestido. Al final acabo chillando y algún día ha ido en pijama o ha bajado al coche sin zapatillas».
Probablemente esta madre se levanta todos los días con la intención de que las cosas vayan bien. No quiere gritar, no quiere enfadarse… Al fin y al cabo, su hijo solo está jugando. Pero cuando se acerca la hora de ir al cole y ese niño sigue sin estar preparado…, no sabe qué hacer. Me imagino su tensión y su desesperación: «¿Por qué no se ha vestido todavía, si se lo he dicho diez veces?». Al final explota y recurre a una de las herramientas que menos le gustan: los gritos.
Uno de los grandes recursos para que los niños no jueguen por las mañanas es estar todo el rato con ellos, aco...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Introducción
  5. 1. Por la mañana
  6. 2. Por la noche
  7. 3. Higiene y cuidado personal
  8. 4. Recoger y ordenar la casa
  9. 5. Peleas entre hermanos
  10. 6. Gestión de enfados, lloros y agresiones
  11. 7. Uso de las pantallas en casa
  12. 8. Deberes, estudio y acompañamiento escolar
  13. 9. Habilidades sociales
  14. 10. La comida
  15. 11. Cuando los juegos terminan en desastre
  16. 12. Accidentes
  17. 13. Espacios y situaciones poco habituales
  18. Epílogo
  19. Colofón