Introducción. Pensamiento y palabra
Pensar sin palabras no es posible, al menos partiendo del sistema educativo de los hablantes. Los métodos audiovisuales del estudio de idiomas se basan en el aprendizaje de sonidos, sin conocimiento de su significado, que paulatinamente se irá descubriendo. Es el mismo proceso del niño para aprender el idioma materno: logra «pensar» en inglés, francés, etc., sin alargar el proceso mediante una traducción constante.
En algunos idiomas primitivos «pensar y decir» se designa con la misma palabra. Pensar sería el lenguaje interior, y hablar la exteriorización del pensamiento. («Las palabras son los clavos para fijar las ideas», A. Godini.)
El pensamiento utiliza palabras sueltas o encadenadas, pero siempre palabras, hasta el punto de que para clarificarlo viene muy bien formularlo. Si no se formula bien es síntoma de que el pensamiento no es lo suficientemente claro, o, al revés, si no se habla claramente es porque existe un pensamiento confuso. «El idioma no es solo el instrumento del pensamiento; es el mecanismo con el que pensamos. No solamente hablamos y escribimos palabras; pensamos en palabras» (Hall Stevens en Píldoras publicitarias). Las palabras pueden traicionar el pensamiento por el insuficiente vocabulario del que habla. No todo lo pensado y lo sentido se puede expresar porque el pensamiento supera con mucho a sus posibilidades de transmisión. Los místicos y los poetas acuden a metáforas, las solas palabras no sirven.
Criterios esenciales:
• El gran taller de la palabra hablada es la vida diaria, en el que existen dos grandes maestros: tú mismo y todos los demás.
• El silencio es la clave del dominio de la palabra. «Si no puedes mejorar el silencio, cállate.»
• Rentabilidad de la palabra. «La palabra emitida siempre genera su fruto.»
• Confianza en la abundancia:
• «No nos faltan ideas, nos sobran.»
• «No nos faltan palabras, nos sobran.»
• El gran teatro del mundo.
• Igualdad esencial: 6.000 millones de seres humanos poblamos la tierra.
• Diferentes papeles a interpretar: «nadie más que tú» y «nadie menos que tú».
• Posición del rey Midas: Todo sirve para crecer, avanzar y aprender, incluso el fracaso.
Siete reglas de oro de la palabra hablada:
1. Nunca la palabra antes del pensamiento.
2. No interrumpir la frase o idea.
3. Frase breve.
4. Mirada interpelante.
5. Gesto libre.
6. Silencios.
7. Velocidad posible y adecuada.
Antiprejuicios para la comunicación:
• El orador se hace, no nace.
• El miedo escénico es perfectamente superable. Meta: el placer escénico.
• Las reglas de la oratoria son sencillas y de sentido común.
• Dominamos un vocabulario abundante, aunque escasamente utilizado.
• El gesto ha de ser libre y propio. No hay que comportarse como un actor.
• Ser uno mismo al hablar. No imitar a nadie. Beber de todos los vientos.
• Los gestos encierran significados polivalentes.
La autoestima necesaria surge de conocerse, de aceptarse y de amarse. En nuestro proceso de aceptación influyen directamente las siguientes áreas: la imagen corporal, la voz, mi historia, mi economía y mi ignorancia. El siguiente proceso de aceptación es una ayuda para conocernos y, en última instancia, amarnos.
| Reflexionar sobre | Experimentando con |
| Te ha tocado ser tú. | Espejo. |
| La vida te ha confiado a ti. | Magnetófono. |
| La primera solidaridad, contigo mismo. | En toda oportunidad. |
La autoestima genera el siguiente círculo virtuoso: a más abundante utilización de la palabra hablada, con aplicación del método, mayor seguridad personal. A mayor seguridad personal, mejor utilización de la palabra hablada.
Habilidades de comunicación
La comunicación es un fenómeno inherente a la relación grupal de los seres vivos por medio de la cual estos intercambian información acerca de su entorno siendo capaces de compartirla con otros. Usualmente, los seres vivos usan sonidos, gestos, señales visuales y olores como medio de comunicar información.
La existencia de las denominadas ciencias de la comunicación presupone dar a la comunicación una entidad autónoma y un campo de investigación propio en el conjunto del saber. El problema que cabe plantearse es si la comunicación es una disciplina como tal o si, por el contrario, es un ámbito concreto del conocimiento al que disciplinas consolidadas como la psicología, la sociología, la política, la antropología o la lingüística tratan de estudiar.
La comunicación es un proceso de interrelación entre dos (o más) personas donde se transmite una información desde un emisor, que es capaz de codificarla de un modo determinado, hasta un receptor que la descodifica; todo eso en un medio físico por medio del cual se logra transmitir, con un código en convención entre emisor y receptor, y en un contexto determinado. El proceso de comunicación emisor-mensaje-receptor se torna bivalente cuando el receptor logra codificar el mensaje, lo interpreta y lo devuelve al emisor originario, quien ahora se tornará receptor.
La comunicación es de suma importancia para la supervivencia de especies gregarias (tendencia a agruparse en manadas o colonias), pues la información que esta extrae de su medio ambiente y su facultad de transmitir mensajes serán claves para sacar ventaja de este modo de vida.
Diferentes definiciones
La comunicación ha sido ampliamente debatida por teóricos y estudiosos de diversas disciplinas como la psicología, la sociología, la lingüística, la antropología y el periodismo. Todas ellas han estudiado diferentes aspectos de la comunicación y cada una propone su propia definición.
Etimológicamente, la palabra comunicación deriva del latín communicare que puede traducirse como «poner en común, compartir algo».
En alguno de sus trabajos, distintos autores definen o apuntan lo que para ellos significa la comunicación:
B. F. Lomonosov y otros (Psicología, pág. 89): «La comunicación es la interacción de las personas que entran en ella como sujeto. No solo se trata del influjo de un sujeto en otro (aunque esto no se excluye), sino de la interacción. Para la comunicación se necesitan como mínimo dos personas, cada una de las cuales actúa como sujeto».
E. Pichón-Rivière, en El proceso grupal del psicoanálisis a la psicología social, pág. 89, nos plantea: «Comunicación es todo proceso de interacción social por medio de símbolos y sistemas de mensajes. Incluye todo proceso en el cual la conducta de un ser humano actúa como estímulo de la conducta de otro ser humano. Puede ser verbal, o no verbal, interindividual o intergrupal».
Fernando González Rey, en Personalidad y educación: «La comunicación es la interacción de las personas que entran en ella como sujetos. No solo se trata del influjo de un sujeto en otro, sino de la interacción. Para la comunicación se necesitan como mínimo dos personas, cada una de las cuales actúa como sujeto».
Z. M. Zorín, en Psicología de la personalidad: «Comunicación es todo proceso de interacción social por medio de símbolos y sistema de mensajes. Incluye toda acción en la cual la conducta de un ser humano actúa como estímulo de la conducta de otro ser humano».
Enrique José Varona, y otros (ISP). Texto básico de la comunicación profesional: «La comunicación es un proceso de interacción social a través de signos y sistemas de signos que surgen como producto de la actividad humana. Los hombres en el proceso de comunicación expresan sus necesidades, aspiraciones, criterios y emociones».
Enrique Bernárdez. «Comunicación: proceso de transmisión de infor...