CAPÍTULO 1
TURQUÍA, SIRIA E IRAQ: ECONOMÍA Y CONEXIONES
1.1. INTRODUCCIÓN: TURQUÍA, SIRIA E IRAQ, UNA SUBREGIÓN
Turquía, Siria e Iraq se pueden agrupar como una subregión del Medio Oriente, ya que constituyen un espacio conectado geográfica e históricamente, capaz de desarrollar importantes ventajas en términos de comercio, servicios y abastecimiento mutuo, así como con sus vecinos. Aparte de la existencia de materias primas y bienes y servicios producidos localmente, pueden ofrecer vías de comunicación, ductos para transportar petróleo al Mediterráneo y mercancías de Europa y Rusia a los mercados del golfo Pérsico y Asia Central. Pueden también realizar planes conjuntos para el desarrollo de los recursos hídricos compartidos.
Las interconexiones son diversas. Por su geografía, embonan entre sí. El Tigris y el Éufrates son una de varias ligas físicas. Mientras que las fronteras pueden representar líneas divisorias con sus cercas, policías y campos minados, los ríos unen los destinos de los ribereños. Aunque quizá menos, los valles, las montañas y el clima también. Los contactos históricos y culturales abundan. El siglo XX rinde un testimonio elocuente al respecto a pesar de las separaciones políticas.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) le asignó a Turquía tareas estratégicas durante la guerra fría dada su ubicación (véase mapa 1). Desde la desaparición de la Unión Soviética, Turquía intenta esparcir su influencia en todas las zonas que le son aledañas al participar económica y políticamente en los Balcanes, el mar Negro en su conjunto, las repúblicas ex soviéticas de habla turca de Asia Central y el Medio Oriente, además de Europa.
Por la localización de Siria en el centro de la subregión e incluso del Medio Oriente (véase mapa 2), sus líderes han logrado potenciar la importancia del país, al grado de desempeñar un papel político central y mantener un cierto grado de independencia a pesar de lo relativamente reducido de su extensión, de su población, de sus reservas petroleras y de su economía (véanse datos de superficie y población en cuadro 1.1). El país tiene un buen potencial para desarrollar sus intercambios con sus numerosos vecinos y con otros países mediterráneos, además de otros más distantes, y ofrecer rutas para conectarlos entre sí.
Entre los países más ricos en reservas petroleras del mundo, Iraq no tiene más que una pequeña salida al mar en la desembocadura del Tigris y el Éufrates (mediante el canal de Šatt al-‘Arab) en el Golfo (véanse introducción y mapa 3), y tiene un gran potencial de crecimiento económico.
En cuanto a los kurdos, su población se concentra en las áreas colindantes entre los Estados mencionados. Sin embargo, al tomar a éstos como una subregión, como se puede apreciar en el mapa 2, los kurdos resultan vivir en su centro, incluyendo importantes zonas productoras de petróleo. Esto los ubica en una posición privilegiada para obtener ventajas de las crecientes actividades económicas entre los ribereños del Tigris y del Éufrates. Los dirigentes de Turquía, Siria e Iraq deberían incluir a las poblaciones kurdas en las ganancias de cualquier proceso de integración subregional.
En este capítulo se presentan breves bocetos de las economías de Turquía, Siria e Iraq. Se describen primero sus estructuras, particularmente en términos de la participación de cada sector en el producto interno bruto (PIB), luego se analiza el estado de su industria y sector servicios, el de sus recursos petroleros y de energía, y al final el de su agricultura. Se estudian las economías de los tres países de la subregión para poner de relieve sus fortalezas y debilidades, de forma que se manifiesten algunas de las maneras en las que sus actividades se pueden complementar.
1.2. ESTRUCTURA DEL PIB Y PERFIL DE LA ECONOMÍA
Aparte de los contrastes geográficos y demográficos, existe un diferencial económico entre Turquía, Siria e Iraq. Turquía es el más industrializado y por lo tanto el que menos depende de la agricultura en términos generales, aunque no es el caso en importantes regiones del país, como en la región administrativa del Sureste de Anatolia, con una fuerte población kurda. De manera contrastante, la mayor parte de la producción no petrolera de Siria es agrícola o está basada en ella, aunque las autoridades están buscando impulsar otros sectores económicos. En Iraq, a pesar de la prominencia del sector petrolero, la agricultura ha retomado una gran relevancia debido al deterioro que ha sufrido su economía y particularmente el estado de su población tras repetidas guerras desde inicios de la década de 1980.
Turquía ha logrado crear un sector industrial activo con el apoyo firme de Estados Unidos desde 1947 –cuando el presidente Harry Truman anunció lo que después se tornaría en el Plan Marshall (véase capítulo 2)– y mediante estrechas relaciones comerciales con Europa occidental. Su economía es una de las más fuertes del Medio Oriente. Es uno de los pocos países de la semiperiferia que han logrado que se les acepte en el club de países desarrollados: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ya que, de los 20 miembros fundadores de la OCDE en 1961, sólo Turquía no es de ingresos elevados. De los 10 que se han integrado posteriormente, sólo México (1994) y Polonia (1996) son también de ingresos medios. En 2006, Turquía registró un PIB bastante elevado, de 528 686 millones de dólares (véase cuadro 1.2 y, como referencia, compárese esa cifra con la correspondiente a México, sobre todo cuando se divide entre el número de habitantes).
Algunas características: población numerosa, amplias extensiones de tierra, niveles de precipitación que permiten la agricultura de secano en extensiones importantes de su territorio, presas de irrigación, tecnología agrícola moderna y apoyo gubernamental durante largos periodos, han ayudado a la formación de un sector agrícola que contribuye con cerca de 9% del valor agregado al PIB (véase cuadro 1.2 y contrástese el dato con el 3.6% de México). Debe agregarse, sin embargo, que carece de recursos minerales y energéticos sobresalientes.
Siria podría catalogarse como un país periférico clásico, particularmente desde el punto de vista de la estructura de su producción, centrada en los sectores típicos de estos países, a saber, los primarios, y que, al darse en condiciones de competencia relativamente libre (ya que es raro que puedan establecer un monopolio), implica un intercambio desigual con los países industrializados (los monopolios u oligopolios aseguran mejores precios para sus productos) y por lo tanto desfavorable a la economía del país. El grueso de las divisas extranjeras que capta Siria provienen de sus exportaciones de crudo. La actividad principal, después de la extracción de hidrocarburos, es la agricultura, con 20.4% del valor agregado al PIB (véase cuadro 1.2). No obstante, desde hace décadas se han realizado esfuerzos de industrialización centrados, principalmente, en el procesamiento de materias primas producidas localmente, lo que ha rendido algunos resultados. El dato de valor agregado al PIB por la industria, de 31.6%, que pareciera sobresaliente, incluye la industria petrolera. El PIB en 2006 fue de 34 254 millones de dólares, lo que implicó un salto importante respecto del registrado el año anterior, de 27 970 millones, a precios corrientes.
Aunque hasta 2006 los servicios representaban una parte relativamente modesta del valor agregado al PIB (48%), esto podría cambiar próximamente. La historia económica de Siria escapa a las definiciones rápidas. Aunque la agricultura siempre ha tenido un peso importante, varios de los centros urbanos han destacado por su papel en los intercambios internacionales y en la industria. A su ubicación se le sigue sacando provecho; por ejemplo, a manera de país de tránsito para comunicar a los países productores de petróleo del golfo Pérsic...