Conflicto, resistencia y negociación en la historia

Pilar Gonzalbo Aizpuru, Leticia Mayer Celis, Pilar Gonzalbo Aizpuru, Leticia Mayer Celis

• Editorial: El Colegio de México
• Año: 2016
• ISBN de la versión impresa: 9786074629491
• ISBN del libro electrónico: 9786076281413
• Categoría: Historia
• Categoría: Historia mexicana

En este libro se aborda la problemática del conflicto, la resistencia y las negociaciones desde muy diferentes escenarios y grupos sociales: las relaciones familiares, el amor romántico y su rompimiento, los enfrentamientos étnicos, la educación, las servidoras domésticas o bien las "pelonas" que retaron a una sociedad masculina.

POLÍTICAS SANITARIAS Y EXCLUSIÓN: EL CASO DE LOS CHINOS, 1902-1932[1]

ANA MARÍA CARRILLO

Universidad Nacional Autónoma de México

LOS QUE SE FUERON. PRESENTACIÓN

En 1931, después de una serie de campañas antichinas, la población de chinos en Sonora fue expulsada del estado. En agosto de ese año se dictó la expulsión; les dieron para irse hasta el 5 de septiembre, si bien llegada esa fecha el plazo fue ampliado. Algunos se fueron a San Francisco, pero la mayoría salió rumbo a China. Para 1932 casi todos habían partido. Sus propiedades, con valor de unos diez millones de dólares, fueron expropiadas; la mayoría perdió todo a manos de un Estado que nacionalizó sus negocios y se apropió así de la infraestructura que ellos habían creado.[2] José Ángel Espinoza —un líder antichino— listó las propiedades en su obra El problema chino en México, publicada ese año: 20 grandes industrias, 30 tintorerías, 50 pastelerías, 72 restaurantes, 36 hoteles, 80 lavanderías, 50 mercados de comida, 14 tiendas de dulces y 13 cantinas.[3]

El movimiento antichino hizo llamados para que los chinos no fueran aceptados en ningún estado.[4] En su salida éstos fueron agredidos en algunos lugares, y recibieron tantos insultos que requirieron protección militar.[5] Los guardias fronterizos les exigieron cincuenta pesos para dejarlos salir. Estas vejaciones fueron denunciadas en la prensa china, y combatidas en tribunales y foros nacionales e internacionales.[6]

También fueron expulsados los chinos que estaban nacionalizados mexicanos e incluso sus esposas mexicanas, a las que se despojó de su ciudadanía. En China, éstas descubrieron que los hombres con los que se habían casado tenían ya familias, pues la poligamia era entonces común en ese país, y la ley las consideraba concubinas, además de que el gobierno chino se declaraba incapaz de defenderlas contra la discriminación que sufrían por la manera en que los mexicanos habían maltratado a los habitantes de aquel país.[7] Estas mujeres perdieron los lazos con sus familias extensas, y sus hijos corrieron la misma suerte. Empobrecidas, habiendo perdido su estatus, añorando a su patria y su familia, y enfrentadas a la invasión japonesa, la Guerra Sino-Japonesa, la segunda Guerra Mundial, la Revolución comunista y la Guerra Fría, estas mujeres querían salir de China.[8]

La justificación del movimiento antichino era que los matrimonios entre mexicana y chino eran repugnantes, y sus hijos más degenerados que los indios, y por tanto retardados y enfermizos.[9] Las que casaban con chino —las “chineras”—[10] perdían “el concepto social que las costumbres le concedían, y las garantías que la ley mexicana les dispensaba”, pues la costa occidental no podía “soportar más la densidad de razas extrañas, sin deformarse y debilitarse en su identidad la población nacional”.[11]

Las agresiones a inmigrados chinos se extendieron a 17 estados, y continuaron durante el gobierno de Pascual Ortiz Rubio, quien dictó varios decretos de expulsión.[12] En la campaña antichina participaron, entre otras fuerzas, el Partido Nacional Revolucionario, el Partido Nacionalista Pro-Raza (integrado por comerciantes mexicanos con ideas racistas), el Partido Nacional Antichino de Baja California, la Confederación Regional de Obreros Mexicanos, la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio e Industria, y los Comités y Ligas Antichinos de los diversos estados.[13]

Aunque no todas las autoridades políticas estaban de acuerdo con el trato dado a los chinos, y a la Secretaría de Relaciones Exteriores le preocupaban los conflictos que México pudiese tener con China, hubo gobernadores que formaron parte del movimiento contra los chinos, presidentes municipales que llamaron a saquear sus negocios, y policías que robaban sus pertenencias. Los ataques a los chinos incluyeron fusilamientos y lapidaciones. Algunos de ellos se exiliaron “voluntariamente”, para huir del peligro en que se encontraban.[14]

Este capítulo se ocupa de la manera en que los chinos asentados en México fueron asociados con la suciedad, la enfermedad y la degeneración, lo cual canalizó el enojo primero y el odio después hacia estos inmigrantes y sus familias, y fue sustento de prácticas de exclusión literal y simbólica. Sin prueba alguna, a los inmigrantes chinos se les acusó de estar afligidos por enfermedades malignas como la tuberculosis, la lepra y la peste, de las que supuestamente eran vehículo de contagio. Aunque la base de estos prejuicios —detrás de los cuales estaba el resentimiento por el éxito económico logrado por los chinos— tuvo su origen en el régimen de Díaz, se agudizó durante la Revolución y el periodo posrevolucionario, en que la mayoría de los chinos y sus familias fueron expulsados de México.

LOS QUE LLEGARON

En el siglo XIX China sufrió las presiones de los países occidentales, ávidos de conseguir sus codiciadas mercancías y por las cuales ya no estaban dispuestos a pagar en plata. El producto que usaron para equilibrar la balanza de intercambio comercial fue, como se sabe, el opio, que se convirtió en un verdadero azote para la población china. Los esfuerzos de China por impedir la introducción de este producto culminaron en guerras, derrotas y humillaciones.[15] Entre 1848 y 1922 salieron de su país poco más de ocho millones de chinos, casi todos hombres, la mayoría de la provincia de Guandong, presionados por las Guerras del Opio, las rebeliones campesinas ...

Índice

• PORTADA
• PORTADILLAS Y PÁGINA LEGAL
• ÍNDICE
• PRESENTACIÓN
• DE CULTURA Y CONFLICTOS. A MANERA DE INTRODUCCIÓN. Pilar Gonzalbo Aizpuru
• SÍMBOLOS Y NEGOCIACIONES
• ACEPTACIÓN Y NEGOCIACIÓN SIMBÓLICAS EN EL TÚMULO IMPERIAL DE CARLOS V (1559). Leticia Mayer Celis
• CONFLICTOS Y CONVIVENCIA
• ACUERDOS Y DESACUERDOS EN LA CONVIVENCIA FAMILIAR: SUEGROS, NUERAS Y YERNOS. Teresa Lozano Armendares
• NIÑOS EXPÓSITOS. DE LA SEGREGACIÓN A LA INTEGRACIÓN (1767-1861). Claudia Ferreira Ascencio
• CONFLICTOS CONYUGALES DURANTE EL PORFIRIATO: LOS EXTRANJEROS Y EL DIVORCIO DE FRANCISCO COSMES. Ana Lidia García Peña
• POLÍTICAS SANITARIAS Y EXCLUSIÓN: EL CASO DE LOS CHINOS, 1902-1932. Ana María Carrillo
• LOS RECURSOS DE RESISTENCIA
• TRADICIÓN, MODERNIDAD Y MATRIMONIOS CLANDESTINOS EN LA PROVINCIA DE VENEZUELA, 1790-1818. Dora Dávila Mendoza
• EN DEFENSA DE SU SALARIO Y HONESTIDAD. CONFLICTO, NEGOCIACIÓN Y RESISTENCIA EN EL CASO DE MUJERES DEDICADAS AL SERVICIO DOMÉSTICO EN LA OAXACA PORFIRIANA. Fabiola Bailón Vásquez
• ESAS MUJERES CON CORTE A LO MUCHACHO Y CON LAS PIERNAS AL AIRE. LAS PELONAS Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA FEMINIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO EN LA DÉCADA DE LOS VEINTE. Nathaly Rodríguez Sánchez
• LA NEGOCIACIÓN COMO RESPUESTA
• EL GRANO DE LA DISCORDIA: INDIOS, LADINOS Y TRIGO EN LOS VALLES DE TEOPISCA. Óscar Barrera Aguilera
• ENRIQUE DE OLAVARRÍA Y FERRARI, HEREDERO DE UN CONFLICTO (1869-1896).Miguel Ángel Vásquez Meléndez
• CONFLICTO Y NEGOCIACIÓN. LAS ESCUELAS FRONTERIZAS FEDERALES EN MÉXICO EN LA POSREVOLUCIÓN (1920-1940). Engracia Loyo Bravo
• COLOFÓN
• CONTRAPORTADA