Historia mínima del PRI
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Historia mínima del PRI

Rogelio Hernández Rodríguez

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Historia mínima del PRI

Rogelio Hernández Rodríguez

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El Partido Revolucionario Institucional es una de las instituciones centrales del sistema político pero no ha recibido la necesaria atención académica. Ha sido objeto de una repetida interpretación que lo considera un aparato de manipulación previsto desde su nacimiento como PNR o ha sido considerado solamente como adversario político y electoral y, por ende, criticado por su desempeño. Este libro reconstruye su desarrollo bajo dos ideas: ni su fundación, ni su crecimiento respondieron a un programa preestablecido. Su característica principal, ser un partido de Estado, estableció su subordinación al jefe del ejecutivo, pero también diseñó una estructura descentralizada que permitió la aparición de liderazgos, el desarrollo de una militancia y grupos internos que convivieron bajo la autoridad del presidente en turno.

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Información

Año
2016
ISBN
9786076282205
Categoría
Historia
VII
La ruptura con el presidente.
La derrota


El traumático final del gobierno de Carlos Salinas cambiaría por completo la política nacional. Más allá de los posibles caminos que la competencia política habría seguido, cada vez más sólida gracias a una sociedad más participativa, el sistema fue condicionado por una incertidumbre inédita en la historia del país. El asesinato del candidato presidencial abrió la puerta para que un personaje, con pocas credenciales como funcionario y ninguna como político, se hiciera cargo de las riendas del país y en medio de una tensión que reclamaba precisamente los atributos que no tenía. Con Zedillo terminó el largo dominio del pri en la Presidencia pero también, y previo a esta circunstancia, llegó a su fin la histórica relación de sometimiento del partido con el presidente, su líder natural. El perfil del candidato sustituto era el menos adecuado para enfrentar los graves desafíos políticos de México a finales del siglo. A diferencia de Colosio, que si bien no tenía una larga trayectoria política sí tuvo una experiencia intensa durante el sexenio de Salinas, Zedillo era un tecnócrata puro, alejado de la política, del partido y convencido como pocos (al menos no dentro del priismo al que formalmente pertenecía) de que sus prácticas eran dañinas para el país. El nuevo presidente llegaría al poder con demasiados prejuicios y una mala experiencia política que, al combinarse con las presiones económicas, lo llevaron a un pragmatismo exagerado en el que ni los recursos políticos ni menos el pri tenían cabida.
El candidato improvisado
Una característica distintiva de la élite tecnocrática fue la de alcanzar puestos de dirección gubernamental en muy corto tiempo y sin contar con trayectorias en las que los ascensos se acompañaran de experiencia. Con De la Madrid estuvieron funcionarios especializados en finanzas, pero que al menos contaban con firmes carreras en las que habían ascendido lentamente en la jerarquía de los mandos. Fueron las presiones políticas las que llevaron a frecuentes renuncias o remociones y a la necesidad de encontrar sustitutos en el corto plazo. La élite tecnocrática no tuvo tiempo para reproducirse en medio de tensiones cada vez más delicadas. Ernesto Zedillo es uno de los mejores ejemplos de cómo esa élite tuvo que improvisar funcionarios y, de hecho, de su agotamiento. Zedillo llegó a la Presidencia la República con apenas 12 años de experiencia previa en el gobierno, los mismos 12 años en los que la tecnocracia había controlado el poder. Zedillo volvió a México, después de terminar sus estudios de doctorado, al comenzar el gobierno de De la Madrid y se hizo cargo de un fideicomiso del Banco de México, recién constituido a raíz de la nacionalización bancaria y el control de divisas, destinado a proporcionar dólares bajo control a los empresarios para hacer frente a las deudas en esa moneda. Después de ese puesto, menor en la jerarquía pero claramente técnico, Zedillo fue designado subsecretario de Planeación y Control Presupuestal en la Secretaría de Programación y Presupuesto cuando el titular, Carlos Salinas, fue designado candidato a la Presidencia en 1987 y Pedro Aspe lo sustituyó hasta el final del sexenio.
En la administración de Salinas, Zedillo fue nombrado secretario de la spp con la encomienda de extinguirla, proceso con el que el proyecto de López Portillo de controlar el excesivo control de la Secretaría de Hacienda al manejar libremente los ingresos y el gasto, desapareció de la administración pública. Una vez concluida la tarea, Salinas llevó a Zedillo a la Secretaría de Educación Pública, sin la más mínima preparación en el área pero como clara muestra del aprecio que Salinas tenía en la tecnocracia, incluso para imponerla en áreas tan delicadamente sociales como la educación. Bajo su mando, la sep desarrolló uno de los proyectos más ambiciosos como fue la revisión y cambio de los libros de texto de historia y ciencias sociales, con tan poca habilidad y conocimiento que no sólo provocó críticas de algunos sectores académicos sino el disgusto del ejército porque los libros lo responsabilizaban directamente de la represión de Tlatelolco en octubre de 1968. Sin experiencia, sin conocimiento alguno y sobre todo con una total carencia de afinidad con la política, Zedillo terminó el sexenio en una dependencia no sólo altamente especializada sino que además ha simbolizado los principales compromisos sociales del Estado mexicano. En 1993 a Zedillo se le presentaría una oportunidad extraordinaria para involucrarse en la política nacional porque acompañaría a Colosio en el puesto central de coordinador de su campaña. Inexplicable decisión porque tanto Salinas como Colosio conocían la enorme responsabilidad que tal cargo tenía para hacer frente a las tensiones entre grupos priistas y que, por lo tanto, demandaba habilidades políticas, justo lo que Zedillo no tenía. Como los testimonios lo prueban, Zedillo no fue el elegido de Colosio, quien en un principio solicitó al presidente que fuera Carlos Rojas; Salinas rechazó su pretensión y sugirió al secretario de Educación.
Esa corta, apresurada y variada carrera de Zedillo marcaría profundamente sus decisiones cuando el azar y la tragedia lo llevaran a la Presidencia. Como integrante del gabinete, Zedillo fue testigo de los excesos y arbitrariedades de Salinas, de sus negociaciones electorales, del manejo discrecional del presupuesto para sostener su programa social, del retiro de mandatarios, de la reforma en el pri y de las consecuencias inesperadas que provocó, así como de las intrigas, si no propiciadas sí toleradas por Salinas, en el proceso de selección del candidato. Todo esto llevó a Zedillo a creer que el presidencialismo era, por definición, autoritario, y que la única manera de evitarlo era ejercerlo de acuerdo solamente con lo que la Constitución le autorizara. Sin conocimiento alguno, Zedillo no distinguió entre el empleo prudente de las atribuciones políticas que cualquier Ejecutivo tiene, y la arbitrariedad personalista con la que actuó Salinas. Al proponer como democrático que el presidente se limitara a lo que la Constitución dicta, Zedillo ató las manos del Ejecutivo a un rígido legalismo que, en la práctica, anuló al jefe del Ejecutivo como árbitro y, en más de una ocasión, como conductor de la política nacional.
Su percepción del pri y de las relaciones que debía guardar con el Ejecutivo provenían de su experiencia como coordinador de la difícil campaña de Colosio. Si en la fase previa a la postulación, Zedillo supo de los problemas con Camacho, como coordinador observó cómo el ex regente, sin ocultar su molestia por no ser el elegido, pero tampoco su deseo por sustituirlo, ocupó espacios políticos y públicos, decididos por Salinas, para promover su imagen y dañar la del candidato. Zedillo fue testigo de cómo el comisionado para negociar con la guerrilla chiapaneca, en la práctica desarrollaba una campaña propia, paralela a la de Colosio, que buscaba hacerlo indispensable ante un candidato que legalmente no podía intervenir en el conflicto con la guerrilla y por lo tanto lo mostraba limitado. Pero, además, Zedillo enfrentó los conflictos entre priistas, en especial con el grupo cercano a Colosio, que nunca le reconoció méritos ni capacidad para intervenir en la campaña y menos aún en un puesto tan privilegiado como la coordinación. Esos conflictos y las dificultades durante el proceso para revalorar la imagen de Colosio en medio del activismo de Camacho, llevaron al candidato a sustituir a Zedillo de la coordinación. Los testimonios disponibles y las declaraciones de Salinas al respecto indican que era inminente la separación de Zedillo por su incapacidad para negociar y haber perdido la confianza del candidato. La tragedia impediría el cambio y, por el contrario, haría del poco eficaz coordinador el sustituto de Colosio para marginar al pri y eliminar a los seguidores del sonorense.
Presidencialismo “autoritario” y un partido al que no entendía y que le había rechazado determinaron las acciones de Zedillo, quien ya había dado sobradas muestras de inexperiencia política. Lo que siguió al asesinato de Colosio fue un acelerado proceso de desprestigio del pri, de los políticos y del mismo Salinas. Los asesinatos de Colosio y de Ruiz Massieu, pocos meses después, convirtieron a los priistas en conspiradores, capaces de cometer cualquier delito con tal de llevar a cabo sus intereses, y al producirse la grave crisis económica de diciembre de 1994, Salinas y su administración aparecieron como responsables no de una falla menor, sino de haber gobernado con un autoritarismo extremo que debía corregirse. En la mayor prueba de incapacidad, la tecnocracia, después de 12 años de gobernar el país, había producido una de las peores crisis, más profunda y de mayores consecuencias que las propiciadas por Echeverría y López Portillo, los tan criticados presidentes por los tecnócratas De la Madrid y Salinas.
La soledad y pasividad del presidente
El asesinato del candidato a la Presidencia tuvo lugar en un singular momento porque los condicionamientos constitucionales que obligan a los aspirantes a separarse de un cargo público seis meses antes, limitaron enormemente las posibilidades de encontrar un sustituto adecuado. Si bien muchos podían cumplir los requisitos, la mayoría eran políticos alejados del proyecto salinista, lo que hubiera cancelado de principio su continuación. Zedillo no sólo cumplía las condiciones legales gracias a ser el coordinador de campaña y haberse separado del gabinete, sino que llenaba a la perfección el perfil tecnocrático del salinismo. Aunque fue obvio que Zedillo no era el funcionario preferido en primera instancia por el presidente, al final no estaba tan lejos de sus expectativas y menos en las delicadas circunstancias de marzo de 1994.
A pesar de que Salinas controló la política, a la élite y al pri con una firmeza inédita en la historia del país, la sustitución del candidato presidencial no fue tan sencilla como hubiera sido previsible. La tragedia, que se acompañó de múltiples sospechas acerca de los verdaderos responsables del homicidio, tuvo reacciones variadas entre el priismo que buscaba cambiar el rumbo de la política. La sola posibilidad de que alguien diferente a la tecnocracia pudiera ocupar el puesto, fue lo suficientemente atractiva como para que algunos grupos actuaran. Salinas, sin embargo, mantuvo la dirección del proceso y muy pronto se supo que Zedillo estaba en el primer lugar, lo que despertó el disgusto no sólo de la élite desplazada sino d...

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Estilos de citas para Historia mínima del PRI

APA 6 Citation

Rodríguez, R. H. (2016). Historia mínima del PRI ([edition unavailable]). El Colegio de México. Retrieved from https://www.perlego.com/book/2907365/historia-mnima-del-pri-pdf (Original work published 2016)

Chicago Citation

Rodríguez, Rogelio Hernández. (2016) 2016. Historia Mínima Del PRI. [Edition unavailable]. El Colegio de México. https://www.perlego.com/book/2907365/historia-mnima-del-pri-pdf.

Harvard Citation

Rodríguez, R. H. (2016) Historia mínima del PRI. [edition unavailable]. El Colegio de México. Available at: https://www.perlego.com/book/2907365/historia-mnima-del-pri-pdf (Accessed: 15 October 2022).

MLA 7 Citation

Rodríguez, Rogelio Hernández. Historia Mínima Del PRI. [edition unavailable]. El Colegio de México, 2016. Web. 15 Oct. 2022.