Como dejar de procrastinar
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Como dejar de procrastinar

Una guía simple para romper el hábito de la procrastinación y aumentar tu productividad

Jose Rodriguez

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Como dejar de procrastinar

Una guía simple para romper el hábito de la procrastinación y aumentar tu productividad

Jose Rodriguez

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Índice
Citas

Información del libro

¿Pospones las cosas a menudo?

¿Tienes problemas con la consistencia y la disciplina?

¿Y te cuesta mucho querer hacer el trabajo?

Empiezas el día sabiendo que tienes que hacer, pero una fuerza misteriosa te distrae.

El día termina, dices que lo harás mañana, el mañana se convierte en hoy, el patrón se repite y el auto-resentimiento crece.

Si es así, entonces este mal hábito está limitando tu éxito.

Si no solucionas este problema, entonces es probable que NO alcances tus metas.

Esta guía te ayudará a superar tu tendencia a postergar y a convertirte en una persona que hace el trabajo y alcanza lo que se propone.

En Como dejar de procrastinar, descubrirás:

  • El método secreto que cuando es aplicado, tu problema se convierte en hacer demasiado, no demasiado poco.
  • Por qué la adicción y la postergación son dos caras de la misma moneda
  • 7 razones básicas por las que tendemos a la procrastinación
  • Las 6 etapas diferentes etapas del procrastinador típico
  • Los 4 grandes problemas que surgen a partir de la procrastinación en el trabajo
  • Por qué es importante enfrentar el lado oscuro de uno mismo
  • 11 formas para practicar la consistencia
  • 5 diferentes actividades que te pones a hacer para distraerte de tareas importantes
  • 10 tipos de pensamientos procrastinadores y 7 formas para identificarlos
  • Cómo crear una lista de tareas en 4 pasos de la manera correcta
  • La ecuación de la motivación que te lleva a encaminar tus acciones hacia la consecución de tus metas.
  • 22 técnicas para evitar la procrastinación
  • 7 pasos para vencer la procrastinación

Y mucho, mucho más!

Ya sea que seas un estudiante, un ejecutivo corporativo o empresario las tácticas descritas en este libro pueden ayudarte a realizar una transformación personal.

Si deseas finalmente conquistar tu procrastinador interior y poder alcanzar lo que te propones entonces desplázate hacia arriba y haz clic en el botón "Añadir a la cesta".

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Sí, puedes acceder a Como dejar de procrastinar de Jose Rodriguez en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Desarrollo personal y Éxito personal. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2020
ISBN
9781636440095
Edición
1
Categoría
Éxito personal
Uno

Entendiendo la procrastinación

Bienvenido, antes que otra cosa pase, asegúrate de poner tu celular en modo silencio y tranquilo, te aseguro que si algo malo urgente ocurre lograrán localizarte, vivimos durante mucho tiempo con teléfonos fijos como para que ahora te vuelvas esclavo del móvil. Asegúrate de estar en un lugar sin distracciones como radio o televisión encendidos, porque si tiendes a la procrastinación entonces será muy fácil que caigas en cualquiera de ellas. Tal vez lees este libro porque estás posponiendo otra acción importante, pero tómalo en serio y no lo agregues a tu cadena de procrastinación. Ponte cómodo y disfruta, aprende y comprende las palabras que estás por leer.

La ciencia detrás de la procrastinación
A todos nos ha tocado dejarnos llevar por la procrastinación. Aún más hoy en día porque tenemos tal cantidad de distracciones disponibles (videojuegos, redes sociales, Netflix, etc.) que es muy fácil ignorar las obligaciones que tenemos a tal punto que nos olvidamos de cumplirlas. Créeme, no eres el único que ha dejado para el final ese tan importante trabajo y, con la fecha de entrega tan cerca, te das de topes por no haber empezado antes. Un poco de procrastinación en la vida es necesaria, el problema ocurre cuando la volvemos un hábito, pero, ¿qué es exactamente la procrastinación?
Idealmente, para averiguar algo siempre debemos remontarnos en el tiempo, volver al principio. ¿De dónde viene esta palabrita sumamente difícil de pronunciar? ¡Oh, sorpresa! En latín existen las palabras procrastinatio y procrastinationis, que significan aplazamiento y retraso, respectivamente. Era una palabra culta que se usaba en momentos muy específicos; podríamos compararla, por ejemplo, con las palabras “fojas”, que en nuestros días solo utilizan los abogados. Este verbo se forma con el prefijo pro (hacia el futuro) y la palabra crastinus (el día siguiente), así que quienes piensan que esto es algo actual, no podrían estar más equivocados. (Etimologías, 2020).
En su libro La solución a la procrastinación (2019), Timothy A. Pychyl nos da una definición muy actual cuando dice que se trata de “demorar voluntariamente algo que íbamos a hacer, a sabiendas de que la dilación puede perjudicarnos por no llevar a cabo la tarea puntualmente o incluso cómo nos sentimos con respecto a esta o a nosotros mismos” (p. 8).
Por otro lado, el doctor en psicología, Joseph Ferrari, quien desempeña sus actividades en la Universidad de DePaul, en Chicago, quien se considera una eminencia en el asunto porque lo ha investigado desde los años 80, define la procrastinación como “la demora intencional y frecuente para empezar o completar una tarea hasta el punto de sentir disconfort” (Román, 2019). Entre otras cosas, en sus artículos el doctor Ferrari ha descubierto que al menos el 20% de las personas ha hecho de la procrastinación un hábito.
Un hábito es una respuesta a ciertos estímulos que ya hemos interiorizado y realizamos de manera mecánica, por lo tanto, reaccionamos sin pensar o darnos cuenta de nuestras acciones. Entonces, la procrastinación, como cualquier proceso interiorizado, es inconsciente.
Si conjuntamos la información aquí presentada, puedes darte cuenta de que el darte tiempo para hacer las cosas es lo correcto en algunas situaciones, es decir, si tienes un trabajo creativo, no puedes esperar que las cosas surjan en la próxima hora; puedes intentarlo, pero apresurar los procesos creativos o intentar hacerlos bajo presión, es algo que pocas veces da un buen resultado. Aunque también hay otros casos en los que no puedes más que retrasar ciertas cosas.
Por ejemplo, imagina que tienes que realizar un informe y te dan hasta el viernes para entregarlo, así que un martes te sientas frente a la pantalla de tu ordenador para iniciar la redacción; recibes una llamada de tu tía, es muy importante que salga y no puede dejar solos a sus hijos, así que le dices que llegarás enseguida y te resuelves a escribir el informe al regresar; sin embargo, para variar, tus primos te dejan sin fuerzas y regresas a tu casa apenas con fuerzas para llegar a tu cama.
El miércoles vas a la escuela o al trabajo y, aunque tenías la intención de avanzar en el informe, no te ha dado tiempo. Cuando regresas a casa resulta que tienes una fuerte carga de trabajo para el día siguiente, así que dejas para después tu informe y te pones a realizar lo más urgente. Acabas cansadísimo y a lo mejor hasta tengas que terminar algunas cosas en la mañana, así que vas derecho a la cama. El jueves estás muy cansado, apenas si soportas salir a tus compromisos y cuando llegas no piensas en nada más que dormir. Estás mal, intentas escribir algo, pero no te puedes concentrar, así que te quedas dormido temprano sin pensar en nada más.
Claramente, al despertar el viernes, realizarás un trabajo muy mal hecho para lograr entregarlo a tiempo, o incluso a destiempo, o tal vez tendrás que decir que no terminaste ese informe sencillo y soportar la llamada de atención de tu maestro o jefe. Haya sido como haya sido, el enfoque en este ejemplo es mostrarte que hay veces en los que no tienes otra opción que retrasar, pero en esta situación no fue un retraso voluntario, el personaje en nuestra historia tuvo muchos motivos externos que le hicieron posponer la redacción de su informe y llegar a su terrible final.
Otra cosa hubiera sido si ese jueves nuestro personaje hubiera decidido que estaba demasiado cansado como para hacer el trabajo y que mejor sería irse al cine, además de que se repetiría una y otra vez que, si lo hacía a la mañana siguiente, el golpe de adrenalina lo ayudaría a realizar un trabajo excelente. Hay que recordar que la procrastinación es una reacción inconsciente, por lo tanto, el personaje estará convencido de que logrará hacer un trabajo decente si se espera hasta la mañana del viernes.
Un hábito se puede formar de una manera muy sencilla, requiere que repitamos unas cuantas veces la misma acción bajo sucesos parecidos. “Según investigadores de la Universidad de Duke, los hábitos representan aproximadamente el 40% de nuestros comportamientos en un día determinado. Es decir, casi la mitad de lo que hacemos a lo largo del día, lo repetimos de forma automática porque siempre lo hemos hecho así” (UPCCA, 2017).
Imaginemos que nuestro personaje sin nombre un día no quiso hacer su tarea, le dio flojera, pasaban su programa favorito, y decidió no hacerla. Al otro día escribe lo primero que se le ocurre y pasa lo impensable, su maestra lo felicita. A la semana ocurre lo mismo, la tarea es difícil y no sabe cómo atajarla, por lo que se dice que la puede dejar para después, para cuando entienda qué hacer. De más está decir que no lo entiende nunca y escribe, de nuevo, lo primero que puede. Al día siguiente, tras revisar su tarea, la maestra vuelve a felicitarlo por su pensamiento único. El personaje comienza a presumir a sus compañeros que saca buenas notas sin sudar con sus tareas.
Si sigue así, eventualmente, las reacciones se volverán mecánicas, no hará sus trabajos y dejará todo para el final, para cuando la presión de la fecha límite lo obligue a actuar. Las primeras veces pudo funcionar el asunto, pero cuando se enfrente a un problema de mayor complejidad, entonces le será imposible terminar a tiempo y se meterá en problemas.
El ejemplo puede ser sencillo, pero está planeado para mostrarte que, cuando la procrastinación se vuelve un hábito, puede provocar grandes problemas, desde que te riñan hasta que te corran del colegio o del trabajo, en el peor de los casos. ¿Por qué? Pues porque un procrastinador es impulsivo, y eso es lo que determina la manera en que va a reaccionar frente a la ansiedad que le provoquen ciertas cosas. Pero, ¿estamos solo frente a un problema de conducta?
Sí y no. Si bien se trata de un problema de conducta, también debemos entender que nuestro cerebro tiende a hacerse fácilmente adicto. Es decir, si te sientes triste demasiado tiempo, tu cerebro se hace adicto a esos químicos que secretas y buscará que te sientas siempre de la misma manera. Lo mismo ocurre con la procrastinación, el cerebro se vuelve adicto a evitar las tareas y buscar cosas satisfactorias. El problema de esta conducta ocurre cuando tu sistema límbico (la parte de tu cerebro que controla el placer), tiene diferencias con tu corteza prefrontal (la parte que planifica tu vida). Es importante dejar los malos hábitos para evitar las malas adicciones de nuestro cerebro (Ferrari, 2010).

¿Por qué procrastinas?
Otra cosa que hay que reconocer es que las personas que retrasan sus obligaciones no son felices, tienen una mayor cantidad de estrés porque, a la presión de esas responsabilidades, que no desaparecen por no hacerlas, se agrega la culpa. Entonces, ¿por qué procrastinamos si tantas cosas pueden salir mal y lo sabemos?
Cuando te falla la motivación, quizá te ha ocurrido que piensas que no es el momento para que hagas eso que no te motiva en absoluto, así que esperas el momento perfecto, pero el momento perfecto simplemente no existe, así que esperas y esperas hasta el último momento. Dejar las cosas para después puede parecer una opción sencilla y segura, pero no lo es. La acción de demorar algo que nos molesta lo que hace es cargarnos de estrés y, como sabemos, el estrés puede tener consecuencias físicas muy palpables.
Entonces, la pregunta se repite: ¿por qué procrastinamos si nos va tan mal al hacerlo? La respuesta es una mezcla de baja autoestima, impulsividad, falta de organización y malos hábitos. A continuación enumero algunas de las razones más básicas por las que tendemos a la procrastinación:
  1. Exceso de confianza. No es una razón tan común como pudieras creer, ocurre cuando el cerebro nos asegura que nosotros somos excelentes en lo que hacemos y que ese trabajo lo podremos hacer excelente en la mitad del tiempo que necesitaría cualquier otro pobre individuo. Las personas que se sobreestiman de esta manera, suelen hacerlo casi en todas las áreas de su vida, lo que suele ocasionarles muchos problemas y, por lo general, esconden una baja autoestima con una máscara de todo-lo-puedo.
  2. Falta de confianza. Mucho más común que la razón anterior, la falta de confianza tiene mucho que ver con las tareas que se posponen. Si dejas para después las llamadas a la familia, es porque no tienes confianza en que podrás responder a sus expectativas; si procrastinas el ejercicio, es porque no crees que cuenta con lo que se necesita para cambiar tu forma de ser; si lo que retrasas son tus escritos para la oficina, puede ser que te hayas sentido impotente y triste alguna vez que todo salió mal, por lo que ahora no tienes confianza en tus habilidades al escribir reportes.
  3. Falta de sentido. Muy ligada a la razón anterior, la falta de sentido nos lleva por derroteros diferentes. Quizá eres un buen maquetador de puentes, pero cuando tienes que maquetar la acera de una calle te das cuenta de que no tiene sentido, piensas que cualquiera puede hacerlo e internamente te es tan complejo encontrar cómo abordar eso que no te gusta que simplemente no avanzas. Dada la conexión que hay entre las cosas placenteras y nuestra necesidad de iniciarlas, es bastante lógico que lo contrario - la necesidad de evitar iniciar aquello que no nos resulta placentero - nos lleve directo a la procrastinación.
  4. Falta de motivación. Tal vez sabes que para conseguir ese puesto que tanto deseas solamente tienes que presentarte en algunas de las entrevistas que están abiertas este mes, pero como tienes todas tus necesidades satisfechas con lo que tienes ahora, lo vas postergando y postergando, hasta que un día te das cuenta de que ha empezado el mes siguiente y se te olvidó por completo asistir a tu entrevista. Esto ocurre porque, al tener todo resuelto, en realidad no tenías motivación para conseguir otro empleo, así que procrastinaste el hacerlo. La motivación es un factor de suma importancia para que realicemos todo lo que debemos; no tener motivación es muy pa...

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