El 21 de abril de 2009, antes de ganar el Godó, Nadal hizo las siguientes declaraciones a La Vanguardia:
«Más que en lo físico, es importante estar preparado al completo tenísticamente. Físicamente ya se ha demostrado que, de momento, no he tenido problemas y estoy feliz por cómo ha respondido mi cuerpo los últimos años».
Con estas palabras, el tenista español está señalando la importancia de una preparación integral, de unas competencias completas.
En Empresas que sobresalen Jim Collins analizó once empresas de éxito y llegó a la conclusión de que el liderazgo basado en valores es la mejor inversión cuando se buscan resultados excepcionales a largo plazo.
Entre otros hallazgos, Jim Collins argumenta que las personas disciplinadas —con pensamientos y acciones disciplinados— logran grandes resultados.
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Humildad y serenidad
Durante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, Nadal se alojó en la Villa Olímpica, no como otros tenistas y deportistas de gran renombre que prefirieron instalarse en hoteles de lujo.
Allí, el tenista hizo buenas migas con la selección de baloncesto y, cuando el horario se lo permitía, pasaba tiempo con ellos e iba a verles jugar.
En el complejo olímpico sus propios compañeros deportistas lo paraban, se querían hacer fotos y charlar con él. Algunos hasta le pedían autógrafos y él los atendía a todos con amabilidad.
1. La humildad
El filósofo francés René Descartes pensaba que las personas más generosas son las más humildes. La humildad es la característica que define a una persona que no se cree mejor o más importante que los demás en ningún aspecto ni bajo ninguna circunstancia.
Para Descartes la humildad virtuosa consiste en que, al ser consciente de nuestras imperfecciones y las faltas que cometemos, las cuales no son menores que las de los demás, no nos creemos superiores a nadie.
Kant creía que la humildad auténtica era un rasgo distintivo del individuo virtuoso y la consideraba como una virtud fundamental.
La sociedad actual parece que nos marca el estar permanentemente luchando y compitiendo en una carrera por ser más que nadie, demostrar que tenemos más que otros y que somos más que los demás (claro que hay muchos que demuestran que son más en sentido negativo: estúpidos, incompetentes, ridículos, mediocres...).
El orgullo y la soberbia actúan como elementos opacos que no nos dejan ver un palmo más allá de nosotros mismos, convirtiéndonos en seres a los que todo el mundo evita y en exageraciones caricaturizadas de nosotros mismos.
El orgullo tiene un efecto demoledor. Quienes lo padecen se sienten superiores a los demás y perpetran una serie de equivocaciones concatenadas: creen que lo pueden todo, imponen sus decisiones y desprecian a las otras personas. Esta actitud es totalmente contraria a la entrega o generosidad, a la empatía y, por supuesto, a la amistad, ya que nos hace pensar que no necesitamos a nadie, que nos bastamos nosotros solos y, como consecuencia, nos alejamos de los demás.
El remedio a estos peligros reside en la humildad y en reconocer que no somos los mejores del mundo, que no estamos a salvo de los defectos y que los otros también tienen virtudes.
2. La final de la Liga de Campeones
El técnico del Barcelona, Pep Guardiola, uno de los hombres más admirados del panorama deportivo por llevar a su equipo en 2009 a lo más alto del fútbol tras conseguir la Liga española, la Copa del Rey y la Liga de Campeones, comentaba la noche de la final en Roma, tras ganar la Copa de Europa, después des un encuentro que tuvo alguna complicación:
«Hemos ganado los tres títulos y estamos muy contentos por cómo lo hemos hecho. Hemos jugado mal al inicio, hemos tenido algún problema pero, en general, estoy muy contento con el partido que hemos hecho».
De Guardiola la prensa destaca su humildad dentro y fuera del campo. El diario Marca comenzaba así su reportaje sobre el flamante campeón de Europa el 28 de mayo de 2009:
«Con la humildad que le caracteriza, Pep Guardiola elogió a sus jugadores, a los que hace los verdaderos partícipes del triplete. "Hace un año estaba con el Barça B jugando la promoción de ascenso. Todo necesita tiempo y soy muy afortunado por ser el escogido y por tener estos jugadores" [...].
Guardiola cree que no hay secretos para haber hecho historia:
"Lo único que hace falta es tener buenos jugadores y ganas de ganar. Dedico este título a toda la gente de Cataluña y de España. Espero que lo disfruten porque hemos dejado en buen lugar a nuestro fútbol"».
En la otra cara de la moneda, encontramos a Cristiano Ronaldo, que acababa de jugar su último partido con la camiseta del Manchester United e hizo estas declaraciones en las que no tuvo en cuenta que no era su momento, sino el del ganador:
«Tengo experiencia para aguantar la presión, pero siempre es malo perder, ya sea contra el Chelsea o el Barcelona, que también tuvo un poco de suerte, ya que no merecía haber ganado la semifinal ante el Chelsea».
Las declaraciones a las que nos tiene acostumbrados Nadal siempre se fundamentan en el respeto por rival y están alejadas de todo resentimiento cuando el marcador no se decanta a su favor.
3. McEnroe el terrible
John Patrick McEnroe, ex jugador de tenis estadounidense, está considerado como uno de los más grandes talentos de la historia del deporte. Logró ganar siete títulos de Grand Slam, tres torneos de Wimbledon y cuatro veces el Abierto de Estados Unidos, y ocupar el primer puesto del escalafón, tanto en individuales como en dobles, pero, sin duda, es más recordado por su incontrolable temperamento, que le hacía perder las formas. Sus malos modales en la pista y su mal perder se convirtieron en manifestaciones habituales en los años ochenta, década en la que desarrolló la mayor parte de su carrera.
Los árbitros y los jueces de silla de los partidos temblaban ante sus protestas y sus continuas quejas, tras las cuales tiraba la raqueta al suelo con soberbia. Estas actuaciones le valieron el título del tenista más polémico de todos los tiempos.
A pesar de su mal carácter, también es protagonista de hitos importantes que ahora son iniciativas comunes. En 1978 firmó uno de los primeros contratos de patrocinio de la historia del tenis profesional con una firma deportiva, la marca italiana Sergio Tacchini. Sus duelos más apasionantes y míticos los disputó contra Ivan Lendl y Bjorn Borg.
Sus salidas de tono y poco acertados comportamientos en nada se parecen a las maneras de Nadal. Está entre los mejores, es uno de los tenistas con más capacidades para ganar de la historia, y lo sabe, pero no alardea de ello, no dice que es el mejor, el imbatible. Todo lo contrario, su sencillez y el tener los pies en el suelo le hacen ver que las cosas pueden cambiar.
Y así fue en el torneo de Roland Garros de 2009, una página negra, que Nadal sabe, como nadie, pasar cuanto antes:
«No es mi mejor día, no estoy feliz. Es duro cuando pierdes en torneos de Grand Slam y, en especial, en uno en el que tienes las mejores oportunidades para ganarlo, pero tengo que tener confianza para seguir trabajando y luchando. Ganar aquí era un objetivo más, pero al final es un partido más también.
Las derrotas no engrandecen nada, por desgracia, pero uno se da cuenta de la dificultad de lo que he hecho hasta hoy. Ayuda a valorar todo lo que he hecho anteriormente.
En el calentamiento, me había sentido bastante bien pero en el partido no. Me he parado en seco y hay que aceptar la derrota, lo mismo que se han aceptado las victorias, con la cabeza abierta para aprender. Hay que aprender perdiendo y trabajar en lo que he fallado y afrontar mejor los siguientes torneos».
4. Los catorce de Sampras
La derrota de Rafa dejó el campo más despejado a Federer, que se proclamó campeón de Roland Garros (su primer triunfo en París), convirtiéndose en el sexto jugador en más de un siglo de historia del tenis capaz de conquistar los cuatro torneos de Grand Slam e igualando la marca de catorce grandes de Sampras, a quien superaría con su éxito en Wimbledon 2009.
Cinco Wimbledon, cinco Abiertos de Estado Unidos, tres Abiertos de Australia y un Roland Garros completan las catorce copas de Federer, en ese momento.
Como afirmaba Marca el 8 de junio de 2009, el suizo «comenzó a ganar el partido 20 minutos antes de comenzar, cuando saltó a la pista y recibió la primera gran ovación de la jornada por parte de una Philippe Chatrier entregada».
Precisamente de esa falta de apoyo se lamentaba Nadal, quien espera que el público de la capital del Sena le arrope alguna vez.
Sentir que el público está contigo no es una cuestión baladí. Nadal siempre alude a la importancia del respaldo para dar lo mejor y no rendirse. En rueda de prensa, antes de la semifinal ante Djokovic en el Master 1000 de Madrid de 2009, reclamó el apoyo de los espectadores de la Caja Mágica:
«Tengo un partido difícil porque Djokovic viene de ganar un título y jugar dos finales, así que necesitaré más que nunca el apoyo del público».
El clima contribuye a que los deportistas pongan lo mejor de sí mismos y le den sentido a lo que están haciendo. Al igual que Nadal pide el apoyo del público, y se da cuenta de que cuando no lo tiene y no es querido por los aficionados le puede afectar negativamente y le obliga a tirar del carro en solitario, en el resto de deportes sucede lo mismo. Para los equipos de fútbol en fase de ascenso un factor decisivo es el apoyo de su afición, como también lo es en partidos complicados ante rivales imponentes.
Así lo dejaba ver Iker Casillas en febrero de 2009 a propósito del partido de la Liga de Campeones que el Real Madrid iba a disputar frente al Liverpool:
«Será muy importante el apoyo de nuestra afición. El sábado ante el Betis el público estuvo fantástico. Necesitamos su fuerza para la eliminatoria ante el Liverpool».
Y eso es precisamente lo que los profesionales también demandan en el mundo de la empresa: apoyo. Los líderes deben alentar y ofrecer un respaldo que anime a sus colaboradores a seguir adelante, aumentar la confianza que tienen en sus propias posibilidades, darle un sentido a la labor que realizan y saber que no están solos.
5. La humildad en la empresa
La humildad nos dicta que no hay un competidor pequeño o, lo que es lo mismo, que los demás no son inferiores a nosotros y potencia todas las virtudes de una persona.
En el mundo empresarial no hay peor enemigo para el crecimiento que el orgullo y la prepotencia, porque te alejan de la realidad, de lo que verdaderamente está pasando.
La humildad no se trasmite a través de teorías abstractas, sino por medio del ejemplo de los dirigentes. Es decir, la humildad debe ser vivida, en primer lugar, por la cabeza de la empresa, puesto que no puede ser aprendida por descripción. El liderazgo, bien entendido, no es ostentar el primer lugar en la cadena de mando, sino en el ejemplo [16] .
Jim Collins en su libro Liderazgo nivel 5 establece que los líderes son una mezcla de voluntad feroz y humildad personal y que las empresas que han tenido el mayor éxito sostenido durante décadas tenían en común que sus líderes eran extraordinariamente humildes. Los líderes con un ego de proporciones colosales contribuyen a la caída, desaparición o continua mediocridad de la compañía.
La humildad otorga a quien la posee una correcta perspectiva de sí mismo con respecto al mundo que le rodea.
Piensa un poco e intenta responder con sinceridad, sin presiones:
• ¿Estás abierto a nuevos paradigmas o piensas que el territorio en el que te mueves es el único y el mejor?
• ¿Buscas a otros y te apoyas en ellos? ¿En qué condiciones?
• ¿Cuándo ha sid...