La unción de Rut

Conviértete en una mujer de fe, virtud y destino

Michelle McClain-Walters

• Editorial: Casa Creación
• Año: 2021
• ISBN:
  9781941538906
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Religión

Aprenda que tras una gran pérdida hay una gran restauración. Un corazón destrozado se puede reparar. Y los sueños perdidos pueden convertirse en la mayor fuente de esperanza. Pero hay mucho más que eso en la historia de Rut. Rut no temió salir de su rutina y abrazar nuevas posibilidades. Se aventuró a descubrir una vida de plenitud, a pesar de las limitaciones culturales que padecía. Fue una mujer dispuesta a arriesgarlo todo y a extenderse a nuevos horizontes. Las mujeres que sienten afinidad con esta sierva de Dios deben entender que es hora de pasar las fronteras y conquistar nuevos territorios. Esta es la esencia de La unción de Rut: un espíritu pionero lleno de valentía, audacia, de fe y verdaderamente decidido. En La unción de Rut aprenderá, entre otras cosas, lo siguiente: El diseño de Dios para las conexiones de pacto Una mujer de virtud y excelencia El poder de la redención y la restauración Michelle Mcclain-Walters Muestra en qué Medida —el hecho de actuar con una unción coMo la de rut— revela la obra redentora de Jesús en todo el Mundo.

Capítulo 1

Soy Rut, escúcheme rugir

Ruge el león; ¿quién no temblará de miedo? Habla el Señor omnipotente; ¿quién no profetizará?

—Amós 3:8

Creo, con cada fibra de mi ser, que Dios ha ordenado y predeterminado nuestros caminos en consonancia con su misericordia. La Biblia nos dice en el Salmo 16:11 que Dios nos mostrará la senda de la vida. El destino es un punto en el trayecto de nuestra existencia en el que finalmente toma forma la razón por la que nacimos. Nuestros ojos están abiertos a nuestro potencial y nuestros oídos se sintonizan con el susurro de nuestro propósito. Cuando el destino se posa sobre nosotras, somos catapultadas hacia nuestro propósito, por lo que nada puede detenernos.

El destino prospera cuando nuestra voluntad se alinea con lo que Dios ya ha establecido y ordenado. Rut manifestó ese poderoso cambio cuando declaró que no volvería con su pueblo, sino que viajaría con Noemí a otra cultura, a otro pueblo, sin que le importara lo que resultara con su decisión. Ella tenía la intuición de que ese era el momento preciso en que Dios la estaba llamando a salir de entre su gente. Rut sabía que Dios la estaba llamando a algo más alto, más sublime, por lo que respondió con un firme y determinante «Iré» (Rut 1:16).

La naturaleza decidida de la respuesta de Rut acalló cualquier tipo de doble ánimo o inestabilidad que el enemigo pudiera haber intentado aprovechar contra ella durante el momento de gran dolor y pérdida que sufrió. Cuando respondemos a la invitación de asociarnos con Dios por nuestro destino, no debe haber vacilaciones ni indecisiones. Podemos asumir la mente de Cristo y avanzar con fortaleza mental, eligiendo no solo el mejor camino a seguir, sino el camino de Dios. Me gusta lo que dice el Comentario Bíblico de Matthew Henry sobre esto: «Aquellos que van por caminos religiosos sin una mente firme, se paran ante una puerta entreabierta, como una que incita al ladrón; pero la determinación cierra y echa el cerrojo a la puerta, resiste al diablo y lo obliga a huir».9 ¡La naturaleza decisiva de la unción de Rut es como la guerra espiritual! Como dice la Palabra de Dios: «¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero, si es Baal, síganlo a él» (1 Reyes 18:21).

En sus pocas palabras, Rut terminó respetuosamente la conversación con Noemí: «¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Al ver Noemí que Rut estaba tan decidida a acompañarla, no le insistió más» (Rut 1:16, 18) y mostró una gran capacidad para volver a concentrarse, tomar las decisiones correctas y reintegrarse al juego de la vida después de la muerte de su marido y perseverar más allá de la voz de desesperanza de su suegra. Rut tenía una presión sobrenatural dentro de su espíritu. Tenía una fuerza interior, una fortaleza que la empujaba hacia algo más grande que la realidad que vivía en ese momento.

Esa fuerza silenciosa es fundamental para las mujeres que operan con la unción de Rut. Puede que no estemos seguras de la ruta exacta que Dios nos está indicando que tomemos, pero nuestra confianza en él como la fuerza que nos dirige y nos guía implica que no mantendremos una conversación que sea contraria a lo que Dios ha mandado. Esto requiere un nivel de fuerza interior que proviene del Espíritu de Dios que mora en nosotras.

Si vamos a cumplir con nuestro destino, debemos fortalecer nuestro ser interior en Dios. Debemos confiar en el Espíritu Santo para vencer cualquier oposición, ya sea externa —como creencias limitantes que nos imponen amigos y familiares— o internas, como nuestros propios miedos, inseguridades e inferioridades. Debemos edificarnos «sobre la base de nuestra santísima fe» (Judas 20). No podemos permitir que el enemigo derrote nuestro sentido de destino interno. ¡Debemos conquistar y avanzar hacia nuestros destinos!

Dios habla desde su futuro. Él es el Alfa y el Omega al mismo tiempo. La totalidad descansa en él. Dios creó a cada ser viviente con un propósito, por lo que liberará todos los recursos y herramientas que cada ser necesite para obtener una vida fructífera y gozosa. El mandato para la humanidad es que sea fructífera y que se multiplique, que llene la tierra, la sojuzgue y la someta (Génesis 1:28). De modo que, aunque haya falta de fruto e incluso hambre, hay una gracia en la unción de Rut que rompe el poder de la pobreza y la carencia, para que la persona tenga una vida fructífera y plena. Así que, si se compromete con el Señor y el destino que tiene para usted, él derramará los recursos del cielo para garantizar que sea redimida de una vida de pobreza y dolor. Sus decisiones son los mecanismos desencadenantes para vivir una vida llena de placer y propósito. Como dice el Salmo 16:11: «Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha».

Estos son los días en los que el Señor está remodelando y reajustando el destino. Sus errores no la definen. Hay un propósito en su vida que debe cumplirse. El destino es el GPS (sistema de posicionamiento global, por sus siglas en inglés) de Dios que la dirige, la guía, la empuja y, a veces, la redirecciona hacia su propósito determinado. La palabra destino se refiere a «un curso predeterminado de acontecimientos que a menudo se considera un poder o agente irresistible».10 Dios ha predeterminado una secuencia de sucesos para nosotras, por lo que nuestros pensamientos e ideas, las intenciones de nuestro corazón, nuestras palabras y las relaciones que tenemos con los demás nos ayudan a vivir alineadas con el deseo de Dios. Nuestros destinos están determinados por la forma en que elegimos responder a lo que el Señor ha predeterminado. Dios ha puesto en cada una de nosotras un deseo de grandeza. Hay un anhelo interior, un poder irresistible que viene de Dios, que nos impulsa hacia nuestro futuro. Aun cuando hayamos experimentado algunos logros o desgracias, existe una unción interior que nos mantiene en movimiento hasta que alcancemos el destino que Dios determinó para nosotras.

El surgimiento de una leona

Dios me ha dado una revelación con respecto a las mujeres y el manto que debemos tomar al abrazar nuestro destino en este tiempo: la revelación de la leona. Es fácil reconocer las cualidades leoninas de Rut cuando examinamos su serena fortaleza y calmada determinación. No sabemos cómo llegó Rut a la posición en la que la encontramos, portando una fortaleza y una decisión inquebrantables. Pero si nos ponemos en su posición, podemos imaginar que no llegó a ese lugar donde la hallamos de la noche a la mañana. Incluso mi propio caso, no me convertí en leona de la noche a la mañana. Primero fui una cachorra. Algunos hombres y varias mujeres mayores me tomaron bajo su abrigo con el fin de cultivar la unción y la integridad en las que ahora camino. Cazar junto con ellos, perseguir unidos la misión del reino de Dios, aumenta el éxito.

Cuando estoy con audiencias en vivo, uno de los recursos elementales que empleo al hablarles es un video de unas leonas que cazan juntas. Estas bestias son decididas, sus movimientos son muy bien calculados y, a la vez, resguardan a sus cachorros mientras cazan. Esas majestuosas criaturas actúan como si estuvieran en la cima de su destino —son feroces, equilibradas y buscan posiciones estratégicamente ubicadas— con el objeto de estar preparadas para el momento en que se encuentren con sus enemigos, las amenazas, la oposición y toda clase de adversidad, al igual que como cuando cazan para proporcionar alimento a sus crías y a toda la manada. Cuando muestro el video a una audiencia, generalmente llena de mujeres, las animo a que no se perturben con las leonas por la manera en que cazan y matan a sus presas, sino que las vean en el espíritu del tipo de unción que necesitamos como mujeres en este tiempo. Hay legados...