OBRAS
I
〈INTRODUCCIONES〉
El corpus ausoniano se suele abrir en las diferentes ediciones con tres composiciones escritas en dísticos elegíacos. La primera es una salutación al lector y en ella se contienen de forma sucinta los principales datos biográficos de Ausonio, de modo que, escrita tras el 378 y antes del 27 de agosto del 383 (pues en los vv. 37-38 alude a su consulado y en el v. 34 se indica que Graciano aún reina en todo el orbe), sirve de guía segura para acercarse a la vida del poeta.
La segunda de las composiciones, escrita probablemente en las mismas fechas que la anterior, es una dedicatoria, en dos dísticos, a Siagrio1 que se convierte de esta manera en el destinatario de todas las obras de Ausonio contenidas en la primera edición2.
La tercera es una carta, también en dísticos, dirigida al emperador Teodosio, accediendo a su deseo de enviarle la totalidad de sus obras. Teodosio, en un escrito al poeta (que se suele incluir antes de la contestación), afirma conocer desde tiempo atrás los opúsculos del bordelés y reclama los que Ausonio aún pueda tener guardados en su escritorio. La petición imperial y la respuesta del poeta nos indican que ambas fueron escritas tras acceder Teodosio a la suprema jerarquía del estado (año 379), si bien podría considerarse fecha probable tras el 383, pues Teodosio parece ser el único o el principal Augusto en ese momento. La fecha ante quam debe de ser, naturalmente, la de la muerte del poeta, hacia el 394.
De manera que de estas dedicatorias se desprende la existencia de, al menos, dos ediciones de las obras de Ausonio durante su vida: una, entre el 378 y el 383, destinada a Siagrio; y otra, entre el 383 y el 394, destinada a Teodosio.
1
AUSONIO SALUDA A SU LECTOR
Ausonio fue mi padre y yo me llamo igual: he dejado dicho quién soy, a qué secta3, a qué estirpe, a qué familia y a qué patria pertenezco, para que tú, querido lector quienquiera que fueses, lo sepas y, al conocerme, [5] me respetes con tu recuerdo. Vasates4 es la patria de mi padre, la tribu hedua5 es la de mi madre por parte paterna, pero su madre era de Aqua Tarbella6 y yo nací en Burdeos: el tronco de mi estirpe está dividido por cuatro antiguas ciudades7. Por eso se extendió mucho mi parentela; que vayan a parar los nombres salidos de [10] nuestra casa, cosa agradable, a muchas personas: si a otros les gustan apellidos extraños, nosotros preferimos los que proceden del tronco primero, y no los de ramas colaterales, sino los que pertenecen a la propia familia. Pero volvamos a lo nuestro. Mi padre estudió medicina, la única disciplina que ha dado un dios8. Yo, por mi parte, me [15] dediqué a los estudios gramaticales e incluso rocé luego los de retórica lo suficiente. Frecuenté los tribunales, pero estaba más preparado para enseñar y merecí el calificativo de gramático, por supuesto no hasta el punto de superar en gloria a Emilio9, Escauro10 o Probo Berecio11, pero [20] sí se puede comparar y no es inferior a la de muchos compatriotas que llevan apellidos de Aquitania. Y luego, cumplidas las conmemoraciones durante tres decenios, abandoné mi trabajo como profesor en mi ciudad, y llamado [25] al palacio áureo de Augusto fui el gramático de su hijo y luego el rétor. No se trata de presunción vana ni de orgullo basado en débiles razones. Puede que haya habido maestros de prestigio superior pero nadie tuvo mejor discípulo. [30] El Alcida12, alumno de Atlas13, y el Eácida14, de Quirón15 (éste casi pertenece a la misma cepa que Júpiter y aquél es hijo suyo) tuvieron por hogar Tesalia y Tebas: pero el mío reina sobre el orbe completo, que está bajo [35] su poder. De su corte formé parte y fui su cuestor, luego —cima de los honores— prefecto de las Galias, de Libia y del Lacio, y ya cónsul, fui el primero en obtener los haces y la silla curul del Lacio, por delante de mi colega16. Éste es, pues, Ausonio: y no me desprecies si por [40] mi cuenta te hago con estos poemas protector mío.
2
AUSONIO A SIAGRIO
¡De qué manera vives, mi buen Siagrio, en el fondo de mi pecho y habitas, como un otro yo, en este Ausonio común! Por eso aparecerás mencionado al principio de mi libro, para que nadie sepa si es tuyo o mío.
3
CARTA AL EMPERADOR TEODOSIO
3a. 〈EL EMPERADOR TEODOSIO SALUDA A SU PADRE AUSONIO〉
El aprecio que siento por tí y la admiración por tu talento y tu erudición, que son inmensos, hicieron, padre amabilísimo, que rompiera la costumbre mantenida por otros príncipes y te enviase esta carta autógrafa y familiar, [5] rogándote, basado no por cierto en el derecho hacia el rey que me debes, sino en el amor que existe entre nosotros dos, que no me decepciones con la lectura de tus escritos. Los que conozco desde hace mucho y ya he olvidado por el paso del tiempo, los deseo de nuevo, no sólo para informarme de todo lo conocido, sino sobre todo para recibir aquello que goza de fama más consistente. Tú, que también me aprecias, me lo dirás gustoso, sacándolo de tu biblioteca [10] y siguiendo el ejemplo de los mejores autores, a quienes has merecido equipararte: ellos competían en ofrecer sus trabajos a Octaviano Augusto, señor del imperio, siempre acrecentando su honor y sin esperar nada a cambio. Pero me inclino a creer que si él los quería igual que yo a tí, no los apreciaba con toda seguridad más de lo que yo te admiro. Adiós, padre mío. [15]
3b. A MI SEÑOR Y SEÑOR DE TODO, TEODOSIO AUGUSTO, TU AUSONIO
Si la rubia Ceres manda que el campesino eche las semillas a la tierra, si Gradivo17 ordena que el general tome las armas o Neptuno que la escuadra inerme18 salga del [5] puerto, es tan lícito obedecer como ilícito dudar; aunque el mar alborotado no esté propicio para navegar, aunque la tierra esté cruda para las semillas y la mano no esté suficientemente preparada para la guerra, no dudes si tu mentor es bueno. Las cosas de los mortales necesitan consejo. Emprende confiado los mandatos de tu dios. Augusto [10] me ordena escribir y pide mis poemas casi rogándolo: enmascara su poder con cortés solicitud. No tengo talento pero el César me ha mandado: haré por tenerlo. ¿Cómo voy a decir que no soy capaz? Él es quien anima mis menguadas fuerzas, y quien me ayuda es el mismo que me manda: basta con mi obediencia. No resulta seguro desairar [15] a un dios. Con frecuencia ha merecido alabanzas la modestia, siempre que titubeas frente a un igual. Y es que, hace tiempo, mis poemas, de no haberme sido exigidos, estarían dispuestos a desaparecer. ¿Qué libro se resiste a ser del César, a no ser que nazca de un cantor indigno [20] y lleve cien correcciones, fruto siempre de las peores censuras?19. Recuerda, por tanto, que tú me lo ordenaste, padre de Roma20, y perdónate tú mismo las faltas que yo cometa.
1 Para Siagrio, ver el cap. I, 8. «El círculo de Ausonio».
2 Sobre el problema de las ediciones de la obra de Ausonio, ver el cap. III, 2. «Ediciones en vida del poeta».
3 Resulta difícil saber a qué «secta» se refiere el poeta; probablemente se trata de su profesión de gramático.
4 Es la ciudad de Bazas, en Aquitania.
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