ANTONINO LIBERAL
LAS METAMORFOSIS
INTRODUCCIÓN
EL AUTOR
En el códice Palatinus graecus Heidelbergensis 398 se nos ha transmitido una colección de Metamorfosis de un autor escasamente conocido: Antonino Liberal. En realidad, su nombre ha llegado a la posteridad por aparecer en el título de la obra (fol. 189r) y en el colofón de la misma (fol. 208v). De entrada, resulta raro el uso de dos cognomina: Antoninus y Liberalis. Por separado son frecuentes en el Bajo Imperio; así, en el CIL aparecen 83 hombres y 28 senadores con el cognomen de Antonino, mientras que con el de Liberal son 197 hombres y sólo 3 senadores 1 . También podemos añadir, para completar estos datos, que el cognomen Antonino está atestiguado en el Bajo Imperio, pero no antes 2 ; situación distinta a la de Liberal que es común a la época republicana y al Bajo Imperio 3 .
Lo único que puede afirmarse de él, con ciertas dosis de seguridad, es que su nombre puede hacer referencia a un autor que vivió en el siglo de los Antoninos o de los Severos 4 . I. Kajanto ha puesto de relieve 5 el hecho de que en al época imperial se elogie la liberalitas y que como cognomen sea muy frecuente. Por eso, no cabe pensar en la casualidad, si tenemos en cuenta el dato de que fue el emperador Antonino uno de los que más liberalitates concedieron, nueve concretamente 6 , frente a las seis, por ejemplo, de Severo. Estas noticias parecen apuntar hacia finales del siglo II d. C., o comienzos del III, como hemos visto 7 , aunque se haya señalado que la lengua sea más propia del siglo II 8 . En cualquier caso, no poseemos otros datos que nos permitan situarlo en otra época que no sea finales del siglo II principios del siglo III d. C.
LA OBRA
a) La forma y el género
Como bien ha subrayado P. Grimal, «las fuentes de la Mitología son muy diversas: van desde los poemas homéricos hasta los comentarios eruditos de los sabios bizantinos del siglo XII» 9 . Con frecuencia se divide a estas fuentes en tres categorías: una primera que corresponde a las leyendas populares, a menudo recogidas por Pausa nias y Estrabón; un segundo lugar lo ocupan las llamadas fuentes «eruditas», especialmente los historiadores: Hecateo de Mileto, Acusilao de Argos, Ferecides de Atenas, Helánico de Mitilene, etc.; la tercera categoría —que es la que nos interesa— surge en la época helenística y tiene por objeto, simplemente, hacer recopilaciones de las sagas, leyendas y relatos transmitidos por otros autores y por la tradición popular, rehuyendo cualquier tipo de interpretación. En la época imperial se bebe aún de este último aspecto.
Sobre el origen y finalidad de dichas colecciones, que comienzan aparecer en el siglo III a. C., es difícil hacer una precisión. En algunos casos parece evidente que existía un hilo conductor o una motivación central, como es el caso de los Catasterismos de Eratóstenes de Cirene 10 ; o bien estaban compuestas para un destinatario concreto y para un uso específico, tal es el caso de Partenio de Nicea 11 , que dedica sus Sufrimientos de amor al poeta latino Cornelio Galo para que los reelabore y sean motivos en sus poemas elegíacos. También tienen un destinatario las Diégesis de Conón: el rey Arquelao de Capadocia 12 . Pero el compendio más importante es, sin duda, la Biblioteca de Apolodoro 13 , cuyo origen es oscuro y que es un documento de primera magnitud para conocer cuáles eran los cánones y principios clasificatorios de leyendas a comienzos de la época romana. Por otra parte, la expansión política de Roma no supuso ningún obstáculo para este tipo de investigaciones, antes al contrario, debió de favorecer estos trabajos, ya que eran de gran utilidad para un público poco cultivado aún y poco ducho en una materia que a menudo atesoraba grandes dosis de erudición.
La obra que se ha reunido bajo el título de Metamorphṓseon synagogḗ, y que bien podemos traducir como Colección de metamorfosis, comprende cuarenta y una historias que interesan, a la vez, a la literatura y a la mitografía. En primer lugar, se trata de la única fuente conservada que nos sirve como punto de referencia para el conocimiento de una serie de obras anteriores a Antonino Liberal, hoy desaparecidas; en segundo, al igual que otros recopiladores de semejantes características, es la salvaguarda y el testimonio de todo un conjunto de leyendas que, de otra manera, se habrían perdido irremisiblemente para la posteridad.
b) El contenido
Desconocemos el motivo por el cual realizó Antonino Liberal esta recopilación de metamorfosis, pues ni él mismo lo manifiesta ni poseemos otro tipo de fuentes que nos permita averiguarlo. En cualquier caso, nos ofrece un importante arsenal de datos sobre ritos y sacrificios, sobre motivos etiológicos tan del gusto helenístico 14 , sobre extrañas leyendas, algunas incluso con pretensiones histó ricas, pero, sobre todo, un inmenso material mitográfico de difícil clasificación a veces. La finalidad de cada una de las historias es explicar el origen de unas metamorfosis que debían de formar parte del acerbo cultural. Las más frecuentes son las referentes a animales y aves. Así, tenemos metamorfosis del primer tipo: en león (X 12, 14), en leopardo (X 12, 15), en toro (X 12, 13), en salamanquesa (IX 11), en pantera (X 15), en ciervo (XXIV 11, 15), en lince (XXIV 15), en cabrito (XXVIII 17), en gata (XXVIII 16), en buey (XXVIII 19), en vaca (XXVIII 19), en musaraña (XXVIII 20), en comadreja (XXIX 4, 5, 21), en serpiente (XXXII 10), en tortuga (XXXII 7), en lobo (XXXV 13) o en loba (XXXV 8), en rana (XXXV 7), en foca (XXXVIII 3), etc.; y transformaciones en aves: en paloma (I 19, V 5 y XI 35), en urraca (IX 17), en corneja (X 27), en alción (XI 29), en abubilla (XI 33), en cisne (XII 17 y V 5), en gaviota (XV 14), en lechuza (XV 10), en gavilán (XXVIII 13), en ibis (XXVIII 14), en garza (XXXVII 23), etc. En menor número las hay muy diversas: insectos (V 5, XXII 2, XXIV 11), piedras (XXIII 28, XXXIII 16, XXXIX 14, etc.), constelaciones (XII 18, XXVI 1, XXXVI 9, etc.), árboles o plantas (XXII 10, XXX 2, XXXII 1, etc.), peces (XXVIII 15), etc.
No obstante, la mayor importancia de la obra de Antonino L...