INTRODUCCIÓN
1. Vida de Herodiano y composición de la «Historia»
Sobre la vida de Herodiano sólo contamos con la información que se desprende de su obra. Lamentablemente los datos son escasos y, a veces, imprecisos, circunstancia que ha dado lugar a numerosas conjeturas. Su Historia (Herodianoû tês metà Márkon basileías historía) abarca un período de cincuenta y ocho años que se extiende desde la muerte de Marco Aurelio (180) hasta la subida al trono de Gordiano III (238) y se refiere, según nos dice el propio historiador en I.2.5, a hechos que ocurrieron durante su vida, sucesos que él mismo presenció o de los que fue informado (según la norma de Luciano: Cómo escribir la historia , 47), o en los que participó, incluso, desde sus puestos de servicio imperial y público. Herodiano estuvo, pues, inter vivos , si aceptamos su declaración, entre los años 180 y 238. Pero nos faltan datos seguros para saber cuánto deben prolongarse estas fechas y determinar así con exactitud los años de su nacimiento y de su muerte. Tampoco sabemos a ciencia cierta, a diferencia del caso de su contemporáneo Dión Casio, las fechas de composición de su Historia , y desconocemos muchas precisiones biográficas sobre su origen, posición social, carrera, etc. Parece que siguió el consejo que Luciano daba al decir que el historiador en sus libros debía ser un extranjero, sin patria, independiente y sin rey (Luciano, ob. cit., 41).
El primer problema se plantea al comparar dos pasajes en los que Herodiano reflexiona sobre el período del que quiere ocuparse. En la «Introducción» con la que inicia el libro I escribe: «Durante un período de sesenta años el imperio romano estuvo en manos de más señores de los que el tiempo exigía…» (I.1.5). Pero en II.15.7 leemos: «mi objetivo es relatar sistemáticamente los sucesos de un período de setenta años que abarca el reinado de muchos emperadores, hechos de los que tengo conocimiento personal.» Esta discrepancia en el número de años nos lleva al terreno de las hipótesis. Diversas explicaciones son posibles:
a) Cabría la corrupción en los manuscritos, en la que muchos editores y estudiosos han pensado, pues se trata de numerales, cuya alteración no es difícil. Se podría imaginar que en II.15.7 debería decir «sesenta» (hex ḗ konta) en lugar de «setenta» (hebdom ḗ konta) , de acuerdo con los años realmente abarcados por la Historia .
b) Podría tratarse simplemente de un uso convencional de los numerales para indicar un largo período o una edad avanzada, sin mayor significación (cf. C. R. Whittaker, Herodian , Londres, 1969, pág. XI). Sería un caso como el de Filóstrato, contemporáneo de Herodiano, cuando se refiere al final de la vida de Antíoco (II.4.570 Oleario), de Alejandro Peloplatón (II.5.576) y de Elio Arístides (II.9.585: «unos afirman que murió tras haber vivido sesenta años o casi setenta»; cf. trad. de M. C. Giner, Madrid, Bibl. Clás. Gredos, 1982, págs. 182, 189 y 202.)
Pero si creemos que no es necesario imaginar una corrupción de los manuscritos (no hay indicios en los códices) y damos a los numerales su valor real, nos encontramos ante otras posibilidades. Podemos pensar que hay una cierta contradicción entre los numerales de los dos pasajes o buscar una explicación que no suponga ningún tipo de inconveniencia entre ellos.
c) Se puede hablar de contradicción o incoherencia entre los dos pasajes cuando en ambos casos se los considera igualmente una referencia concreta al período que Herodiano quiso abarcar, lo que lleva a pensar en una distracción del historiador y hace necesaria una explicación que lo justifique. El «setenta» de II.15.7 resulta incómodo y choca con I.1.5, que se ajusta a los años realmente abarcados por la Historia redondeando la cantidad. Para solucionar el problema, J. Blaufuss (Ad Herodiani rerum Romanarum scriptoris libros V et VI observationes , Diss., Erlangen, 1893) sostiene la tesis de que en un caso se refleja el propósito inicial del autor y en el otro lo realmente conseguido al finalizar la Historia . Cuando escribió el pasaje del libro II, Herodiano tendría la intención de escribir la historia de los setenta años que siguieron a la muerte de Marco Aurelio, pero, debido a su avanzada edad o a cualquier otra causa, tuvo que detener su narración en los acontecimientos del 238, limitando su proyecto a sesenta años contrariamente a su primer propósito. Al final, en la redacción definitiva de la introducción del libro I, habría ajustado la cantidad al período verdaderamente cubierto por su obra, olvidándose de lo escrito en II.15.7 y dejándolo sin corregir. Esta circunstancia no debe extrañarnos si pensamos en los métodos de composición de la historiografía de aquella época (véase Luciano, ob. cit ., 47-48) y observamos el cuidado estilo de la introducción frente a los indicios de apresuramiento en la redacción de otras partes de la obra. Si aceptamos esta tesis, debemos pensar que Herodiano estaba escribiendo la Historia al final del período que se proponía cubrir, unos setenta años después del 180, o sea, hacia el 250 más o menos (Véase, modernamente, W. Widmer, Kaisertum, Rom und Welt in Herodians «Metà Márkon basileías historía», Zurich, 1967, pág. 70). F. Cassola («Sulla vita e sulla personalità dello storico Erodiano», Nuova Rivista Storica 41 (1957), 217-218) interpreta que la contradicción entre el «sesenta » y el «setenta» se debe a que, cuando Herodiano escribió el libro II, había abandonado ya su primer propósito y quería añadir los reinados de Gordiano III y de Filipo el Árabe. Según Cassola, la publicación de la Historia no fue unitaria y el hecho de que Herodiano no modificara la afirmación de I.1.5 se debería precisamente a que el libro I había sido ya publicado.
d) R. Sievers («Ueber das geschichtswerk des Herodianos», Philologus 26 (1867), 30-31) admite la posibilidad de que el «setenta» de II.15.7 refleje el propósito de Herodiano, pero fija su atención en el «sesenta» de I.1.5 sugiriendo que allí no están contabilizados los doce años del reinado de Cómodo, lo que explicaría la diferencia entre los dos cálculos. Débiles argumentos apoyan esta hipótesis y no se ve una razón de peso para considerar aparte el reinado de Cómodo. En I.1.5 Herodiano muestra su sorpresa por las rápidas sucesiones en el poder y los continuos cambios en un período de sesenta años, y es cierto que el reinado de Cómodo tuvo una duración normal frente a los de los emperadores que siguieron, pero no es menos cierto que Cómodo ya está en la línea de principes pueri cuya actuación mira Herodiano con malos ojos.
e) Si no se consideran los dos pasajes equivalentes en el sentido de estar igualmente referidos al período que Herodiano quiere estudiar, y no se ve, por tanto, ninguna contradicción entre ellos, es posible encontrar otra explicación. En el pasaje del libro I Herodiano se referiría al período que quiere abarcar mientras que en el del II habría querido significar que dicho período se situaba dentro de los límites de su experiencia personal de setenta años. El problemático «setenta» de II.15.7 no indicaría, pues, el período que Herodiano se proponía abarcar, sino la edad del historiador en el momento de la composición como ya había pensado A. Stahr (Herodians Geschichte , Stuttgart, 1858).
Esta polémica en torno a los numerales no permite, sin embargo, más que suposiciones, pues no es fácil obtener conclusiones más precisas y seguras a partir de los dos pasajes a los que nos referimos. Pero las hipótesis formuladas tienen su interés a la hora de determinar la fecha de composición de la obra. Si el «setenta» se refiere al proyecto que Herodiano tuvo que abandonar, debemos pensar que la meta y la fecha de composición de la Historia andarían por el año 250. Pero si refleja la duración de la vida de Herodiano hasta el momento de composición, la fecha de ésta estaría en este caso en función de la fecha del nacimiento del historiador. Tenemos otros datos, afortunadamente, que nos ayudan a precisar un poco estas fechas y a analizar las diversas posibilidades.
Las declaraciones de Herodiano en el sentido de que tuvo conocimiento personal de los sucesos de los que trata su Historia por el hecho de que ocurrieron durante su vida consciente (I.1.5, I.2.5, II.15.7) indujeron a pensar que su nacimiento tuvo lugar con alguna anterioridad al 180, hacia el año 170. Sin embargo diversas consideraciones han ido inclinando a los investigadores a situar la fecha alrededor del mismo 180.
Los partidarios de una fecha de nacimiento próxima al 170 interpretan las afirmaciones de que conoció personalmente los hechos (I.2.5: hà parà pánta tòn emautoû bíon eîdon te kaì ḗ kousa; II.15.7: hàs autòs oîda) en el estricto sentido de que si en el año 180 Herodiano no hubiera tenido por lo menos diez años no hubiera podido recordar nada. En esto se basa la teoría de J. de Poblocki (De Herodiani vita, ingenio, scriptis , Diss. Münster, 1864, pág. 5), quien se alegra de coincidir con la conjetura de F. A. Wolf (Herod. ed., Halle, 1792) en el mismo sentido. Modernamente encontramos esta tendencia en F. J. Stein (Dexippus et Herodianus rerum scriptores quatenus Thucydidem secuti sint, Diss., Bonn, 1957, pág. 2). Blaufuss (ob. cit ., pág. 6) pensaba que el margen de error era escaso si se enmarcaba la vida de Herodiano entre los años 170 y 250; admitía el nacimiento cercano al 170, pero no estaba de acuerdo con el planteamiento que los partidarios de esta fecha de nacimiento efectuaban normalmente respecto a la fecha de composición.
Los partidarios del 170 como fecha aproximada del nacimiento de Herodiano suelen defender, en efecto, la teoría de que la composición de la obra tuvo lugar hacia el 240 durante el reinado de Gordiano III, poco tiempo después de los sucesos descritos en el libro VIII. Se basan generalmente en la hipótesis de que Herodiano tenía setenta años en el momento de la composición, lo que, partiendo del 170, lleva a la época de Gordiano III. Entre los defensores del 240 como fecha aproximada de composición están los citados Poblocki y Wolf —quien piensa que Herodiano murió tras acabar la Historia, unos dos años después de la muerte de Maximino— y otros como Dopp («Herodianus», R. E. Pauly-Wissowa 8 (1912), 955 —la composición en el 240 explicaría además, según Dopp, el carácter de experiencia más directa y cercana de los últimos libros—), P. W. Townsend («The revolution of A. D. 238: The leaders and their aims», Yale Classical Studies 14 (1955), 49 sig.) y A. Piganiol (Histoire de Rome , 4.e ed., París, 1954, pág. 411), a quien sigue J. Fernández Ubiña (La crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo , Madrid, Akal, 1982, pág. 20, n. 9) situando la composición entre 238 y 244.
Esta teoría, sin embargo, ha sido abandonada modernamente por muchos investigadores, partidarios de no exagerar el alcance de las palabras de Herodiano en el sentido de que fuera testigo consciente de los hechos durante todo el período 180-238. Se apoyan en convincentes argumentos para establecer otras fechas tanto para el nacimiento como para la composición.
En algunos pasajes Herodiano se refiere a acontecimientos que él mismo ha presenciado. Sabemos así que durante los juegos de Cómodo del año 192 el historiador se encontraba en Roma, si es cierto lo que dice en I.15.4. También debió asistir en el 204 a los Juegos Seculares de Severo (III.8.10). Se ha observado (véase F. Grosso, La lotta politica al tempo di Commodo , Turín, 1964, página 31; C. R. Whittaker, ob. cit., Introd., pág. XII) que, si Herodiano asistió a los juegos del 192, ya debía vestir la toga viril, pues de lo contrario seguramente no hubiera podido presenciarlos. Si este dato fuera cierto, significaría que en el 192 tendría por lo menos catorce años, con lo que el nacimiento sería anterior al 178; pero probablemente la fecha exacta no se alejaría mucho de este año si admitimos los argumentos en favor de una fecha de composición hacia el 250 y no tomamos sus afirmaciones en el sentido más estricto, de que en el año 180 Herodiano ya era un testigo consciente.
Existen importantes argumentos contrarios a la tesis de una composición durante el reinado de Gordiano III (238-244). Básicamente se considera improbable que la publicación, sobre todo la de los libros VII y VIII, tuviera lugar en aquella época debido a que los comentarios de Herodiano sobre los Gordianos no son precisamente elogiosos, por lo que la aparición de la Historia hubiera resultado peligrosa con anterioridad al 244. He aquí algunas razones:
a) La caracterización de Gordiano I, el abuelo de Gordiano III, es negativa: es un hombre débil (VII.5.4 ¡qué distinto se muestra, por ejemplo, al Pértinax de II.2.6 y II.5.5 en una situación semejante!), que acepta el poder de forma poco gloriosa (VII.5.7) y que muere de modo vergonzoso (historia en la que insiste: VII.9.4 y 9).
b) La subida al trono del joven Gordiano III es expuesta sin el menor entusiasmo: los pretorianos «lo proclamaron emperador puesto que no encontraban otro en aquellas circunstancias» (VIII.8.7).
c) Gordiano III tenía trece años en 238 y los principes pueri son objeto de repetidas críticas en la Historia (I.1.6, I.3.1-5, II.1.3, II.10.3, etc.).
d) Gordiano III ya había sido nombrado César (VII, 10, 6-9) por presión del populacho y en oposición al senado. Tanto la plebe, que presionó para que fuera César, como los pretorianos, que lo proclamaron emperador, no son vistos con buenos ojos por Herodiano (sobre la «plebs infima» véase: I.12.1, VII.7.1; sobre los pretorianos: I.12.6, II.4.4, II.6.2, II.6.4, IV.5.1).
e) Algunas observaciones de Herodiano hubieran resultado especialmente peligrosas por su fácil aplicación a los primeros años (238-241) del reinado de Gordiano III (véase Scriptores Historiae Augustae, Gord. 23.7); concretamente las que se referían al papel de los libertos en la corte imperial (I.6.8, I.13.8, II.10.3) y al dominio ejercido por una madre sobre su hijo (VI.1.10, VI.5.8, etc.).
f) Tampoco parece probable la publicación de la Historia durante el período (241-244) en el que Timesiteo, prefecto del pretorio y suegro de Gordiano III, tuvo el poder. Hubieran podido establecerse paralelos entre Timesiteo y otros prefectos del pretorio como Perennis (I.8.1-2, I.8.8, etc.), Cleandro (I.12.3-5, I.13) y Plauciano (III.10.6-7, III.11.1-3, etc.), a los que Herodiano criticaba.
Blaufuss ya apuntó algunas de estas razones en su excelente tesis (ob. cit., pág. 5: et septimum quidem et octavum libros iam non imperitante Gordiano III conscriptos esse inde apparere videtur…) , y en ellas han insistido posteriormente F. Cassola (art. cit., N.R.S. 41 (1957), 218), C. R. Whittaker (ob. cit., Introd., págs. XII-XIV) y S. Joubert (Recherche sur la composition de l’Histoire d’Herodien , Thèse dactyl., París-Sorbona, 1981, págs. 124-127). Son razones de peso que permiten afirmar que la Historia apareció con posterioridad al reinado de Gordiano III, o sea, después del 244.
Si nos basamos, pues, en los argumentos anteriores y pensamos en una composición posterior al 244, y tenemos en cuenta, al mismo tiempo, las hipótesis a las que nos hemos referido sobre la experiencia personal de unos setenta años en el momento de la composición y sobre la intención de Herodiano de escribir una historia de setenta años a partir de la muerte de Marco Aurelio, no parece desacertado situar el nacimiento en una fecha cercana al 178 y la composición unos setenta años después, durante el reinado de Filipo el Árabe (244-249) o en el de Decio (249-251). El año de nacimiento segur...