LIBRO SEXTO
ÉRATO
SINOPSIS
FIN DE LA REVUELTA JONIA (1-42).
Histieo regresa a Jonia, entrevistándose con Artáfrenes (1).
Intrigas de Histieo en Quíos y Sardes (2-4).
Los milesios se niegan a admitir de nuevo a Histieo, que parte hacia el Bósforo, dedicándose a la piratería (5).
Los persas concentran sus efectivos contra Mileto (6).
Los jonios determinan enfrentarse a los persas con la flota. Batalla naval de Lade (7-17).
Orden de batalla de los jonios (8).
Maquinaciones persas para inducir a los jonios a la defección (9-10).
Los jonios sometidos a duro entrenamiento por Dionisio de Focea (11-13).
Victoria persa gracias a la deserción de parte de la flota jonia (14-17).
Los persas conquistan Mileto, cuyos habitantes son esclavizados (18-20).
Reacción en Atenas ante la noticia (21).
Excurso sobre la migración de los samios a Sicilia (22-25).
Captura y muerte de Histieo (26-30).
Sumisión definitiva de Jonia. Conquistas persas en las islas y el Helesponto (31-33).
Digresión sobre la presencia de Milcíades I y sus sucesores en el Quersoneso (34-41).
Reorganización de la administración persa en Jonia (42).
LA PRIMERA GUERRA MÉDICA (43-140).
Primera expedición persa contra Grecia (43).
Fracaso de la campaña de Mardonio por el naufragio de la flota en el Atos (44-45).
Darío frustra una posible sublevación en Tasos (46-48).
Ultimátum de Darío a Grecia (48).
Sumisión simbólica de muchos pueblos griegos. Atenas acusa a Egina de traición (49-50).
Digresión sobre la historia contemporánea de Esparta (51-86).
Origen de la doble monarquía en Lacedemonia (51-55).
Privilegios de los reyes espartanos (56-58).
Costumbres espartanas similares a las de otros pueblos no griegos (59-60).
Cleómenes, con el apoyo de Leotíquidas, consigue destronar a Demarato (61-70).
Leotíquidas, rey de Esparta. Su posterior destino (71-72).
Cleómenes entrega rehenes eginetas a Atenas (73).
Descubrimiento del complot urdido contra Demarato (74).
Locura y suicidio de Cleómenes. Versiones sobre las causas de ello (75).
Excurso sobre la sacrílega campaña de Cleómenes contra Argos (76-83).
Versión espartana sobre la locura de Cleómenes (84).
Egina reclama la devolución de los rehenes. Historia de Glauco (85-86).
Guerra entre Atenas y Egina (87-93).
Segunda expedición persa contra Grecia, dirigida por Datis y Artáfrenes (94-95).
Toma de Naxos, las Cícladas —respetando Delos—, Caristo y Eretria (96-101).
Operaciones preliminares a la batalla de Maratón (102-110).
Los persas desembarcan en el Ática (102).
Excurso sobre Milcíades, uno de los estrategos atenienses (103-104).
Atenas solicita ayuda a Esparta (105-106).
La visión de Hipias (107).
Los plateos acuden en apoyo de los atenienses (108).
Milcíades convence al polemarco Calímaco para atacar a los persas (109-110).
Batalla de Maratón (111-117).
Retirada persa. Deportación de los eretrieos (118-119).
Los lacedemonios llegan al Ática (120).
Apología de los Alcmeónidas en relación con la batalla (121-124).
Historia de los Alcmeónidas (125-131).
Milcíades ataca infructuosamente Paros. Su condena y muerte (132-136).
Digresión sobre la toma de la isla de Lemnos por obra de Milcíades (137-140).
VARIANTES RESPECTO A LA EDICIÓN OXONIENSIS DE HUDE
Así fue, en suma, como murió [1] Aristágoras, el autor de la sublevación de Jonia. Entretanto Histieo, el tirano de Mileto 1 , se presentó en Sardes con la anuencia de Darío 2 . A su llegada de Susa, Artáfrenes, el gobernador de Sardes 3 , le preguntó que cuál era, a su juicio, la razón de que los jonios se hubieran sublevado. Histieo aseguró que no lo sabía y aparentó sorprenderse ante lo ocurrido, como si, de hecho, no estuviera al corriente de los últimos acontecimientos. Pero [2] Artáfrenes, que conocía la verdadera causa de la sublevación 4 , al ver que Histieo estaba fingiendo, le dijo: «Fíjate bien, Histieo, la realidad sobre el particular es la siguiente: esta sandalia la has cosido tú y quien se la ha calzado ha sido Aristágoras 5 ».
[2] En estos términos se expresó Artáfrenes a propósito de la sublevación. Por su parte Histieo, alarmado al sospechar que Artáfrenes estaba enterado de la verdad, a la caída de aquella misma noche huyó en dirección al mar (con lo que consumaba su engaño hacia el rey Darío; pues, pese a que le había prometido conquistar Cerdeña, la isla más grande del mundo 6 , trató de ponerse al frente de los jonios en su guerra [2] contra el monarca 7 ). Pasó entonces a Quíos 8 , pero fue encarcelado por los quiotas, al suponer los habitantes de la isla que pretendía organizar una revolución en su patria a instancias de Darío 9 . No obstante, cuando se enteraron de todo el asunto —es decir, de que era enemigo del rey—, los quiotas lo dejaron en libertad.
Como es natural, los jonios le preguntaron entonces qué [3] razones había tenido para ordenarle con tanto empeño a Aristágoras que se sublevase contra el rey y para ocasionar tamaña calamidad a los jonios 10 . Pero Histieo se cuidó muy mucho de revelarles el verdadero motivo 11 , y les aseguró que el rey Darío había decidido deportar a los fenicios, e instalarlos en Jonia, y hacer lo propio con los jonios en Fenicia, lo cual le había inducido a transmitir aquella orden 12 . (Histieo pretendía asustar a los jonios, ya que el monarca en ningún momento había proyectado semejante medida 13 .)
[4] Poco después Histieo, por mediación de Hermipo, un sujeto natural de Atarneo 14 , que actuó como mensajero, envió unas cartas a los persas que se encontraban en Sardes, dado que con anterioridad ya habían mantenido con él conversaciones tendentes a una sublevación 15 . Sin embargo, Hermipo no entregó las cartas a sus destinatarios, sino que [2] se las llevó a Artáfrenes, dándoselas en mano. Este último, entonces, al enterarse de todo lo que ocurría, ordenó a Hermipo que fuera a entregar las cartas remitidas por Histieo a los interesados y que luego le facilitase las respuestas que, por su parte, los persas dirigiesen a Histieo. El complot quedó al descubierto y, con tal motivo, Artáfrenes hizo ejecutar a un elevado número de persas.
[5] Pues bien, mientras en Sardes se producía cierto revuelo 16 , los quiotas, a petición del propio Histieo, que había visto frustrado el plan que abrigaba 17 , trataron de repatriarlo a Mileto. Sin embargo los milesios, que estaban encantados por haberse desembarazado ya de Aristágoras 18 , no tenían —dado que habían saboreado la libertad— el más mínimo deseo de admitir en su patria a un nuevo tirano. Y, en ese [2] sentido, comoquiera que Histieo intentase, al amparo de la noche, regresar a Mileto por la fuerza, fue herido en el muslo por un milesio. Al verse, pues, expulsado de su patria, regresó a Quíos; y, desde allí, como no lograba convencer a los quiotas para que le proporcionasen naves, pasó a Mitilene y persuadió a los lesbios para que se las facilitasen 19 . Estos últimos equiparon ocho trirremes y zarparon [3] con Histieo rumbo a Bizancio, donde establecieron su base y se dedicaron a capturar todas las naves procedentes del Ponto, a excepción de aquellas cuyas tripulaciones se declaraban dispuestas a seguir las órdenes de Histieo 20 .
Los persas concentran sus efectivos contra Mileto
[6] Esto es, en suma, lo que hacían Histieo y los mitileneos. Entretanto, era inminente la llegada de numerosas fuerzas, navales y terrestres, para atacar la propia Mileto, pues los generales persas 21 habían reunido sus efectivos y, con un único cuerpo de ejército, se dirigían contra Mileto, concediendo menos importancia a las demás ciudades 22 . En la flota, por cierto, quienes más ardor demostraban eran los fenicios; y, con ellos, tomaban también parte en la campaña contingentes de chipriotas —que poco antes acababan de ser sometidos 23 —, así como de cilicios y de egipcios 24 .
Los jonios determinan enfrentarse a los persas con la flota. Batalla naval de Lade
Tales fuerzas marchaban, pues, [7] contra Mileto y el resto de Jonia. Por su parte los jonios, al tener conocimiento de ello, enviaron a sus delegados al Panionio 25 . Y, a su llegada a dicho lugar, estudiaron la situación y determinaron no movilizar ningún ejército de tierra para enfrentarse a los persas (sino que los propios milesios defendiesen sus murallas), pero sí equipar la flota, sin prescindir de ninguna nave, y, una vez dispuestos sus efectivos, que se reuniera lo antes posible en Lacte a fin de presentar batalla en el mar para tratar de salvar Mileto 26 . (Lade es un islote situado frente a la ciudad de Mileto 27 .)
Poco después, cuando la flota estuvo aparejada, acudieron [8] allí los jonios; y con ellos lo hicieron también los eolios que habitan Lesbos 28 . Y por cierto que el orden de combate que adoptaron fue el siguiente 29 : el ala oriental la ocupaban los propios milesios, que aportaban ochenta naves; a su lado figuraban los de Priene, con doce naves, y los de Miunte con tres naves; al lado de estos últimos figuraban los de Teos con diecisiete naves; al lado de los de Teos figuraban [2] los quiotas con cien naves; junto a estos últimos se alineaban eritreos y foceos, aquéllos con una aportación de ocho naves, y éstos con tres; al lado de los foceos figuraban los lesbios con setenta naves; finalmente,...