PRODUCCIÓN HABITACIONAL Y PROMOCIÓN INMOBILIARIA EN LA ZONA METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO
LAS FORMAS DE PRODUCCIÓN-CIRCULACIÓN DE LA VIVIENDA
En diferentes etapas del desarrollo de una sociedad, pueden identificarse formas o sistemas de producción-circulación de la vivienda que tienden a a ser dominantes, coexistiendo con formas de producción que tienden a retroceder, o con otras que permanecen con igual peso dentro del conjunto.
El estudio de las formas de producción-circulación nos remite al concepto de “relación de producción” como
un sistema de lugares asignados a los agentes de la producción-circulación en relación con los medios de producción; este sistema determina el lugar de los productores inmediatos y, eventualmente, de los no productores. Estos lugares no son en sí mismos otra cosa que los sitios donde se ejercen ciertas funciones: proceso de apropiación de la naturaleza (productor directo), coordinación de estos procesos (no productor), repartición de sus resultados, etcétera.
Una forma de producción-circulación está definida, entonces, por la naturaleza de los agentes que ocupan las mencionadas posiciones, y por las posibles combinaciones y fusiones que se dan dentro de ella, conformando una estructura que se reproduce (Jaramillo, 1981).
El análisis de las formas de producción-circulación de la vivienda, implicará la definición histórica de los agentes sociales involucrados en el proceso de producción y circulación de ese medio de consumo, la identificación de la lógica del ejercicio de cada función de la articulación entre funciones así como el análisis de la determinación de las prácticas de los agentes y de los productos de éstas.
Este enfoque permite superar los esquemas más simplistas que caracterizan la vivienda a partir sólo de los procesos de trabajo directo en la construcción propiamente dicha. Si bien los procesos generadores de valor, producidos a través de la particular sobreexplotación de la fuerza de trabajo en esa rama, resultan importantes para explicar la acumulación de capital en el sector inmobiliario, ello no significa que el análisis deba limitarse sólo a ese aspecto.
Veremos a continuación, de manera sintética, las características básicas de las distintas formas de producción de la vivienda.
La autoconstrucción
Esta forma de producción se caracteriza por el hecho de que el consumidor de la vivienda es al mismo tiempo el productor directo, quien concentra el control económico y técnico de la construcción.
Se produce un bien utilizando fuerza de trabajo no vendida al capital, combinados con el uso de medios elementales de producción, destinados en principio a su propio uso (autosuministro de un valor de uso). Éste bien puede, sin embargo, entrar luego al mercado, y de hecho esto ocurre frecuentemente.
Los esfuerzos de los usuarios se dirigirán, por un lado, a disminuir al máximo el consumo del espacio construido, y por otro, a reducir lo más posible la parte de valor del bien que ellos deben pagar monetariamente. Utilizan así su fuerza de trabajo de manera que sólo queden, como componentes mercantiles de sus costos, el valor de los materiales de construcción y eventualmente la renta del suelo.
Esta forma de producción de la vivienda es dominante para los sectores más pobres, particularmente de los países periféricos, que por sus escasísimos recursos no tienen acceso a otras formas de producción más desarrolladas.
La producción por encargo
Se caracteriza por presentar una identidad entre el agente que ejerce el control económico directo de la producción, propietario por lo tanto del terreno, y el usuario de la vivienda. El constructor, que ejerce el control técnico es, en cambio, un agente distinto que explota trabajo asalariado. Esta forma de producción no es mercantil, no se produce para el cambio (no existe separación entre producción y consumo); sin embargo, en este caso también el bien de uso producido puede entrar a la esfera de la circulación, ya sea en forma de arrendamiento o de venta.
Aunque dentro de este sistema de producción puede valorizarse el capital del constructor, la forma en sí no tiene el carácter de capitalista, ya que la acumulación y la ganancia no son los elementos rectores de la producción.
Por otra parte, este tipo de producción se acompaña, en general, de la utilización de técnicas de construcción relativamente atrasadas aplicadas por pequeñas empresas o por combinaciones elementales de trabajadores directos.
Esta forma que ha sido la dominante para las clases medias y altas, en las primeras etapas del capitalismo, hoy sigue existiendo pero en forma mucho más marginal, sobre todo en las grandes ciudades de los países capitalistas más desarrollados, e incluso en los de los países periféricos.
La producción promocional privada
Este sistema de producción de vivienda se conoce fundamentalmente porque el agente que tiene el control económico de la producción y por lo tanto la propiedad del suelo, el promotor, es un agente capitalista. El control técnico es ejercido por un constructor, también capitalista, y no existe en este caso una identidad entre producción y consumo: la producción se orienta hacia el mercado. Esta forma de producción es netamente capitalista; el motor de la producción es la acumulación de capital a través, básicamente, de la extracción de plusvalía a los obreros de la construcción.
Dentro de este sistema de producción-circulación, podemos encontrar formas promocionales primitivas y más avanzadas.
La evolución de esas formas hacia la constitución de un sector inmobiliario capitalista avanzado, que tiende a dominar sobre todo en el capitalismo más desarrollado, es consecuencia justamente de las peculiaridades que manifiesta la producción de vivienda en relación con la renovación del ciclo del capital (Topalov, 1972, 1975).
La promoción inmobiliaria aparece cuando el capital inmobiliario es autónomo respecto a la propiedad del suelo; con ella se presenta también el mercado capitalista del suelo y el antagonismo entre el capital y la propiedad por la repartición de la renta. Mientras en los sistemas no capitalistas el propietario controla el momento de cambio del uso del suelo, beneficiándose con la parte fundamental de la renta, con la promoción inmobiliaria el capital inmobiliario debe liberar un terreno para organizar el cambio de uso del suelo, desplazando al propietario de la apropiación esencial de las sobreganancias localizadas.
Siendo las funciones básicas del promotor la liberación del terreno y el apoyo a las empresas constructoras para la producción sobre el mismo, la ganancia de promoción estará constituida, en parte, por la ganancia media del capital que paga la construcción, pero al mismo tiempo (al organizar la producción, el capital de promoción conduce a la formación de sobreganancias localizadas) por la renta del suelo, componente muy importante de la ganancia de promoción (Topalov, 1972).
La rentabilidad de la operación inmobiliaria depende de una combinación de capitales; ella se financia con el capital de promoción, el capital de préstamo, que sustituye en parte al capital de promoción, y con el pago de los usuarios.
Para comprender la lógica económica de los promotores inmobiliarios no es suficiente conocer el valor absoluto de la ganancia de promoción, sino que además se debe tener en cuenta la velocidad de comercialización y la forma como se da la combinación de capitales.
En suma, el desarrollo de la promoción inmobiliaria capitalista avanzada implica la producción de viviendas para el mercado (la producción en serie y en gran escala); la utilización de un sector de la construcción en el que se ha dado un mayor desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones capitalistas de producción; una complejización del sistema de agentes y de sus prácticas; así como una dependencia cada vez mayor del capital de crédito que financia tanto la etapa de producción como de circulación de la mercancía.
El capital promocional privado puede combinarse con el capital desvalorizado del Estado que trata de hacer frente a la contradicción existente entre el alto precio de la vivienda y el bajo nivel de ingresos de la mayoría de la población, asegurando, al mismo tiempo, la ganancia del capital promotor (y del constructor).
La producción promocional del Estado
El Estado no sólo actúa como agente financiero avanzando capital desvalorizado (control económico directo). En muchos casos puede asumir también el papel de promotor, es decir, que puede ejercer el control económico, organizando la producción sobre el suelo de su propiedad y financiando al mismo tiempo la operación. En este caso, aunque se trata de una producción capitalista (existe la relación capital-trabajo; se están valorizando capitales), no podríamos afirmar que esta modalidad coincida totalmente con la lógica de la forma promocional privada.
El elemento rector de la producción no es sólo la acumulación, aunque él está presente en este tipo de producción. También se dan otros elementos presentes en la lógica de acción del Estado, como es la necesidad de reproducir la fuerza de trabajo haciendo más accesible la vivienda a los sectores más desfavorecidos de la sociedad (Jaramillo, 1981).
A través de la promoción pública de vivienda, el Estado limita la promoción inmobiliaria privada, dificultando así el acceso del capital privado a un campo donde podría valorizarse.
Por el contrario, a través del desarrollo de la obra pública y del apoyo financiero a promociones privadas, estimula la expansión de empresas privadas de const...